Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Daruu miraba a Datsue con los ojos muy abiertos, la mirada fija, los labios fruncidos y apretados. Abrió la boca como para decir algo. La cerró. La volvió a abrir. La volvió a cerrar.
—Ayame —siseó—. Sujétame.
»SujétamePORQUELEMETOOOO.
El muchacho se levantó de golpe y se fue a tirar hacia Datsue con el brazo derecho atrasado y cerrado en un puño. La barca se tambaleaba, amenazando con arrojarles al agua, esta vez a todos.
14/04/2019, 12:32 (Última modificación: 14/04/2019, 12:32 por Aotsuki Ayame.)
—Una última cosa —dijo Datsue—. Y no, estate tranquila, no diré nada. Y vosotros… Mirad no sé si sois la típica pareja que se tiene que decir te quiero cien veces antes de acostarse. Sea como sea, nada de darse cariñitos a través del sello, ¿eh? O de usarlo para avisarse que tenéis la casa libre. Esto es para urgencias de verdad. Un encuentro con un General… o un encuentro con un General.
—Y... ¡Ya lo sabemos! —exclamó Ayame, ofendida y roja hasta las orejas. Porque sí, eran esa clase de pareja. ¡Pero sólo en privado! ¿Cómo se les ocurriría hacer algo así a través del sello, maldita sea?
Pero Daruu se había levantado de golpe, haciendo gala de aquella impulsividad suya, y la barca se tambaleó de forma extremadamente peligrosa. En un gesto reflejo, Ayame alargó el brazo y le terminó cogiendo por el tobillo...
Ayame alargó el brazo y le terminó cogiendo por el tobillo…
… haciendo que Daruu cayese de morro encima de Datsue. Pero no en cualquier parte, no. Justo con la cara ahí, en esa zona tan delicada donde terminaban las piernas y empezaba el torso.
Datsue tuvo un déjà vu. Recordó que ya había vivido aquella misma situación, hacía casi dos años, con una kunoichi llamada Sakamoto Noemi. Recordó qué sucedió después.
Se puso morado.
—¡HostiaDaruumecagoentu...!
¡Plaff! Por segunda vez en el día, el Uchiha cayó en el agua. Su elegante ropa nueva, otra vez empapada. Sus trenzas, cada vez más rebeldes con cada gota de agua que las empapaba. Salió hecho una furia, haciendo uso del chakra para mantenerse encima del agua. Varios cisnes salieron volando por culpa del revuelo.
—¡Daruu! —Miró a Ayame. Volvió a mirar otra vez a Daruu—. ¡Me prometiste que estas cosas las reservarías para la más estricta intimidad! ¡Buenoyomevoyyaehconfíoenquellevéislabarcaaldueñoaleadiósmuybuenas!
Datsue ya estaba corriendo como un kusareño el día de la cosecha.
—¡¡SAYONAAAARAAAAAAAAA!!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
14/04/2019, 14:51 (Última modificación: 14/04/2019, 14:53 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Ayame le agarró del tobillo, y cayó, en arco. Directo a... directo a... directo... di... ¡No! ¡No! ¡Me niego a describirlo! ¡Este humilde narrador se niega a denigrar a Daruu hasta este punto...!
—¡¡ME CAGO EN TODOS LOS DIO...!! —Se revolvió como un loco llevándose la mano a la boca y frotándose como un condenado. Buscó a ambos lados de la barca un lugar donde purgarse, y se tiró al agua de cabeza.
Unos segundos después, ambos emergieron de debajo de la superficie.
—¡Daruu! —Miró a Ayame. Volvió a mirar otra vez a Daruu—. ¡Me prometiste que estas cosas las reservarías para la más estricta intimidad! ¡Buenoyomevoyyaehconfíoenquellevéislabarcaaldueñoaleadiósmuybuenas!
—¡¡SAYONAAAARAAAAAAAAA!!
—¡VUELVE AQUÍ HIJO DE PUTA! ¡VUELVE!
Daruu hizo el amago de nadar tras él, pero una mirada de Ayame bastó para que resoplara y se subiera a la barca.
—¡Mira lo que has hecho! —dijo, frotándose de nuevo la boca—. Ahora tendré que lavármela con jabón. Dios santo qué día de locos joder.
Y Daruu tropezó. Y cayó. Cayó precisamente sobre Datsue. Donde las piernas pierden su nombre, antes de empezar la cadera. Y como un gato al que hubiesen metido de golpe en el agua, el chico se reincorporó rápidamente.
—¡HostiaDaruumecagoentu...!
—¡¡ME CAGO EN TODOS LOS DIO...!! —bramaba, frotándose la boca como si sus labios hubiesen probado el veneno más letal del universo.
Y ambos terminaron tirándose al agua.
Ayame, mientras todo esto pasaba, había estado contemplando la escena con la boca tapada y los ojos abiertos de par en par.
Los dos chicos emergieron con un sonoro chapoteo que espantó a varios cisnes.
—¡Daruu! —bramó el Uchiha, empapado de los pies a la cabeza, mientras se ponía de pie sobre la superficie del agua. Sus ojos se clavaron en Ayame, y la muchacha temió que decidiera volver a tomar represalias contra ella. Afortunadamente, enseguida devolvió la atención a Daruu—. ¡Me prometiste que estas cosas las reservarías para la más estricta intimidad! Buenoyomevoyyaehconfíoenquellevéislabarcaaldueñoaleadiósmuybuenas!
Exclamó, antes de salir despavorido.
—¡¡SAYONAAAARAAAAAAAAA!!
—¡VUELVE AQUÍ HIJO DE PUTA! ¡VUELVE! —gritaba Daruu. Por un momento parecía dispuesto a correr tras él, pero al final optó por resoplar y volver a subirse a la barca. Se volvió hacia Ayame—. ¡Mira lo que has hecho! —dijo, sin dejar de frotarse la boca—. Ahora tendré que lavármela con jabón. Dios santo qué día de locos joder.
Ayame seguía estática, petrificada en el sitio. Y pasaron los segundos. Y entonces...
—PFFFFFFFFFFFFFFFT, JAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA —estalló a reír sin poder evitarlo, encorvándose sobre sí misma sujetándose el estómago.
Al final el día había acabado mucho mejor de lo que podría haber esperado jamás. ¿Cómo era posible que se hubiese entendido mejor con Datsue que con aquel shinobi del perro? ¡Era de locos!