Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La mañana aun era joven y los primeros rayos del sol empezaban a hacerse sentir en la tierra, mi cuerpo agradeció la calidez de los mismos ya que ese día en particular me había despertado desde muy temprano, realicé alguno deberes y otro quehaceres, gajes el oficio, pero no de ninja, lamentablemente. El punto radica en que una vez culminé con ellos me escabullí hacia la academia, un lugar que poco solía frecuentar y en el que probablemente no me encontrarían con rapidez, simplemente no quería seguir limpiando en la casa desde tan temprano, labor que seguramente se extendería hacia el anochecer...
Con la excusa de ir a entrenar a un lugar sin revelar su ubicación exacta, terminé en uno de los campos de entrenamiento de la academia. Este día, como todos los demás, vestía como regularmente lo hacía, era un día ordinario para mi y me estaba mentalizando que debía ser un día productivo, siempre se puede aprender algo nuevo o mejorar en algún aspecto, sí cualquiera podría decir que estaba llena de optimismo, pero... ¿dónde estaban los estudiantes? Mi plan se empezaba a venir cuesta arriba cuando noté que todos estaban en clases teóricas y no prácticas, no es que yo fuese una abusiva ni nada por el estilo para intentar luchar con alguien que no se hubiese graduado, solo que hubiera servido perfectamente para un calentamiento.
Esperé un par de minutos más por sí llegaba algún rezagado o alguien que se presentase en la misma condición que la mía, pero me empezaba a impacientar, así que decidí realizar unos estiramientos mientras el tiempo corría.
Desde que se habían ido esos extranjeros de nuestra villa no hacía más que pensar y pensar, empezaba a ser cansino y doloroso para todos, especialmente para mi. Daba paseos solo para relajar la cabeza, ver como Uzushiogakure prosperaba a pesar de los incesantes esfuerzos del resto de naciones y algunos de sus shinobis para que no fuese así. Eso me relajaba levemente, pero necesitaba algo más.
Entre una cosa y otra acabé en los campos de entrenamiento, hoy vacíos de estudiantes, de la academia. Sin embargo, sí había alguien. Una chica que no había visto en mi vida, sin embargo, ahí estaba con bandana y estirando. La miré de arriba a abajo antes de acercarme. Pelo negro largo, ojos verdes, un par de mechones azules, pero lo importante era su indumentaria reveladora. Además tenía qué enseñar, y solo había una familia que yo hubiese conocido que trabajase esa formula, los Sakamoto. La última vez no fue precisamente halagüeño nuestro encuentro, pero tal vez estaba sacando demasiadas conclusiones.
— Tú no eres una estudiante.
Dije tras acercarme, usando de nuevo mi infalible táctica de recalcar lo obvio y esperar a ver como reacciona la persona en cuestión. De momento había funcionado a la perfección siempre.
En cuanto Nabi y Stuffy se empezaran a acercar percibirían aquel aroma a rosas por la mañana, quizá imperceptible para la mayoría a esa distancia, pero más que suficiente para ellos con un olfato bastante desarrollado.
— Tú no eres una estudiante.
«¿Ehmm?» volteé instintivamente hacia mi interlocutor, mis ojos se toparon con un shinobi, la bandana en su cuello lo delataba, era un muchacho ni muy alto mi muy bajo, robusto, con cabello castaño, parecía grasoso y un tanto sucio... Vestía de manera simple, mientras más se acercaba el ninja con su acompañante, un can de cabellera negra, de dimensiones considerables y un único ojo, el detalle que posiblemente más resaltaba.
Crucé la mirada directamente con el muchacho, entonces noté que sus ojos eran verdes tirando a marrón ¿o serían marrón verdosos? ¿Y eso que más daba? El se anunciaba de una manera poco usual...
—Tú tampoco— mencioné un poco elevado, me acerqué un poco más a él, para quedar a aproximadamente cincuenta centímetros de distancia —. ¿Mi presencia aquí causa algún problema?— pregunté directamente con un tono de voz más suave, realmente lo que menos quería era causar inconvenientes.
— No tengo ni idea. No soy de la academia. ¿Qué haces aquí?
A primera vista, no parecía tener malas intenciones. Sin embargo, plantarse sola en medio de un campo de entrenamiento a estirar justo cuando están los alumnos en la academia sonaba a que estaba esperando a que saliese alguno para darle una paliza porque no le ha pagado lo que le debe. Así que como buen shinobi tenía que quedarme a comprobar que todo estaba en orden.
Me pareció percibir un poco de duda por parte del recién llegado, mantuve mi mirada puesta sobre él esperando su respuesta.
— No tengo ni idea. No soy de la academia. ¿Qué haces aquí?
Levanté la ceja al escucharlo, ¿sus palabras iban en serio? Sonreí absurdamente —. No entiendo a que viene todo esto, pero sí te sientes más seguro solo vine a entrenar, a ejercitar mi cuerpo— expliqué sin mucha gracia.
— Así que sí no hay ningún inconveniente, con permiso— di mediavuelta y volví a mi posición inicial para hacer secuencia a los estiramientos de los músculos que me faltaban.
—. No entiendo a que viene todo esto, pero sí te sientes más seguro solo vine a entrenar, a ejercitar mi cuerpo—
Me quedé un poco confuso por su respuesta. ¿Todo esto? Miré detrás mio y no había nada, ¿a qué se refería con todo esto? ¿Todo yo? ¿Acaso había hecho o dicho algo terriblemente ofensivo? Solía pasarme, más de lo que yo podía saber o controlar.
— Así que sí no hay ningún inconveniente, con permiso—
— Vaaale, yo solo pasaba por aquí. Que te vaya bien con los estiramientos, supongo.
Hice ademán de irme mirando de reojo a la muchacha, parecía terriblemente extraña, ahí, estirando, sola, en los campos de la academia. Pero bueno, ella era una genin así que si estaba esperando a algún estudiante para darle una paliza ya la detendrían los chunins de la Academia.
El dueño del perro se comportaba extraño, muy extraño... Vino a preguntar qué hacía y porqué y luego decía que no trabajaba ahí y se marchaba, sí eso no era sospechoso me cambiaba el nombre; finalmente me dejó realizar mis estiramientos. Mientras seguía con lo mío seguí sus movimientos de reojo y entonces una idea llegó a mi mente.
—Eh! Tu!«No sé como se llama...» caminé hacia él para no tener que andar gritando por todo el lugar en pleno horario de clases —. ¿Tienes algo que hacer justo ahora? indagué primeramente, y sí lo tenía pues trataría de persuadirle —Quiero proponerte algo, espero te animes— sonreí mientras mantenía mi mirada fija en sus ojos.
Me giré para encontrarme a la misma muchacha de antes caminando hacia mi.
—¿Tienes algo que hacer justo ahora?
— Eh... No...
No sabía ni mi nombre y de repente me pregunta si tengo algo que hacer, esto olía a chamusquina.
—Quiero proponerte algo, espero te animes—
Y me sonrió. No es que la gente no sonriera a mi alrededor, ni que fuera un monstruo que absorbía la felicidad de los que les rodeaba y nunca hubiese visto nada más que tristeza y miedo, pero una chica hablándome y sonriéndome era, cuanto menos, raro.
La miré de arriba a abajo y entonces le sostuve la mirada. Estaba claro lo que estaba pasando, al darme la vuelta había visto lo sexy que soy y ahora... bueno, quería un poco de mi.
— Estoy muy halagado, señorita, pero apenas nos conocemos, sería muy raro para ambos y no creo que saliese bien. Entiendo que te sientas atraída por mi cuerpo, pero no puedo basar una relación en el físico, solamente. Primero tendríamos que conocernos.
Ese era yo, un caballero de alma pura y noble desde la punta de la espada hasta la empuñadura. Si pudiera, me hubiera dado una palmada en la espalda a mi mismo de lo apuesto y majestuoso que era.
Mi sonrisa fue aún más satisfactoria cuando el muchacho negó que tendría otros asuntos que resolver, por ahí íbamos bien; ahora sólo faltaba que me diera la respuesta adecuada a la interrogante que le plantearía a continuación, pero nunca estaba demás ser un poco más persuasiva...
Le di un pequeño abrebocas antes de realmente decir mi cometido, no obstante, él pareció entenderlo todo un tanto distorsionado...
— Estoy muy halagado, señorita, pero apenas nos conocemos, sería muy raro para ambos y no creo que saliese bien. Entiendo que te sientas atraída por mi cuerpo, pero no puedo basar una relación en el físico, solamente. Primero tendríamos que conocernos.
—¿Eh?— ¿había escuchado bien? «¿Realmente piensa que me gusta? Sí su cabello... Pareciera que tuviera mierda en la cabeza»—. Lo has mal interpretado todo, pero ya que estamos hablando del tema...— dije con un tono un poco más serio para luego acortar la poca distancia que nos separaba —. Sí te ves como fornido pero...— fue en ese preciso instante en que mi indice derecho tocó rápidamente ambos pectorales, evaluando la firmeza el músculo, y luego apreté con delicadeza ambos bíceps —. No es que tu rostro sea muy agraciado tampoco, y bueno te falta tonificar un poco más, digo te ves bien, pero podrías verte mejor— dije como sí el comentario terminase ahí, aunque ciertamente debía acotar algo más — Lo único que podría decir que es medio atractivo es...— di un paso más hacia un lateral, sí Nabi no se movía podría confirmar lo que estaba a punto de decir, sí... Estaba lanzando una mirada nada disimulada a su retaguardia, luego venía la duda sí decirle o no decírselo —. Sí, se ven bien— retomé mi posición —. Ahora que sabes los motivos por los cuales no me atraes físicamente, debo decir que no te sientas mal por ello, sigue entrenando, la rutina de glúteos sí que te esta favoreciendo, y con un poco más de esfuerzo verás que empezaras a causar sensaciones en personas con un físico similar al mío— sonreí pícaramente para luego guiñarle el ojo.
—Retomando el tema que nos interesa, aún no has escuchado lo que quiero proponerte— expresé rápidamente por sí por algún motivo mi acompañante hubiese sentido la necesidad de marcharse —. Estoy buscando algún compañero de entrenamiento, ¿qué dices? ¿te animas a un combate amistoso?
La chica, ante mi rechazo, se dedicó a ojearme como si de un mueble para su casa se tratase, pensando en como encajaría al lado de su cómoda. Me crucé de brazos a la espera de que concluyera con su examinación visual. Finalmente, me dedicó una sugerencia sobre como mejorar mi físico para que me diese su beneplácito. Le acababa de decir que no.
— Estoy buscando algún compañero de entrenamiento, ¿qué dices? ¿te animas a un combate amistoso?
Levanté una ceja. ¿Sería una táctica sucia de buscar contacto físico con mi cuerpo sensual? Probablemente. Pero era bueno entrenar y saber las capacidades de mis compañeros de villa, incluidos los que me quieren violar.
— Bueno va, ¿tenías algo en mente o vamos a lo loco?
Estando al lado de la academia, esperaba que sugiriese que no usásemos Ninjutsu, seguramente diría que solo combate cuerpo a cuerpo con clara intención de tocarme en partes indebidas. Pero era ella la que tenía que descubrirse sola, si lo sugería yo, se lo estaría dando todo hecho, y ese no era mi estilo.
El dueño del can ni se inmutó, no dijo nada referente a mi detallado informe sobre su estado actual, no sabía sí era porque su autoestima había bajado después de ello, o sí me estaba ignorando; no le tomé mucha importancia al asunto, lo dicho, dicho estaba.
La conversación tomó el verdadero rumbo que a mi me interesaba y al parecer corrí con suerte ya que el castaño aceptó mi propuesta —. Tenía en mente un combate amistoso que termine hasta cuando uno de los dos no pueda continuar o que se rinda — expliqué brevemente —. ¿Algo que agregar?
Sí él decidía decir algo, o no, estaría bien; por mi parte caminaría para abrir la brecha que nos separaba hasta llegar a aproximadamente diez metros de diferencia, me giré para quedar frente a él y mirarle fijamente.
— Un gusto, Aburame Mei— realicé el sello protocolar para posteriormente ponerme en guardia.
—. Tenía en mente un combate amistoso que termine hasta cuando uno de los dos no pueda continuar o que se rinda —
— Nada que añadir.
Contesté mientras esperaba que ella se pusiese en posición. Indiqué a Stuffy que se mantuviera fuera de esto, pues ya habíamos acordado no matar a nadie dentro de la villa, era cuestión de higiene y legalidad. El can se apartó y se sentó con la lengua fuera, mirando a un lado y al otro como si fuera un partido de tenis, a pesar de que ninguno de los dos habíamos hecho nada todavía. — Un gusto, Aburame Mei—
Hice el sello correspondiente al igual que ella y levanté mi guardia, invitandola a dar el primer paso.
Nabi se preparó para el combate y tras una orden le indicó al can que se mantuviese a raya, al parecer se encargaría personalmente.
— Vaya estoy en la presencia de todo un caballero.
Mis pies se moverían con rapidez uno frente al otro arrastrando mi cuerpo con sus movimientos, el acercamiento sería en zigzag para evitar una fácil predicción de los mismos, lo único que sí sería evidente para el muchacho es que de mi cuerpo empezaban a surgir diminutas criaturas que avanzaban lentamente por mi piel, subían por mi cuello, bajaban por mis brazos y piernas, dejando una imagen no muy agradable a la vista de cualquiera, ¿se asustaría Nabi por ello?
A pesar de que me iba en dirección al castaño, en mi mente estaba la duda sobre el tipo de técnicas que utilizaría, por lo que no propiciaría un acercamiento tan directo, cuando llegase a los tres metros de distancia, sí Inuzuka no se movía, me detendría para correr en una circunferencia alrededor de él con el margen de los tres metros, quería ver como reaccionaba al respecto.
Shuriken (x2): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
Otodama
Kemuridama
¤ Kikaichuu no Jutsu ¤ Técnica de la Destrucción Parásita - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Aburame 10 - Gastos:
2 CK activar (divide regen. de chakra),
5 CK por masa de insectos (máximo 3)
- Daños: 15 PV por ataque con masa de insectos - Efectos adicionales: (ver descripción) - Sellos: Ninguno - Velocidad: - - Alcance y dimensiones: -
La técnica de la destrucción parásita es una práctica exclusiva del clan Aburame. Cuando los bebés recién nacidos alcanzan la edad de un año, sus cuerpos son ofrecidos a insectos Kikaichuu como anfitriones. Los Kikaichuu se alimentan del chakra del usuario, y el usuario utiliza a los insectos como su arma en combate. El ninja es capaz de comunicarse con insectos, además de los que tiene en su cuerpo, por lo que resultan efectivos para la recogida de información.
Además, los insectos macho pueden oler a la hembra en un radio de quince kilómetros, por lo que son excelentes rastreadores. Tener esta técnica activa garantiza el uso de otras técnicas derivadas de los Kikaichuu, y además permite utilizar varias masas de insectos del tamaño de una pelota de fútbol, que pueden moverse rápidamente para atacar. Si una masa de insectos es herida, no puede volverse a utilizar en tres turnos.
6/11/2018, 19:16 (Última modificación: 6/11/2018, 19:17 por Inuzuka Nabi. Editado 1 vez en total.)
En el mismo momento en que empezó a correr hacia mí, canalicé el chakra y salté hacia Mei a gran velocidad con mi pie a la altura de su cara. Si impactaba, iba a ser brutal. La sorpresa, la humillación, ¡y sin usar mierdas! Literalmente. Y si no, pues se había intentado una jugada maestra, tampoco tenía ninguna información sobre ella, así que no había mejor estrategia que intentar darle una patada en la cara.
· Bandana (Cuello)
- Portaobjetos basico (5/10) [En el lado izquierdo del abdomen]
Hikaridama
Kemuridama
Kunai x2
Shuriken x1
40 PV
¤ Dynamic Entry ¤ Entrada Dinámica - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 20 - Gastos: 24 CK - Daños: 40 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El impulso de velocidad en el aire puede hacerse desde 10 metros.
—Esta técnica consiste básicamente en que el usuario atice una patada voladora en la cara del oponente, a una velocidad considerable y desde cierta distancia, en ocasiones haciendo acto de aparición en escena y pillándolo por sorpresa. Normalmente, se suele usar un kunai como distracción para aprovechar el momento de despiste del adversario y asestar el golpe. Para aumentar la sorpresa de la técnica, el usuario puede gritar su nombre dramáticamente mientras la ejecuta.
Apenas comencé mi estrategia Nabi se lanzó al ataque, dio un salto en el aire y estiró su pierna enseñándome lo mejor de su suela del zapato, a pesar de que pretendía evadir su ofensiva moviéndome diagonalmente él pareció leer mis movimientos y lo único que pudo hacer para evitar que golpease mi preciosa cara fue protegerme detrás de la lámina metálica que estaba en mi frente, no sería mucha la diferencia, pero sí lo suficiente, o eso esperaba. El impacto fue inminente y por inercia caí hacia atrás tocando rústicamente el suelo, no obstante, aproveché el impulso del golpe para dar una voltereta hacia atrás y quedar agachada, estiré mi pierna derecha y con una rápida canalización de chakra potencié la patada que dirigiría hacia los miembros inferiores del castaño.
«Konoha Reppū!!»
Mi ofensiva buscaría flaquear en sus defensa y abrir una oportunidad que estaba más que segura que con esa técnica lo lograría, para el momento en que derrumbase a Inuzuka, sí es que mi técnica acertaba, mi diestra empezaría a brillar y a chirriar demostrando una gala estática multicolor y en cuestión de segundos una oleada de espinas eléctricas se abalanzó concretamente a la dirección de mi rival.
Dada la cercanía de nuestros cuerpos esperaba que aquello fuese un tiro, de no ser así, me alejaría un par de metros para mantener la distancia previendo que quiera mantener la cercanía con técnicas de cuerpo a cuerpo.
Shuriken (x2): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
Otodama
Kemuridama
¤ Konoha Reppū ¤ Vendaval de la Hoja - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales: Derriba al oponente proporcionando una oportunidad - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica es un buen ejemplo de cómo un simple movimiento de Taijutsu puede convertirse en una herramienta destructiva y letal. El ataque es, simplemente, una patada baja giratoria cargada de chakra, pero suficientemente fuerte para despegar del suelo a adultos corpulentos como si no pesaran nada. La meta es tirar al oponente al suelo y causar un daño considerable en la parte inferior de su cuerpo.
¤ Chidori Senbon ¤ Senbon de los Mil Pájaros - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Raiton 45 - Gastos:
18 CK
(multiplicable x2)
(multiplicable x3)
- Daños: 30 PV - Efectos adicionales: Es posible apuntar a varios objetivos a la vez - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 5 de largo.
(multiplicable x2)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 10 de largo.
(multiplicable x3)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 15 de largo.
Una de las muchas variaciones del Chidori, donde el usuario transforma la técnica inicial a medio formar en múltiples agujas de chakra eléctrico que esparce en un amplio rango. Las agujas tienen una velocidad extraordinaria, que sumado al rango que abarcan, las hace realmente difíciles de evitar.
Daños:
Ocasionados (Posibles): 60PV (Konoha Reppuu) + 30PV (Chidori Senbon) = 90PV
Recibidos: -40PV Entrada dinámica (le resté los PV que protege la bandana) = daño total -33PV