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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
No...

Confirmó Mogura haciendo una pequeña pausa en el planteo de su oferta.

Antes de que se termine ese dinero, la daga debería haber sido vendida.

Cinco personas viviendo con tres koban, casi medio año, aproximadamente. Si, tenía sentido.

Cuando eso suceda, volveré y le daré la otra parte. Unos... ¿7 koban?

Dudaba un poco que un humilde leñador pudiese imaginar una mejor oferta por una daga robada. En total serían 10 años de arroz por una jornada de trabajo.

¿Qué le parece, buen hombre? ¿Acepta el trato?
Hablo - Pienso

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#47
El hombre no pudo contener las lágrimas al escuchar la oferta final del shinobi. Se dejó caer otra vez, realizando la misma torpe pero profunda reverencia mientras trataba de hablar con la garganta tomada. Cuando por fin fue capaz de deshacer el nudo que le aprisionaba el pecho, su voz sonó profundamente grata.

Shi... Shinobi-dono... Yo... ¡Le estoy profundamente agradecido! —terminó por decir.

Luego se puso en pie, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Mogura podría perfectamente vender la daga y no darle a aquel pobre laborante ni un sólo ryo, pero el leñador parecía confiar plenamente en él. Quizá asumiese que los ninjas eran personas de palabra, como los samurái... Nada más lejos de la realidad.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#48
Realmente el hombre estaba depositando su confianza en Mogura y su afilada lengua, posiblemente habría puesto demasiado de su persona en aquella negociación o a lo mejor el leñador ya estaba conforme con la idea de llevarse tres humildes monedas de oro, sobre esa base, la promesa de más monedas no sonaba nada difícil de creer.

¿Cómo fue, entonces, que se hizo con esta daga? ¿Qué fue lo qué paso?

Consultaría, mirando un segundo la ornamentada daga, esperando que el leñador fuese tan amable de contarle la autentica verdad.
Hablo - Pienso

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#49
Sin incorporarse ni abandonar aquella posición de profundo respeto y gratitud, el leñador le explicó a Mogura su versión de lo sucedido.

Cuando vinieron los guardias del Juuchin, alertados por la refriega, se llevaron a las tres personas en el momento. Pero no prestaron mayor atención a las espadas de Mori Mayasuki-dono ni a la daga de su esposa —relató—. Supuse que no tardarían mucho en volver a buscarlas.

Entonces se incorporó, y en sus ojos se pudo ver un brillo de astucia.

Sabía que el señor Mori, siendo un orgulloso guerrero, reclamaría sus espadas. Pero quizás la dama Mori no echaría tanto en falta su cuchillo...
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#50
Con la intervención de los guardias, las espadas y el cuchillo de los Mori quedarían atrás. El leñador señalaría que el daisho de Masayuki sería buscado, no habría forma de que un samurai dejase atrás sus espadas. Por esas cosas de que eran su alma y demás palabrerías.

La daga de la dama por el contrario podría llegar a ser otro tema, el hombre consideró que sería la pertenencia que no resaltaría y en cierta manera tenía razón. Solo Machiko había mencionado algo sobre la hoja con la que tuvo intenciones en un punto de quitarse la vida.

¡Ah... así que así fue como pasó todo...!

Comentó con un tono jocoso, sintiendo cierto alivio por entender como pasó todo a fin de cuentas.

Puede ponerse de pie, buen hombre.

Diría seguidamente mientras se levantaba el sombrero para acomodarse el peinado con su mano libre.

Realmente el Valle de los Dojos es un lugar muy caluroso...

Agregaría mientras se echaba un poco de viento con la palma desnuda. El mismo viento que podría haber llegado a iniciar todo el problema.
Hablo - Pienso

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#51
El leñador se alzó cuando Mogura le pidió hacerlo, todavía con lágrimas en el rostro y la bolsita de cuero firmemente agarrada dentro de su puño izquierdo; no tardó en guardársela en uno de los bolsillos de sus remendados pantalones. El rostro de aquel hombre brillaba con sincera gratitud, y se despidió del shinobi con otra profunda reverencia.

Que los dioses le protejan, shinobi-dono. Es usted un gran hombre, hoy yo había perdido definitivamente mi fe en el corazón de las personas, ¡pero usted me la ha devuelto!

Así, el tipo proseguiría su camino con la esperanza de que Mogura cumpliese su palabra.
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Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#52
Al escuchar las palabras del humilde pero honesto laborante, Mogura no pudo evitar obsequiarle una formal reverencia. Aquellas monedas de oro que él le había entregado le serían mucho más útiles que una daga decorada.

El leñador sería una oveja entrando en la boca de los lobos si intentaba venderla por sus propios medios. Los Manase, los pocos que había, vivían de eso, así que estaba acostumbrado.

¡Solo soy un humilde médico...!

Agregaría con ese tono de broma después de regresar a su postura normal, una vez el hombre comenzase a alejarse él haría lo mismo. Tenía que volver a su hospedaje antes de que la noche cayera sobre sus hombros o estaría en problemas.
Hablo - Pienso

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