— Bueno, no he estado precisamente en ciudades. A lo mejor sí que he escuchado algo, pero no pensé que fuera a tan gran escala. Entonces tú eres de lo mejorcito de Kusagakure ¿no? Si te eligieron para el torneo...

Juro retrocedió un poco, instintivamente. No es que no le confiase en él, pero le daba un poco de miedo que un desconocido al que había sorprendido comiendo un conejo que probablemente hubiese cazado él con sus propias manos le invitarse amablemente a pelear. Ahí, en medio de ninguna parte.

Además, Nabi estaba equivocado. Muy equivocado. De ninguna manera él se consideraría de lo mejorcito de Kusagakure. Tuvo ganas hasta de agachar la cabeza. Las palabras que Yota le dedicó a la ida del valle de los dojos le inundaron.

— Yo no diría eso... Kusagakure tuvo pocos participantes en realidad. Entramos cuatro, y dos perdieron en la primera ronda. Yo pase a la segunda derrotando a uno de los tuyos, por cierto. Se llamaba Nara Rain — le dijo, sin ninguna clase de malicia o superioridad. Solo le dio la información —. Pero perdí contra mi compañero de equipo, Yota. Él pasó a semifinales y perdió también. Supongo que fue quien llegó mas lejos de la villa.

Juro se encogió de hombros. El segundo puesto de cuatro no estaba mal, pero la derrota contra Yota le había sabido muy mal. Sobretodo después de que, semanas antes le derrotase en aquel combate de entrenamiento. Él había sabido sobreponerse a la situación. Juro no.

— El vencedor fue de Uzushiogakure, por cierto. Uchiha Akame. Era un monstruo — le dijo, con una leve sonrisa. Supuso que le gustaría saberlo.

— Yo no diría eso... Kusagakure tuvo pocos participantes en realidad. Entramos cuatro, y dos perdieron en la primera ronda. Yo pase a la segunda derrotando a uno de los tuyos, por cierto. Se llamaba Nara Rain Pero perdí contra mi compañero de equipo, Yota. Él pasó a semifinales y perdió también. Supongo que fue quien llegó mas lejos de la villa.

Juro estaba al borde de la depresión, sin saber que a mi todo eso me daba igual, de todo su discurso solo saqué en claro que no era un shinobi cualquiera de Kusagakure, no, era el segundo mejor de Kusagakure.

— Olvidate del torneo, la cuestión es que fuiste elegido y quedaste como segundo de tu villa, ¿qué te parece si nos pegamos? Para comprobar qué tal se te da en una pelea de verdad, ya sabes, campo abierto, sin restricciones, tú y yo.

No tenía ni idea de como había sido el torneo, pero por lo que sabía de la academia y del Estadio de Celebraciones que teníamos en la villa, tendría que ser en un sitio cerrado para que la gente lo viese bien y con un público y una presión brutal. Cuando lo verdaderamente útil era la lucha al aire libre, donde todo es una opcion y un arma.

Juro se sorprendió al ver que Nabi no se mostró para nada impresionado, sorprendido o meramente interesado por lo del torneo. Ni si quiera por el ganador.

— Olvidate del torneo, la cuestión es que fuiste elegido y quedaste como segundo de tu villa, ¿qué te parece si nos pegamos? Para comprobar qué tal se te da en una pelea de verdad, ya sabes, campo abierto, sin restricciones, tú y yo.

Juro tragó saliva. Este tío parecía ir en serio. Quería pelear con él.

« ¿Qué debería hacer? ¿Aceptar? »

Sin embargo, aquel chico parecía muy misterioso. Y estaban bajo la sombra de los tres antiguos Kages. Por alguna razón, se sintió comprometido con aquella batalla.

— Esta bien. Podemos mantener una pelea de entrenamiento — dijo, remarcando lo último —. Sin heridas graves ni pelea hasta la extenuación. Sin pasarse.

Antes de empezar, otra duda le asaltó.

— ¿Y que pasa con el perro? ¿No es peligroso para él estar en el campo de batalla? — preguntó, refiriéndose a que podía alcanzarle una técnica si le dejaban por ahí, comiendo conejo, a su gusto.

— Esta bien. Podemos mantener una pelea de entrenamiento Sin heridas graves ni pelea hasta la extenuación. Sin pasarse.

— Hombre, claro. Que no somos bestias.

— ¿Y que pasa con el perro? ¿No es peligroso para él estar en el campo de batalla?

¿De verdad se pensaba que el perro era de decoración? Bueno, quería comprobar MI progreso, estaba claro que si añadía a Stuffy a la ecuación ibamos a tener que salir de ahí habiendo enterrado un cadaver. Así que no le saqué de su error.

— Stuffy, vete a enterrar el hueso, ¡corre que Juro quiere robartelo!

El perro ladró afirmativamente cogió el hueso y se fue hacia el bosque en busca de un sitio apropiado donde enterrar su tesoro.

— Tenemos media hora larga hasta que vuelva, así que cuando quieras.

Levanté la guardia clavando mis agudos ojos en Juro y cualquier posible ataque que hiciera.

Nabi pareció conforme con lo que Juro le dijo. Mandó a su perro a enterrar el hueso, con la excusa de que él se lo robaría como no hiciese algo. Juro decidió mantener la boca cerrada, aunque le pareció una excusa estupida. El perro, sin embargo, pareció creerlo, pues salió por piernas con el hueso.

— Tenemos media hora larga hasta que vuelva, así que cuando quieras.

— Bien...

El perro no era muy listo, pero Juro no sabía de lo que era capaz el dueño al que se iba a enfrentar.

Observó el terreno: estaban a orillas del lago. El terreno era irregular, prácticamente sobre tierra y piedra. Distaba mucho del campo del torneo, eso estaba claro. Pero Juro tenía más experiencias que esa. Recordaba el terreno escabroso e irregular al que se había enfrentado a Yota como batalla de entrenamiento. También el lago y el puente donde había luchado contra Karamaru. Esto no le resultaría tan dificil.

Juro retrocedió de un salto y puso cinco metros de distancia entre él y su rival.

— ¡Empecemos entonces! — exclamó Juro, más preparado.

« No tengo ni idea de sus habilidades. Y el hecho de que haya estado fuera de la villa no ayuda. ¿Y si fue recomendado para el torneo pero no fue por sus circunstancias? ¿Y si ha estado entrenando todo este tiempo mientras yo peleaba en el torneo? »

Juro entrelazó sus manos en una serie de sellos. Dos explosiones de humo surgieron a ambos lados. Dos clones idénticos a él.

Sin mediar palabra, los dos clones se lanzaron a por él. Uno de ellos trató de asestarle un puñetazo en el rostro. Otro, una patada en el costado...

Juro retrocedió de un salto aumentando la distancia que nos separaba, me preparé para un ataque a distancia, un shuriken o un Ninjutsu, cuando empezó a hacer sellos me preparé para esquivar pero cuando acabó la secuencia aparecieron dos clones que se dirigieron hacia mi.

Reconocí los sellos, bueno, un estudiante de primer año de academia con dislexia y miopia reconocería los sellos. Eran los del Bunshin no jutsu. Es decir, dos clones que ni cortan ni pelan ni hacen nada más que servir de distracción, no muy útiles cuando los haces sin moverte y EN MI CARA.

Ignoré los clones y me lancé a por el verdadero, en unos segundos estaría frente a él y mi pie derecho estaría a la altura de su cara en pleno movimiento para golpearle la mejilla.

Los dos clones de Juro corrieron, lanzándose a por el verdadero Nabi...

... y este pasó olímpicamente de ellos.

« Este parece más experimentado que mis otros rivales... » — aunque sonase triste, otras veces esa estrategia le había servido ridículamente bien. Nabi no parecía dispuesto a dejarse engañar fácilmente.

Los clones desaparecieron en una leve explosión de humo cuando Nabi pasó a través de ellos. Juro se preparó, al ver como su rival se acercaba a una considerable velocidad, para lo que estaba por venir. Nabi levantó la pierna derecha y dirigió una patada directa a su rostro. Juro tuvo el tiempo justo para agacharse y dejar que su pierna rozase el aire sobre su cabeza.

« Es rápido. Tengo que alejarlo... »

Aprovechando que Nabi tardaría unos segundos en recomponerse por la inercia de la carrera y sin moverse, Juro dio una palmada. Tras eso, dirigió ambas palmas desnudas en su dirección, a menos de un metro de él. Una potente corriente de viento se liberaría entre ambos. Si golpeaba a Nabi, este saldría volando, lejos de Juro.

Claro, se pone a suplicarme y yo pienso, entonces hacemos un poco de taijutsu y Ninjutsu de academia y a pastar a la via. Pero esquiva mi patada por los pelos de un calvo y da una palmada, y cuando me quiero dar cuenta me golpea el aire y salgo volando de espaldas.

El muy desgraciado va y me hace un mega ninjutsu de Fuuton a quemarropa cuando se había puesto a llorar porque nos hicieramos pupita. Clavé los pies en el suelo para detener la inercia que aquella mala pecora me había provocado y aún así tardé unos metros en frenarme completamente.

Cuando lo conseguí me puse a cuatro patas y el chakra hizo el resto, en un instante mis colmillos y mis uñas crecerian y se afilarian y mi miraba pasaría a ser como la de un depredador. Al contrario de lo que pudiese parecer seguía siendo totalmente consciente de que no podía ir a lo loco contra él, si lo hacia igual lo mataba.

Pero no por ello iba a ir a lo fácil, hice el sello del carnero con una mano y en una milesima de segundo me plantearía ante él, intentaría agarrarle un brazo clavandole mis nuevas garras sin querer evitarlo y lo separaría de su otro brazo para evitar más técnicas a bocajarro. Tanto si lo conseguía como si no buscaría asestarle un buen rodillazo al pecho.

Juro logró repeler a su contrincante en un primer momento. Este retrocedió, golpeado por la técnica de viento, pero ni si quiera se tambaleó o perdió el equilibrio. Era resistente.

« Es fuerte »

Acto seguido, Nabi se puso a cuatro patas.

— ¿Qué...? — murmuró.

De repente, algo comenzó a cambiar en su rival. Sus pupilas empezaron a crecer hasta volverse afiladas; sus uñas, se convirtieron en garras; sus dientes, en colmillos. Empezó a adquirir una apariencia completamente animal, abandonando su forma humana anterior.

Antes de que Juro pudiera hacer nada, el animal-humano conocido como Nabi hizo el sello del carnero.

« ¡Esa técnica no! »

En menos de un segundo, la criatura se alzó hacia él. Sin perder tiempo, sus garras se aferraron a su brazo izquierdo, separandolo del derecho. Juro sintió un dolor agudo por la fuerza del agarre. Una rodilla voló hacia su pecho y le hizo encogerse de dolor en unos segundos.

— Mierda... — murmuró —. ¡Alejate!

Con las fuerzas que le quedaban, hizo lo único que pudo hacer. Echó el cuerpo hacia delante y placó a Nabi, tratando de empujarle lejos de él. Con el movimiento, se soltó del agarre, provocando un desgarre que motivó aún más su dolorido cuerpo. El empujón sería directo al pecho, y, en caso de acertar, buscaría hacer que retrocediese un poco.

Tras eso, daría un salto hacia atrás, buscando hacer distancia con él, mientras ejecutaba una cadena sencilla de tres sellos aun en el aire. Su pecho se hincharía y dispararía una esfera de aire comprimido , que avanzaría hacia el lugar donde se encontraba Nabi, buscando impactarle en el pecho.

El plan inicial se vio claramente interrumpido por la locura y el poco raciocinio de Juro, que lejos de intentar no moverse para que su brazo no quedase hecho un cisco se lanzó a placarme y despues se intentó alejar, dejandole unas enormes rajadas dado que mis uñas fueron bajando por su brazo hasta finalmente soltarse.

El placaje me cogió totalmente por sorpresa, así como su fuerza y sus ganas de pelar una de sus extremidades. El shunshin no era una de esas técnicas que te teletransporta magicamente y no pasa nada, necesitaba un tiempo de recuperacion en el que esperaba no tener que moverme, solo golpear y morder.

Estando en el aire empezó a hacer sellos y retrocedí instintivamente unos pasos y me puse a cuatro patas, entre lo empujado por él y que había saltado hacia atrás nos separaban unos cuantos metros. Esperé atento a ver qué hacía para reaccionar en el mismo milisegundo en que lanzase su ataque.

Aspiró y lanzó una esfera de aire de la boca, que en cuanto la vi salir salté rápidamente hacia un lado para esquivarla, si todo salía según el plan me dirigiría despues hacia Juro para placarle en el aire y caer encima suyo.

En caso de conseguirlo le rodearía el cuello con mis garras, instandole a rendirse, sutilmente.

Juro logró desviar el agarre de Nabi, pero tuvo que pagar un gran precio: al empujarle, las enormes y monstruosas uñas del chico le arañaron, dejandole un intenso dolor y el rastro de sangre.

« Joder. Joder. Joder »

Desde luego, nunca había tenido una batalla tan intensa y violenta.

Aun en el aire, Juro erró el tiro. Nabi no solo poseía fuerza y reflejos, también una velocidad prácticamente animal. La esfera rebotó contra el suelo y exploto en una pequeña explosión de viento, descontrolada, pero inutil. Un gasto de chakra excesivo y superfluo.

Tras eso, Nabi se lanzó a por él de un nuevo salto, dispuesto a placarle, sin si quiera dejar que Juro pisase tierra.

« ¡No! »

Ejecutó el sello del carnero y un suave chorro de aire surgió de su boca, actuando como impulso. Modificó la trayectoria de su caida a un escaso metro, debido a la corta distancia con el suelo, pero lo suficiente como para esquivar el placaje de Nabi, quien caería otra vez al suelo sin victima.

Aun así, Juro planeó hasta aterrizar en el suelo, agotado. Había gastado mucho chakra. Palpó la herida de su brazo izquierdo, consciente de que tendría que tratarla.

— Vaya... eso fue... intenso... — murmuró.

Juro se anticipó habilmente a mi acometida y con un soplido se apartó de la trayectoria de mi salto. En cuanto toqué el suelo me volteé buscando a mi victima y de nuevo fui a por él con mis garras por delante. Buscaba clavarlas en su hombro derecho para acabar de rematarle ese lado y que no tuviese otra opcion que rendirse.

Con mi agilidad y el escaso espacio que nos separaba aunque decidiese en tiempo record hacer una técnica mi ataque conectaría, despues probablemente saldría volando por los aires, pero su brazo acabaría de quedar más que magullado, le dolería hasta pensar en él.

Además de que no le iba a dejar respirar, a ver cuanto chakra era capaz de usar para escapar de mi antes de desmayarse.

Sin embargo, Nabi no parecía dispuesto a hablar. En cuanto ambos aterrizaron en el suelo, se volvió a lanzar contra él. Juro se sintió sin fuerzas. Estaba acabado.

Tenia pocos segundos. Menos. Se le echaba encima.

« Ya esta. Se acabó... »

Pero él no se iba a rendir. Iba a atacarle.

Juro sentía ganas de vomitar. Estaba empezado a marearse por la sangre. Pero sin darse cuenta, un segundo antes de que se lanzase a por él, sus manos se habían juntado en una palmada.

Pero la zarpa de Nabi realizó un arco, para clavarse en su hombro herido. Dolor. Mucho dolor.

— ¡AHHHHH!---- exclamó, al sentirlo. Sus manos se abrieron.

Una potente onda expansiva volvería a alejar a Nabi. Era la misma técnica que antes, pero igual de efectiva. Juro estaba acabado, pero no pudo evitarlo. No tenía fuerzas para alejarlo fisicamente, y el pánico le dominó. Tenía que alejarlo a cualquier precio. A cualquier precio...

Nada más lanzar la técnica, Juro cayó al suelo. Sin fuerzas, agotado, y al borde de vomitar. Su hombro derecho sangraba ¡, y con su otra mano, trataba de parar la hemorragia. No era grave, pero la herida estaba abierta. Podría haber cogido la rabia o cualquier enfermedad rara.

— Me rindo... no pudo más... — dijo, aunque la visión de él en el suelo ya dejaba mucho por decir.

El brazo le ardía y dudaba que pudiese utilizarlo mucho. Pero además de eso, había gastado todo su chakra. No le quedaba nada más por hacer. Nunca había llevado tan lejos una batalla de entrenamiento.

« Muy bien, idiota. Te has agotado. Ahora podría matarte sin ningún problema. Lo has llevado demasiado lejos »

Pero no era su culpa del todo. Nabi era muy fuerte y le había presionado demasiado. ¿Qué sería de él ahora?

El puto loco del Kusagakureño no dudó en repetir la jugada de antes, a costa de llevarse otro zarpazo, esta vez en el hombro. Supuse que esquivar era pecado en su villa. Volví a salir volando, parandome de pie al final del impulso, por suerte, mis oidos alcanzaron a oir el final de nuestro contrato.

— Me rindo... no pudo más... —

Poco a poco, mis uñas volvieron a su estado original, así como mis dientes y mis ojos. Abrí la boca para contestarle que era un paquete y que el gran Nabi Nabi nunca perdía, pero algo salió antes sin avisar ni poner el intermitente ni nada. Me doblé ahí mismo, dejando la cabeza aputando al suelo y lo solté todo.

Examiné despues mi obra, viendo algo de sangre entre toda la comida casi totalmente digerida. Ahora que la adrenalina se me acababa empezaban a dolerme hasta las pestañas. Caí de culo, cuidandome de alejarme un poco del charco de mi mismo que había plantado.

— Llevaba revuelto desde el primer Fuuton.

Comenté como si hablara del buen día que hacía hoy.

Juro trató de levantarse, aun dolorido. Se había hecho un corte importante a la altura del hombre y sangraba. Consciente de que tendría que recibir atención medica, hizo lo único que se le ocurrió: se arrancó una tira de la camiseta y se la enrolló alrededor de la herida, apretándola con fuerza. No era gran cosa, pero al menos cortaría la hemorragia por un tiempo.

Aun así, le costó dos intentos el ponerse en pie por fin. Estaba agotado y herido.

Nabi, por su parte, reaccionó, en contraposición con lo que Juro había pensado. Aun quedaba humanidad en él, incluso en su forma de bestia. Volvió a ser un chico normal...

... que empezó a vomitar nada más tratar de hablar. Cayó al suelo, doblado, y malherido. Juro pudo ver que expulsaba sangre junto a restos de comida.

« Parece que le estaba haciendo daño después de todo » — pensó, más perturbado que aliviado.

Trató de taponarse la boca y la nariz al oler aquella cosa. Sintió nausas. Un poco más, y habría acabado vomitando él también en ese momento. Bordeó el charco sin acercarse demasiado y se aproximó a Nabi.

— Llevaba revuelto desde el primer Fuuton.

— ¿Estas bien? ¿Puedes levantarte? — comentó, tendiéndole la mano. Aún consciente de que había perdido, le había dado dos buenos golpes al chico con una de sus mejores técnicas. Quizá estuviese dolorido por eso.

La tomase o no, volvería a apretar con fuerza el vendaje en cuanto pudiese. Aun se escurría un poco de sangre por su brazo, llegando a morir al suelo. Se esforzaba por no ponerse a lloriquear, pero realmente le dolía.