Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tras el primer grito de disconformidad, los gritos y las contradicciones entre Uzujines se volvieron un tsunami. Una ola de discordia sumió el lugar, incluso la chica de la tabla de surf se había unido a la fiesta. No sabía porqué, pero ésto último tampoco es que le hubiese pillado demasiado por sorpresa al Senju. Fue entonces que el nuevo Uzukage bajó desde su nuevo pedestal, y se abrió paso entre las filas de shinobis de la aldea para tomar contacto directo con la principal trifulca. Al parecer, si que se había tomado en serio lo de acarrear con los problemas directamente, siendo un escudo literalmente.
«Para que luego digan que mi pandilla es la alborotadora...»
En éste caso, no había sido uno de los principales focos de problemas, lo cuál hasta le sabía mal. Siete se encogió de hombros, y se mantuvo pasivo atisbando la actitud del famoso Uchiha. Parecía ser que no todo iba de cabeza, pues con sus palabras y la buena de fe de la mayoría de los ahí implicados, la trifulca menguaba.
—En fin, parece que no todo va a terminar mal después de todo —increpó al Culebra.
—Yia t´digo bro.
Siete suspiró, parcialmente aliviado. Solo quedaba al frente el pequeño problema del que había hablado antes Datsue, la guerra.
La pelirosa empezó a reaccionar. Quizás simplemente estaba haciendo un rápido ejercicio de asociación de ideas para saber de qué le sonaba mi nombre.
¿No hace mucho calor de repente...?
La realidad es que yo también lo había notado. Como una bocanada de aire caliente o una simple ráfaga de aire caliente. Asentí ante la pregunta de la Uchiha mientras veía como iba saliendo de esa especie de shock que hizo que ignorase mi pregunta inicial y mi principal preocupación por su estado. En caso de querer saciar mi curiosidad, ya iba tarde, puesto que una chica, más bien alta y de complexión atlética empezó a vocear a los presentes después de haberse abierto camino. Aquello estaba cerca de convertirse en todo un despropósito.
«Bien... ¿qué sigue ahora?»
Como si hubiese hecho la pregunta en voz alta, el mismísimo Uzukage hizo acto de presencia. Tuve que tragar saliva a medida que apartaba mi mano del hombro de Suzaku.
—¿Tan rápido vamos a pelearnos entre nosotros, ¡hmm!?
Mi rodilla diestra rápidamente buscó el suelo.
[sub=mediumturquoise]¡Sé que esta Villa está herida! Pero, o dejamos de tirarnos piedras y nos esforzamos más por curarla, entre todos, ¡o Kurama va a tenerlo muy fácil!
Tras aquellas palabras fue mi cuerpo el que terminó por descender y terminó de hacerlo cuando mi cabeza yacía gacha en señal de respeto por nuestro nuevo líder.
— ¡R-Rokudaime-sama!
Pero el objetivo de Datsue no era otro que el de calmar a Suzaku y así se lo hizo saber, diciéndole que todo iría bien. Pronto recuperé mi postura mientras escuchábamos la réplica de la pelirosa. Sentí rabia tras la intervención de Datsue, aquel debía de ser un día bonito que recordar, no era sino un nuevo inicio para Uzushiogakure.
— Maldita sea... ¡Rokudaime-sama tiene razón! —alcé el puño mientras observaba la gente de nuestro alrededor.— No es hora de disputas, sino que son tiempos para mantenernos más unidos que nunca ya sea bajo el yugo de Hanabi-sama, de Datsue-sama o de quien sea. Cada uno debemos aportar nuestro granito de arena para poder patear el maloliente culo de ese zorro apestoso
Mi puño descendió sin saber exactamente qué acababa de hacer. Mis mejillas se encendieron. Quizás Eri, estuviese donde estuviese se sintiese orgullosa de mí, quizás tan solo le diese un ataque de risa. Lo único que tenía más claro que el agua era que tomaría el camino que Datsue parecía estar dispuesto a liderar.
Hasta que había parecido el nuevo Uzukage, algunos la habían mirado extrañados, preguntándose que hacia allí diciendo todo aquello. Otros, le habían devuelto todos y cada uno de los improperios que ella les había lanzado primero.
Y si, había llegado el Kage, pero ella no pensaba moverse de allí hasta que la gente empezase a marcharse, que no parecía que fuera a ser pronto, por que había empezado a llegar más y más curiosos. Así que extendió su tabla en el suelo, y sentó su culo en su asiento flotante personal, cruzándose de brazos.
Además, estaba su pequeño problema de no poder tener la boca cerrada y soltar lo primero que se le venía a la cabeza. Totalmente sincera, sin decorar nada.
—Muy bonito el discurso de el escudo, hasta que te das cuenta de que no puedes estar en todas partes. ¿Quien será el escudo de ese niño maltratado a palos por sus padres? ¿Quien estará ahí cuando unos abusones golpeen a sus compañeros de clase? ¿Quien entrará a casa de una pareja cuando uno golpee a el otro? Es imposible...
Y no lo había dicho mirando a Datsue, lo había hecho hablando al aire, como si estuviera haciendo una reflexión, mientras el pasado volvía a pasearse por su mente. En su caso, aunque los abusos habían cesado, para cuando pararon, ella era incapaz de contar las palizas que había recibido. Y además, aquella cicatriz seguía estando bien grabada en su mente y en su corazón. Una herida de esas que a veces, ni siquiera el tiempo es capa de curar.
A Datsue se le escapó una media sonrisa ante la demostración de gallardía de la kunoichi, pese a seguir teniendo sentimientos encontrados al respecto: demasiado joven para tener que presenciar los horrores de la guerra. «Así que ella era su hermana… Bueno, si alguien entiende sobre hermanos difíciles, ese soy yo».
—No te preocupes por eso —dijo, restándole importancia a lo de Umi con un gesto de mano. No pensaba tomar represalias. Bueno, quizá las próximas misiones que recibiese la chica consistiesen en limpiar letrinas, pero si ese extrañísimo caso se diese, no sería cosa de Datsue. No señor.
A su lado, un joven peliblanco se armó de valor y alzó el puño al cielo, reivindicativo, respaldando las palabras de Datsue con su propio discurso. Datsue le rodeó los hombros con el brazo y le dio una palmada amistosa en el pecho.
—¡Así se habla, carajo!
Los ojos de Datsue giraron a su alrededor. Encontró un poco de todo. Gente que irrumpía en aplausos por los gritos del chico. Algún otro —Datsue se fijó especialmente en un shinobi que tenía los dientes plateados— más tranquilos, o aliviados incluso. Otros pocos que seguían sin tragarse el discurso del escudo: algunos lo intentaban disimular; otros, como la surfista, de la que parecía emanar un inusual calor, sin esconderlo.
Se dio cuenta de que si se quedaba allí a discutir o tratar de convencer a los que todavía no creían en él, iba a fracasar estrepitosamente. No, aquello iba a ser un trabajo duro, de semanas, meses… años incluso. Así que lo mejor era retirarse mientras todavía tenía la sensación de salir más o menos victorioso de aquella.
Dejó escapar un poco de su poder, como el vapor escapando de una olla a presión, para captar la atención de todos por una última vez.
—¡Disfrutad como os merecéis de esta noche, porque mañana… MAÑANA EMPIEZA EL TRABAJO! ¡Larga vida a todos vosotros! —rugió, alzando el puño al cielo—. ¡Larga vida a la Espiral!
Y, antes de desaparecer en un remolino de viento, Datsue gritó a los cuatro vientos:
—¡¡¡Y LARGA VIDA A UZUSHIOGAKURE NO SATO!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80