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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Entre la primera y la segunda ronda se dejó una semana de receso. Era lógico que los participantes ya supiesen como entrar al estadio y su localización, de modo que en esta ocasión la responsabilidad de llegar a la hora y día citados para la segunda ronda era suya. No obstante, un guardia acompañaría a cada uno de ellos a través del largo pasillo que llevaba a las salas en las que esperarían ser llamados.

El ambiente era atronador. No sólo había más gente que en los primeros duelos, atraídos por los rumores de los impresionantes enfrentamientos entre los genin, sino que además a estos se les sumaban los participantes de anteriores rondas, que fueron invitados al público. Los que, por su estado, pudieran asistir, por supuesto.

Había un detalle que quizás no se le escapara a muchos: el palco de los kage estaba vacío, y no había rastro alguno ni de ellos, ni de Noka, ni de los guardaespaldas del ex-samurái y de los líderes. Sí estaban presentes los señores feudales y nobles, en su palco particular.

El campo de combate era el mismo. Por lo visto, habían reparado los daños en los cilindros de piedra.

La espera se hizo eterna, pero finalmente, Yota y Eri fueron llamados a combatir...


—El primer post de cada participante debe de ser antes del lunes 29 de febrero.

—A partir de entonces, se considera que los participantes deberán postear como máximo 48 horas después del último post de su contrincante.

—Si este límite se rompe sin justificación, el usuario tiene una penalización y recibe los ataques y estrategias del turno del oponente sin opción a respuesta.

—Si pasan más de 96 horas una sóla vez o se rompe el límite de 48 tres veces sin justificación, el usuario queda descalificado.

—Se puede pedir alargar un día o dos el plazo para postear bajo determinadas circunstancias. Negociar en ausencias y se hablará.

—Se premiará la cordialidad, la capacidad de resolución de conflictos mediante el diálogo por privado, el buen rol y uso de los atributos, y la habilidad para saber llamar a un master sin enfadarse y aceptar sus resoluciones. Pedid master con moderación, por favor.

—Asímismo, se castigará severamente la creación de conflictos, la resolución con pelea y confrontación, y el uso excesivamente malo o abusivo de los elementos del sistema.

—Estas normas son normas offrol. Debe tenerse como lógico que en onrol, los torneos tienen una serie de normas básicas. No hace falta que las especifique, se descalifica a un oponente por razones lógicas.
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#2
Una semana. Entre el combate contra Habaki Karamaru y el de la siguiente ronda teníamos una maldita semana para entrenar, entrenar y entrenar.

Pero yo no dejaba de comerme la cabeza.


-Será mejor que esta semana la pases relajado. No entrenaremos, no serviría de nada-

Aquello fue lo que me dijo Setsuna-sensei un día después de que venciese al calvo de Amegakure. No podía estar más en contra y llegué a tomármelo mal en un primer momento. De hecho creo que llegué a cabrearme un poco. Pensé que había mostrado lo suficiente para que creyese en mi supuesto potencial, que me enseñase una técnica nueva o pudiesemos dedicar tiempo a perfeccionar estrategias o incluso mis propias técnicas. Pero nada, descansar y punto.

···


Ahí estábamos de nuevo, ante aquel imponente estadio que hizo que se me retorcieran las tripas y aquellas malditas mariposas en el estomago volviesen a revolotear. Lo hicieron con más fuerza que la semana anterior. Dentro, en el campo de batalla me aguardaba un nuevo combate, más duro que el anterior. Pero me arropaba mi familia; mamá y Setsuna-sensei estaban a mi lado cruzando el umbral de aquella puerta. No había marcha atrás.

Una vez dentro uno de los encargados llamó mi atención. Era el momento de separarme de mis dos mejores apoyos.


-¡Demuéstrales lo que valemos!- exclamó Naomi al mismo tiempo que alzaba su puño hasta la altura de sus labios.

-Confía en tus habilidades y en lo que te he enseñado. El resto lo tienes que poner tu-

-¡Sí!- contesté, asintiendo con la cabeza y una sonrisa dibujada en mi rostro.

Aquellos momentos, los que compartía con los míos, me llenaban de felicidad. Para mí eran piezas claves para mi evolución, incluso para mi devenir. Sin ellos no sería quien soy a día de hoy.

Acto seguido el encargado me tomó del brazo y me llevó, una vez más hasta aquella salita que escondía la gran puerta de piedra, sentándome en aquella solitaria silla.


-Ya estamos de nuevo aquí.. susurré, pensando en voz alta.

Un suspiró salió entre mis dientes.

*¿Contra quién me tocará luchar? Espero que dé más pelea de la que dio Karamaru...*

Me preguntaba mientras mis dedos interactuaban solos, dándose pequeños golpes entre ellos mientras esperaba la ienvitable llamada de megafonía.

En el exterior la gente iba llegando y cada vez los murmullos, la expectación y el run run cada vez era más sonoro y palpable. Había ganas de espectáculo.

Siguieron pasando los minutos hasta que...


-¡Sasagani Yota contra Mizumi Eri! ¡Os toca!-

La puerta de piedra se abrió y pronto el griterío fue todavía más audible. Me golpeaba directamente en la frente. Pero noe ra la única cosa que lo hacía.

-E..Er... ¡¿Eri-chan?!-

El corazón se le heló nada más escuchar mi nombre junto con el de la chica de cabellos azules. No podía haber tenido peor fortuna. No era por sus habilidades, no...

*No puede ser...*

Sio porque era la única persona, ajena a mi familia que no me había mostrado rechazo dentro de la aldea. No me había juzgado por ser mitad hombre mitad araña. ¿Y ahora tenía que pegarme con ella?

Caprichos del destino.

Tragué saliva un par de veces y me levanté de mi asiento, observando al horizonte hasta que salí de las sombras para adentrarme en aquel campo de hierba, acercándome a la zona de los pilares, ladeando el rostro, observando al público y los palcos presidenciales. Pero había uno vacío.

*¿Donde narices se han metido los kages?*

En fin. No había tiempo para buscar explicaciones ni ponerse a buscar. sus razones tendrían para no estar viendo los combates. Seguramente no se tratase de nada bueno, sino todo lo contrario, más tratándose de los 3 kages a la vez. Pero yo debía centrarme en lo que tenía que afrontar en escasos instantes.

Llegué hasta el círculo que quedaba entre los dos pilares de piedra y me detuve. Llevé mis manos al nudo de la bandana, ajustándolo mientras observaba la otra puerta abierta. Tan solo deseaba que la Mizumi Eri que tuviese que salir de allí fuese otra que la que conocía. Lo deseaba con todas mis fuerzas.

*Por favor..*
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#3
-Había una vez un genin pequeñito, había una vez un genin pequeñito, que no podía, que no sabía, que no podía pelear... - Entonaba una canción mientras movía sus piernas hacia delante y hacia atrás del banco de su correspondiente sala, rememorando lo vivido la semana anterior entre medias de ambos combates que la pequeña huérfana disputaba en aquel torneo. No había entrenado más allá que para ejercitar su brazo afectado por el combate que había realizado contra Kazuma, pero sólamente eso, nada más.

Se sintió un poco avergonzada al no poder hacer mucho más, pero en el hospital no la dejaban entrar después del jaleo que se formó al intentar mover una mesa de una de las habitaciones. Con lo que hubiera disfrutado ayudar a sanar las heridas... O al menos así aprendería nuevas técnicas y procesos para tratar con los pacientes, pero no, ella no podía. Un bufido resonó por la estancia que fue acompañado por el golpe que le siguió de los pies de Eri chocando con el suelo. No se encontraba nerviosa, aun sopesando sus próximos contrincantes - que bien conocía y no quería enfrentarse a ninguno - la joven, encogida de hombros, no podía evitar lo inevitable, así que se abrazaría al destino y dejaría que fuese él el que jugase las cartas en aquel momento.

Los minutos pasaron mientras Eri seguía tarareando su pequeña canción, hasta que...

-¡Sasagani Yota contra Mizumi Eri! ¡Os toca!

Sus ojos se ensombrecieron al escuchar el primer nombre. Yota, Sasagani Yota. Aquel chico que no había juzgado en una primera estancia su forma de ser tan peculiar como si de una niña pequeña se tratase y que le había ofrecido su propia ayuda de la forma más altruista que conocía, ahora se encontraba siendo su contrincante. Notó como un pinchazo se instalaba en su corazón, dolor y agudo, que parecía no querer marchar aún cuando llevó su mano izquierda a él... No podía ser, ¿por qué tenía que pegarse todo el rato con compañeros de villa? ¡Encima con Yota!

La puerta de piedra se abrió dejando escuchar los ensordecedores gritos de la gente, esa cantidad de gente desorbitada que habitaban en los palcos de aquel lugar. Eri parpadeó varias veces para habituarse a la luz solar y salió con cortos y lentos pasos hacia su ya conocido cilindro. Observó con una rápida ojeada su alrededor y hubo algo que le chirrió los dientes: el lugar donde se suponía que debían estar los Kages se encontraba vacío.

''¿Qué... Qué pasa? ¿No se suponía que este torneo era importante? ¿Por qué entonces no están los kages...?'' En un primer pensamiento, Eri pensó que aquellos personajes se estaban burlando de ella y de su contrincante un tanto peculiar, pero luego disipó aquellos pensamientos. ''No... Debe haber ocurrido algo serio... Pero eso no me concierne todavía... Así que, a dar espectáculo''

Vio un destello carmesí en el medio y no supo si salir corriendo a abrazarle y que éste o bien la recibiese o bien la apartase de una patada, o quizás optar por saltar sobre su asignado cilindro... Suspiró derrotada, y de un salto llegó hasta su pilar.

-Buenos días, Yota-niichan - Saludó la joven con cierto aire de timidez mientras colocaba un brazo en su espalda y con el otro lo rodeaba.
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#4
Tenía la vista fija en la oscuridad que había tras la otra puerta abierta. Esperaba con ansiedad la salida de Mizumi Eri, deseando que no fuese la Mizumi Eri que conocía. La cadencia de sus latidos iba aumentando con el paso de los segundos a medida que se iba dibujando la silueta de una chica en el umbral de la puerta. Cabellos cortos, estatura mediana...

¡Era ella!

Ya no era solamente la frecuencia cardíaca, los pulmones, como si fueran dos grandes globos que se iban hinchando y deshinchando a una velocidad vertiginosa. Aquello era demasiado problemático, parecía incluso hecho a mala leche. La muchacha se fue acercando hasta el centro, donde yo la aguardaba y tras un pequeño momento de duda saltó hasta su pilar más cercano.


-Buenos días, Yota-niichan

Ninguno de los dos éramos conscientes pero entre el bullicio, entre toda aquella gente que esperaba un espectáculo gore que les complaciera, dos orbes de jade observaban con todo lujo de detalle a aquellos dos pimpollos. A uno de ellos lo conocía perfectamente. El otro le hacía divagar entre sus pensamientos.

Yo seguía inmovil sobre la hierba, donde se suponía que debíamos esperar, dentro de aquel círculo dibujado, así que simplemente escuché las solitarias palabras que Eri pronunció desde mi posición con la cabeza levantada y las manos en los bolsillos.

*Buenos días... Yo no lo definiría así...*


-Qué bien que nos veamos de nuevo- No supe exactamente qué decir, estaba demasiado nervioso.

Mi mano derecha salió de su bolsillo con un caramelo agarrado el cual introdujo en mi boca, cerré los ojos un par de segundos y cuando los volví a abrir me planté en los morros de la chica tras haber escalado el pilar en el que se había colocado. Mostraba una media sonrisa. En parte estaba contento. si iba a caer eliminado me llenaba de orgullo que mi losa fuese la peliazul.

Una vez arriba, con la diestra agarre de nuevo el caramelo por su palito de plástico y apunté hacia el palco donde se suponía que debían estar nuestros líderes, entre ellos Shiona-sama.


-¿Ya te has dado cuenta, verdad? Shiona-sama no está, ni siquiera están los demás kages. Solo los malditos señores feudales.- explicaba tratando de buscar las palabras correctas con la mirada en el suelo -Esto no tiene sentido. ¿Por qué tenemos que pegarnos? ¿Te lo has preguntado? ¡Ni siquiera nosotros hemos decidido estar aquí! Es más, ¿Te has preguntado por qué Shiona -sama no está? 3 de los 4 participantes de esta ronda somos de Uzushiogakure; ¡Debería estar orgullosa de nosotros, joder! ¿Y si ha pasado algo?-

Solté de golpe y porrazo todas las preguntas que asaltaban mi mente. En el fondo quería saber que pensaba de todo aquello la chica.

-Así que debo pedirte que me digas una sola razón para la que deberíamos luchar, aquí y ahora-

Volví a meterme dentro de la boca aquel caramelo de fresa en la boca para refrescar mi garganta, la cual producto del nerviosismo se iba secando. Alcé la mirada una vez más hasta cruzarla con la de la joven Eri.
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#5
-Qué bien que nos veamos de nuevo-El Sasagani contestó ante el saludo de la kunoichi de su propia villa, con las manos en los bolsillos y la cabeza ligeramente levantada para encarar sus ojos, o al menos así quizás mirarla en la cara.

La menor tragó saliva, intentando contener los nervios mientras Yota sacaba una de sus manos de su refugio y trajo consigo un caramelo. Con este gesto Eri comenzó a sentir el miedo correr por sus extremidades, ¿comenzarían? O... ¿Hablarían un rato? ¿Qué pensaría Yota? Cuando el dulce rozó los labios del moreno cerró los ojos por unos instantes, y la joven ni si quiera se percató de que después de ese gesto se había colocado justo en frente de la peliazul, quien, asustada sin esperarse aquel movimiento tan rápido, echó un paso hacia atrás y se colocó en posición defensiva.

Pero vio su rostro, iluminado por una media sonrisa. Eri, cada vez más confusa por la actitud de su compañero, observó como éste sacaba el plástico al que se agarraba el dulce redondeado y apuntaba al lugar donde deberían estar los Kages. -¿Ya te has dado cuenta, verdad? Shiona-sama no está, ni siquiera están los demás kages. Solo los malditos señores feudales.- explicaba con la mirada en el suelo -Esto no tiene sentido. ¿Por qué tenemos que pegarnos? ¿Te lo has preguntado? ¡Ni siquiera nosotros hemos decidido estar aquí! Es más, ¿Te has preguntado por qué Shiona-sama no está? 3 de los 4 participantes de esta ronda somos de Uzushiogakure; ¡Debería estar orgullosa de nosotros, joder! ¿Y si ha pasado algo?-

Falta de razón no tenía, pero no solo Shiona, sino que Yui, la kage de Amegakure tampoco estaba - Yubiwa era otro caso, quizás estaría regañando a los participantes de su propia aldea -, sin embargo, allí sí que se encontraban los señores feudales, que por mucha repulsión que le produjeran, eran los que pagaban sus misiones y los que la mantenían por así decirlo.

Sin embargo, otra de las cosas que dijo el pelirrojo llamó su atención, ¿a qué habían venido a pegarse? ¿Por qué había derrotado a Kazuma si era un compañero? La cabeza comenzaba a darle vueltas ante las preguntas que se arremolinaban en ella sin respuestas... Recordó fugazmente una frase, ''Antes de empezar una guerra... Tienes que saber por qué estás luchando...'' Suspiró y dejó que sus brazos viajasen hasta sus cabellos, revolviéndolos. ''¿Por qué lucho? Ya he demostrado mis habilidades, y no están del todo mal, entonces... ¿Ya se han cansado de nosotros?'' La nariz comenzaba a picar, quería llorar, ¿Shiona no la reconocía como genin? Porque si no se encontraba allí...

-Así que debo pedirte que me digas una sola razón para la que deberíamos luchar, aquí y ahora-

-Porque así lo han querido - contestó por fin con un tono de voz bajo mientras viajaba su mirada hasta el suelo del pilar, confiando en que el pelirrojo no la golpease. Sus manos hicieron una parada en sus caderas y Eri suspiró derrotada. -Porque somos peones en este tablero, y si ellos dicen que luchemos, lucharemos; y si ellos quieren que muramos... Moriremos - No le gustaba ponerse seria, ni si quiera sabía de donde había sacado aquellas palabras. Dos gruesas lágrimas viajaron por sus mejillas causadas por el picor que soportaba su nariz. Levantó la mirada y se encontró con la carmesí de Yota, entonces habló con un tono más alto:

-Yo no quiero luchar, y menos contigo, pero... ¿Eso no va contra las órdenes, Yota-niichan? - Preguntó su duda, sus brazos cayeron a ambos lados de la figura de la kunoichi, cerrando sus manos en puños. -No tengo razones para pegarme contigo, pero ellos las tienen - Señaló con la cabeza al palco de los señores feudales - Entonces... ¿Qué hacemos?

Preguntó, ¿qué iba a hacer ella? ¿Qué iban a hacer ambos? El nerviosismo se cargó en su espalda y le susurraba que se alejara, que dejase que ganara él y así ninguno tenía por qué luchar, pero... Casi llegaba al extremo de hacerse daño a sí misma si seguía con aquella confusión.
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#6
Se mascaba la tragedia, digo la tensión. En ambos. Como si de un incontrolable frenesí se tratase y en cualquier momento fuese a hacer su estallido y entonces no habría marcha atrás.

Esperaba con ansiedad la respuesta de mi compañera de aldea. La joven muchacha de Uzushiogakure con sus manos posadas en sus delicadas caderas contestó con un leve susurro.


-Porque así lo han querido

5 simples palabras. Ni una más, ni una menos. Todas y cada una de ellas repiquetearon en mi frente, cada una con mayor fuerza, como si de una gota malaya se tratase. Pero como si del capricho de un niño de tratase, la cosa no iba a quedar ahí. Incapaz de dejar de mirarlo, sin reconocerla, apática, la muchacha seguía con su discurso conformista.

-Porque somos peones en este tablero, y si ellos dicen que luchemos, lucharemos; y si ellos quieren que muramos... Moriremos

*Peones... Juguetes a la merced de la Uzukage y del gordo del señor feudal que debía estar deleitándose con sus putillas y sus canapés de alta gama... No, definitivamente yo no soy eso*

-Yo no quiero luchar, y menos contigo, pero... ¿Eso no va contra las órdenes, Yota-niichan? - Preguntó su duda, sus brazos cayeron a ambos lados de la figura de la kunoichi, cerrando sus manos en puños. -No tengo razones para pegarme contigo, pero ellos las tienen - Señaló con la cabeza al palco de los señores feudales - Entonces... ¿Qué hacemos?

Bueno, al menos sabía que opinábamos de forma similar. Menos daba un Doton. Pero la peliazul no podía estar más equivocada. Que si era lo que nos tocaba hacer, que si éramos peones y por tanto que eran otros los que decidían nuestro destino, que si ir en contra de las órdenes. Menuda paja mental.

Negué enérgicamente con la cabeza.


-Yo no soy el puto peón de nadie, Eri-chan, ¡Tengo mis propias metas! Defiendo Uzushiogakure por qué es mi hogar, no por que nadie me obligue a ello- le recriminaba totalmente asombrado por lo que acababa de escuchar -¿Si ese señor feudal al que tanto respeto y miedo le tienes te pide que te tires por un acantilado también le harás caso?-

Era la típica contrarrespuesta, pero me venía genial para la situación. Joder, ¡Tenía que aprender a tomar sus propias decisiones! No debía permitir que nadie escogiese por ella, a fin de cuentas tenía una cabeza sobre los hombros para eso.

-Y ahora... Si lo que toca es que me pegues una paliza, adelante. No hagas cabrear a ese señor feudal al que le importas una mierda-

Alcé los puños, resignado observando a la muchacha, que a su vez me observaba y pude apreciar aquellas dos solitarias lágrimas y sus puños apretados.
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#7
-Yo no soy el puto peón de nadie, Eri-chan, ¡Tengo mis propias metas! Defiendo Uzushiogakure por qué es mi hogar, no por que nadie me obligue a ello- le recriminaba totalmente asombrado por lo que acababa de escuchar -¿Si ese señor feudal al que tanto respeto y miedo le tienes te pide que te tires por un acantilado también le harás caso?-

Y su mente desconectó.

Lo primero por ser tan malhablado, ¿es que no podía hablar sin decir una mísera palabrota? Y lo segundo, porque ella no había mencionado a la Uzukage en ningún momento sobre sus pensamientos acerca de ser peones en un tablero. ¿Qué se creía? Había demostrado sus habilidades frente a Kazuma porque estaba ELLA delante, y lo que le picaba detrás de la oreja era la ausencia de esta, los señores feudales se podían ir a freír espárragos si querían -que para el caso, qué asco daban los espárragos fritos pudiendo comer dangos -, a ella solo le importaba Shiona, y no la estupidez que emanaba del medio artrópodo que tenía delante.

-Y ahora... Si lo que toca es que me pegues una paliza, adelante. No hagas cabrear a ese señor feudal al que le importas una mierda-

Se llevó ambas manos a la cara y se limpió aquel rastro del líquido salado que emanaba de sus ojos. Ya no estaba triste, estaba furiosa. Con ella por haber sido malinterpretada, por él por malinterpretarla y con los demás por simplemente existir, ¡malditos cacas!

-¿Tú eres tonto? - Contestó mientras chascaba la lengua y se cruzaba de brazos, ¡encima que le dejaba decidir a él! -No voy a darte una paliza, a no ser que cojas mi mano y empieces a golpearte con ella. - Soltó mientras de un salto bajaba del cilindro y le daba la espalda a su oponente. -Yo misma tengo mis propias metas, y ninguna de ellas tiene que ver con pegarme contigo, además; si lo que me importa es mi villa, ¿qué sentido tiene que me pegue sin Shiona-sama delante? - Bufó molesta e hinchó los mofletes, hablando con una voz un tanto más grave de lo normal - ¡Jopetas! Pero que tú me digas que hago caso a los señores feudales, ¡yo solo te digo lo que pienso! No soy un peón de Shiona, sino de esa gente - Miró con cierto rencor el palco de los susodichos y negó, luego se dio la vuelta y encaró al Sasagani, y cuando se fijó en sus orbes carmesí se intentó morder la lengua y salir de allí sin cagarla más, pero no pudo, no pudo evitarlo por como era ella misma. Lágrimas de rabia se arremolinaban en sus ojos nublándole la vista, y con voz quebrada y un tanto chillona, volvió a hablar:

-Pero no estoy dispuesta a que ni ellos ni tú, que al parecer no comprendes que eres demasiado importante para mí; me digáis lo que tengo que hacer, carapan - Escupió mientras daba la vuelta y comenzaba a alejarse. -Felicidades, Yotita, has pasado sin sudar a la siguiente ronda

Por una parte estaba feliz, había ganado alguien de su villa. Al menos así Shiona estaría orgullosa.
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#8
-¿Tú eres tonto? - Contestó mientras chascaba la lengua y se cruzaba de brazos

La primera en la frente. Tonto. Una palabra que no me dolería si la dijese cualquier otra persona. Pero de ella sí. Empezaba a no entender nada, pero las palabras de la peliazul a la que extrañamente le había cogido tanto aprecio e tan poco tiempo seguían saliendo de sus entrañas, llenas de sentimientos que iba escupiendo poco a poco.

-No voy a darte una paliza, a no ser que cojas mi mano y empieces a golpearte con ella. - Soltó mientras de un salto bajaba del cilindro y le daba la espalda a su oponente. -Yo misma tengo mis propias metas, y ninguna de ellas tiene que ver con pegarme contigo, además; si lo que me importa es mi villa, ¿qué sentido tiene que me pegue sin Shiona-sama delante? - Bufó molesta e hinchó los mofletes, hablando con una voz un tanto más grave de lo normal - ¡Jopetas! Pero que tú me digas que hago caso a los señores feudales, ¡yo solo te digo lo que pienso! No soy un peón de Shiona, sino de esa gente

*Qué diablos..*

Definitivamente no había captado el mensaje, lo había malinterpretado todo y ahora empezaba a comprender su enfado. No pude mantener el contacto visual por más tiempo y mis puños fueron descendiendo. Por suerte ella tampoco la aguantó y echó una mirada de aquellas que serían capaz de matar al palco de los señores feudales. Tan solo deseaba que la cosa no se fuera de madre. Bastante teníamos con los silbidos y el malestar de toda la grada que estaba sedienta de pelea. Pero Eri había tomado una decisión, una decisión que podría traerle muchos problemas.


-Pero no estoy dispuesta a que ni ellos ni tú, que al parecer no comprendes que eres demasiado importante para mí; me digáis lo que tengo que hacer, carapan - Escupió mientras daba la vuelta y comenzaba a alejarse. -Felicidades, Yotita, has pasado sin sudar a la siguiente ronda

Aquello no era una victoria tal y como lo definía Eri, era una derrota, de las dolorosas.

*¿Demasiado importante?* pensaba para mis adentros.

Pude apreciar que realmente se estaba retirando, no era un farol. Estaba decidida a hacerlo. No, no podía permitir lo que estaba ocurriendo.

Una telaraña se enganchó en la mano diestra de la kunoichi y gracias a la tensión pude detener su avance.


-Yo... cr..creo que te he malinterpretado... Lo siento, Eri-chan.- decía con una voz rota, dolido por haberla hecho daño. Bajé del cilindro, siempre con la telaraña tensa y me fui acercando a ella -¿Sabes? Tu también eres importante para mí. Por ello no quiero pelear contra ti, porque siempre me has tratado bien y no quiero hacerte daño-

Silencio. Incluso en la grada, miraban estupefactos lo que estaba sucediendo sobre aquella hierba.

-¡Eres la única que no me ha juzgado por lo que soy, sino por como soy! Nadie más lo ah hecho. Para los demás solo soy un estúpido bicho. Así que no te vas a ninguna parte. si abandonas no será una victoria, para mis erá una derrota-

Finalmente, cuando estuve lo suficiente cerca de ella, dejé que mis brazos actuasen completamente solos, por instinto, envolvieron a la chica con delicadeza y dejé caer la cabeza por su hombro izquierdo.

-¿Podrás perdonar a este carapan insensible?- Susurré a su oído.

Después le dí un beso en la mejilla, el mismo que ella me dio en Yachi.


-¿Entonces, qué? ¿Abandonamos ambos? Yo tampoco quiero pelear si no está Shiona-sama..-
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#9
Un escalofrío recorrió su cuerpo al notar una masa extraña rodear su mano derecha, estaba fría, y el primer impulso que tuvo fue quitárselo para salir pitando del lugar antes de que volviese a romper en llanto, pero ese hilo hizo que se detuviese.

Quedándose rígida enmudeció, escuchando como los latidos de su corazón aceleraban al notar como alguien se acercaba.

-Yo... cr..creo que te he malinterpretado... Lo siento, Eri-chan.- decía con una voz rota, dolido por haberla hecho daño. Bajó del cilindro, con la telaraña tensa y se fue acercando a ella -¿Sabes? Tu también eres importante para mí. Por ello no quiero pelear contra ti, porque siempre me has tratado bien y no quiero hacerte daño-

Las lágrimas que trataba por contener se escaparon sin su consentimiento, pero tampoco las escondió, haciendo que su llanto fuese uno de aquellos que se denominaban mudos. Aguantaba la respiración mientras notaba un cosquilleo en el estómago, ¿Le... Importo? ¿De verdad le importo? Pensó mientras escuchaba los pasos del chico resonar en su cabeza, acompasados del bombeo de su interior.

Y eso era lo único que escuchaba, los incesables latidos de su corazón y los pasos del Sasagani, incluso la grada con toda su gente, después de enfadarse por no recibir espectáculos, sentían la necesidad de ver como acababa aquello.

-¡Eres la única que no me ha juzgado por lo que soy, sino por como soy! Nadie más lo ha hecho. Para los demás solo soy un estúpido bicho. Así que no te vas a ninguna parte. si abandonas no será una victoria, para mi será una derrota-

Las mariposas que creía que aminoraban volvieron a revolotear en su interior y un sentimiento de euforia inundó hasta el rincón más profundo de todo su ser, haciendo que sin querer formase una estúpida sonrisa en su rostro y sus mejillas se tiñesen de carmesí; más cuando fue a balbucear palabras sin sentido, el cuerpo de su compañero cayó sobre el suyo, aferrándola en un contacto más íntimo mientras dejaba que su cabeza reposase sobre su hombro sano.

-¿Podrás perdonar a este carapán insensible?- Escuchó susurrar al poseedor de aquellos ojos tan poco comunes antes de que depositase un beso en su mejilla, tal y como recordaba haber hecho con anterioridad en uno de sus viajes.

-Yota-nii...Chan... - Susurró entre hipos mientras rodeaba el cuerpo de éste, apretando fuerte para que no se fuese de su lado. No sabía si reír o llorar, lo que sí sabía era que estaba feliz por lo recientemente dicho y que esa felicidad duraría, aunque no con certeza podría decir hasta cuando. Sonrió y con cierta timidez posó su frente sobre él, ocultando por unos instantes su húmedo rostro. -No tengo nada que perdonarte, ¡jopetas! Pero me tendrás que compensar por haberme hecho llorar, jum... - Sugirió en voz baja, para que solo escuchase él.

-¿Entonces, qué? ¿Abandonamos ambos? Yo tampoco quiero pelear si no está Shiona-sama..-

Y tenía razón, ella tampoco quería. -¡Vámonos los dos juntos, Yota-niichan! - Contestó mientras comenzaba a dar pequeños saltitos de emoción sin todavía apartarse del mayor, le importaba un pito la gente del público, para ella ahora estaban solo ellos dos.

Y Shiona si aparecía.
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#10
-Yota-nii...Chan... las palabras de la kunoichi eran como caricias de alivio para mí, mi disculpa había dado sus frutos y ahora respiraba mucho más aliviado -No tengo nada que perdonarte, ¡jopetas! Pero me tendrás que compensar por haberme hecho llorar, jum... - Sugirió en voz baja, para que solo escuchase él.

-Bueno... ya pensaremos en algo.. sugerí ante aquellas palabras conciliadoras

-¡Vámonos los dos juntos, Yota-niichan!

Eri estaba contenta después de todo lo sucedido y yo no podía negar tampoco mi felicidad. Habíamos logrado distanciarnos del ambiente del lugar, no éramos conscientes ni del público ni de las expectativas, tampoco de la magnitud de lo que estábamos haciendo. hasta que algo nos pasó cerca de ambos, como si del bufido de un león se tratase, tantyo que mi coleta se removió con cierto nerviosismo golpeando la nuca de la peliazul.

*¿Qué fue eso?* pensaba para mis adentros volviendo la vista atrás.

No había nada así que volví a darme la vuelta y pude ver de lo que se trataba.


-Esto... ¿Qué está pasando aquí?-

-Eso es precisamente lo que me gustaría que me contaseis-

Ante nosotros, erguido como un palo vimos a un tipo con los cabellos tan ensagrentados como los míos, un par de jades en sus cuencas oculares y unos músculos de infarto, aquel tipo hacia 2 por 2 como mínimo. Se notaba que había cuidado su físico con el paso de los años y una cicatriz que atravesaba su ojo de arriba a abajo. Su expresión facial tampoco invitado al buen rollo precisamente, se le veía visiblemente molesto.

-¿Se puede saber que es lo que tenéis en la maldita cabeza? ¿Qué queréis? ¿Desatar la ira de Shiona-sama? ¿Convertiros en la vergüenza de la aldea? Por qué si eso es lo que queréis debo decir que lo estáis logrando. Estáis aquí para demostrar vuestra valía, vuestras dotes en el combate, ¡La gente no quiere ver abracitos y besitos!- gritaba, totalmente ofendido -Por suerte estaba yo viendo el combate para salvaros el culo. Os diré lo que va a pasar a partir de ahora, vais a volver al centro del campo de combate y vais a realizar el mejor combate de vuestra vida; vais a dejar a la gente boquiabierta hasta que uno de los dos gane, ¿Ha quedado lo bastante claro?-

Se movió, lo suficiente como para que se pudiese encarar con Eri, clavándole la mirada de una forma especial.

-Y tu, pequeñaja... ¡¿Acaso no te he enseñado nada durante todo este tiempo?!- vociferaba desde la más absoluta desesperación.

Yo por mi parte me había quedado algo boquiabierto, aunque una parte de mí me suplicaba darle un buen puñetazo, pero no era ni el momento ni el lugar.

*¿Será su sensei?*

-No sé quien eres pero la verdad me importa un bledo, ¿Si luchamos acabaremos con esta maldita farsa de una vez?-

-Solo hasta que uno de los dos gane-

Miré a mi compañera de reojo, encogido de hombros. No teníamos mucho donde elegir.

-Me temo que no tenemos mucho donde escoger...

La elección era suya.
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

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#11
Rápido como el viento, o bien habían tirado algo cerca de nosotros, o bien alguien había bajado, pero fue lo suficiente para que la kunoichi subiese la mirada para ver qué era, la curiosidad, más que nada. Tanto Yota como ella fijaron su mirada ante el desconocido no tan desconocido que se alzaba frente a ellos, un hombre que, por cierto, era bastante alto y bastante conocido para la huérfana.

-Esto... ¿Qué está pasando aquí?-

-¡Toyo-sensei! - Dijo emocionada apartándose del pelirrojo menor, pero al ver su mirada reprochadora, ella misma viajó sus ojos al suelo, claramente avergonzada, lo peor es que no sentía haber hecho algo malo, al contrario, estaba muy feliz.

- Eso es precisamente lo que me gustaría que me contaseis - Ignorada por completo, Toyo, molesto, les preguntó a ambos.-¿Se puede saber que es lo que tenéis en la maldita cabeza? ¿Qué queréis? ¿Desatar la ira de Shiona-sama? ¿Convertiros en la vergüenza de la aldea? Por qué si eso es lo que queréis debo decir que lo estáis logrando. Estáis aquí para demostrar vuestra valía, vuestras dotes en el combate, ¡La gente no quiere ver abracitos y besitos! Por suerte estaba yo viendo el combate para salvaros el culo. Os diré lo que va a pasar a partir de ahora, vais a volver al centro del campo de combate y vais a realizar el mejor combate de vuestra vida; vais a dejar a la gente boquiabierta hasta que uno de los dos gane, ¿Ha quedado lo bastante claro?-

Hinchó el moflete al escucharle, él tenía una idea bastante diferente a la suya sobre el mejor combate de vuestra vida, ''Estúpido sensei'' Resonó en su mente mientras el mayor se giraba a encararla, ¡mierda! Ahora le tocaba a ella sola, estúpido Yota, ¡seguro que Toyo venía únicamente porque era su sensei! Estúpido Yota por dos, él no tenía un sensei como él.

-Y tu, pequeñaja... ¡¿Acaso no te he enseñado nada durante todo este tiempo?!- Hinchó el moflete restante mientras le sacaba la lengua, claramente no se lo tomaba en serio, si no... Bueno, la verdad es que se veía dando vueltas al rededor de la academia a la vuelta de Uzushiogakure. Miró de soslayo al Sasagani, que andaba mirándolos boquiabierto, quizás... Dar vueltas al rededor de la academia era un pensamiento bastante atractivo y valdría la pena después de de lo sucedido aquel día.

-¡Sí, claro! Me has enseñado a vestirme de muchas formas, y de cuidar mi pelo... - comenzó a enumerar con sus dedos, con suerte, en voz más baja para que solo la escuchasen los presentes en la arena. -Pero no te preocupes, ¡sabes que siempre te hago caso sensei! - Sin embargo su comenzado discurso se fue eclipsado por la voz del medio arácnido.

-No sé quien eres pero la verdad me importa un bledo, ¿Si luchamos acabaremos con esta maldita farsa de una vez?-

-Solo hasta que uno de los dos gane-

Le pasaron el relevo a ella con la mirada, ambos con los ojos puestos en ella, jade y carmesí sobre esmeralda. Y sonrió con una de sus mejores sonrisas, de esas que podía derretir el más frío témpano de hielo.

-Bueno, tomemoslo como un entrenamiento - Claramente era medio mentira, porque el público estaba ansioso por ver drama y sangre, pero sobre todo aquello último. Caracacas sanguinarios, ¡ni si quiera respetaban que fueran de su misma villa! Se mordió el labio y mientras movía su mano para decirle adiós a su sensei, se encaminó tirando del pelirrojo menor por su mano derecha para ir al medio del campo.

Paso a paso llegaron allí, y lo soltó, colocándose frente a él. No quiso ni subirse a su cilindro asignado, prefería estar a su altura, lo más bajo posible, entonces buscó su mirada de nuevo, para terminar el discurso y comenzar a lo que había venido para después, quizás, invitarle a unos dulces, ¡eso siempre ayudaba! -Yota-niichan... No me hagas mucho daño, ¿nee? - Pidió mientras guiñaba su ojo izquierdo -Es bromi... Pero... Solo espero que de esto no saquemos un mal recuerdo, te tengo demasiado aprecio como para que suceda... - susurró mientras se mordía el labio inferior, luego negó y volvió a pintar una sonrisa en su cara. Llevó el puño izquierdo hacia delante, esperando a que el chico hiciera lo propio contra el suyo. -¡Que sea un combate justo y sin trampas!

El tiempo comenzaba a correr, ya era tiempo para terminar lo que había venido a hacer.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#12
Pues si, era su sensei.

No pude evitarlo y mientras discutían pensé en Setsuna-sensei, ¿Qué estaría pensando de mí? ¿Pensaría lo mismo que el tal Toyo? Por momentos me alejé de todo, rodeado simplemente por oscuridad mientras trataba de dilucidar lo que podría pensar Setsuna. Las palabras de Toyo me indujeron a ello y ahora no veia más escapatoria que luchar, aunque fuese con Eri. No quería decepcionarlas, ni a mamá ni a Setsuna. Lo sentía por Eri, aunque a decir verdad, no las tenía todas, no sabía nada acerca de las habilidades de la peliazul y... las apariencias muchas veces engañan.

Fue la muchacha la que me sacó de mis pensamientos cuando agarro mi mano y tiró de ella en dirección al centro del campo de batalla. Ella también había cambiado de parecer tras la intervención de su sensei.

Ahora nos encontrábamos entre los dos pilares, sobre la hierba, encarados a poca distancia, unos 3 metros más o menos y a la muchacha no se le ocurría anda más que seguir haciendo broma. Puede que aquella fuese su forma de mostrar su felicidad, o su nerviosismo...


Yota-niichan... No me hagas mucho daño, ¿nee? - Pidió mientras guiñaba su ojo izquierdo -Es bromi... Pero... Solo espero que de esto no saquemos un mal recuerdo, te tengo demasiado aprecio como para que suceda...

Se mordió el labio tras aquellas palabras. ¿Qué acababa de hacer? Algo dentro de mí me decía que se sentía inferior pero... ¿Cómo podía estar tan segura?

-Acabemos con esta farsa de una vez, ¿Vale? Lo que más quiere es salir de aquí de una vez por todas, sea quien sea el ganador, la verdad es que eso no me importa-

Arrojé el caramelo con mi mano diestra hacia mi lado derecho mientras los pocos restos de caramelo crujían entre mis dientes

-¡Que sea un combate justo y sin trampas!

-¡Eso es! ¡Divirtámonos lo máximo posible!- exclamé, contestándole con mi mano izquierda levantada mostrando el pulgar hacia arriba.

Vi como alzaba su puño. No iba a tardar mucho en lanzarse al ataque, pero yo tenía algo más que hacer antes que atacar. Me acerqué a ella mostrando mis dedos índice y corazón de la mano derecha extendidos, me acercaría tanto como para estar frente a ella, a escasos centímetros y mostrarle mi mano diestra. Era el sello de la reconciliación y para mi, además, del respeto y de la amistad, tenía que hacerlo antes de empezar.


-Tienes que prometerme que saldremos de aquí siendo amigos, tal y como lo éramos antes de entrar, ¿Puedes prometérmelo?-
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#13
''Pero... ¡Qué desperdicio! ¿Por qué tirará el caramelo a medio terminar! Ya no le invito a dulces...''

-¡Eso es! ¡Divirtámonos lo máximo posible!- Exclamó subiendo su dedo pulgar izquierdo hacia arriba. Entonces se volvió a acercar a ella, a escasos centímetros y le mostró su mano diestra con sus dedos índice y corazón extendidos. -Tienes que prometerme que saldremos de aquí siendo amigos, tal y como lo éramos antes de entrar, ¿Puedes prometérmelo?- ¿Quería que le prometiese algo que no dependía únicamente de ella?

''No me gustan las promesas, Yota-niichan...''

-Sí, solo si tu también puedes prometérmelo. - Fue la afirmación que más le había costado hacer hasta el momento, una promesa, ¿cuántas había hecho hasta ahora? Seguramente... Ninguna habría cumplido. Suspiró, al menos había dejado claro que únicamente de sus manos no estaba, entonces negó con la cabeza, disipando aquellos pensamientos e imitó a su compañero de villa, subiendo su mano izquierda con los dedos índice y corazón extendidos, mientras cerraba los ojos y le deleitaba con la última sonrisa que debería dar, mostrando sus blancos dientes.

No muy segura de cómo deberían comenzar el combate, añadió -Bueno, pues... ¿Qué empiece el combate? - Preguntó mientras se alejaba de su posición y se posicionaba encima de su cilindro, no sería tan puerca de atacar sin que este se lo esperase.

''Hora de ponerse seria... Supongo''

Colocó ambas manos por detrás de su cuerpo, esperando a que él se colocase para comenzar, entonces se decidiría quién llevaría la iniciativa, o mejor dicho... Ella no sabría como comenzar el combate que menos le apetecía efectuar.

Estado de Eri

• PV:

160/160



• CK:

130/130



Realizada una AO

Objetos:
Kit médico [Cintura]
Hitai-ate [Frente]
Portaobjetos [Cintura] [8/10]
  • ¤ Veneno común
    ¤ Shuriken x3
    ¤ Comunicador básico
    ¤ Kunai x1
    ¤ Veneno común mejorado
    ¤ Veneno genérico
Mecanismo oculto de kunai (cargado) [Muñeca izquierda]

Daño recibido
Daño causado
Técnicas empleadas
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#14
-Sí, solo si tu también puedes prometérmelo.

Unimos nuestros dedos y los entrelazamos ante la condición de Eri.

-Es lo que estoy haciendo, Eri-chan-

Nada más separar nuestros dedos la muchacha empezó a distanciarse hasta colocarse sobre el pilar una vez más. Sabía que ese era el paso previo a empezar a darnos de tortas, así que había tomado las precauciones pertinentes.

Bueno, pues... ¿Qué empiece el combate?

Abajó, sobre la hierba, seguía inmóvil y ante la propuesta simplemente alcé la mano diestra mostrando el reverso de la mano e hice un par de movimientos atrayendo los dedos hacía mi rostro indicándole que bajase y viniese a pelear allí donde estaba, sobre la hierba.

El público, por su parte, hizo notar su satisfacción ante la inminente pelea con un sonoro aplauso.

*El mejor combate de nuestra vida... aquello era lo que había dicho el jonnin de la aldea y sensei de Eri *No sé si será el mejor, pero desde luego que será especial, ¡Voy a darlo todo!*

La estrategia ya había sido desplegada.



Estado de Yotita

• PV:

100/100




• CK:

110/110




1 AO



Objetos:
  • Portaobjetos [Muslo derecho] [1/10]
    • Kunai (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración)


  • Mecanismo oculto de kunai [Muñeca izquierda]
    • Kunai (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración)

  • Mecanismo oculto de kunai [Muñeca derecha]
    • Kunai (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración)

Daño recibido
Daño causado

[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#15
El Sasagani le llamó para que bajase a luchar abajo, en la hierba, pero... ¿No se suponía que ya habían comenzado el combate? ¿Sería una estrategia de su compañero? ¡Ay! No quería morir tan joven, tenía mucho que ofrecer, no había vendido su cuerpo suficiente todavía.

Delirios a parte.

''Bueno... Si quieres que baje...''

Concentró chakra dentro de su cuerpo, y con precisión un color rosado pálido apareció en su mano izquierda, así saltó de su pilar y fue directamente hacia la posición donde Yota se encontraba. Con suerte se apartaría para romper la arena, siempre le gustaba romper la arena para empezar, o si no se apartaba pues... Se haría daño.

¿Sería tan débil su cuerpo para que le pasase lo mismo que a Nabi le pasaba cuando recibía el mismo ataque?

Estado de Eri

• PV:

160/160



• CK:

118/130

-
12


Realizada una AO

Objetos:
Kit médico [Cintura]
Hitai-ate [Frente]
Portaobjetos [Cintura] [8/10]
  • ¤ Veneno común
    ¤ Shuriken x3
    ¤ Comunicador básico
    ¤ Kunai x1
    ¤ Veneno común mejorado
    ¤ Veneno genérico
Mecanismo oculto de kunai (cargado) [Muñeca izquierda]

Daño recibido
Daño causado
34PV (Okasho 20 + 12 puñetazo + 4 fuerza - 2 tu resistencia)
Técnicas empleadas
¤ Ōkashō
¤ Impacto de la Flor de Cerezo
- Tipo: Ofensivo
- Rango: C
- Requisitos: Iryō-Nin 10
- Gastos:
  • 12 CK
  • (Iryō-Nin 20) (multiplicable x2)
  • (Iryō-Nin 40) (multiplicable x3)
  • (Iryō-Nin 60) (multiplicable x4)
  • (Iryō-Nin 80) (multiplicable x5)
  • (Iryō-Nin 100) (multiplicable x6)
- Daños: +20 PV al daño por taijutsu básico
- Efectos adicionales: (Irō-Nin 100) En la forma activa o liberada del Sōzō Saisei, el usuario puede coger chakra de la reserva y gastar 0.6*X CK para causar X PV extra (máximo total de daño: 300 PV)
- Sellos: -
- Velocidad: -
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo, el golpe causa daños en 4 metros a la redonda
Aunque algunas personas ven a esta técnica como un tipo de "fuerza sobrehumana", en realidad no es más que una aplicación del Ninjutsu médico que requiere de una gran capacidad de concentración y un minucioso control del chakra. El usuario moldea una gran cantidad de chakra en el interior de su cuerpo y después lo concentra en una de sus extremidades. Este se libera en el momento del impacto, causando un gran daño. Depende, sobre todo, de la cantidad de chakra utilizado; aunque los ninjas más experimentados son capaces de concentrar toda la energía en la yema de uno de sus dedos. Cuando el suelo se ve afectado por la técnica, este es pulverizado en pequeñas piezas que se dispersan como si de pétalos de flores se trataran, de ahí el nombre de la técnica.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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