Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Juro se dio cuenta de que ciertamente, Eri se había cortado levemenete la palma de la mano con la que había agarrado el arma. Entonces vio como sacaba un botiquín y se vendo así misma. Juro pensó en ayudarla, pero supuso que sabía más que él.
-¿Estas bien? - le preguntó - Veo que se te da bien lo de tratar heridas...
Juro pensó en que podría ser algún tipo de medica,. Había oído de ninjas con esa capacidad, o quizá simplemente supiese vendarse, no estaba seguro. Sin importar eso, Eri aceptó lo de buscar a los culpables, y ademas, le dijo que el rastro iba directo hacia el final del paseo.
Le preguntó acerca de si tenía un plan. Juro se llevó una mano al mentón, pensativo. ¿Que podía hacer? No tenía ni idea de cuantos eran, quienes, o donde podían estar. Trató de fijarse en el ambiente, gente, tiendas, los cerezos, algún pájaro volando...
- Bueno...podríamos utilizar algún bunshin para que fingiese ser nosotros, o usar un henge y transformarnos en un civil o un pájaro para pillarles por sorpresa - opinó, confiando en que la chica supiese los jutsus que el conocía - ¿Que tienes en mente tu?
Quizá la chica tuviese mejores ideas, por preguntar no pasa nada. Los otros podrían esperar, si Eri tenia razón y era una trampa, no se moverían de ahí.
Miró a Juro, recapacitando sus ideas para o bien poder emplearlas, o bien poder derivar alguna idea mejor a partir de ellas, suspiró, ella podía hacer bunshins fácilmente, pero todavía no sabía hacer henges... Así que optó por lo más básico, se esconderían por entre los árboles de cerezo que rodeaban el final del camino, (que no era más que una plaza circular con una fuente en medio), y así podrían sorprender al enemigo, o al menos despistarle durante unos segundos antes de poder atacar.
- Bien, quizá si creamos un bunshin cada uno y lo dejamos entrar a la plaza tendremos una oportunidad de saber quién es nuestro enemigo.- Empezó a explicar al moreno señalando la zona. - Mientras, iremos los dos juntos por la derecha, y si logramos dar con el paradero del culpable, trataremos de rodearlo. - Terminó mientras señalaba ambos lados de la plaza. -¿Te parece bien?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Juro escuchó la propuesta de Eri, y pensó en lo que dijo. Quizá los enemigos esperasen que hicieran algo así, pero lo que no podían hacer era meterse en medio del problema sin cobertura. Puede que los bunshin no funcionaran a la perfección, o que no colasen, pero era lo mejor que tenían.
Esperaba que los dos pudieran con ellos. Ni si quiera sabía quienes eran, ni de que clase de cosas serían capaces. Pero después de haber lanzado el kunai en una via publica, suponía que profesionales no eran, precisamente. Al menos, eso esperaba.
"No pueden ser enemigos, ni bandidos, no serían tan idiotas" - recapacitó, sin acabar de clasificarlos.
Sin mucho más que hacer, se dirigió hacia Eri.
- Me parece una buena idea, hagamoslo - dijo, seriamente.
Si la chica no ponía pegas, ejecutaría el sello del carnero, y con una pequeña explosión de humo, crearía una copia de si mismo. Le gustaría que fuese perfecta, como una de alto nivel de ninjutsu. Pero era lo que tenían en ese momento.
Bien... Verás, primero deberíamos tener en cuenta los problemas de un bunshin, ¿no crees? - Dijo señalando al sol. -Ya que no tienen sombra, aprovecharemos el sol para intentar situar al bunshin de tal forma que donde resulte que debe tenerla sea difícil de divisar, ¿vale? Por lo demás no hay problema, estamos sobre tierra. - Con una sonrisa, comenzó hacer los sellos e hizo una copia de sí misma que apareció tras una nube de humo a su izquierda, entonces esperaría a que la copia de Juro se situase a su lado y ambos shinobi pudieran dirigirse a la derecha de la plaza, por detrás de los árboles de cerezo.
''Que funcione... Por favor...''
Se agacharon para poder cubrirse con los pequeños arbustos que decoraban los bordes de la plaza, tenía que tener mil ojos por si acaso se encontraba con el atacante, ya sea en las afueras como dentro de la plaza. Entonces mandó a su bunshin andar hacia la plaza, pero que caminasen cerca de los arbustos de la izquierda para aprovechar las sombras que generaban las flores de los cerezos.
Sin embargo, los clones eran más que obvios.
Dos shuriken atravesaron ambos clones, impactando contra un árbol, quedando clavados, mientras una sombra aparecía justo en el centro de la plaza. Y así los rayos del sol dejaron ver al dueño(o mejor dicho, dueña), de la risa.
¡Vaya, vaya!- Saltó otra carcajada. Era una niña de más o menos trece años de edad, con el pelo lacio de un color carmesí, como sus ojos, que parecían estar inyectados en sangre. Vestía con un típico conjunto chino de color oscuro y unas mallas cortas negras, además de las típicas sandalias shinobi negras y un cinturón en el que descansaba un porta-objetos(al parecer, lleno de armas arrojadizas). -Me habéis intentado engañar, ¡pero no os ha funcionado! - Chilló al aire, intentando hacerse oír. - Salid como shinobis del remolino que sois... ¿O es que os doy miedo? Vaya ninjas estáis hechos...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri tuvo suficiente sentido común como para sugerir que, ya que eran malas copias, al menos que intentasen disimular el no tener sombra, ni aspecto totalmente físico. Hicieron lo que pudieron con la sombra del cerezo, y se escabuyeron entre los arbustos.
Los clones marcharon por el lado izquierdo, esperando que funcionase. Sin embargo, no funcionó.
Dos shuriken atravesaron a los dos clones, y provocaron que desapareciesen, en una nube de humo. La dueña de ellos apareció. Parecía una niña, de trece años. Tenia una edad parecida a la de Juro, y su risa le inquieto. Tenía un portaobjetos, aunque el chico no vio bandana alguna.
Si lo que quisieran es pelear, podrían salir fácilmente. Juro estaba seguro de que podían reducirla sin problemas, pero si había que restringir la violencia...No estaba seguro de que hacer. Bueno, tenía una oportunidad.
No podían hablar, los escucharía. Juro tuvo una idea. Cogió de su portaobjetos su bomba sonora y se la enseñó a Eri. Después se lllevó una mano al oído y la señaló, indicando lo que pasaría si la lanzará. Quizá pudieran distraerla lanzándola, o al menos, aturdirla. Si salieran corriendo en cuanto cesase quizá...
De cualquier manera, esperaría a ver la reacción de su compañera.
La dueña de cabellos azules alzó una ceja a modo de duda, ¿quién era esa chica? No la recordaba de su promoción y tampoco llevaba el símbolo de Uzushiogakure por ningún lado. Eri suspiró, pero que ruidosa era esa mujer.
Después de lanzar varios comentarios intentando herir el orgullo de ambos shinobi del remolino, dejó de escuchar a la chica y se fijó en Juro.
''¿Qué me querrá decir?''
Vio como el chico llevaba su mano al portaobjetos y de él sacaba una especie de bomba, ¿qué clase de bomba va a usar en un lugar como este? ¿Humo? Pero al notar como se llevaba una de sus manos al oído lo captó de golpe: quería aturdir a la joven pelirroja para no tener que luchar contra ella. Sonrió a Juro y le levantó el pulgar en modo de aprobación.
Si tiraba la bomba sonora podría correr rápidamente a ella y propinarle una patada en el estómago que la dejaría sin aliento, por lo cual Juro podría ayudarle a sujetarla y así poder atarla o... Bueno, eso, y reportarlo, o simplemente descubrir el por qué de ir atacando a gente en medio de la villa.
Así levanto su dedo índice, corazón y anular, haciendo una cuenta hacia atrás, para que Juro supiese cuando tenía que lanzar la bomba.
Primero guardó el dedo anular.
Corazón.
Índice.
Ahora. - Susurró antes de llevar a cabo su plan.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri pareció entender lo que Juro el decía, o al menos, eso indicó cuando le dió el visto bueno. Ella misma empezó la cuenta atrás. Juro pensó en lo que hacer, no tendría mucho tiempo tras lanzarla. Lo primero era taparse los oidos, claro. Ella no podría esperarselo, y le afectaría mucho más.
Si la tiraba cerca suyo, los efectos serían más eficaces. Solo tenía que lanzarla, tomar precaución y atacarla en el momento en el que queda aturdida. Esperó que Eri le entendiese.
Juro asintió y lanzó la esfera. Esta cayó a un escaso metro de la chica, y explotó en un potente chirrido. Los chicos se taparían los oídos, aunque a ella le pillaría por sorpresa. Se los intentaría tapar como reflejo, pero el daño ya estaba hecho. Sus tímpanos acabarían doloridos, y también provocaría un dolor de cabeza considerable, y un mareo aprovechable.
"A ver si ahora es tan valiente"
Era el momento de actuar. Ambos corrieron directamente hacia la chica. Juro pensó maneras de retenerla. Tuvo una idea en mente, aunque era disparatada. Sacó su latigo y empezó a correr.
Esperó a que Eri le atacase. Seguidamente correría hacia ella, con el latigo desenfundado, y trataría de atarla con él. Estaría desorientada y herida, así que no sería muy difícil. Simplemente lanzaría el látigo sobre ella, esperando que pasase por su cintura y se enredase en ella, pasando por sus brazos, y lo reforzaría, para inmovilizarla, ya en el suelo.
Y ahí se encontraban, después de haber hecho un combo doble perfecto. Ambos después de haberse tapado los oídos y haber salido cuando la chica estaba totalmente distraída por el sonido, dejaron a la chica totalmente indefensa y a manos del poseedor del látigo. La kunoichi había conseguido propinarle una patada en el estómago y Juro con sus habilidades con su artefacto había inmovilizado a la pelirroja.
Le dieron ganas de acercarse a Juro para chocarle los cinco, pero no era el momento adecuado, así que se guardó las ganas.
La chica tenía los ojos cerrados con fuerza y solo forcejeaba para llevarse las manos a los oídos, como si su cabeza diese vueltas a causa del estruendo que había creado la bomba sonora. Había quedado desprotegida y eso ya jugaba a favor de ambos ninjas del remolino.
-¿Holaaaaaaa?- Dijo Eri moviendo la mano por delante de su cara. -¿Nos escuchas? - Preguntó.
-Cállate... - Articuló la chica pelirroja. -Haces que me duela más la cabeza.
-Eso te pasa por atacarnos sin ninguna razón. - Se encogió de hombros mientras caminaba al lado de Juro, alejándose de la intrusa. -¿Se puede saber por qué lo hiciste?
-Porque te odio. - Soltó, tal cual, mientras seguía retorciéndose, obra de la bomba. -Y por él. -Abrió uno de sus ojos y giró un poco la cabeza, solamente un par de centímetros, señalando donde se encontraba el moreno.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Ambos ninjas actuaron tal y como sabían. La bomba hizo el trabajo sucio, pilló a la chica por sorpresa y la dejó totalmente inutilizada. Después, Eri corrió y le propinó una patada al estómago, que Juro combinó con su látigo. Tuvo cuidado de no hacer mucho daño a la chica, de eso ya se había encargado Eri.
Una vez atrapado, sujeto con fuerza el mango del látigo. No iba a permitir que se le escapase, no estando tan débil.
La asaltante reafirmó lo que Juro pensaba, estaba desorientada y con un fuerte dolor de cabeza.
"Así aprenderás..."
Juro escuchó sus idioteces. Alegó que odiaba a Eri, y que por alguna razón el tenía algo que ver. Volvió a mirar a la chica, pero no la recordaba. Mientras lo decía, le arrebató el portaobjetos de su cintura, y se lo tiro a Eri con cuidado. Era mejor desarmarla.
- Me gustaría saber como has conseguido un portaobjetos y esas armas - En su portaobjetos tampoco estaba su bandana y no la recordaba entre los graduados. Supuso que no era una ninja, pero no tenía sentido... - Podrías habernos herido seriamente a alguno. Ya estas explicando tus motivos más detalladamente
El tono de voz de Juro se había vuelto más serio, acorde con la situación. Estaba actuando como un shinobi del remolino.
¿No te acuerdas de mí, Juro-kun? - La chica, a pesar del dolor de cabeza que tenía logró vocalizar las palabras suficientes para contestar al moreno, soltando varias lágrimas. - Claro, no te acordarás porque tienes a esa.- Respondió como si escupiese la última palabra, observando con rencor a Eri. Esta había dejado de mirarla para observar qué había en el interior del portaobjetos, encontrándose varias armas arrojadizas más, como había supuesto momentos antes del ataque. Se lo ató a la cintura, junto a su kit médico para distinguirlo de su propio portaobjetos y volvió a mirar a la chica.
-Que yo sepa, no te conozco de nada como para que me trates así.- Contestó con un tono herido, la verdad es que ella no pretendía herir a nadie, le encantaba hacer amigos, pero esa chica simplemente acababa de llegar y ya la estaba poniendo a parir. - Venga, contesta a nuestras preguntas, y si eso nos reconsideramos hablar con la kage sobre esta situación. - No iría a hablar con Shiona-sama porque eso sería molestarla de sus importantes asuntos, solo pretendía meterla un poco de miedo.
La chica, cuando la de cabellos azules nombró a la kage, empalideció y dejó de forcejear durante tres largos minutos, todavía no había nadie por ahí, así que tenían tiempo para esperar y escuchar a la chica hablar, desembuchar, y trazar un plan para decidir qué hacer con ella.
-Está bien, está bien. - Dijo, resignada. -No pasé el examen para salir de la academia ninja, allí es donde os conocí.- comenzó a explicar, cambiando los tonos en los que hablaba, buscando uno en el que pudiese hablar y que no le provocase jaqueca. - Me enamoré de Juro-kun nada más entrar en el aula, pero nunca se fijó en mí...- Susurró apenada, entonces cerró los ojos con fuerza de nuevo.
Eri mostró una sonrisa, no era que disfrutase del sufrimiento ajeno, pero la chica estaba confesando sus sentimientos... Aunque no de la mejor manera posible, cabe decir. ¿Qué respondería el moreno?
-En cuanto a ti, engendro de pollo. - Ahora se refería a Eri, con el ceño fruncido. - Eres una de las pocas chicas graduada en esta promoción, y ¡tienes a todos los chicos detrás de ti!- Chilló, haciendo sentir a la kunoichi mencionada totalmente culpable, quedándose cabizbaja. - No te bastaba con zorrear con todos, ¡como para hacerlo con mi Juro-kun!
La sonrisa que había dibujado antes se desdibujó tan rápido, que estaba formándose a partir de ella una mueca de asco.
''¿Yo soy así con Nabi?''
Un momento...
''¡YO NO ZORREO CON NADIE!''
Furiosa, mordió su labio hasta hacerse sangre únicamente para tranquilizarse, prefería dejar a Juro hablar, porque la estaba poniendo de los nervios.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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Juro se quedó de piedra cuando la chica lloró al verle. ¿Se había pasado?¿Habia sido demasiado duro al hablarle?
No, era imposible. Ella les había atacado con armas arrojadizas, se había reído de su dolor, y parecía odiar a Eri. Nada tenía sentido. Juro escuchó la explicación, aún sujetando firmemente el látigo.
Cuando lo hizo, se sorprendió. Era una alumna que no aprobó. Por eso manejaba medianamente bien las armas arrojadizas, aunque no explicaba como las tenía. Al parecer estaba enamorada de el y no le había hecho caso. Había estado ocupado superando sus traumas. Pero claro, la víctima era ella...
Juro no supo que hacer. Esa chica parecía estar loca, y se había enamorado de el. Y para colmo, estaba insultando a Eri, simplemente por estar con el. Era demasiado.
A pesar de ello se enrojeció,y dejó de apretar tanto.
- Yo...Bueno...Yo... - no supo que decir. Vale, se le había declarado, pero es que no quería una novia psicópata que atacara a sus amigos - La academia fue una poca complicada para mi, siento no haberme dado cuenta.
Le salió un hillo de voz. Estaba nervioso, y no sabía que hacer. Casi se olvida de Eri, hasta verla sangrando a su lado por morderse el labio. Era muy bruta
- Pero debes saber que Eri es sólo mi amiga, nada más. No me gusta como para tener algo más. - le explicó, con una voz con algo de cariño. Así al menos le haría caso - No puedes atacar así a mis amigos, o a cualquier persona. Quiero que te disculpes con ella, te has pasado. También que me prometas que no lo harás más si decidimos soltarte.
Eri solo se apoyó en uno de los árboles de cerezos que se situaban detrás de Juro mientras cruzaba sus brazos. Estaba alerta por si acaso la chica de cabellos carmesí intentaba hacer algo, pero cuando el moreno abrió la boca, parecía haber amansado a la fiera.
-¡Juro-kun!- Chilló, emocionada, a pesar del dolor de cabeza que debía tener -¡No tienes que pedir perdón! Yo no sabía que fue una época mala para ti...- Empezó a intentar aletear con sus manos de la felicidad, pero al tenerlas atadas le resultaba imposible.
''Pero qué bipolar es esta chica...''
A medida que la chica atada hablaba, la cara de Eri adoptaba muecas a más extraña la siguiente, la pelirroja la estaba sacando de sus casillas, pero bueno, quizá Juro conseguiría domarla y así todos serían felices y comerían perdices. Sin embargo, la de cabellos azules comenzó a escuchar de nuevo a la chica cuando esta mencionó algo sobre su horrible presencia.
-En verdad no soy tan agresiva... - Confesó, aunque difícil de ser creíble. - Pero siempre he tenido celos de Eri-chan por ser tan guapa, y ser amiga de mi querido Juro-kun.- '' ¿Chan? ¿Y esas confianzas? '' - Pero si Juro-kun me promete ofrecerme una cita, prometo no volver a arrojar ningún arma a sus amigos. - Comentó moviendo la cabeza de arriba a abajo, rápidamente. -¡Juro-kun es lo que yo más quieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero!-
''Por favor, que alguien me diga que YO no actúo así delante de Nabi, por favor.''
Eri, en plena desesperación, se llevó una mano a la frente, resignada. Lo único que le apetecía en esos momentos era darse de golpes contra el árbol donde estaba apoyada para olvidar esa estampa.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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Juro no supo como actuar ante la chica pelirroja. Repentinamente, parecía irradiar felicidad, por el simple hecho de que le hubiese hablado.
Le dijo que no tenía que pedir perdón por no corresponderla, y que no era agresiva, solo se ponía nerviosa por que Eri estaba delante, por ser su amiga.
"Claro, es mejor odiarla que intentar ser mi amiga.." - pensó, conteniendo un suspiro de exasperación.
Y ahora vino lo bueno. Le pidió una cita. Más bien, las palabras exactas fueron, "si me ofreces una cita, prometo no arrojar ningun arma a sus amigos". Juro se quedó quieto, sin haber podido esperar algo así. Iba de enamorada y de buena persona, pero le hacía esto.
"Con que chantaje, ¿eh?"
Le dirigió una mirada confusa a Eri, diciendo claramente "¿Que hago?". No tenía ni idea de chicas, y menos en ese momento. Tenía claro que no quería salir con una loca psicópata emocionalmente inestable, pero tampoco podía soltarla, y poner en peligro a los demás.
- Una cita - repitió Juro, con otro suspiro, que ya no pudo contener. Intentó no soltarlo en tono desganado, aunque no pudo lograrlo del todo - Esta bien, la tendrás. Pero no faltes tu palabra.
Se volvió otra vez hacia Eri, preguntándose si había hecho bien. Le hizo una seña, indicando el látigo, para preguntarle si debería soltarla ya. Supuso que se quedaría atontada solo con la idea, y no que no sería peligrosa. Eso esperaba por el bien de todos.
Eri encogió sus hombros y decidió que ya era hora entrar en escena, abochornada por la situación y un poco cansada del carácter de la pelirroja. Así decidió acercarse a ella y sonar lo más amigable y tranquila posible.
-Antes de nada, ¿podrías decirnos tu nombre, por favor? - No parecía disgustarle estar atada con el látigo de Juro, y eso le daba muchos escalofríos a la kunoichi del remolino.
-Hana, ¡soy la dulce rosa de Uzushiogakure!
-Bien, Hana-san, ¿te parece bien si te esperas a que Juro por sí mismo decida si pedirte una cita o no? - Sugirió, intentando ir por temas más complicados para librar a su amigo del apuro de la pelirroja. -Él mismo te ha dicho que acaba de salir de una época difícil, así que... ¿Por qué no le das el tiempo que necesita y cuando él considere oportuno te pida él mismo la cita?
Hana, pese a que en principio había hecho un puchero, parecía que estaba reconsiderando la oferta. Mirando hacia arriba, como si estuviese pensando en sus cosas. Así pues, después de unos segundos, contestó.
-Ahora que me había dicho que sí... - Susurró, mirando al joven moreno. -Pero... ¡Tienes razón! No puedo hacer ningún mal a mi Juro-kun, así que yo te esperaré el tiempo que haga falta. - Respondió feliz. -¿Es eso lo que quieres, Juro-kun?
Eri suspiró, había logrado su cometido aun siendo un poco difícil de lograr. Lidiar con Hana era mucho más difícil que enfrentarse a un bijuu, estaba segura. Entonces miró al moreno que se encontraba detrás de ella, indicándole que ya podría deshacer la atadura, ya que lo más peligroso que haría en ese momento, sin portaobjetos ni armas, era abrazar al chico hasta dejarlo seco.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Justo cuando estaba arrinconado por aquella extraña chica, Eri entró en acción, salvandolo de una masacre. Primero, le preguntó el nombre. Le dieron ganas de darse un golpe en la cabeza. ¿Debería habérselo preguntado? Quizá se lo hubiese tomado peor...
Respondió que se llamaba Hana. Tenía que recordar el nombre, para saber a quién debía evitar más adelante. Eri entró en el peligro, mencionando el tema de la cita. Le dijo que era él quien debía pedírsela, no debía obligarle ella misma. Juro temió nuevos insultos hacia la pobre chica, pero para su sorpresa, esta accedió.
"Es por mi, no va a tratarla mal delante mio.." . - pensó, sorprendido.
Si, al parecer Hana era capaz de razonar como un ser humano normal y corriente. Era un gran descubrimiento. Incluso quería que se lo pidieran a ella. Le dieron ganas de dar un beso en la frente a Eri, por salvarle de aquella manera. Pero se contuvo, supuso que no pasaría nada bueno si lo hacía.
- Si, te lo agradezco...Aun no me he recuperado del todo - dijo, mostrando una cara similar a la del sufrimiento, pero con un tono amable. Agradeció tener su palidez en la piel, eso le daba aspecto de enfermo y desvalido.
Y la soltó. Como quien suelta un perro. Dejó de apretar, y el latigo se desenrosco de ella. Juro temió por la vida de los dos en ese momento, pero no hizo nada peligroso. Solo corrió y le abrazó, hasta dejarle sin respiración. Tuvo que conterse para no golpearla. La condenada se aferraba a él como una lapa.
Cuando le soltó, tras un largo minuto - o al menos, eso creyó. El tiempo parecío eterno mientras lo estrujaban - Juro trato de formar una sonrisa ,a pesar de que no tenía nada de ganas.
- Bueno, me alegro de que todo haya acabado pacificamente y bien...