Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El torneo estaba llegando a su fin, la gente cada vez estaba más ansiosa, esperando que llegara el día de la final, una final en la que se encontraban un representante uzunés, Akame, y una amenia, Ayame, aquella muchacha que le había vencido en segunda ronda había sido capaz de llegar a la final. Por una parte se sentía feliz, al menos había perdido con una de los dos mejores contendientes, por otra la rabia le carcomía, había ansiado ser él el que llegara a la final, haber disputado una final uzunesa en la que demostrar el poder de la villa.
«No estaba al nivel, tanto Ayame como Akame han mostrado ser muy fuertes.»
Con este pensamiento en la cabeza el Senju se había dedicado en cuerpo y alma a entrenar, no quería que aquello se repitiera una segunda vez, si había un próximo torneo, sería él quien llegase a la final.
Aquel día se había dirigido a uno de los muchos dojos interiores, en pos de realizar un entrenamiento más básico, porque sí, le faltaba mucho que pulir y el taijutsu era uno de sus puntos más débiles, por lo que empezaría a entrenarlo para mejorar, y para empezar, practicaba con el aire, un buen contricante.
«Puñetazo con la diestra, con la izquierda, agáchate, patada giratoria, salta, patada lateral.»
Tras esta secuencia de golpes, el peliblanco dio unos pasos hacia atrás, de tal manera que tropezó con una de las estanterías en las que podían encontrarse diversas armas para su uso y entrenamiento, tirándolo todo al suelo y armando un revuelo que cualquiera que pasara por los alrededores podría escuchar sin ningún tipo de problema.
Aquel día —como casi todos los días desde que se dio inicio al torneo— Daigo empezó a entrenar desde muy temprano su resistencia.
No puedo volver a quedarme exhausto en medio de un combate, tengo que entrenar mi fondo.
El chico trotaba incansablemente, parando cada pocos minutos para detenerse y practicar algo de boxeo de sombra antes de continuar corriendo.
Luego de una media hora de entrenamiento, Daigo se detuvo frente a uno de los muchos dojos que estaban repartidos por el valle.
Se quedó un par de segundos pensativo antes de finalmente abrir la puerta.
Quizá sea buena idea detenerme aquí para entrenar mi Taijutsu a conciencia.
Pero aquel dojo ya estaba ocupado por un chico peliblanco que también tuvo la idea de entrenar su Taijutsu.
Lanzó una secuencia de golpes y patadas que acabó con el genin tumbado en el suelo junto a un montón de armas, que fueron tiradas al suelo luego de que el chico tropezase con con una estantería.
—¡Joder!
El peliverde se apresuró en acercarse a él para ayudarlo a levantarse.
—¿Estás bien? Te has llevado un muy mal golpe.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
El peliblanco levantó la mirada a la par que el muchacho que acababa de entrar en el dojo le ayudaba a ponerse en pie, sin mucho esfuerzo, y entonces echó un vistazo a los alrededores, en suelo estaba lleno de armas que habían caído junto a él, por lo que lo más sensato sería recogerlas antes de que alguien se cortara de forma involuntaria.
Entonces fijó sus ojos en aquel chico que había entrado a ayudarle, y rápidamente su pelo llamó la atención, de un color verde que no había visto hasta ese momento.
—Mu-muchas gracias. — Empezó el Senju, llevándose la mano diestra a la rabadilla y acariciando levemente la zona dolorida. — No se me da demasiado bien esto aún y... mira como ha acabado. — Rió el uzunés.
En ese momento, alzó la zurda para saludar al chico.
Mientras el chico hablaba, Daigo echó un vistazo rápido para comprobar que no había recibido ningún desafortunado corte de algún arma de la estantería.
—No se me da demasiado bien esto aún y... mira como ha acabado.
—Oh, ¿estás empezando con el Taijutsu? —preguntó—. Porque no llevas mal lo de las patadas, solo te faltaría darle un par de toques al aterrizaje —rio.
El peliblanco alzó su mano para presentarse.
—Mi nombre es Senju Riko, un placer.
—Tsukiyama Daigo. El gusto es mío, Riko-san —se presentó estrechando su mano—. Lo mejor será que recojamos esto, no vaya a ser que alguien se haga daño.
Dicho esto, el peliverde empezó a levantar la estantería para devolverla a su sitio.
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—Oh, ¿estás empezando con el Taijutsu? Porque no llevas mal lo de las patadas, solo te faltaría darle un par de toques al aterrizaje
El Senju acompañó las risas del joven, parecía ser una persona amable, de otra forma no habrá acudido allí para ayudarlo, por lo que simplemente se presentó esperando la respuesta de su acompañante.
— Sí, espera, que te ayudo con eso.
Y rápidamente se colocó al lado de Daigo y entre ambos levantaron la estantería y la colocaron en su sitio, solo quedaba colocar las armas en su lugar, por lo que Riko comenzó a recogerlas y colocarlas para dejar el suelo libre para seguir con su entrenamiento.
— ¿Has venido a entrenar? — Era una pregunta algo estúpida, si no fuera eso, no estaría en uno de los dojos interiores, pero era una forma de empezar una conversación.
Ambos chicos consiguieron levantar la estantería de vuelta a su lugar y empezaron a recoger todas y cada una de las armas que se encontraban desperdigadas por el suelo.
—¿Has venido a entrenar?
—Sí, ya estoy fuera del torneo, pero eso no es excusa para saltarse el entrenamiento, ¿no crees? —dijo, sin perder la sonrisa—. Oye, yo también planeaba entrenar mi Taijutsu. Si quieres podemos entrenar juntos.
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—Sí, ya estoy fuera del torneo, pero eso no es excusa para saltarse el entrenamiento, ¿no crees? Oye, yo también planeaba entrenar mi Taijutsu. Si quieres podemos entrenar juntos.
El peliblanco sonrió, aquel chico también había participado en el torneo y había sido eliminado, al igual que él, así que, en cierto sentido, se sentía identificado.
— Pues sí, yo estoy en las mismas, me eliminaron del torneo, pero aquí estamos, tratando de mejorar, como debe ser.
Al Senju le había gustado su participación en el torneo, pero para un futuro pensaba superarse a sí mismo, por lo que no podía conformarse con nada.
— ¡Pues claro! Siempre es más entretenido entrenar en pareja que hacerlo solo, así que... adelante. — Aceptó el uzunés entusiasmado, pues hacía mucho tiempo que estaba entrenando por su cuenta, y poder contar con una pareja de entrenamiento, le hacía ilusión.
—Pues sí, yo estoy en las mismas, me eliminaron del torneo, pero aquí estamos, tratando de mejorar, como debe ser.
Daigo se alegró al ver que su compañero estaba igual de entusiasmado por mejorar superarse. Definitivamente el torneo había calado hondo en algunos shinobi.
En cuanto Riko aceptó su propuesta, Daigo se apresuró en recoger las armas para empezar lo antes posible.
—Muy bien, Riko-san, estoy listo cuando tú lo estés —dijo en cuanto acabaron de recoger todo—. Hagamos de esto algo de lo que ambos podamos aprender.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Los dos shinobi recogieron la sala cuanto antes, todo en pos de empezar el entrenamiento cuanto antes por lo que, rápidamente ambos estuvieron listos para dar comienzo a aquel improvisado enfrentamiento.
—. Hagamos de esto algo de lo que ambos podamos aprender.
Riko asintió, emocionado, era la primera vez que iba a realizar un entrenamiento así, por lo que no tenía muy claro qué iba a salir de ahí, pero de lo que estaba seguro era de que iba a esforzarse al máximo en aquello.
— Estoy listo, Daigo-san. — Habló a la vez que el tradicional sello de la confrontación de formaba en su mano diestra, esperando el mismo gesto de su contricante, y rápidamente salió corriendo hacia él, dispuesto a darle un puñetazo al mentón.
Una vez todo fue recogido y ambos chicos estuvieron listos para dar comienzo a su entrenamiento, Daigo se alejó un par de metros de su compañero para realizar el sello de confrontación.
—Estoy listo, Daigo-san.
Daigo asintió mientras deshacía el sello y adoptaba una postura de combate, con ambos puños cerrados a la altura del mentón y con la pierna derecha atrasada, permitiendo que su zurda fuese la que tomase la delantera.
Riko corrió con velocidad hacia Daigo.
¡Qué velocidad!
El chico era visiblemente más rápido que Daigo, pero la distancia le pudo permitir reaccionar a tiempo cuando este llegó con su puño preparado para impactar en el mentón del peliverde.
El boxeador agachó su cuerpo hacia su izquierda mientras daba un pequeño paso, dejando que el puño de Riko tan solo golpease el aire que había encima de la nuca del peliverde.
Pero Daigo confiaba en que Riko no se detendría allí, pues sería difícil para él detenerse con la velocidad que llevaba, así que apenas esquivó su ataque pivotó sobre su pie izquierdo hacia la derecha e intentó golpear su pómulo derecho con un rápido jab de izquierda.
Riko recortó distancias lo más rápido que pudo, poniéndose en apenas nada de tiempo frente al peliverde, lanzando el brazo derecho hacia su rostro, dispuesto a golpearle sin más miramientos.
La posición del kusajin le pilló por sorpresa, nunca había visto a nadie colocarse así para entablar un combate, por lo que, a partir de ese momento debería tener cuidado con los movimientos que hacía, ya que parecía que Daigo tenía más experiencia que él en el combate cuerpo a cuerpo.
«Mierda.»
El muchacho, casi sin inmutarse esquivó el golpe de una forma muy estética, agachándose hacia su izquierda, y casi instantáneamente se movió de nuevo, listo para dar un golpe a su pómulo derecho, un golpe hacia su pómulo.
El Senju echó su cabeza hacia atrás, lo suficiente como para que el golpe de Daigo no le impactase en el rostro, y acto seguido lanzó un rodillazo directo a la barbilla del muchacho, esperando impactarle y lanzarle por los aires, aunque con su fuerza no sería algo fácil de que ocurriera.
¤ Hitai-ate (en el cuello) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo izquierdo) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo derecho) ¤ Portaobjetos básico: (muslo derecho)
Un centímetro, tan solo hace falta un centímetro para marcar la diferencia entre un impacto y un golpe fallido. Riko parecía estar al tanto de ello, pues consiguió moverse la distancia justa para evitar el golpe de Daigo sin alejarse en exceso.
Dejando apenas un segundo de margen, el Senju lanzó un rodillazo buscando el estómago del boxeador.
¡No lo podré esquivar!
Daigo no tuvo más opción que bajar su brazo izquierdo mientras preparaba su puño derecho para contraatacar.
La rodilla de Riko impactó con fuerza en el brazo de Daigo, provocándole un dolo punzante en su antebrazo que no tardó un solo instante en recibir una réplica en forma puñetazo descendente por parte del peliverde.
El puño del boxeador se levantó por encima de su hombro, sobrepasando su cabeza mientras giraba su cadera y todo su cuerpo para conferirle fuerza a un potente overcut que salió disparado buscando la nariz del Uzujin.
Fuera como fuera, el boxeador recularía un par de pasos, buscando hacer algo de distancia para poder maniobrar.
—Demonios, Riko-san, eres rápido —dijo mientras una especie de fuego verdoso empezaba a recubrir sus extremidades—. ¡Tendré que darlo todo para poder seguirte el ritmo!
Vida
146/150
–
-4
–
Chakra
100/110
–
-10
–
Inventario:
Hitai-ate (Hombro derecho)
¤ Hachi ¤ Abeja - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Taijutsu 40 - Gastos: 10 CK (activación), 6 CK (golpe) - Daños: jab/2 por golpe - Efectos adicionales: El usuario será capaz de lanzar un máximo de (Destreza/10 + Agilidad/20) golpes, con un máximo de 8. - Sellos: - - Velocidad: Normal (activación), Rápida (golpes) - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
El usuario, luego de tomarse un par de segundos para concentrar su chakra en sus cuatro extremidades, se lanza hacia su rival para golpearlo con gran agilidad mientras se mueve alrededor suyo y lo persigue. Con la contra de que para poder conseguir tal agilidad en pies y manos tendrá que sacrificar una gran cantidad de fuerza por golpe, aún así estos golpes no son inesquivables o imbloqueables, pues la fuerza de esta técnica no reside en su velocidad neta, sino en el poco tiempo de recarga que hay entre cada golpe y los distintos ángulos en los que se pueden lanzar.
Mientras dure la técnica, las extremidades del usuario dejarán escapar un aura del color de su chakra que parecerá estar ardiendo.
El peliverde había fallado su golpe, por poco, pero eso le había conseguido una abertura a Riko que pensaba aprovechar lanzando un rodillazo directo al vientre de su oponente, buscando acertarle para, después alejarse y mantener un poco las distancias, pero, para su sorpresa, el kusajin fue capaz de bloquear su golpe con el antebrazo.
«¡Joder, es rápido!»
Sin darle tregua, el peliblanco pudo ver como su rival cargaba rápidamente el brazo, por encima de su cabeza y lo lanzaba contra su rostro. El Senju solo fue capaz de alzar sus brazos, poniéndolos en cruz a la altura de su rostro, cubriéndose del golpe.
Al igual que su rival, al recibir el impacto en los brazos, y aprovechando la fuerza del golpe, Riko puso algo de distancia entre ellos, apenas unos metros, pero lo suficiente como para analizar la situación.
—Demonios, Riko-san, eres rápido. ¡Tendré que darlo todo para poder seguirte el ritmo!
El uzujin sonrió, agradeciendo el cumplido de su rival.
— Tú tampoco te mueves mal. — Aceptó Riko, aún con la sonrisa en el rostro.
Ahora era turno de tomar aire, analizar la situación y decidir cuáles iban a ser sus próximos movimientos.
¤ Hitai-ate (en el cuello) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo izquierdo) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo derecho) ¤ Portaobjetos básico: (muslo derecho)
Apenas pasó un segundo antes de que el chakra de Daigo empezara a recubrir sus cuatro extremidades como si de fuego verde se tratara y lo impulsara a tomar la ofensiva.
—¡Aquí voy!
Corrió con la guardia en alto mientras dejaba una estela verdosa tras de sí con cada paso.
Al llegar a distanca de golpeo no dudó un solo instante en lanzar un rápido puñetazo recto con la zurda hacia el rostro de Riko que fue inmediatamente seguido por un directo de derecha que buscaría su estómago, un puñetazo ascendente con la izquierda que se dirigirá hacia su mandíbula y un último golpe directo con la diestra que viajaría hacia su mejilla izquierda luego de que el peliverde intentase flanquearlo con un paso rápido hacia su costado.
Todos estos ataques viajarían con velocidad hacia su objetivo uno a uno hasta que finalmente el fuego verde en los brazos y piernas de Daigo se apagó por completo
Vida
146/150
–
Chakra
76/110
–
-24
–
Inventario:
Hitai-ate (Hombro derecho)
¤ Hachi ¤ Abeja - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Taijutsu 40 - Gastos: 10 CK (activación), 6 CK (golpe) - Daños: jab/2 por golpe - Efectos adicionales: El usuario será capaz de lanzar un máximo de (Destreza/10 + Agilidad/20) golpes, con un máximo de 8. - Sellos: - - Velocidad: Normal (activación), Rápida (golpes) - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
El usuario, luego de tomarse un par de segundos para concentrar su chakra en sus cuatro extremidades, se lanza hacia su rival para golpearlo con gran agilidad mientras se mueve alrededor suyo y lo persigue. Con la contra de que para poder conseguir tal agilidad en pies y manos tendrá que sacrificar una gran cantidad de fuerza por golpe, aún así estos golpes no son inesquivables o imbloqueables, pues la fuerza de esta técnica no reside en su velocidad neta, sino en el poco tiempo de recarga que hay entre cada golpe y los distintos ángulos en los que se pueden lanzar.
Mientras dure la técnica, las extremidades del usuario dejarán escapar un aura del color de su chakra que parecerá estar ardiendo.
4 puñetazos de 6 PV cada uno (jab 8 PV + 3 Fuerza + 3 Destreza - 2 tu Resistencia)/2
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Los músculos del peliblanco se tensaron, y sus ojos se abrieron de par en par cuando vio como el chakra de su oponente recubría sus extremidades, dándole una imagen un tanto amenazadora, sobre todo cuando empezó a correr hacia él, dispuesto a golpearlo.
Riko fue capaz de esquivar el primer golpe moviendo su cabeza hacia la izquierda, pero no vio venir el segundo, que siguió con gran velocidad impactando en su estómago, haciendo que el Senju se doblara.
«No son golpes muy fuertes, pero es muy rápido.»
El tercer golpe se trataba de una especie de gancho, que vio venir y pudo esquivar apartándose aunque apenas tuvo tiempo de ver venir un último golpe que impacto directo en su mejilla, y, como el primer golpe que había recibido, no había sido muy fuerte, por lo que era su momento de contraatacar.
Lanzó una patada lateral con su derecha a la altura de las rodillas del peliverde, seguida de una patada que, además de buscar hacer daño, buscaba alejar al kusajin lo máximo posible, a la altura del pecho con su pierna izquierda.
— Ésto es lo tuyo, ¿eh? — Sonrió Riko mientras se llevaba la mano a la mejilla.
¤ Hitai-ate (en el cuello) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo izquierdo) ¤ Dai Shuriken (sellado en el antebrazo derecho) ¤ Portaobjetos básico: (muslo derecho)