Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Hacía muchísima calor en el piso de Kaiten, era casi medio día y el sol estaba en lo más alto. En la calle no había una sola alma, aquel día todo se estaba derritiendo en Uzushiogakure, no recordaba tanta calor desde hacía mucho en su querida villa.
Solo disponía de un pequeño ventilador, pero el aire que le daba en la cara era caliente. Era peor el remedio que la enfermedad. Y sudaba. Sudaba muchísimo, Kaiten sabía que no era especialmente atlético y por lo tanto su cuerpo más bien orondo y con chicha no ayudaba para nada en aquella situación. Se ahogaba… Decidió levantarse de la cama donde estaba estirado, no sin que se le quedasen pegadas las sabanas al incorporarse para ir a la cocina. La idea inicialmente era buscar algo fresco en la nevera, pero solo abrirla se le ocurrió meterse en ella. Fue como un instinto de supervivencia al ver un lugar frío pero… No cabía. Eso le puso más acalorado aun y para colmo el reloj parecía derretirse también. ¿Por qué cuando te dan tiempo libre no encuentras nada que hacer? ¿Y cuando tienes cosas que hacer, necesitas tiempo libre para hacer cosas que se te ocurren puedes hacer?
Le encantaría quedar con sus amigos de academia, pero la mayoría se fueron a otros lugares al graduarse o están de vacaciones. Se asomó a la ventana, desesperado. La abrió e intentó olvidarse de todo.
“Chlac chlac, chlac chlac, chlac chlac...”
Se escuchaban las chancletas de alguien andando por la calle, de forma apresurada. Una muchacha llevaba una sombrilla plegada y otros objetos típicos de… ¡La playa!
- Kaiten, necesitas salir de ahí antes de que te dé por hacer huevos en la acera. – Pensó.
Y sin perder tiempo cogió la puerta y lo más rápido que pudo se dirigió a la playa, hacia el sur, a las costas del remolino. No frecuentaba mucho aquel lugar, así que no llevaba muchos bultos, la ropa de siempre y algo de beber para el calor, tenía pensado bañarse aunque fuese con la ropa y… Aunque fuese solo… Le gustaría tener algunos compañeros con los que ir o quedar. Quien sabe, talvez se encontraba a alguien majo por allí. De todas maneras el objetivo ahora era llegar y refrescarse.
Giró finalmente la última esquina que daba al gran mar azul, la brisa era suave, y la arena blanca típica de Uzushiogakure brillaba como nunca había visto. No había tanta gente como esperaba, aun así había quien entrenaba en grupo, otros se bañaban en el agua, enamorados en la arena tomando el sol, familias, de todo un poco.
Kaiten no dudó, fue corriendo alegremente a refrescarse. Ya que su pantalón no tenía problemas para encogerse o cambiar de tamaño, se lo quitó todo menos eso.
- Ahh… - Dijo con gusto, desalojando todo el calor acumulado aquel día. Y se quedó tonto mirando los reflejos del mar y las olas romper en la arena. Además, sus gafas le permitían ver debajo del mar de vez en cuando.
Al rato, con los dedos como pasas salió a tumbarse un rato ya beber lo que había traído. El calor había aflojado ya, y la brisa ayudaba mucho a mantenerte fresco más aun con la piel mojada. Ahora simplemente le apetecía tumbarse un rato, a ver que acontecía el resto del día, aunque fuese estar solo tumbado en la arena.
Aun siendo mediados de primavera, el calor de aquel día era extrañamente sofocante, y Eri, embutida en su típica ropa, no podía estar sudando más en el campo de entrenamiento. Después de media hora sin parar, tomó sus largos cabellos y los estrujó para retirar todo el líquido que se había instaurado en ellos; y por ello, disipó los pensamientos y las ganas de seguir entrenando para volver a su casa, dispuesta a cambiarse de ropa a alguna más veraniega.
Estaba en su villa por algo, ¿no?
Se recogió el cabello en una coleta y se quitó la túnica azul que siempre llevaba consigo, quedando en su camiseta sin mangas interior y sus pantalones cortos, también cambió sus botas ninja por unas sandalias bajas; y después de sentirse más fresca, miró por la ventana.
Tenía una idea.
• • •
Caminaba por las Costas del Remolino con las sandalias en sus manos, disfrutando de la fresca brisa marina cuando un montículo de tierra llamó su atención y se acercó a él, ¿habrían sido los niños haciendo castillos de arena? Divertida se acercó, pensando en qué podría construir ella. Aunque hubiese madurado todavía guardaba un cachito de niña dentro de ella. Sin embargo, a escasos metros del cúmulo de arena fue cuando reconoció cuatro extremidades, y una cabeza.
''¿Una persona?''
De perdidos al río, la joven kunoichi se acercó y observó a un joven de dimensiones un tanto exageradas, y recordó de forma vaga a un chico que presentaba las mismas características en la academia, cuando estudiaba y dormía allí. ¿Serían la misma persona?
Caminó un par de pasos más y, como algo del destino, la huérfana se tropezó con la arena y terminó con la cabeza estampada en la tripa del chico. Ya era demasiado tarde para echarse atrás.
—Ghul-a... — Intentó decir, pero sus palabras fueron eclipsadas por las grasas de la tripa del desconocido. ¡Ella solo intentaba saludar!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Era cierto que el calor era aberrante, pero nada que aquella costa de brillantes olas y blanca arena no arreglaran. Así pues, todos los que pudieran permitirse pasar el día en la playa estarían allí, con eso descartabas a los que tenían que trabajar, que era media villa. Además, era lo bastante grande como para que no se aglutinaran todas las personas en un mismo sitio.
Nabi, que solo era tonto por fuera, ya llevaba unas horas en la playa. Después de un par de horas retozando en el agua como un delfín tuerto, haciendo que decenas de madres se vieran obligadas a sacar a sus hijos de los alrededores en vista del poco cuidado que tenía el rubio al entrar y salir del agua imitando a los animales marinos. Finalmente se puso a rebozarse en la fina arena blanca de la playa.
Se detuvo cuando ya estaba más que mareado, quedó a unos pasos de donde llegaban las olas, había quedado totalmente embadurnado en arena hasta el punto de que era irreconocible, solo alguien que supiera que estaba ahí podría verlo. Y ahí se quedó, descansando un poco. Entonces una masa de grasas y chakra pasó por su lado, directo al agua.
"¡El reencuentro de una foca con el mar!"
La escena de documental de la naturaleza se alargó un buen rato hasta que el animal marino volvió a salir del agua y se tiró a apenas un metro de Nabi, quien se mantuvo inmóvil para que su camuflaje no se viera afectado. Era un ninja. Tal vez era demasiado invisible para su propio bien, de repente, sintió como alguien le pisaba y de paso se caía encima suyo y de aquel pobre animal. Se levantó de golpe, sobresaltado.
— ¡Habéis desvelado el camuflaje secreto del gran Nabi! Ahora a limpiarse toda esta arena.
Y la pareja de shinobis que estaban ahí al lado verían a un rubio aparecer de la arena, cubierto de esta por todo el cuerpo con la única prenda de un pantalón-bañador amarillo brillante con florecitas carmesíes por todo el bañador y un dibujo que simulaba una bandana de Uzushiogakure en la parte del cinturón. Éste rubio solo aparecer se iría directo al mar, donde se tiraría de cabeza y desaparecería... hasta que se quedara sin aire en los pulmones.
"Mmmmhhh, que azulito está el cielo. Me encantan los días así, aquella nube parece un huevo frito y aquella otra un muslo de pollo. Y las gaviotas, como se mantienen en el aire pese a su envergadura…"
¡POOF!
"¿Qué leches?" Se incorporó Kaiten de golpe al sentir un balón azul que había caído directamente a su barriga, había hecho una diana perfecta en el ombligo. La bebida que tomó justo después del baño se le subió a la garganta, después de estar ya casi en su intestino y hizo un amago de vomitar.
- Ghul-a…- Dijo el balón azul.
"¡Joder!"- Kaiten no era de asustarse, pero un balón que saludaba, o al menos lo intentaba, estaba sorprendido.
- ¡Habéis desvelado el camuflaje secreto del gran Nabi! Ahora a limpiarse toda esta arena. - Dijo algo a su lado.
"¡JODER!"- No ganaba para sobresaltos, una pelota parlante en su tripa en pleno modo relax y un… ¿Qué era eso? ¿Una croqueta llamada Nabi con patas? Había emergido de la arena como si tal cosa y exclamado una frase para irse al agua.
Calma, el calor de esta mañana no se le habría pasado del todo. Se tomó su tiempo para reaccionar, se puso sus gafas y volvió a mirar a esos dos extraños sucesos que le acababan de dar el susto de la semana.
Miró primero al balón, bueno, no lo era. Se sintió mal al ver que había acusado de un objeto a una muchacha de pelo azul, un azul muy bonito que con la luz del sol le había cubierto toda la cara al parecer caer sobre él, engañándole con lo que vio anteriormente alno tener gafas, un balón. Un momento, era una chica de la academia, le sonaba de vista. ¡Qué vergüenza! ¿Qué diría? ¿Qué haría? ¿Cómo se había caído ahí?
- Ho.. Hola – Atinó al fin, mientras dirigía la mirada ahora a la "croqueta Nabi", que al igual que la confusión con la muchacha, resulto ser otro muchacho.
Había salido como alma que lleva el diablo hacia el agua, y nadaba como una nutria, quitando así su arena del cuerpo y dejándolo ver. ¡También era de la academia! ¡Y le sonaba! Él era rubio, no pudo ver nada más pues el agua le cubría hasta el cuello y se hundió rápidamente para bucear seguramente.
Lo primero era lo primero, sacó a la muchacha del pelo azul de su barriga, estaba casi hundida y la sentó a su lado, era pequeñita así que no tuvo que emplear mucha fuerza para levantarla entera y acomodarla. No sabía que decir por su timidez. También vio el agujero alargado que había dejado el rubio. Había dos caminos con huellas desde este, uno parecía salir directo a la orilla y otro que venía de ella hasta un lateral muriendo medio del agujero. La curiosidad le picaba, sí que se había quedado tonto mirando el cielo y las nubes.
- Soy Kaiten, ¿Qué...? ¿Qué te ha pasado?- Dijo de una manera extremadamente vergonzosa y temblorosa, intentando entablar conversación mientras el otro muchacho seguía haciendo el submarino.
Escuchó algo amortiguado sobre desvelar algo secreto y arena, pero no pudo escucharlo de forma clara ya que se había caído y lo único que buscaba era salir de aquellas arenas movedizas que la tragaban hacia dentro. Luego un saludo acompañó a los sonidos amortiguados que había atinado a distinguir antes, esta vez más cerca de su posición, y unos brazos tomaron su cuerpo y la colocaron de nuevo sobre la tierra.
Volvía a vivir.
Se sentó sobre la arena y dejó sus sandalias cerca de su posición, posando su vista sobre el chico que ahora estaba sentado a su lado, luego la desvió, un tanto cohibida por haberse presentado de esa manera. Un poco incómodo era, siendo claros y sinceros. Entonces notó como cerca de donde había encontrado tumbado al chico también residía un agujero en la arena, y muchas huellas que se dirigían al agua; pero no le dio importancia, era lo más normal de ver en una playa.
— Soy Kaiten, ¿Qué...? ¿Qué te ha pasado? — Escuchó una voz un tanto nerviosa a su lado y se obligó a si misma a posar de nuevo sus ojos verdosos sobre el chico, mostrándole una sonrisa calmada.
—Hola, Kaiten, es un placer. — Respondió tranquilamente. —Yo soy Eri, y bueno, terminé tropezando sobre ti, ruego que me disculpes. — Pidió, inclinando su cabeza como si de una reverencia se tratase. Luego se levantó, posando ambos pies sobre la arena mientras se limpiaba con su mano izquierda los granos que habían quedado encima de sus ropas.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Desde el mar vio a Eri con la cabeza hundida en la tripa de la morsa, ésta reaccionó de la peor forma imaginada sacó la cabeza de la peliazul de su tripa y se dispuso a comersela. Para su suerte, Nabi saltó veloz como el pez que era. En un instante estaba de pie en el agua gracias a su chakra y al siguiente estaba volando hacia la morsa come kunoichis. Su pie descalzo impactó con la rechoncha cabeza del Akimichi y éste rodó un par de veces para acabar tumbado en la arena.
Nabi rebotó del impacto y cayó de culo en la arena justo al lado de la kunoichi. Se levantó rápidamente y puso los puños en la cintura.
— Otra crisis evitada gracias al gran y único Uchiha Nabi. Buenos dias, Eri.
Hizo una pequeña reverencia a la peliazul y señaló a su victima.
— Y tú, bestia marina. Prepárate para que te lleve a la perrera.
¤ Dynamic Entry ¤ Entrada Dinámica - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 20 - Gastos: 24 CK - Daños: 40 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El impulso de velocidad en el aire puede hacerse desde 10 metros.
—Esta técnica consiste básicamente en que el usuario atice una patada voladora en la cara del oponente, a una velocidad considerable y desde cierta distancia, en ocasiones haciendo acto de aparición en escena y pillándolo por sorpresa. Normalmente, se suele usar un kunai como distracción para aprovechar el momento de despiste del adversario y asestar el golpe. Para aumentar la sorpresa de la técnica, el usuario puede gritar su nombre dramáticamente mientras la ejecuta.
Ella le saludó amablemente, se llamaba Eri, incluso se disculpó por el sobresalto en su panza. Kaiten se disponía a hablar para quitarle importancia a dicho accidente y a intentar seguir hablando con ella pero… Cuando quiso reaccionar solo veía pasar tierra a su alrededor y notó un enorme golpe en su cara.
Estaba como a tres metros de donde estaba incorporado inicialmente. Algo le había regalado de gratis una patada en la cara, que la verdad le dolió más porque se le clavaron las gafas en los ojos que por otra cosa, aunque su volumen amortiguó bastante y le hizo rodar. Al levantar la mirada vio al rubio croqueta Nabi, ya no tan croqueta, que se había esfumado en el agua anteriormente y había aparecido con igual velocidad, él era el causante. Ahora hablaba con Eri como si tal cosa.
“¿Por qué le había hecho daño? ¿Iba a hacer lo mismo con Eri?”
No, él le estaba hablando como si fuesen amigos de toda la vida, talvez lo eran, no tenía ni idea. Y lo que había usado era una técnica ninja contra él. Cauteloso Kaiten se acercó por el lado de Eri de quien tenía un pelín más de confianza mientras el rubio alardeaba de su patada. No tenía malas intenciones contra él si no hacía ninguna tontería más. Pero su rostro estaba algo más serio, en parte por el dolor de la patada, en parte porque estaba atento a si tenía que sacar musculo él también. Interrumpió en la conversación pues lo creía necesario, y preguntó primero a Eri, pues no se fiaba un pelo de Nabi.
- ¿Eri... le conoces? – Y de la curiosidad que tenía dentro le salió de forma inmediata otra pregunta al muchacho de en frente, pese a que no querría haberle hablado aun.
- ¿Tu porque me has hecho eso? – Dijo entre medio extrañado y como justificándose de que él no había hecho nada malo anteriormente para recibir tal patada, esperando que todo hubiese sido un malentendido y no otra cosa.
— Otra crisis evitada gracias al gran y único Uchiha Nabi. Buenos dias, Eri.
Un tic se apoderó de su ojo derecho mientras el otro estaba bien abierto. ¿Qué narices acababa de pasar? Era retórica, claro, porque lo sabía perfectamente: Nabi acababa de aparecer en escena golpeando al pobre e inocente gennin que se disponía a pasar un día en la playa como cualquier persona normal.
— Y tú, bestia marina. Prepárate para que te lleve a la perrera.
—¡Pero bueno! — Exclamó, indignada ante tales acciones del Uchiha. —¡Estos no son los modales que te enseñaron en la academia, Nabi! — Le regañó mientras se incorporaba y adoptaba su típica posición de regañina, con ambas manos apoyadas sobre sus caderas. —Buenos días a ti también, por cierto.
Antes de poder acercarse para ayudar al recién conocido Kaiten, éste ya se encontraba cerca de ella.
—¿Eri... Le conoces? — Preguntó ahora un serio moreno.
—Sí, le conozco muy bien. — Respondió con sinceridad mientras suspiraba. No sabía como comportarse cerca de él, ni como manejar su temperamento para no perderlo cuando Nabi la sacase de quicio... ''Es tan difícil...'' — Es Uchiha Nabi, nos graduamos a la par en la academia. — Con eso parecía bastar por el momento.
• • •
Las gafas pegadas a su cara le ayudaban a ver bajo el agua salada que se encontraba a su alrededor, donde otros tres individuos vestidos igual que ella estaban situados a escasos metros de su posición, poco aire le quedaba en los pulmones y sabía que tarde o temprano tendrían que salir de su entrenamiento bajo el agua. Pensó en los celos que sentía de los de Amegakure teniendo sus propios respiradores, pero eran unos celos inútiles. Ellos eran de Uzushio, para su desgracia.
Lo peor es que no esperaba que toda la playa se llenase de gente ordinaria y típica, pero era mejor. Tal y como iban vestidos los terminarían espantando a la mínima que emergiesen del agua.
Señaló al individuo más alto de los tres que esperase a su señal para salir del agua - así todos saldrían a la vez -, y después de contar hasta tres, los cuatro extraños salieron del agua provocando el caos entre los niños que jugaban en la orilla, haciendo que sus madres los cogiesen rápidamente y huyesen de allí. La zona comenzaba a quedarse sin gente alrededor del trío de gennins que dialogaban cercanos a la multitud que ahora salía despavorida fuera de las blancas arenas y en pocos segundos, Eri, Nabi y Kaiten se veían solos; con la única compañía de los cuatro extraños del agua.
Aquellos cuatro visten llenos de algas y vegetación marina, gafas que cubren gran parte de sus caras, mayormente la que se encuentra cercana a sus ojos; y bajo toda la capa de verde flora, trajes oscuros típicos de nadadores. A primera vista daba la impresión de que eran monstruos atípicos de la zona, pero mirándolos detenidamente tenían más pinta de panolis.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—¡Pero bueno!¡Estos no son los modales que te enseñaron en la academia, Nabi!
— ¡Pero qué modales! Si ya sabes que en las clases de biología siempre me ponía muy mal de la tripa e iba a entrenar para que se me pasara. Yo lo llamo biolofobia, tú puedes llamarlo ser demasiado Nabi para mi propio bien. — gesticulaba con las manos indignado al principio, pero conforme sus palabras se iban volviendo cada vez más estúpidas iba relajando su posición hasta acabar cruzado de brazos y asintiendo con los ojos cerrados.
—Buenos días a ti también, por cierto.
— Muy buenos a decir verdad, en días como estos casi hasta da gusto que sea verano, casi. — ahora miraba al cielo usando una mano de visera para que el Sol no le dejara más ciego que un Mangekyou
—¿Eri... Le conoces?
— Hostias, una morsa que habla. — dio un paso hacia atrás sorprendido y levantó las manos de la misma sorpresa.
Entonces clavó los pies en la arena, su mirada pasó de ser absurda y estúpida a ser seria. Empezó a mirar a Eri y al recién llegado que se encontraba detrás de ella como si estuviera bajo su tutela. Primero a ella, después a él, y así durante un rato. Abrió la boca varias ocasiones, pero la volvía a cerrar. Hasta que al final soltó algo mientras señalaba a la peliazul de forma titubeante.
— No sera... que tú... ¿¡has conseguido un pacto de invocación!?
Era algo que tenía reciente de su entrenamiento intensivo en Doton, del cual no quería o no podía recordar nada, pero sabía que los pactos de invocación era algo que obtienen los mejores shinobis por afinidad a una familia animal. Y él quería uno, uno con unicornios capaces de perforar murallas de acero o con dragones capaces de derretir el Sol. Ahora resultaba que mientras él estaba profundizando en su perturbada mente y entrenando en su nuevo elemento genial, ¡Eri había usado su magia para conseguir una pacto con las morsas!
De repente los gritos de los civiles inundaron la playa, lo cual hizo que Nabi se dejara de tonterías y se girara de inmediato a ver qué ocurría. Cuatro figuras vestidas con enormes gafas de buceo y trajes negros de neopreno llenos de algas. Su aparición coordinada así como el plus de las algas cubriendo gran parte de su cuerpo provocaron que todos a excepción de los tres ninjas prefirieran pasar el día en una zona más tranquila de la playa, o aún mejor, en su casa. Sin embargo, solo parecían unos buceadores demasiado sincronizados, aunque algo en su aspecto no acababa de convencer al rubio.
— Eh, Foca-chan, ¿no seran amiguitos tuyos? No te enfades, hombre, que lo de la patada era broma.
Ahora resulta que Eri y Nabi, se conocían ya de antemano. Y sí, fue enterarse de eso y Kaiten empezó a recordar haberles visto por la academia e incluso alguna vez por la ciudad. Eri ya le había pedido explicaciones al muchacho rubio, cosa que Kaiten agradeció dentro suyo. Nabi respondió, que al parecer le confundió con una morsa… ¡Una morsa! Gordo, montículo de arena… le habían llamado y confundido con mil cosas, pero ahora añadía morsa a su lista mental, que ya ni recordaba. ¿Es que olía a pescado o qué?
- Eh, he intentado perder algo, pero de cien en cien no cunde… gramos me refiero. – Dijo Kaiten.
Simplemente parecía que Nabi era un bromista, y no por ello le caía mal pese al patadote. Incluso se disculpó por ello después incluso de preguntar si Kaiten era una invocación de Eri. Vaya tres se habían encontrado.
- Descuida por lo de la patada Nabi, aunque parece que no soy el único que no ve bien. – Señalándose sus gafas, pero en tono bromista como el rubio hizo antes. – En cuanto a esas tres morcillas embutidas en esos trajes cubiertas de verduras marinas, no, no creo que sean amigos míos ni les conozco. – Y finalizó con una mueca con cara de extrañado hacia ambos presentes.
Estaba tan concentrado o embobado (para Kaiten la línea entre esos dos términos era delgada) con el tema de sus nuevos amigos y los extraños, que para cuando quiso acordar, solo estaban ellos tres. Toda la gente había utilizado la más antigua técnica ante lo que él supuso les produjo pánico al ver tan sinuosas figuras emerger en la orilla. La técnica era quitarse del medio y salir por patas. Incluso una familia se había dejado una nevera de playa ¿Quién sabe lo que habría dentro?
Vale, queda claro ¿No? Era embobamiento, no concentración.
Se negó a responder a las palabras de Nabi. ¿Morsas que hablaban? ¿Conseguir un pacto de invocación? No sabía si prefería al Uchiha o al Nabi antiguo, pero si había algo que sí sabía, era que él era el que más fácilmente podía sacarla de sus casillas.
Bufó molesta, y dispuesta a dejar claro algo, habló por fin:
—Nabi, este es Kaiten, no es una morsa, ¡y yo no tengo pacto de invocación! Todavía... — O eso quería pensar.
El griterío de la gente huyendo la sacó de su enfado y ensimismamiento y sus ojos se posaron en cuatro individuos que acababan de salir del agua. A primera vista, sí, parecían extraños dispuestos a invadir su villa, pero mirándolos más detenidamente - y con los ojos entrecerrados - eran más unos chavales que no rozaban los quince años, buceadores... O nadadores a los que les gustaba mucho el agua, ¿estarían construyendo una casa bajo el agua?
— Eh, Foca-chan, ¿no serán amiguitos tuyos? No te enfades, hombre, que lo de la patada era broma.
— Descuida por lo de la patada Nabi, aunque parece que no soy el único que no ve bien... En cuanto a esas tres morcillas embutidas en esos trajes cubiertas de verduras marinas, no, no creo que sean amigos míos ni les conozco.
—¿Tres? Son cuatro. — Corrigió al joven Akimichi mientras desviaba sus ojos para contestarle.
Los cuatro jinetes del mar - así los bautizó antes de tener que seguir llamándolos desconocidos - se acercaron peligrosamente a los tres gennin que dialogaban animadamente, o eso sentían los que acababan del agua. La única fémina de los cuatro estaba furiosa por no poder entrenar más de lo que hubiese querido, y tenía que pagarlo con alguien. Y vaya si lo iba a hacer.
Se plantó delante de los tres con sus compañeros a su espalda quitándose las gafas para dejarlas de colgante, dejando ver unos ojos rasgados y oscuros, ceño fruncido y labios apretados.
—¡Hey! — Saludó de forma despreocupada. —No sé quienes sois, pero estáis aquí en vez de salir por patas como todos, y eso no me gusta.
—No le gusta, no le gusta. — Repitieron los tres chicos que la acompañaban al unísono. La joven suspiró, fulminándolos con la mirada.
—En fin... Ya que tenéis lo que hay que tener, os reto a un combate, amistoso vaya... — Su petición sonó a orden, y eso hizo que Eri frunciese el ceño. —Porque sois ninjas, ¿no? Si no ya podéis estar desalojando la playa, hoy es nuestra. — Sonrió.
La peliazul posó sus manos de nuevo sobre su cintura, claramente ofendida ante lo pronunciado por la mujer-alga, sin embargo quiso restarle importancia. Aquel día era un día de relajación, no un día para pelearse por nimiedades. Suspiró y miró a sus compañeros, ¿qué deberían hacer ahora?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Nabi, este es Kaiten, no es una morsa, ¡y yo no tengo pacto de invocación! Todavía...
- Descuida por lo de la patada Nabi, aunque parece que no soy el único que no ve bien.En cuanto a esas tres morcillas embutidas en esos trajes cubiertas de verduras marinas, no, no creo que sean amigos míos ni les conozco.
Finalmente todo encajó en la mente del rubio, Kaiten era un chico, solo que era un chico gordo. De hecho, eran lorzas que habían poseído el cuerpo de un jovenzuelo. Si hubiera sido por las explicaciones de ambos, aún pensaría que Kaiten era una foca invocada por Eri y que se lo intentaban ocultar, pero su percepción superior le proporcionó la información necesaria para diferenciar entre humano y foca. Soltó una risotada.
— Jajajaja, no te preocupes, Kaiten-chan. Pero ahora deberías irte a casa, la situación se está volviendo seria y no deberían haber civiles por aquí. Nosotros nos encargaremos como buenos shinobis que somos.
Se acercó para darle una palmadita en la espalda para despachar al pobre y obeso muchacho, así como las cuatro algas gigantes se acercaban a ellos. El trío se encontraba plantado en la arena viendo como la líder del escuadrón agua-agua empezaba a andar hacia su posición y se quitaba las gafas de buceo.
—¡Hey! No sé quienes sois, pero estáis aquí en vez de salir por patas como todos, y eso no me gusta.
No le gusta, no le gusta.
Nabi alzó una ceja al mismo tiempo que una sonrisa se formaba en sus labios, era una de las cosas más estúpidas que había oído ese día, incluyendo cuando llamó morsa a Kaiten y cuando dijo que era una foca. De hecho, podría decirse que le habían superado en estupidez, y eso en el fondo no le gustaba. Su rostro se volvió serio y ofendido de golpe.
—En fin... Ya que tenéis lo que hay que tener, os reto a un combate, amistoso vaya...Porque sois ninjas, ¿no? Si no ya podéis estar desalojando la playa, hoy es nuestra.
— Lo siento, no peleo con nada que sea vegetal. Y las algas, os guste o no, sois vegetales. Vegetales marinos y no tan buenos como las patatas pero vegetales al fin y al cabo. Así que volved a vuestro hábitat natural. Bish, bish.
Empezó a hacerles señales con ambas manos echándoles al mar moviendolas al unísono en esa dirección. Aunque parecía que simplemente estaba haciendo el idiota, sus dos ojos esperaban cualquier tipo de señal de agresividad por parte de ese cuarteto negro de buzos venidos arriba.
Kaiten miró extrañado a Eri como si ella estuviese equivocada, aunque sabiendo su ceguera y la ostia en la cara que se acababa de llevar seguramente fuese error suyo. Rápidamente volvió la vista a los personajes que acababan de salir de la orilla. Efectivamente, estaba un poco más para allá que para acá, eran cuatro.
- Cierto, cuatro. - Y puso cara de sentimiento de culpa solo por haber fallado en lo más básico, ver cuantos eran.
- Jajajaja, no te preocupes, Kaiten-chan. Pero ahora deberías irte a casa, la situación se está volviendo seria y no deberían haber civiles por aquí. Nosotros nos encargaremos como buenos shinobis que somos.
Nabi tomó a Kaiten por un civil, e intentó que se fuese como el resto de la gente había hecho. Entonces ocurrió. Ocurrió por primera vez en mucho tiempo, Kaiten denotó un clima de insolencia, de derroche en las palabras de alguien, y eran pocos en ese lugar como para no saber quien.
- ¡Hey! No sé quiénes sois, pero estáis aquí en vez de salir por patas como todos, y eso no me gusta. – Mientras los otros, le repetían las últimas palabras. A Kaiten le hizo ver de qué iba a ir la cosa, eran los lameculos de una líder, la que había dicho esas palabras.
- En fin... Ya que tenéis lo que hay que tener, os reto a un combate, amistoso vaya... Porque sois ninjas, ¿no? Si no ya podéis estar desalojando la playa, hoy es nuestra.
Si la primera frase ya había le había encendido, esa fue la que colmó el vaso, vamos. ¿Que amistoso ni que leches? Era calmado pero en ese aspecto se le iba la cabeza a otra parte, no podía aguantarlo. Volviendo la vista a sus nuevos amigos, Eri estaba con cara de extraño, como intentando ignorar la insolencia de la tonta de turno que acababa de salir del agua. Nabi estaba intentándoles despachar, con un toque de cachondeo, pero para evitar problemas.
- Nabi, yo también soy ninja, soy Akimichi Kaiten. Puede que algo inferior a vosotros, pero ninja al fin y al cabo. - Dijo con muchísima decisión.
Su cara cambió (y su hambre), no era el muchacho amable y tan embobado de antes, estaba… Vamos a decirlo suavemente, con ganas de canibalismo hacia esos cuatro.
- Yo no sé vosotros, – dijo ahora dirigiéndose a sus dos amigos – pero no aguanto esta prepotencia, y menos en mi villa. ¿Qué pensáis?
Dijo eso mientras tomaba la nevera de playa que habían dejado a unos pasos de ellos y llevándose toda la comida a la boca. Tenía hambre, mucha, como nunca. Esa pregunta era la última oportunidad de diálogo antes de que todo acabase por las malas.
5/08/2016, 16:45 (Última modificación: 5/08/2016, 16:46 por Uzumaki Eri.)
— Lo siento, no peleo con nada que sea vegetal. Y las algas, os guste o no, sois vegetales. Vegetales marinos y no tan buenos como las patatas pero vegetales al fin y al cabo. Así que volved a vuestro hábitat natural. Bish, bish.
La mujer frunció el ceño con rabia ante tal contestación por parte del chaval que estaba haciéndoles señales para que volviesen al mar, de forma ruda. Eri, por su parte, comenzó a morderse el labio, nerviosa. Ella no quería pelearse, solo quería relajarse por un día, un día en el que hacía un calor tremendo.
— Nabi, yo también soy ninja, soy Akimichi Kaiten. Puede que algo inferior a vosotros, pero ninja al fin y al cabo.
''Bueno, de perdidos al río...''
— Yo no sé vosotros, pero no aguanto esta prepotencia, y menos en mi villa. ¿Qué pensáis?
—Supongo que... Bueno, tienes razón. — concedió, suspirando de forma breve cuando el Akimichi se dispuso a comerse la mitad de una nevera de playa que se encontraba cercano a él. —Luego no os vengáis quejando.
—Vaya con la cría, si su boca mide más de lo que mide ella. — Provocó la desconocida, y eso fue la gota que colmó el vaso para la kunoichi del remolino que pertenecía al bando de los conocidos, haciendo que su vena de la frente se hinchara de rabia y odio hacia aquella fulana, porque eso era, una fulana proveniente del fondo del mar. —Somos el Escuadrón Noame, preparáos.
—¡Pff... Ja, ja, ja! — Comenzó a carcajearse, sujetándose el estómago para acentuar la carcajada. —Bueno, Nabi, Kaiten, — Llamó, mirándoles a los dos de reojo. —Esta vez no voy a ser yo la que acabe en el hospital. — ''Ni como acompañante ni como herida.'' Añadió en su interior, y, de pronto, se acercó a Kaiten y tomó el primer trozo de comida que se iba a llevar a la boca para, acto seguido, lanzarla contra la mujer marina.
Pero falló.
—¡Vaya, y yo que pensaba que te ibas a poner seria! Vosotros, a por ellos, yo me encargo de la pitufa... — Ordenó, y justamente después los tres restantes del Escuadrón Noame se dirigieron hacia Nabi y Kaiten, dos contra Nabi y uno, el más alto, contra Kaiten.
Los dos que fueron contra Nabi, un chico rechoncho y otro más escuálido que un palo, se alinearon para que el primero de ambos se lanzase a la pelea cuerpo a cuerpo para que así, el otro, tuviese más tiempo para poder lanzar un chorro de agua nacido de su boca. Por otra parte, el alto que iba a por Kaiten se guardó las manos en los bolsillos, mirándole de arriba abajo.
—¿Por qué a ellos siempre le toca lo mejor? A mí siempre con la escoria: los niños, los gordos... — Resaltó la última palabra con odio mientras clavaba sus orbes marrones en él, queriendo ver la reacción que sus palabras provocaban en el Akimichi.
• • •
Chico rechoncho.
120/120
–
90/90
–
Chico escuálido.
90/90
–
98/110
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Chico alto.
120/120
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100/100
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Chica.
120/120
–
120/120
–
¤ Suiton: Mizurappa ¤ Elemento Agua: Ola de Agua Salvaje - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 10 - Gastos:
12 CK
(Suiton 20) (multiplicable x2)
(Suiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El chorro de agua puede ser lanzado de forma parabólica, aunque no alcanza el ancho de la técnica hasta que no está a 3 metros del objetivo - Sellos: Dragón → Tigre → Liebre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 10 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele agua desde su boca, como se tratase de una cascada con forma de trompeta, que arrasa con el adversario y lo derriba. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento agua.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
- Nabi, yo también soy ninja, soy Akimichi Kaiten. Puede que algo inferior a vosotros, pero ninja al fin y al cabo.
— ¿Y tu bandana? Te recuerdo, jovencito, que la bandana es indispensable para un shinobi.
Su dedo índice señalaba su cintura, donde empezaba su bañador y un dibujo que simulaba la bandana ninja de su villa. Es cierto que mientras no salgas de la villa y no estés de misión, no es imprescindible llevarla, pero Nabi no podía aceptar que un shinobi no llevara al menos una señal de lo que era por si tenía que actuar de emergencia. Como hizo él con su bañador.
- Yo no sé vosotros,pero no aguanto esta prepotencia, y menos en mi villa. ¿Qué pensáis?
—Supongo que... Bueno, tienes razón.Luego no os vengáis quejando.
No quería pegarse. Sí, eran un poco tontos, bastante prepotentes e incluso algo descorteses, pero ninguno de esos motivos provocaba demasiado al rubio. Sin embargo, sus compañeros estaban decididos y su curiosidad se centraba en el extraño gordito que aseguraba ser un shinobi. Además, siempre es bueno estirar las piernas y bañarse en sangre. No necesitaba el sharingan para saber que tanto él como Eri estaban a otro nivel de esos buzos cualquiera, pero él se encontraba totalmente desprovisto de sus armas. Todas y cada una estaban en algún lugar de esa playa escondidas junto al resto de su ropa. Al menos les daba algo de ventaja.
—Vaya con la cría, si su boca mide más de lo que mide ella.Somos el Escuadrón Noame, preparáos.
—¡Pff... Ja, ja, ja!Bueno, Nabi, Kaiten, Esta vez no voy a ser yo la que acabe en el hospital.
El momento en que Eri empezó a reírse de una forma tan exagerada, Nabi no pudo evitar mirarla extrañado, incluso se planteó preguntarle si estaba bien, pero la mirada de la peliazul dejaba claro que tenía un enfado encima que mejor dejarla destrozar todo lo que quiera antes de acercarse.
—¡Vaya, y yo que pensaba que te ibas a poner seria! Vosotros, a por ellos, yo me encargo de la pitufa...
Inmediatamente después, dos de los buzos se apartaron al lado al que estaba él, que empezó a alejarse de Eri para no ser un estorbo durante su... masacre. El rubio los miro, miro detrás de ellos y a los alrededores.
— ¿Solo dos? Y encima uno gordo y uno flaco. ¡Parece un chiste malo!
Uno se apresuró a ir al cuerpo a cuerpo mientras el otro se quedaba en la retaguardia para usar algún Ninjutsu o tirarle algún arma arrojadiza. En cuanto estuvo en rango, los ojos azabaches del rubio se tornaron rojos como su sangre y su expresión paso a ser fría como un cubito de hielo. Empezó a hacer sellos con una mano mientras con la otra se mantuvo atento a cualquier golpe que intentara el gordito, no le daría tiempo a dar muchos antes de que una pared de tierra endurecida se alzara a su lado, cubriendo la dirección en la que estaba su compañero. Con un total de tres metros de alto y dos de largo.
Acto seguido, le lanzaría una patada al cuerpo por el lado contrario a donde estaba el muro, buscando que se golpeara contra este al recibir su patada. Mientras con la diestra hizo una larga sucesión de sellos tan rápido como pudo, tras la cual dio un corto salto hacia atrás y empezó a expulsar un aliento de fuego bastante extenso desde su boca. Cuya máximo tamaño sería de un metro y medio de radio a tres metros de Nabi.
••••••
Estado de Uchiha Nabi
· PV:
150/150
–
· CK:
123/170
–
-47
–
¤ Ni Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Dos Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Uchiha 25 - Gastos: 11 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Destreza, Inteligencia y Percepción +6, Poder + 3 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
El célebre y temido Dōjutsu del clan Uchiha. Los miembros del clan no nacen con él, si no que lo desarrollan durante una situación de gran estrés o con riesgo de muerte. En su segunda versión, el Sharingan transforma los ojos del usuario volviendo de color carmesí sus dos iris. Ocupando un lugar concreto de una circunferencia imaginaria alrededor de la pupila, aparecen dos tomoe (coma).
Un ojo con dos tomoe permite al Uchiha registrar el movimiento de un oponente y copiar en menor medida sus movimientos. Para esquivar ataques que van a impactar, sin embargo, es la agilidad y la velocidad de reacción del usuario lo que realmente cuenta, a pesar de las predicciones. El usuario puede copiar sellos manuales e imitar técnicas en el momento de su ejecución (siempre, por supuesto, que su facultad de Uchiha tenga igual o más valor que el requisito de esa técnica), pero además es capaz de memorizar esas técnicas durante el resto de una contienda (con un máximo de tres técnicas, y si su facultad de Uchiha tiene igual o más valor que los requisitos de dichas técnicas).
Las dos aspas también permiten al usuario ver a través de los Genjutsu y percibir la realidad como realmente es. También permite al usuario ver a través del cuerpo de otro shinobi y percibir así su chakra. Mientras que el ojo no está tan refinado como para ver los tenketsu y el sistema circulatorio del chakra como el Byakugan, puede ver el movimiento y el flujo de ese chakra, lo que puede ayudarles a descubrir si esa persona está atrapada en una ilusión, o si un atacante es una amenaza real o un simple bunshin (no funciona con los clones de sombras).
¤ Doton: Doryūheki ¤ Elemento Tierra: Muro de Estilo Tierra - Tipo: Defensa - Rango: B - Requisitos: Doton 20 - Gastos:
24 CK
(Doton 40) (multiplicable x2)
(Doton 60) (multiplicable x3)
(Doton 80) (multiplicable x4)
(Doton 100) (multiplicable x5)
- Daños: - - Efectos adicionales: Defiende 40 PV - Sellos: Tigre → Liebre → Jabalí → Perro - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La barrera mide 2 metros de ancho y 3 de alto (aumenta con la multiplicación)
El usuario crea una pared sólida de tierra como forma de defensa. El ejecutor de la técnica puede convertir su chakra en tierra dentro del cuerpo y escupirlo para formar la barrera, o manipular la tierra frente a él con el mismo objetivo. Entonces, la tierra se levanta y se endurece de forma casi instantánea, protegiéndolo. Dadas las propiedades especiales de la tierra, la pared es altamente resistente al agua, pero es débil a ataques de elemento rayo. Los usuarios pueden personalizar la apariencia de la barrera, a efectos totalmente interpretativos.
¤ Katon: Gōkakyū no Jutsu (Uchiha Kaisaku) ¤ Elemento Fuego: Técnica de la Gran Bola de Fuego (Estilo Uchiha) - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Uchiha 50 - Gastos: 12 CK (multiplicable x5) - Daños: 20 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Caballo → Serpiente → Carnero → Mono → Jabalí → Caballo → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
1'5 metros de ancho y 3 de largo como lanzallamas (multiplicado x1) o 1'5 metros de diámetro, alcanza 6 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x1)
3 de ancho y 5 de largo como lanzallamas (multiplicado x2) o 2 metros de ancho, alcanza 8 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x2)
4 metros de ancho y 6 de largo como lanzallamas (multiplicado x3) o 3'5 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x3)
5 metros de ancho y 7 de largo como lanzallamas (multiplicado x4) o 4 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x4)
6 metros de ancho y 8 de largo como lanzallamas (multiplicado x5) o 5 metros de ancho, alcanza 20 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x5)
Icónica técnica flamígera, popularmente asociada a los Uchiha, puesto que estos mismos la crearon, y son extremadamentes asiduos a ella. No hay un solo miembro del susodicho clan que sea incapaz de ejecutarla, puesto que el aprendizaje del Gōkakyū no Jutsu se utiliza como rito de adultez, de forma que los jóvenes Uchiha son considerados miembros de pleno derecho tan pronto la dominan. Eventualmente, la técnica fué aprendida por otros ninjas que también poseían chakra elemental de fuego, generalizando su uso. Acumulando el chakra, transformado en llamas, en el estómago, el ejecutor lo exhala por la boca, pudiendo hacerlo de dos formas: ya sea a modo de lanzallamas, con un chorro sostenido a lo largo de varios segundos, dirigible, o disparando una esfera ardiente que avanzará en línea recta. En ambos casos, la técnica abrasa al oponente, y deja un llamativo cráter allá donde impacte.
La potencia y alcance pueden variar dramáticamente dependiendo del chakra que se utilice, llegando al extremo de lanzar bolas enormes. La versión utilizada por los Uchiha con cierto grado de maestría es mucho más peligrosa, pues puede alcanzar cotas mucho más elevadas de radio y temperatura.