Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Desde detrás de la puerta, surgió la voz Shiona-sama dándoles permiso para pasar. Eri abrió la puerta, desvelando el interior del despacho de la Uzukage.
La mujer de cabellos carmesí se encontraba sentada tras su enorme escritorio, observando la villa que gobernaba desde la posición privilegiada que daba aquel enorme ventanal en la cima de la torre. Los gennins entraron en la habitación ordenadamente, para disponerse justo frente a la mesa de su superiora.
—Buenos días, Hyuga Mitsuki, Mizumi Eri y Sasagani Yota. ¿En qué os puedo ayudar?—
Fue pasando la mirada de uno en uno, clavando aquellos ojos violáceos que casi parecían atravesarlos.
— Es un placer poder conocerla, Shiona-sama—
— Es un placer, Shiona-sama —
—Me alegro de volver a saludar, Shiona-sama— al igual que sus compañeros la Hyuga hizo una reverencia
— Chicas, decírselo vosotras— el chico araña parecía bastante impaciente pero sin ganas de ser el que hablase, así que se limito a presionar las otras dos. Viendo que su compañera no tomaba la iniciativa, decidió que lo mejor sería hacerlo ella que dilatar aquella situación
—Venimos a solicitar que se nos asignen nuestras respectivas misiones— informó la peliblanca con aplomo
El trío de Gennins dejó bien claro porque Uzushiogakure ha llegado a donde está ahora, por una enseñanza llena de una educación formidable y un respeto honorable a los superiores. Aunque la mayoría de shinobis no creen en el honor, en la villa de los remolinos siempre se ha enseñado a los estudiantes a mantener un código entre ellos y para con la villa, para gran parte de ellos inquebrantable e incluso más importante que su propia vida.
— Es un placer poder conocerla, Shiona-sama—
— Es un placer, Shiona-sama —
—Me alegro de volver a saludar, Shiona-sama—
Fueron inclinándose ante su kage uno en uno, como fichas de domino, a la vez que la saludaban de la forma más respetuosa posible.
— Chicas, decírselo vosotras—
La Uzumaki era consciente de que la peliazul y el pelirrojo formaban un equipo formal, por lo que en primera instancia supuso que ellos dos venían por un lado, mientras que Mitsuki venía por otro. Pero las palabras del chico auguraban lo contrario. Su mirada pasó a la Hyuga, que resultó ser la responsable de comunicarle lo que buscaban.
—Venimos a solicitar que se nos asignen nuestras respectivas misiones—
El plural la desconcertó un poco, pero le quitó importancia. Aquel trío iba a salir junto de misión quisieran o no.
—Me alegro de ver que has congeniado tan bien con los demás Gennins. — Hizo una pausa antes de seguir, como si estuviera meditando algo. — Tengo la misión perfecta para vosotros, no es una misión difícil, sobretodo teniendo en cuenta vuestro nivel actual. — Durante un instante su mirada se paró en Mizumi Eri, tras ese instante continuó. — Sin embargo, se trata de una misión importante por su situación geográfica y política. No me decepcioneis.
Sin saber a ciencia cierta de donde había salido, Shiona le tendió un pergamino a Mitsuki, pues era quien le pidió la misión. El pergamino estaba lejos de ser simple, sino que radiaba un aura solemne. Todo lo que lo conformaba parecía de los mejores materiales, incluso de materiales divinos. Con los bordes de un color dorado y la tela de un rojo brillante que destilaba elegancia. Al abrirlo, el aroma a inciensos inundaría la sala brevemente.
— Hay un barco preparado en la costa, os llevará directamente a la isla y una vez ahí os esperará para regresar. Si tenéis alguna duda, sentíos libres de preguntarme.
¤ El dilema de los tres cerditos
¤ Rango: D ¤ Lugar: La Capital, Islas del Té, País del Remolino. ¤ Objetivo: Encontrar los tres animales de compañia perdidos del templo principal de la isla. ¤ Datos adicionales: Durante el último festival organizado por el templo los tres cerditos de la suerte que se encuentran a cargo del sacerdocio aprovecharon la oportunidad para darse a la fuga, durante dicho tiempo han sucedido todo tipo de estragos por las cercanías. Es necesario encontrarlos y devolverlos con urgencia a las autoridades religiosas. Este pergamino especial permite acceso ilimitado a su poseedor y alegados a todas las instalaciones del templo así como a entrevistas directas con las autoridades con tal de resolver el incidente cuanto antes.
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—Venimos a solicitar que se nos asignen nuestras respectivas misiones— informó la peliblanca con aplomo
Tras las reverencias fue la Hyuga la que formuló la petición que nos había llevado hasta aquel lugar, nuestra primera misión, incluso para Mitsuki.
—Me alegro de ver que has congeniado tan bien con los demás Gennins. — Hizo una pausa antes de seguir, como si estuviera meditando algo. — Tengo la misión perfecta para vosotros, no es una misión difícil, sobretodo teniendo en cuenta vuestro nivel actual. — Durante un instante su mirada se paró en Mizumi Eri, tras ese instante continuó. — Sin embargo, se trata de una misión importante por su situación geográfica y política. No me decepcioneis.
Las palabras de Shiona me desconcertaron un poco, ¿Acaso iba a encargarnos algo fuera de nuestro alcance? Podía palpar la exigencia a la que íbamos a ser sometidos y si de normal el fracaso no era una opción, en aquella ocasión aquella afirmación se acentuaba mucho más. Por momentos mis constantes vitales se aceleraron y notaba como la adrenalina alborotaba todo mi cuerpo. Me llegué a sentir halagado por la importancia de nuestro encargo.
— Hay un barco preparado en la costa, os llevará directamente a la isla y una vez ahí os esperará para regresar. Si tenéis alguna duda, sentíos libres de preguntarme.
*¿Un barco?*
Era difícil que me sorprendiera todavía más, pero lo consiguió. Tenía entendido que las primeras misiones de todo shinobi se desarrollaban en la propia aldea, tareas domesticas o de dificultad mínima, pero parecía que no era nuestro caso, ¡Tendríamos que tomar un barco!
Shiona extendió un pergamino que irradiaba luces y colores a la peliblanca.
— Espera, déjame ver esto —no permití que Mitsuki llegase a coger el pergamino, lo cogí y eché una ojeada— ¡Hostias! Tenéis que ver esto
Estaba completamente emocionado y totalmente entregado a cumplir con nuestra misión. No podíamos volver sin haber encontrado los 3 cerdos. Extendí pues el pergamino a mis compañeras para que lo vieran con sus propios ojos
— Por supuesto que no fallaremos, los encontraremos —afirmé cargado de determinación— Vamos chicas, no hay tiempo que perder
Cuando Mitsuki contestó a la pregunta de la Uzukage, el corazón de Eri aceleró, sintiendo los latidos en su cabeza, y conforme hablaba la Uzumaki, el nerviosismo que sentía crecía y crecía en su interior.
— Tengo la misión perfecta para vosotros, no es una misión difícil, sobretodo teniendo en cuenta vuestro nivel actual. — Eri tragó saliva cuando la mirada púrpura de la kage se posó sobre ella. — Sin embargo, se trata de una misión importante por su situación geográfica y política. No me decepcionéis.
Y la líder del remolino le dio un pergamino a Mitsuki.
— Hay un barco preparado en la costa, os llevará directamente a la isla y una vez ahí os esperará para regresar. Si tenéis alguna duda, sentíos libres de preguntarme.
''¿Un barco? ¿Vamos a salir de la villa en nuestra primera misión? Caray, no me lo esperaba.''
Tal y como había hablado Shiona a cerca de su nivel - el del grupo en general - se había olido que sería quizás una misión más allá de pasear perros. No sabía, ¿quizás limpiar grafitis? No creia tampoco, pero... ¿Salir de la villa? Eso no se lo esperaba. ¿Tendría fe en ellos? ¿O la misión era fácil? Difícil de deducir, sin duda.
— Espera, déjame ver esto. — Fulminó con la mirada al joven pelirrojo ya que le arrebató de las manos el pergamino que la pelirroja mayor le había tendido a la Hyuga, sin embargo su emoción creció cuando escuchó lo siguiente. — ¡Hostias! Tenéis que ver esto.
Posó su mirada verdosa en el pergamino y observó lo que les habían encomendado a los tres: buscar tres cerdos en La Capital, Islas del Té ''Vaya, parece interesante...'' Con un poco de dificultad leyó los datos adicionales y antes de poder abrir la boca para opinar, Yota volvió a hablar por segunda vez consecutiva.
— Por supuesto que no fallaremos, los encontraremos. —Afirmó el Sasagani — Vamos chicas, no hay tiempo que perder.
—Haremos todo lo que esté en nuestra mano, Shiona-sama. — Afirmó ahora la peliazul, volviendo a hacer una reverencia, entonces hizo caso al único varón del grupo y se dirigió a la puerta, no había tiempo que perder y un barco les esperaba. ¡Un barco!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Me alegro de ver que has congeniado tan bien con los demás Gennins. Tengo la misión perfecta para vosotros, no es una misión difícil, sobretodo teniendo en cuenta vuestro nivel actual. Sin embargo, se trata de una misión importante por su situación geográfica y política. No me decepcionéis. Hay un barco preparado en la costa, os llevará directamente a la isla y una vez ahí os esperará para regresar. Si tenéis alguna duda, sentíos libres de preguntarme.—
"¿Un barco? ¿Hacia donde iré está vez?"
La Uzukage le había tendido el pergamino y, Mitsuki, alargó la mano para recogerlo pero de manera un tanto imprevista el pelirrojo se adelanto de una forma nada cortés arrancándole pergamino de las manos prácticamente. La de Kusabi no pudo evitar molestarse ante aquella falta de modales, pero al fin y al cabo se trataba de Yota, así que optó por dejarlo pasar
"Este chico no sabe comportarse... hacer eso delante de Shiona-sama..."
El pelirrojo seguía dando la nota en mitad del despacho, Mitsuki no pudo evitar llevarse la mano a la cara para taparse los ojos por la desesperación.
"¿Qué clase de lenguaje...? Estamos en presencia de la Uzukage..."
La peliazul que no parecía muy contenta hasta el momento con el comportamiento de su compañero, terminó por caer en la misma espiral de emoción que el pelirrojo pues rápidamente se aproximó al chico para leer las órdenes.
Lo primero que había sacado en claro de sus dos compañeros, era que las formas no eran su fuerte
— Por supuesto que no fallaremos, los encontraremos. Vamos chicas, no hay tiempo que perder.—
Yota seguía en su línea, la emoción le había embargado
—Haremos todo lo que esté en nuestra mano, Shiona-sama. —
Eri por su parte había vuelto a centrarse, tras despedirse correctamente de su superiora puso rumbo hasta la puerta.
—Si me disculpa Shiona-sama— hizo una reverencia antes de darse la vuelta y seguir a su compañera, aunque antes le quitó el pergamino de las manos a Yota. No sabía muy bien por que lo hizo, pero le sentó bastante bien devolverle al pelirrojo su propia medicina.
La Uzukage se vio obligada a disculpar las acciones descorteses del joven, pues estas se movían por el espíritu de la juventud. Esa mezcla de nerviosismo y entusiasmo que envolvían a todo shinobi durante su primera misión y que le impedía a aquel mozalbete esperarse pacientemente a que su compañera le diera los detalles. Sí que adoraba dar sus primeras misiones a los jovenes ninjas de su villa, sí. Le recordaban a tiempos lejanos en los que su sitio no estaba detrás de un escritorio, sino más allá del edificio que ahora ocupaba.
No dijo nada más, se quedó observando como sus apuestos gennin desenrollaban impacientes el hermoso pergamino y aquel brillo en sus ojos al ver cuan grata era la responsabilidad que ella les había brindado. Erróneamente a lo que algunos pensaban, las misiones de rango D no son exclusivamente de las puertas de Uzushiogakure para dentro. Las tareas se ordenan por peligrosidad, y aquella misión era de riesgo nulo. Su confianza en la embarcación era plena y el mayor peligro para su éxito eran los políticos que se encontrarían allí.
Cuando el trío se dispuso a irse, ambas kunoichis se inclinaron de nuevo ante ella antes de partir, a diferencia del tercer miembro, cuya emoción le impidió pararse a hacer un saludo como dios manda.
— Confío en vosotros. Que tengáis buen viaje. — se despidió Shiona, que volvió a su té en cuanto se fueron.
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El embarcadero estaba tan animado y abarrotado como siempre. Barcos llegando y saliendo, amarrando y levando anclas. La gran mayoría de ellos llevaban algún distintivo de donde venían. Algunos con velas verdes y el kanji de "Capital" en la vela mayor, otros con velas rojas y el kanji "Rojo" en la mayor y por último, una pequeña porción con el kanji "Blanco" y las velas blancas de toda la vida. Aunque también había algunos que no eran tan publicitarios ni radicales y, simplemente, llevaban velas sin pintar, es decir, blancas y ningún kanji en su vela mayor. Aunque todos llevaban en la parte visible del casco un símbolo de un remolino en un circulo, exactamente igual al de las bandanas de los shinobi, que demostraba que se habían fabricado y servían al país del Remolino.
En aquel extremo de la playa, donde se erigía un enorme embarcadero de madera maciza que se extendía mar adentro varias decenas de metros, los hombres más forzudos iban y venían con cajas más grandes que ellos mientras los capitanes de los barcos se paseaban por sus navíos comprobando los desperfectos y dando ordenes de agilizar el embarco o desembarco. Un solo hombre se paseaba con una enorme libreta en la mano anotando algo cuidadosamente, a este anotador le acompañaban dos shinobis con sus chalecos correspondientes a su villa, Uzushiogakure.
Como no habéis especificado nada, os muevo directamente a la costa. La misión ya ha empezado así que cuidado.
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Mostré una sonrisa e hice una leve reverencia antes de partir. Sabía que de lo contrario Mitsuki me daría la tabarra y como que no me apetecía hacer un viaje en barco con la Hyuga cantándome las cuarenta.
Alcé mis brazos, los puse justo por detrás del cuello de mis compañeros y dimos media vuelta, dispuestos a abandonar la sala.
— Hasta la vuelta, Shiona-sama
El pergamino estaba ya en poder de la peliblanca, así que podía dejar de preocuparme por él, al menos por el momento. En ese momento tan solo pensaba en aquel viaje maritimo que debíamos afrontar. Seguramente fuese algo aburrido así que se me ocurrió algo.
— Bueno, id preparando el repertorio de historias de miedo para el viaje, ¿Eh? — Aquello siempre funcionaba, era un buen recurso para viajes largos— Bueno, y si no son de miedo no pasa nada, el caso es no aburrirnos, ¿Vale? —
Pronto saldríamos del edificio más imponente de la aldea, dirección al puerto, donde seguramente nos aguardaba algún que otro marinero para llevarnos hasta el lugar donde se habían perdido aquellos cerdos.
Para mi desgracia, había demasiados barcos como para reconocer el nuestro.
20/07/2016, 14:45 (Última modificación: 20/07/2016, 14:46 por Uzumaki Eri.)
Después de que todos hubiesen presentado sus respectivas despedidas y hubieran abandonado el lugar, Yota fue el primero en hablar.
— Bueno, id preparando el repertorio de historias de miedo para el viaje, ¿Eh? — Y unos segundos después, añadió. — Bueno, y si no son de miedo no pasa nada, el caso es no aburrirnos, ¿Vale?
— Si no os queréis dormir antes de partir, prefiero no ser la primera en contar alguna historia... — Dejó salir la pequeña kunoichi encogiéndose de hombros. — Yo seré la última, no os preocupéis.
• • •
Si Eri necesitase una palabra para describir el embarcadero, sería la de caos. Cantidades desmesuradas de personas entrando y saliendo de los barcos para sacar y meter mercancías, salidas de barcos con rumbo hacia prácticamente todos los sitios que dispusiesen también de embarcaderos, hombres musculosos... Y una gran lista que no terminaríamos hasta mañana.
Así pues, la peliazul, acompañada de sus dos compañeros de misión, posaba sus nerviosos orbes verdosos sobre todos los barcos para lograr descubrir cuál diantres era el que les estaba esperando para partir hacia su destino: La Capital, Islas del Té.
''Shiona-sama nos avisó de que había un barco esperándonos, pero no dio más detalles sobre dicho barco...'' Recordó mentalmente las palabras de la Uzukage.
— Esto... ¿Cuál creéis que será el nuestro?
— ¿Alguna idea de cuál es nuestro barco?— Preguntó a la par que su compañero, ya desistiendo de encontrarlo por ella misma, y sus mejillas se encendieron de un color carmesí. — Perdón. — Se disculpó.
Su idea respecto al barco era acercarse y preguntar a cualquier persona relacionada con ellos, sobre todo a aquel barco de verdosas velas y el kanji de Capital en la vela más grande.
Blanco y en botella.
— ¿Podría ser aquel? — Cuestionó de nuevo, señalando al antes descrito barco. — ¿Y si nos acercamos a preguntar?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Tras despedirse de Shiona-sama, los gennins abandonaron el despacho todos juntos dirección a su primera misión. Ninguno de ellos parecía especialmente inquieto y mucho menos Yota que ya estaba pensando como entretenerse en el barco
— Bueno, id preparando el repertorio de historias de miedo para el viaje, ¿Eh? Bueno, y si no son de miedo no pasa nada, el caso es no aburrirnos, ¿Vale?— comentó el pelirrojo
— Si no os queréis dormir antes de partir, prefiero no ser la primera en contar alguna historia... Yo seré la última, no os preocupéis. la idea de su compañero no pareció entusiasmarla mucho, la verdad es que había que reconocer que era un grupo curioso
—Yo me preocuparía más por los mareos que por el aburrimiento— apuntó la peliblanca recordando lo mal que lo había pasado los primeros días de viaje cuando salió de Kusabi rumbo a Uzu —Se puede hacer dificil hasta que uno se acostumbra—
———
Volver a pisar una vez más aquel puerto le traía muchos recuerdos, aunque en está ocasión estaba mucho más animado que la primera vez que piso aquellos muelles. Había gran cantidad de gente, porteadores, viajeros, marineros estirando las piernas, comerciantes, pescadores. El bullicio era casi insoportable.
—Esto... ¿Cuál creéis que será el nuestro?—
— ¿Alguna idea de cuál es nuestro barco?—
Sin duda era la pregunta que rondaba por la cabeza de todos
"¿Quién sabe?" pensó para sí mientras paseaba la mirada por las decenas de navíos que había amarrados allí "Podría ser cualquiera... debimos haber preguntado a Shiona-sama como reconoceríamos nuestro barco"
— ¿Podría ser aquel? ¿Y si nos acercamos a preguntar?—
La peliazul había señalado un barco en cuyas velas se podía ver el kanji de capital y acto seguido, había sugerido acercarse a preguntar
—Si, creo que sería lo mejor— convino la Hyuga —Aquí parados no arreglaremos nada— comentó mentros echaba a caminar al frente en dirección al barco que había indicado su compañera
26/07/2016, 19:22 (Última modificación: 26/07/2016, 19:22 por Sama-sama.)
En aquel ordenado vaivén de marineros y ninjas, tres niños parados y señalando al barco más grande del puerto cantaban más que una sirena pelirroja. Al principio algún hombre se paraba a mirarlos extrañado, con cada segundo era uno más, hasta que finalmente, fue el hombre de la libreta. Levantó un instante la mirada en la lejanía y empezó a acercarse a ellos.
Conforme avanzaba sus facciones se volvían más claras, su rostro daba una visión clara de su edad, con arrugas y los ojos cansados, la seriedad de quien lleva años de experiencia a sus espaldas, sin embargo, su pelo mantenía un color rojo impresionante. Antes de poder volver a dudar de su edad, habló con una voz que recordaba mucho más a la de un anciano que a la de un hombre de mediana edad. Profunda pero débil.
— Si buscais un crucero para hacer un viaje el que habéis señalado es, sin lugar a dudas, el mejor de todos. Os presentaré al capitán y ya acordareis un precio, pero antes, vuestros nombres.
Sonaba débil, aún así los tres ninjas le escucharon perfectamente a pesar del alboroto, probablemente por su timbre tan característico. El señor anotador clavó sus iris carmesí apagado en el único shinobi del trío.
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Las dudas asomaban a los tres pimpollos de Shiona y todo por no preguntar qué puto barco había que coger cuando pudimos hacerlo. Ahora tendríamos que jugar a los detectives antes de lo esperado...
Eri, con cautela sugiero que fuésemos a preguntar señalando uno de los navíos una vez ya había formulado la pregunta que nos estábamos haciendo todos. Por su parte, Mitsuki no estaba dispuesta a seguir plantada allí como un pasmarote. Dejó patente su impaciencia y eso que se suponía que tenía unos modales dignos del hijo del señor feudal. Nos dejó ahí atrás mientras un tipo se nos acercó haciendo hincapie en que la mejor opción para viajar era el barco que previamente Eri había señalado.
— Yota, Sasagani Yota. Esta de aquí es la temible Mizumi Eri y la impaciente de allí es Mitsuki. ¿Eres el dueño de ese barco?
Le estuve a punto de decir que nos enviaba Shiona, pero preferí ser prudente. Quién sabe la gentuza que podría merodear aquellos muelles. De hecho, quién sabe siquiera si tan solo era un aprovechado dispuesto a sacarnos unos cuantos ryos.
Perdón por el minipost pero no se me ocurre nada más que añadir.
Después de que los tres se hubieran parado a preguntarse sobre cuál sería su navío y de deducir que el que habían señalado que parecía llevar a La Capital sería el suyo; varias personas se paraban a mirarles de forma extraña, haciendo que Eri se sintiese un tanto cohibida ante las miradas desconocidas de aquellas personas, hasta que al final, un hombre de mediana edad y ojos cansados se acercó a los tres gennin.
— Si buscáis un crucero para hacer un viaje el que habéis señalado es, sin lugar a dudas, el mejor de todos. Os presentaré al capitán y ya acordareis un precio, pero antes, vuestros nombres.
La peliazul abrió la boca, pero antes de hablar a la par que su compañero por segunda vez aquel día, esperó su turno después del pelirrojo.
— Yota, Sasagani Yota. Esta de aquí es la temible Mizumi Eri y la impaciente de allí es Mitsuki. ¿Eres el dueño de ese barco?
Frunció el ceño ante lo dicho, ya que, aunque sabía que ella había cambiado un poco, estaba notando un cambio bastante notable en la personalidad de Yota, como más... Abierto hacia lo desconocido, y eso la tranquilizaba y la ponía nerviosa a partes iguales.
—Estamos buscando un barco ya que venimos por nuestra primera misión, que es en La Capital, en las Islas del Té, vaya... — Explicó ahora ella, continuando lo que Yota había empezado. —Si no nos cree, tenemos un pergamino que lo acredita. — Mencionó señalando a Mitsuki, que era la encargada de llevar dicho papel.
''Si solo hubiéramos preguntado a Shiona-sama sobre el barco...'' Maldijo en su interior, mordiéndose el labio inferior con rabia. Si tan solo se hubieran parado a pensar en los problemas que eso suponía...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Si buscáis un crucero para hacer un viaje el que habéis señalado es, sin lugar a dudas, el mejor de todos. Os presentaré al capitán y ya acordareis un precio, pero antes, vuestros nombres.—
Mitsuki se detuvo al escuchar como un hombre detenía a sus compañeros tras ella, se volteó para ver que la débil voz era la de un anciano que por las pintas que tenía debía de ser algún tipo de intermediario del lugar.
La peliazul quisó responder, pero una vez más el impulsivo del pelirrojo fue más rápido y sin ni siquiera pensar un poco, soltó todos los nombres sin titubear.
"Yota..." la peliblanca no pudo contener un suspiro de exasperación "Vale que estemos en el muelle de Uzushiogakure... pero aún así..." cuando creía que la cosa no podía ir a peor habló la kunoichi médico
—Estamos buscando un barco ya que venimos por nuestra primera misión, que es en La Capital, en las Islas del Té, vaya... — Explicó ahora ella, continuando lo que Yota había empezado. —Si no nos cree, tenemos un pergamino que lo acredita. —
"Genial... somos los ases de la discrepción" se quedó observando a aquel par con dureza —Regla nº7 del Manual Shinobi: Salvaguardar la información a cualquier precio— se limitó a decir la de Kusabi citando el manual shinobi de la Academia que había estudiado de cabo a rabo como parte de su prepración —Lo lamento señor, nosotros no buscamos alquilar un barco— miró hacia el anciano —De eso ya se ha encargado la Aldea— hizo una pequeña reverencia a modo de disculpa —Aunque le estaríamos igualmente agradecidos si pudiese indicarnos donde encontrar al encargado del puerto para que nos indicase cuále es la nave que debemos de tomar—
7/08/2016, 13:14 (Última modificación: 7/08/2016, 13:15 por Sama-sama.)
— Yota, Sasagani Yota. Esta de aquí es la temible Mizumi Eri y la impaciente de allí es Mitsuki. ¿Eres el dueño de ese barco?
—Estamos buscando un barco ya que venimos por nuestra primera misión, que es en La Capital, en las Islas del Té, vaya...Si no nos cree, tenemos un pergamino que lo acredita.
—Regla nº7 del Manual Shinobi: Salvaguardar la información a cualquier precio.Lo lamento señor, nosotros no buscamos alquilar un barco.De eso ya se ha encargado la Aldea. Aunque le estaríamos igualmente agradecidos si pudiese indicarnos donde encontrar al encargado del puerto para que nos indicase cuále es la nave que debemos de tomar.
Era terrible, realmente horroroso, pasar todo el día en ese embarcadero cuidando que todo estuviera en orden para que al final de tu turno llegaran unos shinobis más nuevos que el amante de su exmujer que encima se pensaban que estaban en la segunda guerra mundial ninja. Si no hubiera tenido que aguantar el libro con una mano y escribir con la otra no podría haber evitado llevarse una de ellas a la cara en señal de vergüenza ajena.
Uno de los shinobis que acompañaban al hombre no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios ante las ocurrencias de sus subordinados. Mientras el encargado del puerto tomaba nota de los nombres y de que venían por una misión, el Chunnin o Jounnin o el rango que fuera se acercó a aclararles las opciones. No destacaba casi nada de su aspecto, de pelo corto y castaño tapado por un pañuelo que además era su bandana con la estatura normal de un adulto. Llevaba una camiseta negra bajo el chaleco y unos pantalones cortos también negros.
— No podéis soltar que estáis de misión y esperar que os dejen montar en un barco sin más. Y si además os han dicho que tenéis preparado una embarcación solo para vosotros, con más razón deberíais enseñar la acreditación que os habrá dado Shiona-sama.
El apuntador terminó de anotar sus datos y volvió a suspirar tras levantar la mirada del libro.
— Olvídalo, Norata, sé de qué barco me hablan. El único que ha mandado preparar Shiona-sama. Mostradme el pergamino y os acompañaré hasta él.
Miró de forma alternativa a cada uno de los gennins con impaciencia, aunque ellos tuvieran todo el tiempo del mundo, él no lo tenía.
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¿Qué coño le pasaba a la lista esa? ¿Y ese soplido? Estaba empezando a maldecir a la peliblanca como compañera de misión. A saber qué maldita mosca le había picado. Y ya cuando habló acabó por ponerme de los nervios por completo.
—Regla nº7 del Manual Shinobi: Salvaguardar la información a cualquier precio— se limitó a decir la de Kusabi citando el manual shinobi de la Academia que había estudiado de cabo a rabo como parte de su prepración —Lo lamento señor, nosotros no buscamos alquilar un barco— miró hacia el anciano —De eso ya se ha encargado la Aldea— hizo una pequeña reverencia a modo de disculpa —Aunque le estaríamos igualmente agradecidos si pudiese indicarnos donde encontrar al encargado del puerto para que nos indicase cuále es la nave que debemos de tomar—
— ¿Qué pasa, listilla? ¿Acaso eres un manual? Son ciudadanos de Uzushiogakure, esa aldea a la que juraste proteger, lo que les convierte en CAMARADAS. ¿Sabes lo que es eso? ¿Y si hubiese optado pro abandonarte a tu suerte en las ruinas? ¿O qué me dices de lo del Valle del Fin? Apenas nos conocíamos y no tenía por qué jugármela por ti. Está muy bien que te sepas el abc de los ninjas, pero está para interpretarlo y si no eres siquiera capaz de fiarte de esta gente casi que sería mejor que te quedarás en casa con tus putas reglas.
Exploté.
Lo hice como pocas veces lo había hecho pero ya me estaba poniendo nervioso y sin lugar a dudas era mejor soltarlo que quedarmelo. Sería mejor para el bien de la maldita misión.
— No podéis soltar que estáis de misión y esperar que os dejen montar en un barco sin más. Y si además os han dicho que tenéis preparado una embarcación solo para vosotros, con más razón deberíais enseñar la acreditación que os habrá dado Shiona-sama.
*Pues mira, su parte de razón tiene*
-- Olvídalo, Norata, sé de qué barco me hablan. El único que ha mandado preparar Shiona-sama. Mostradme el pergamino y os acompañaré hasta él.
— Ya estás tardando, señorita sabelotodo
Indiqué, mirándola de reojo a la espera de que mostrase el pergamino que guardaba celosamente. Tan solo esperaba que no le diese por montar un segundo numerito y pudiésemos montar en el dichoso barco de una vez por todas con el fin de llegar a nuestro objetivo lo antes posible.