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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Nada más subirse, pudo ver con alegría como Kazuma ya le estaba esperando en la puerta. Sonrió, mientras se hacía con la silla poco a poco. Al principio, siendo inexperto en el tema le costó, pero acabó consiguiendo manejarse bien a mitad de camino.

Ambos salieron de la sala del hospital. Aunque fuese para toparse con el pasillo blanco que caracterizaba el lugar en el que estaban, Juro se alegró enormemente de estar fuera de su habitación, en la que ya llevaba dos días encerrado. Después de mirar tanto la ventana, algo de aire fresco le vendría bien. Demasiado bien.

Ambos siguieron en su trayecto a Naomi, quien parecía tener ya algún que otro conocimiento previo acerca del lugar y donde ir. Su hermana Katsue les siguió de cerca, en silencio. Quizá no quería quedarse sola, o se fiaba de Juro, quien sabe.

Pronto, salieron del lugar y atravesaron unos jardines floridos, en los que encontraron un lugar que impresionó al joven ninja.

En mitad de la mezcla de colores, encontraron una amplia plaza con numerosas vías hechas para que transitara gente como ellos. Era un sitio agradable, con una gran fuente y numerosos árboles en flor. Una paz reinaba en el lugar, proveniente de la naturaleza, del a primavera, y del sol que abrasaba el lugar moderadamente. Era muy agradable. Juro inspiró el ambiente, deseoso de quedar con parte de él para el viaje de vuelta a casa.

¿Qué te parece, Juro? —le preguntó Kazuma, mientras este parecía disfrutar ya del sol que inundaba el pequeño paisaje.

Es increíble, mucho mejor de lo que dijiste sobre él — admitió, echando un vistazo alrededor — ¿Vienes aquí a menudo desde que te hospitalizaron? Parece un buen sitio para meditar.

Juro se acercó al sol y se relajó un poco, imitando a su compañero. Sabía que Kazuma tenía cierta afinidad con ese tipo de cosas espirituales, y le vino a la cabeza esa idea, que no pensó demasiado bien. Se vio tentado de cerrar los ojos, pero aguantó, admirando un poco más los árboles florecientes…
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#17
Es increíble, mucho mejor de lo que dijiste sobre él —admitió, echando un vistazo alrededor—. ¿Vienes aquí a menudo desde que te hospitalizaron? Parece un buen sitio para meditar.

No, es la primera vez que vengo —respondió mientras sentía el tibio sol abrazando su piel—. Naomi fue quien me contó de él y me pareció buena idea el venir a pasar el reto.

La gente iba y venía con calma, escuchando el cantar de las aves. Cerca de ellos se encontraban sus guardianas quienes le observaban con atención para que no se metieran en ningún problema. Aunque, estando en silla de ruedas y con poca capacidad de moverse, era poco probable que consiguieran lastimarse.

Katsue-san, sentémonos y conversemos un poco mientras ellos toman el sol. —Ofreció Naomi mientras señalaba hacia un banquito techado desde el cual se veía toda la plaza.

La Miyazaki supuso que los jóvenes necesitaban un tiempo para dialogar tranquilos, sin vigilantes ni personas que estuvieran al tanto de sus movimientos. Aunque también tenían la intención de conocer un poco a la hermana de Juro y ver qué tipo de persona era. Por otra parte, quería disfrutar de aquella faceta de su señor, aquella donde se comportaba como el jovencito que era, aquella donde no se encontraba pensando en salir y cazar criminales mientras ponía su vida en riesgo.

Bien, ahora sí —exclamó cuando su compañero se colocó en su lateral—. Quiero que me cuentes cómo estuvo el combate, Juro. Me he abstenido de leer las reseñas y los análisis para poder escucharlo de ti. Vamos, no omitas o te saltes ningún detalle ni ningún movimiento, quiero saberlo todo.

Se le notaba emocionado y expectante, pues ciertamente; El peliblanco había escuchado muchas cosas de la pelea, tantas que necesito de toda su voluntad para abstenerse de leer el periódico. Para él, lo mínimo que podía hacer al haber faltado al combate de su compañero, era escuchar directamente de él todo lo concerniente al encuentro.
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#18
No, es la primera vez que vengo —respondió Kazuma— Naomi fue quien me contó de él y me pareció buena idea el venir a pasar el rato.

Juro asintió, conforme con lo dicho. Estaba totalmente de acuerdo, el lugar era más acogedor de lo que él hubiese imaginado. Miró hacia la guardiana de Kazuma, con ganas de agradecerle incluso el haber encontrado este lugar, o simplemente decirle algo, pero vio que ella estaba hablando con Katsue. Sonrió un poco, aunque no quiso molestarlas.

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Katsue-san, sentémonos y conversemos un poco mientras ellos toman el sol. —ofreció Naomi a Katsue, quien hasta ese momento había estado detrás, observando el lugar.

Kasue le dedicó una cálida sonrisa. Aunque Kazuma no lo pudiese ver, en eso si que se parecía a Juro. Cuando quería, podía ser igual de amable, a pesar de su carácter...

— Me parece una idea genial — contestó, mirando a la guardiana — Es un lugar realmente agradable. Y podremos ver si esos dos hacen alguna idiotez.

Katsue siguió a Naomi hasta que se sentó, imitándola. Ambas terminaron por utilizar el banquito, mientras disfrutaban de los rayos del sol.

— Es curioso que viviendo en la misma aldea nos hayamos conocido aquí, en estos dojos... — murmuró Katsue, mientras se apartaba el pelo a un lado para reposar la cabeza sobre la pared.
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Bien, ahora sí —exclamó Kazuma, cuando Juro se acomodó junto a él—. Quiero que me cuentes cómo estuvo el combate, Juro. Me he abstenido de leer las reseñas y los análisis para poder escucharlo de ti. Vamos, no omitas o te saltes ningún detalle ni ningún movimiento, quiero saberlo todo.

— Vaya, que honor — comentó Juro, sonriendo ante las ocurrencias de su compañero — Bueno, lo primero fue la sala de espera. Me parecieron horas de estar ahí, aunque en realidad, solo pasó un combate después del mio. Cuando salí me di cuenta de que los kages no estaban por ningún lado, algo que nos sorprendió mucho a mi y a mi rival...

Juro empezó a relatar, acomodándose más en la silla. Pensaba ir poco a poco...

— Yo ya sabía de Ayame. La conocí al acabar la primera ronda, nada más terminar, a la salida. Sabía que no era una mala persona, como insinuó Nabi — dijo Juro, recordando el momento en que su compañero Uchiha le habló de lo peligroso que podía ser los ninjas de Ame, a pesar de que él ya había visto un poco más de Ayame tras su combate — Así que las presentaciones fueron rápidas. Nos preguntamos que hacer, pero como no íbamos a quedarnos charlando, nos posicionamos y decidimos empezar a pelear...
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#19
Es curioso que viviendo en la misma aldea nos hayamos conocido aquí, en estos dojos... — murmuró Katsue, mientras se apartaba el pelo a un lado para reposar la cabeza sobre la pared.

Ciertamente… —concedió Naomi ante sus palabras—. Este asunto del torneo ha hecho que el camino de muchas personas se cruce y eso me ha hecho pensar en los distintos motivos que han tenido los jóvenes para venir aquí.

Era de esperarse que un evento de tal magnitud juntara a mucha gente distinta. Según desde la perspectiva de las villas, aquellos encuentros le permitiría a la actual generación de genins el expandir sus horizontes y el encontrar su lugar en la sociedad ninja. Aunque algunos lo veían como solo una excusa para convertirlos en partícipes de un espectáculo y en piezas de los juegos políticos.

Mi señor Kazuma siempre ha sido dado a los problemas, así que no me sorprendió cuando aceptó venir y pegarse con quien se le pusiera enfrente… Pero el joven Juro parece un chico amable y pacífico ¿Por qué ha venido a un evento como este?

Por lo que había escuchado de su protegido y por lo poco que había visto del pelinegro, daba la impresión de que no era el tipo de persona que pelearía sin un buen motivo, a diferencia del peliblanco.
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El de ojos grises escuchaba con atención a su compañero; Éste aseguraba haber experimentado la misma sensación de eternidad en aquel cuarto de espera. Por otra parte aseguraba que los Kages no estuvieron durante su encuentro, aquello probablemente estuvo relacionado con el repentino escándalo de la nueva identidad de la Arashikage.

El moreno rostro del joven mostro un poco de sorpresa cuando el Eikyu le aseguró haber conocido con anterioridad a la chica de Amegakure. También le aseguraba que no era mala persona, pero su compañero era tan amable que solía ser difícil encontrar a alguien a quien pudiera tachar de malvado, exceptuando a quienes venden chocolate.

Bien, ahora viene lo bueno, continua por favor. —Pidió con una voz calmada pero con un tono que denotaba emoción.
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#20
Katsue asintió, asintiendo ante lo dicho por Naomi. Estaba de acuerdo, por supuesto. Aunque pudo imaginar que la conversación estaba cambiando de rumbo…

Mi señor Kazuma siempre ha sido dado a los problemas, así que no me sorprendió cuando aceptó venir y pegarse con quien se le pusiera enfrente… Pero el joven Juro parece un chico amable y pacífico ¿Por qué ha venido a un evento como este?

Sí, es un chico pacifico e inocente, que lleva siempre a rastras un látigo consigo — dijo, con una sonrisa que lejos estaba de la ironía, sino más bien de la melancolía — Quizá Juro no estaba destinado a esta vida, pero… Alguien le hizo cambiar, supongo.

» Aunque no lo parezca, tiene un fuerte deseos de explorar, de progresar. El me pidió participar en el torneo por su propia cuenta – explicó, exhalando un hondo suspiro — Ha salido a su madre.

Katsue se recostó aún más en el pequeño banco. Pronto, la pared se había vuelto otra vez de piedra, y no podía apoyar la cabeza sin sentir incomodidad por ella.

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Juro sonrió un poco, al escuchar como Kazuma le instaba a seguir. Tal y como había supuesto, el peliblanco parecía ser un buen espectador. Se asombraba cuando era necesario, y por encima de todo, escuchaba con una serenidad que se alejaba de la frialdad de los Uchihas.

Si, era un buen espectador…

Los dos nos subidos a los pilares. Había cinco metros sobre nosotros, quizá más de distancia — explicó Juro, alargando las manos como si pudiese abarcar toda esa distancia, quedando como un tonto intento — Los dos hicimos el sello de reconciliación, y entonces si, la pelea.

Juro sonrió, tímidamente. Por alguna razón, era agradable estar contándolo, desde su propia experiencia.

Mi rival decidió darme el primer golpe, pero estaba demasiado lejos para atacar de ninguna forma, así que hurgue en mi portaobjetos y lance un Shuriken. Solo para tantear, ya sabes — explicó — Ayame fue mi hábil, lo evito y al mismo tiempo lanzó otro Shuriken más, directo hacia mí. Para entonces yo había comenzado a descender el pilar, aprovechando el tiempo que me daba el Shuriken. Me escondí tras el pilar al tiempo que el arma pasaba por uno de los extremos, revelando otro tras su sombra, que pasaron a las profundidades de la arena, alejado de ambos….
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#21
Sí, es un chico pacífico e inocente, que lleva siempre a rastras un látigo consigo —dijo, con una sonrisa que lejos estaba de la ironía, sino más bien de la melancolía—. Quizá Juro no estaba destinado a esta vida, pero… Alguien le hizo cambiar, supongo.

»Aunque no lo parezca, tiene un fuerte deseos de explorar, de progresar. El me pidió participar en el torneo por su propia cuenta —explicó, exhalando un hondo suspiro—. Ha salido a su madre.


Parece que tienen una buena relación de hermanos. —Le dirigió una cálida sonrisa a Katsue.

Naomi miro hacia el cielo, apreciando aquel azul con manchones blancos y esponjosos. Hacía bastante tiempo que tenía deseos de hablar con alguno de los compañeros de sus protegidos y conocerlos. Deseaba saber quiénes eran esas personas a las cuales el joven de cabello blanco consideraba como sus colegas e incluso como sus amigos, en aquel momento suponía que hablar con su homólogo era una oportunidad imperdible.

De hecho, me da un poco de celos... —admitió de repente, bajando su mirada hacia donde estaban ambos muchachos—. Siempre he querido tener una relación así de cercana con mi señor, que me llegara a considerar como una hermana en la que pudiese apoyarse y con la cual pudiese contar.

La joven de ojos color ciruela cruzó sus manos sobre su regazo y las frotó una sobre otra, como quien habla sobre algo en lo ha fracasado o en lo que no le va muy bien.
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Kazuma no podía evitar sentirse emocionado ante la forma en que su compañero relataba lo sucedido, después de todo era un aficionado a las historias anecdótica. Además, aquel ambiente apacible y cálido resultaba perfecto para conversar.

Por lo escuchado se podía notar que ambos genins habían comenzado con calma; examinaron visualmente el entorno en donde combatirían, luego se colocaron en posición y después de evaluarse el uno al otro, hicieron el sello de reconciliación que anunciaba el inicio de la lucha.

El primer movimiento fue del Eikyu, quien en vista de la considerable distancia que les separaba decidió tantear la capacidad de respuesta de la chica de ame. Su oponente lo evito y contestó con su propia estrella metálica que terminó por volar hacia la nada, pues Juro ya estaba moviéndose en busca de alguna posición que le fuera favorable. Al final se decanto por ocultar su presencia tras un de los pilares, pero fue entonces cuando vio que una de las armas arrojadizas tenía en su sombra una copia idéntica que le acompañó volando hasta perderse de vista.

¡Guau! —Dejó escapar un poco de aquella sensación de asombro—. Parece que ambos se estaban moviendo con bastante cautela. —Lo cual contrastaba mucho con su propio y usual estilo descuidado.
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#22
Naomi escuchó todo cuanto Katsue le dijo, algo que parecía estar dentro de su carácter apacible y tranquilizador. Esa chica tenía algo que simplemente relajaba con solo mirarla.

Parece que tienen una buena relación de hermanos. —dijo, dirigiendole una cálida sonrisa.

— Bueno... — bufó Katsue, poniéndose roja durante unos instantes.

No es que no fuese verdad. Simplemente no estaba en su caracter admitir tan abiertamente el cariño hacia una persona, tenía orgullo.

Siempre he querido tener una relación así de cercana con mi señor, que me llegara a considerar como una hermana en la que pudiese apoyarse y con la cual pudiese contar.

La joven puso la vista en el suelo, como si estuviese avergonzada. Katsue trató de buscar las palabras adecuadas para expresarse sin empeorarlo aun más. La falta de tacto también le caracterizaba.

— Bueno, no soy muy dada a destacar relaciones personales de los demás, pero creo que no vas tan mal. Apuesto lo que sea a que has estado la mayor parte del tiempo en el hospital, pendiente de él — dijo entonces, tratando de tranquilizarla — He visto como le reprendías antes, tan sigilosamente. Te comportas como una verdadera hermana mayor.

Katsue sonrió un poco. Lo último había sido mitad en broma mitad en serio. La forma de castigo decía mucho de las personas, pero también indicaba un grado de confianza.

— ¿Cuanto tiempo llevas cuidandole? — preguntó Katsue, más curiosa, acerca de la relación entre la chica que tenía delante y el amigo de su hermano.
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¡Guau! —Kazuma exhaló un suspiro de asombro, quizá motivado por todo lo que Juro contaba—. Parece que ambos se estaban moviendo con bastante cautela.

— Si, Ayame era igual de precavida que yo, tuve suerte de ser cauteloso— Asintió Juro, conforme.

Después se recostó nuevamente en la butaca, tratando de re ordenar los hechos. La verdad es que la pelea tampoco había sido muy larga, pero no había prisa por contarla. Kazuma lo quería detalle a detalle...

— Bueno, a lo que iba — carraspeó un poco, listo para continuar — Cuando me escondí en el pilar, pensé en aprovechar, ya que mi rival no podía verme. Así que hice un clon, el ninjutsu más básico que hay, y lo envié al centro, haciendose pasar por mi. Es entonces cuando ella saltó del centro del pilar y se lanzó, con el puño en alto, a por mi clon.

Juro dejó una breve pausa. No tenía que carraspear, ni aclarar la garganta, ni beber agua. Lo había hecho simplemente por el disfrute de dejar que pasase el tiempo un poco más.

— Antes de que aterrizase, formulé los sellos y ejecuté una técnica básica de futon para lanzarla a ella y al cebo, oculto desde el pilar. Ya sabes que técnica, la que use en el entrenamiento. La que alimentó la bola de fuego que casi te calcina — comentó, sin pensar que eso le pudiera molestar — Pero en ese momento, ambos estallaron en una nube de humo, y un potente chorro de agua me estalló en la cara. Ayame se reveló, escondida tras el pilar, habiendo hecho mi misma jugada...
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#23
Bueno, no soy muy dada a destacar relaciones personales de los demás, pero creo que no vas tan mal. Apuesto lo que sea a que has estado la mayor parte del tiempo en el hospital, pendiente de él —dijo entonces, tratando de tranquilizarla—. He visto como le reprendías antes, tan sigilosamente. Te comportas como una verdadera hermana mayor.

Gracias por notarlo, Katsue-san —le dijo mientras le dedicaba una tenue sonrisa ruborizada—. Me he esforzado mucho para permanecer a su lado y que pueda considerarme como parte de su familia.

Una suave brisa pasó agitando sus cabellos y llevando el cantar de las aves. Naomi se permitió sentirse con un poco mas de seguridad, pues ahora sabía que no solo estaba actuando como una protectora, si no que a los ojos de otros también se veía como tal. Claro, para ella la opinión más importante era la de su señor, pero no es como si pudiese ir y preguntarle que sentía directamente. No era como si tuviese el valor para hacer aquello.

¿Cuánto tiempo llevas cuidándole? —Preguntó Katsue, más curiosa, acerca de la relación entre la chica que tenía delante y el amigo de su hermano.

Se siente como si hubiese sido hace muchos años que nos conocimos —alzó la mirada hacia el cielo y dejó escapar un tierno y nostálgico suspiro—. En aquel entonces yo solo era una chica que tuvo que abandonar la academia para trabajar como una simple criada y él era un inadaptado muchachito huérfano que vivía en las calles.
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El de blanca melena atendía sin perder palabra alguna del relato de su compañero. Le daba la impresión de que en aquella pelea ambos habían optado por ser usuarios del mismo estilo combativo. Por la propia personalidad de Juro se podría decir que era del tipo que optaba por una estrategia de cautela y oportunidad. El mismo Ishimura ya había enfrentado a contendiente de ideas similares, pero jamás a alguien con el mismo sistema. Suponía que aquel escenario debía ser bastante tenso y fatigante.

«Parece algo tedioso —dijo para sus adentros—, pero debo admitir que provoca cierta emocion la expectativa de combatir contra un rival con el cual puedas comparar tu estilo y ver quien lo domina mejor.»

El joven de cabellos negros continúo con la cronología de lo que había sido su encuentro.

Luego de ocultarse tras un pilar, tomó ventaja del hecho de que su oponente fuese incapaz de verle. Al final se decantó por una estrategia básica de bajo riesgo y realizó un Bunshin no Jutsu, que luego envió hacia el epicentro de la confrontación para que se hiciera pasar por él. En ese momento su oponente mordió el anzuelo y se arrojó directo hacia la trampa que se estaba preparando.

¿Y qué sucedió luego? —Preguntó al ver que el narrador se había detenido en el punto álgido de aquella escena.

Seguramente fue notaria la curiosidad y la expectativa en el rostro del espadachín, pues luego, como un azote, valga la ironía, permitió que las palabras volvieran a fluir desde él.

Justo cuando su oponente yacía en el aire, cual frágil hoja al viento, el Eikyu inició una serie de sellos cuya única finalidad era el crear un contundente Fūton: Daitoppa, una técnica que su oyente había experimentado muy de cerca durante un entrenamiento. Pero enorme fue la sorpresa y el sentimiento de ser timado en la emboscada cuando aquella ráfaga de viento dispersó los etéreos cuerpo de dos copias ninja. Antes de poder reaccionar, un gran chorro de agua le dio de lleno. Fue entonces cuando se dio cuenta que su oponente había urdido el mismo plan, solo que él fue el primero en revelarse y en exponerse.

Cielos —dijo tomando aire como si llevara rato sin hacerlo—, parece que fue donde dejaron de tantearse y comenzaron a ponerse serios.
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#24
Como si el tiempo se detuviese, hasta la chica que tenía delante mostró una nostalgia superior a sus fuerzas. El tiempo pasaba para todos, pensó Katsue, conteniendo una sonrisa ironica.

Se siente como si hubiese sido hace muchos años que nos conocimos —contestó, tras exhalar un hondo suspiro—. En aquel entonces yo solo era una chica que tuvo que abandonar la academia para trabajar como una simple criada y él era un inadaptado muchachito huérfano que vivía en las calles.

Asintió, con solemnidad. Cuando la palabra "huerfano" entró en su canal auditivo, se puso aun más seria de lo que ya estaba. Katsue ya había podido suponer que algo raro pasaba en su famiilia, no era idiota. El hecho de tener una "guardiana", y de que no fuesen sus padres los que estuvieran por ahí ya la había hecho sospechar.

Recordó levemente a sus padres, vivos, y muertos. Se estremeció. No tenían que recordarle una experiencia como esa, de eso estaba más que segura.

Lamento oírlo, se lo desagradable que puede ser algo así... — dijo al final, tras respirar y dejar un pequeño silencio, hasta articular la pregunta que resonaba en su cabeza — ¿Le has estado cuidando tu sola desde entonces?
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Tras escuchar todo el discurso largo y pausado, de forma intencionada, Kazuma respiro profundamente. Quizá Juro se estaba pasando con la tensión, quién sabe, podría estar mal del corazón por las secuelas del golpe de Eri, y darle un infarto de un momento a otro.

Cielos —dijo por fin, haciendo que Juro se olvidase de sus preocupaciones anteriores—, parece que fue donde dejaron de tantearse y comenzaron a ponerse serios.

Juro asintió, con una sonrisa. No supo muy bien por qué, pero le hizo mucha gracia su comentario. Tras ello, retomó otra vez la conversación. Una narración pausada se estaba haciendo tediosa. Menos mal que ya quedaba poco.

— Yo recibí el golpe, y Ayame se alzó triunfante, en el primer asalto de nuestro combate. Tras eso, me levante y ejecuté varios bunshins. Mi estrategia no era otra más que mandarlos a estallar cerca de Ayame, para generar una cortina de humo y atacarla desde la distancia. Sin embargo, ella no se quedo quieta, y se lanzó directamente a por mi, mientras yo me mantenía apoyado con chakra en el suelo del pilar - la situación se volvía más engorrosa de explicar, y cada vez le costaba más transmitir todas las emociones, pero hizo un esfuerzo - En ese momento, el público se alzó, sorprendido. Yo no supe que pasaba, pero salté en el último momento en que se acercaba al pilar, para situarme detrás suyo.

» Tras eso, vi como en lugar del pálido y sencillo brazo derecho que había tenido en toda la pelea, se había transformado en un brazo grotesco lleno de musculos. Ella había golpeado el pilar con ese brazo, haciendo una gran abolladura, pero quedándose atascada en él - Juro recordaba ese brazo. Después de todo, había acabado con él así - Así que aprovechando el momento, ejecute la técnica anterior y la golpee, lanzandola varios metros hacia atrás.
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#25
Lamento oírlo, se lo desagradable que puede ser algo así... —dijo al final, tras respirar y dejar un pequeño silencio, hasta articular la pregunta que resonaba en su cabeza— ¿Le has estado cuidando tu sola desde entonces?

Bueno, no diría que sola… —se llevó, delicadamente, la mano hacia la barbilla y comenzó a pensar en cómo contárselo—. Te explico, Katsue-san.

»El señor Tensei, acaudalado comerciante, es el maestro de ambos, primeramente el tutor legal de mi señor Kazuma y luego mi jefe —aseguro haciendo un gesto explicativo—. Al principio yo no trabajaba para él, pero durante un tiempo tuve que hacerle una suplencia a una de sus criadas, ya que se enfermo y por cuestiones de que mis padres le debían dinero a ella.

Le parecía que había pasado toda una eternidad desde aquel tiempo en el que era solo una chiquilla que ni siquiera había terminado la academia ninja.

El trabajo resultaba relativamente fácil y me encontraba cómoda al igual que las demás criadas, pero todo eso cambió cuando un niñito de piel morena y cabellos blancos llegó a la casa —de pronto su gesto cambio y miro hacia donde se encontraba Kazuma, pero no observándolo a él, sino al recuerdo de lo que consideraba la criatura más tierna del mundo—. El señor Tensei nos reunió a todas y nos lo presentó, a todas nos pareció tierno de inmediato. Nos ordenó que lo cuidaramos y que le sirviéramos en todo lo que hiciese falta…

De pronto dejó escapar un suspiro como si ahora recordará un tiempo que fue muy estresante y cansado. Decidió tomar un poco de aire antes continuar con su relato.
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Kazuma continuaba escuchando con atención, pues la historia iba escalando en calidad y emoción conforme se pasaba de una secuencia a otra.

Su compañero recibió de lleno aquel suiton y su oponente tomó la delantera en aquel intercambio de tácticas. Como era de esperarse, Juro no se quedó impasible, sino que procedió a realizar múltiples clones con la intención de aventarlos contra su oponente y aprovechar el humo creado, no sólo para limitar su visión, también para darse a sí mismo la oportunidad de atacar desde una posición segura.

Sin embargo, la chica debió de percibir el peligro, pues se arrojó contra su oponente mientras este se mantenía apoyado en uno de los pilares. Al público todo aquello le enardeció y se levantaron para exclamar al tiempo que el pelinegro saltaba del pilar para tomar a su contrincante por la espalda y con la guardia baja.

El rostro tranquilo de su compañero se tornó en uno de impresión cuando relató la forma en que el brazo, delgado y pálido, de aquella muchachita multiplicó su masa muscular, convirtiéndose en una versión enorme de sí mismo. Con su nueva extremidad mutada golpeó el pilar, haciéndole bastante daño y también quedándose atascada en el mismo. Sacando ventaja de aquella práctica situación, Juro hizo un segundo intento con su ninjutsu. Y esta vez golpeó de lleno a la jovencita, que salió despedida varios metros.

Un brazo gigante… —Se sentía intrigado por aquello—. En Amegakure tiene gente con habilidades muy locas, jejeje.
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#26
Bueno, no diría que sola… —la intriga de Katsue aumentó tras oir aquello. Se acomodó ligeramente en el banco, intuyendo que tras eso venía una larga historia.—. Te explico, Katsue-san.

»El señor Tensei, acaudalado comerciante, es el maestro de ambos, primeramente el tutor legal de mi señor Kazuma y luego mi jefe —aseguró la chica—.Al principio yo no trabajaba para él, pero durante un tiempo tuve que hacerle una suplencia a una de sus criadas, ya que se enfermo y por cuestiones de que mis padres le debían dinero a ella.

Katsue asintió levemente, mientras una ligera arruga se mostraba en su entrecejo. Ella tenía una mente abierta, pero desde luego no imaginaba como el chico había conseguido un tutor legal así. Quiso suponer que su familia tendría cierta influencia para que pasase.

El trabajo resultaba relativamente fácil y me encontraba cómoda al igual que las demás criadas, pero todo eso cambió cuando un niñito de piel morena y cabellos blancos llegó a la casa —el gesto de la chica se perdió durante unos segundos, sin que Katsue pudiese advertir muy bien hacia que o quien dirigia sus pensamientos, pero sin duda le pareció algo agradable. Tras eso, retomo su atención en ella—. El señor Tensei nos reunió a todas y nos lo presentó, a todas nos pareció tierno de inmediato. Nos ordenó que lo cuidaramos y que le sirviéramos en todo lo que hiciese falta…

La muchacha tomó un respiro tras decir aquello. Katsue solo pudo mostrar una sonrisa de comprensión. No sabía que estaba imaginando, pero recordar viejos tiempos a veces era demasiado fuerte para una persona, y era algo que había que tomar en calma. La pobre estaría aun asimilando todo para explicarselo.

— Tranquila, tomatelo con calma, no hay prisa — dijo Katsue, apoyando una mano en su hombro durante unos segundos — Por lo que veo, entraste como una de muchas por casualidad, y Kazuma no parecía pasarlo mal en aquella casa.

Algo de humor la ayudaría a tranquilizarse y a pensarlo, o al menos eso fue lo que supuso. La verdad es que la conversación estaba siendo muy interesante. Se preguntó, durante unos momentos, si Juro era consciente de todo lo que le estaba contando aquella chica.

Pero luego volvió a mirar a Naomi, con la mejor de sus miradas comprensivas. Solía tener poca paciencia, pero iba a gastarla toda en ella si hacía falta...

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Un brazo gigante… — dijo Kazuma, tras asimilar todo lo que Juro dijo—. En Amegakure tiene gente con habilidades muy locas, jejeje.

— Siento decir que no pude sacar mucho en claro de sus habilidades — admitió Juro, lamentandolo — Solo se que tras recibir la técnica el brazo se fue, por lo que no parecía una técnica muy duradera, ni mucho menos algo propio de ella.

Juro aun recordaba ese grotesco brazo, proveniente de una de las chicas mas amables que había conocido nunca. Era chocante, extraño y chocante. Pero una kunoichi tenía tanto derecho a defenderse como cualquier otra persona, por muy amable que fuese con el rival.

— Ayame fue herida herida, pero se levantó con diligencia y me cedió el golpe... — sonrió ligeramente. Era cierto, con un rival honesto, la pelea se disfrutaba mucho más — Pero Ayame no es ni mucho menos idiota. Sacó de su portaobjetos en un movimiento rápido una bomba de humo y la estrelló contra el suelo, sin que me pudiese dar cuenta.

» Tras eso, aparecieron dos Ayames detrás de esa cortina, claramente buscado para pillarme por sorpresa - relató, también son señas, nuevamente. Estaba poniendose nervioso - Yo pensé en no seguirle el juego, por lo que use otra técnica. Un simple sello, y expulse una nube de polvo que buscaba eclipsar la de humo...

Un ligero recuerdo de lo que pasó atormentó su mente. Aunque no se arrepentía, el recuerdo le atormentaba. Por un pequeño error, un pequeño, recibir tal golpe... Se quedó callado durante unos minutos, como si hubiese perdido el hilo, ausentemente. Se evadió y durante unos segundos, olvidó que Kazuma estaba ahí.
Hablo / Pienso

Avatar hecho por la increible Eri-sama.

...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
  • Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
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#27
Tranquila, tómatelo con calma, no hay prisa —dijo Katsue, apoyando una mano en su hombro durante unos segundos—. Por lo que veo, entraste como una de muchas por casualidad, y Kazuma no parecía pasarlo mal en aquella casa.

La Miyazaki no pudo evitar el dejar escapar una risita, pues había cierta ironía graciosa en las palabras de su oyente. Lo cierto es que resultaba bastante agradable el que aquella chica le escuchara, aunque no parecía muy acostumbrada a tener esa clase de conversaciones.

Sí, bueno… —hizo una pequeña pausa—. En realidad mi señor Kazuma llegó para provocar todo un estado de "terror" en la mansión.

»Era un muchachito agresivo, desobediente e incontrolable. Jamás soltaba su espada o se atrevía a hablar con alguien y amenazaba a todos con ella. Todas las criadas le teníamos miedo, pero como era alguien muy importante para nuestro jefe no nos atrevíamos a disciplinarlo.

»Un día estaba más descontrolado de lo normal y antes de darme cuenta le di una bofetada para que se comportara. Fue la primera y única vez que le vi llorar, por lo que me sentí muy culpable. Luego de aquel incidente pase varios días sin verlo, e incluso llegué a pensar que despedirán a la señora a la cual estaba cubriendo.

»Cuando el señor Tensei me llamó pensé que era el fin —aseguro recordando lo nerviosa que estaba—, pero pese a todo lo que temía, lo que hizo fue preguntarme como había hecho para que su protegido se quedará tan tranquilo durante aquellos días. Antes de darme cuenta era la única a la que mi señor Kazuma hacía caso. Aquello me gano un puesto como su guardiana y toda la educación necesaria para actuar como tal...

Recordaba que tuvo que estudiar y entrenar mucho; El oficio de guardiana no solo consistía en mantener su integridad física, sino que también su adecuado desarrollo mental y emocional. Tuvo que cumplir con un riguroso plan de culturización y culminar y expandir su entrenamiento ninja.
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Juro admitió que lo de aquel brazo también le había dejado con bastantes dudas, pero que no tuvo oportunidad de sacar mucha información de aquella extraña técnica. Lo único que le había quedado claro es que tal deformación era una habilidad de carácter temporal y que no podía mantenerse indefinidamente.

Luego de que su oponente recibiera su ataque, contrario a lo que pudiera esperarse, se levantó y procedió a reiniciar sus movimientos. Todo esto sin tratar de hacer alguna treta o de engañar a su contendiente. El de cabello negro sonrió, definitivamente sentía respeto por la manera honesta de pelear de su rival.

«Es curioso… —se dijo a sí mismo—. El pelear con “honor” es algo poco habitual en nosotros los ninjas; Se supone que debemos usar trucos, atacar cada punto débil y aprovechar cada oportunidad en la cual nuestro oponente tenga la guardia baja.»

Siendo un chico acostumbrado a las peleas callejeras, todo aquello le parecía innecesario. Aunque… Tratándose de un evento como aquel, con intereses políticos y todo lo demás, era posible que también fuera importante la forma en que se obtenía la victoria.

Luego de reincorporarse, la muchacha de Amegakure, tomo algo de su portaobjetos y lo estrelló contra el suelo. El movimiento fue lo suficientemente rápido como para que la posterior nube de humo tomara por sorpresa a su compañero. Desde detrás de la cortina de humo aparecieron dos chicas, lo cual obviamente era un intento de tomarlo por sorpresa. Juro trato de tomar el control de la situación al tratar de despejar aquel nubarrón con su propia técnica.

Ya veo… —Dijo el Ishimura en cuanto percibió la leve ausencia de su narrador.

El de ojos grises también se tomó un minuto de silencio para relajar su ser con el agradable ambiente que le rodeaba; La suave brisas cargada con el aroma de las flores y el cálido clima primaveral que resultaba casi terapéutico. Aquel era el sitio ideal para conversar y dejar salir todo lo que se quisiera.

«Parece que fue en aquel momento donde las cosas comenzaron a salirle mal —inquirió el espadachín—. Quisiera preguntarle qué fue lo paso luego, pero… Lo mejor será que le deje continuar como mejor le parezca.»
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#28
Sus palabras fueron recompensadas con una dulce y jovial risa por parte de la chica, que colaboraron a la hora de reducir las tensiones. Gracias a ello, parece que encontró las palabras para continuar.

Sí, bueno…En realidad mi señor Kazuma llegó para provocar todo un estado de "terror" en la mansión.

»Era un muchachito agresivo, desobediente e incontrolable. Jamás soltaba su espada o se atrevía a hablar con alguien y amenazaba a todos con ella. Todas las criadas le teníamos miedo, pero como era alguien muy importante para nuestro jefe no nos atrevíamos a disciplinarlo. Un día estaba más descontrolado de lo normal y antes de darme cuenta le di una bofetada para que se comportara. Fue la primera y única vez que le vi llorar, por lo que me sentí muy culpable. Luego de aquel incidente pase varios días sin verlo, e incluso llegué a pensar que despedirán a la señora a la cual estaba cubriendo.

Katsue asintió, con lentitud. Podía entender que algo malo le paso, y el trauma fuese más fuerte que el pobre niño. También que nadie se atreviera a tocarlo, especialmente si todas eran criadas sin trato con su jefe. Solo ella tuvo el valor para ponerle en su sitio cuando hizo falta.

»Cuando el señor Tensei me llamó pensé que era el fin —aseguró—pero pese a todo lo que temía, lo que hizo fue preguntarme como había hecho para que su protegido se quedará tan tranquilo durante aquellos días. Antes de darme cuenta era la única a la que mi señor Kazuma hacía caso. Aquello me gano un puesto como su guardiana y toda la educación necesaria para actuar como tal...

Una tenue sonrisa se formó en el rostro de Katsue. No estaba acostumbrada a escuchar historias, pero desde luego, esa era una buena.

— Ya veo... — dijo entonces — Ha crecido contigo como protectora. No deberías tener nada que temer.

Así, con esas sencillas y secas palabras, Katsue dijo lo que pensó en ese momento. Puede que fuesen para reconfortar, aunque era muy torpe socialmente hablando. Aun así, la chiquilla seguía interesandole bastante.

¿Qué tipo de entrenamiento recibe una guardiana?
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Ya veo… —Dijo el Ishimura en cuanto percibió la leve ausencia de su narrador.

Juro volvió a fijarse en Kazuma. Mantuvo el embobamiento durante unos segundos más, hasta que espabiló de nuevo, como si le hubiesen dado una bofetada.

— Oh, perdon... — no supo bien que decir ante ello, nunca le había pasado.

Trató de retomar el hilo. ¿Por donde iban? Ya había contado cuando le daba con la técnica de agua... y también cuando el atacaba... Si, solo le quedaba la parte final. Por mucho que le costase, esta vez la contaría.

— Bueno, en cuanto lance el humo, Ayame aprovechó. Los dos bushin desaparecieron, y desde su humo surgieron dos shuriken atados con hilos, que se enredaron en mi cuerpo, ya que me expuse demasiado al lanzar la técnica. No tuve tiempo de desatarme, y cuando quise darme cuenta, Ayame se había lanzado hacia mi con su brazo otra vez enorme...

» El golpe me dejo más o menos como me ves ahora, quiza algo peor. Atado y con semejante golpe, comprenderas que no pude hacer nada... — mencionó — Ayame tras ver esto sacó su kunai y me desató. Podría haberme hecho cualquier cosa. Desde luego, no le guardó rencor como rival. Y así fue...

Quizá lo había dicho muy rapido. Simplemente no quiso mantenerlo más tiempo. Solo escupió lo que restaba de pelea, la parte más bochornosa. Cuando perdía.
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...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
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#29
Ya veo... —dijo entonces—. Ha crecido contigo como protectora. No deberías tener nada que temer.

Naomi divisó una amable sonrisa en el rostro de su escucha y no pudo evitar el expresar una igual de cálida. Quizás fuese por aquel apacible ambiente que invitaba a la conversación, pero lo cierto es que la Miyazaki estaba disfrutando bastante de poder charlar con aquella muchacha, aunque fuese prácticamente ella sola quien estuviese hablando.

¿Qué tipo de entrenamiento recibe una guardiana?

Lo primero fue completar mi entrenamiento ninja y desarrollar todo tipo de técnicas y habilidades necesarias para la defensa personal y para servir de guardaespaldas —aquello resultó la parte más dura de su nueva educación, aunque tenía talento como kunoichi—. No tengo la experiencia que tendría un Jōnin, pero estoy cercana a ese nivel, en cuanto a habilidad combativa se refiere.

Lo cierto es que a Naomi no le gustaba pelear, pero debía ser capaz de proteger a Kazuma de cualquier peligro potencial. Él en especial necesitaba de alguien capaz de cuidarle; Incluso antes de llegar a las manos de su maestro se comportaba como todo un belicista y las peleas solían ser su pan de cada día. Incluso después de haber cambiado su actitud, y de haberse convertido en un chico apacible, seguía siendo dado a los problemas y conflictos.

El resto de lo que me enseñaron fueron cosas más normales, como modales y administración —aseguro con una sonrisa tenue—. También recibí cursos diversos, tales como el de supervivencia, el de medicina y el de cocina.

En aquel tiempo no solo se convirtió en la guardiana del Ishimura, sino que también se ganó el puesto de asistente predilecta de Tensei. La chica tenía un carisma natural que la convertía en la mediadora perfecta en cuestión de negocios, por lo que cuando no estaba cuidando del joven de cabellos blancos se encontraba representando a su maestro en algún asunto relacionado con su trabajo como comerciante.
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El joven del látigo se tomó su tiempo antes de continuar. De pronto parecía que se había perdido entre las aguas del recuerdo, imaginándose los infinitos quizás y variaciones de las acciones que tomó durante aquel combate. Aquello era algo natural de los combatientes, el reflexionar sobre sus batallas con vista a mejorar para futuros encuentros.

Oh, perdón... —No supo bien qué decir ante ello, nunca le había pasado.

No te preocupes, me agradan las pausas dramáticas. —Su rostro lucía amable y atento.

La historia retomó su cauce y Juro decidió guiarle con sus palabras hasta el que fue el final del combate y de su recorrido en el torneo.

El joven del látigo se encontraba en guardia ante aquel ataque simultáneo, pero cuando estaba preparado para la arremetida… Los clones desaparecieron y en su lugar volaban hacia él un par de shurikens que mediante un hilo, que los unía durante el veloz vuelo, emulaban lo que vendría a ser una boleadora improvisada. La treta funcionó y los movimientos del Eikyu se vieron restringidos por los alambres que apresaban su cuerpo. Había quedado demasiado expuesto a los ataque de su oponente.

«Solo fue un pequeño error, pero…» —Aquello le recordaba muy bien las consecuencia de equivocarse durante una pelea.

Juro no tuvo tiempo de liberarse antes de que su rival cargará de nuevo contra él, repitiendo aquella técnica del brazo monstruoso. El impacto lo dejó fuera de combate y con las heridas que ahora lo mantenían en el hospital. Ya habiéndose decidido el ganador la joven de Amegakure se acercó a liberarlo de sus ataduras, cosa que no pasaría en un combate donde se arriesgue la vida. Por ello y por su honorable comportamiento, Juro no le guardo rencor alguno y por su expresión podría decirse que incluso le tenía aprecio.

Cielos… A pesar de todo parece que fue una pelea donde aprendiste mucho. —Aseguro mientras dejaba descansar su espalda en la silla.
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#30
Lo primero fue completar mi entrenamiento ninja y desarrollar todo tipo de técnicas y habilidades necesarias para la defensa personal y para servir de guardaespaldas. No tengo la experiencia que tendría un Jōnin, pero estoy cercana a ese nivel, en cuanto a habilidad combativa se refiere.

— Hmmm...

Katsue había alzado las cejas en una mueca de sorpresa. Desde luego, no imaginó que alguien como ella pudiese tener tanto nivel en habilidades combativas, más aún sin ser ninja en el sentido estricto de la palabra. Aun así, dudó en lo de la experiencia. Algo así solo se conseguía haciendo misiones.

A pesar de ese pensamiento, se contuvo y no la interrumpió.

El resto de lo que me enseñaron fueron cosas más normales, como modales y administración —dijo entonces —. También recibí cursos diversos, tales como el de supervivencia, el de medicina y el de cocina.

La chica soltó lo último sin darle mucha importancia, aunque Katsue pudo percibir una leve sonrisa. Aunque no lo quisiese admitir - ¡Esa chica parecía la modestia pura! - parecía orgullosa de sus habilidades.

— Vaya vaya... eres una caja de sorpresas — comentó, dando una leve palmada al aire — Tienes la habilidad de toda una ninja, una verdadera superviviente... y no tienes que jugarte la vida en misiones para demostrarlo... Muchos dirían que eres afortunada.

A pesar de la fragilidad de sus palabras, Katsue prestó mucha atención a su receptora, como si estuviese esperando algo en respuesta...

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Tras escupir todo el relato, Juro se recostó, como si se hubiese librado de un gran peso de encima que le oprimiese. Ahora sentía más que nunca su maltratado cuerpo, como si sus heridas se hubieran reabierto.

Cielos… A pesar de todo parece que fue una pelea donde aprendiste mucho. — aseguró, con la misma expresión de siempre.

Juro no supo que había estado esperando en respuesta, pero eso le tranquilizó. Simplemente dejó escapar otra vez su jovial sonrisa. Parecía saber siempre lo mejor de cada situación, aunque se tornase a mal.

— Tienes razón... — mencionó, torciendo la sonrisa — Aunque no sea de gusto admitirlo, soy más consciente de mis debilidades ahora que de mis puntos fuertes.

Miró levemente al cielo. No se consideraba alguien dramatico, ni alguien que daría la vida por entrenar cada minuto de tiempo. Solo tenía un objetivo, y nunca se había puesto un tiempo límite para hacerlo. Pero quizás tenía que esforzarse un poco más. Solo acelerar las cosas un poco más.

— Pero pienso mejorar, esto no ha terminado... — elevó el puño hacia el aire, como si quisiese alcanzar el cielo, o golpear una nube, quien sabe — Pienso cumplir mi objetivo...
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