Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Que bien me sentía, no recordaba cuando fue la última vez que abandoné la villa oculta de la Hierba, y era la primera vez que iba a abandonar el país. Estaba realmente emocionado a pesar del pateo que ya llevaba a mis espaldas, pues acababa de cruzar todo el bosque de los Hongos de lado a lado.
De repente se veía allá en el horizonte, lo que vendría a ser una gran estructura. Deduje que se trataría del puente Kannabi y se veía realmente impresionante."Madre mia!, pedazo puente" Pensé cuando se acabó el camino y me topé delante de aquel monumental puente, que daba acceso al país de la Espiral. Comencé a caminar por él impresionado, pues no tenía ni idea de como el hombre podía realizar estructuras tan impresionantes. Lo que si sabía es que tendría que ser algo extremadamente difícil y delicado. Cualquier cálculo mal hecho y sería un puente que estaría descansando en el fondo del acantilado en el que se encuentra.
Se oía perfectamente el agua embravecida debajo de mis pies, era algo ensordecedor pues el ruido reverberaba a causa del acantilado y hacía que el sonido se solapara infinitamente. A varias decenas de metros delante mía, venía en dirección contraria alguien. Después de tanto tiempo sin cruzarme con nadie, no pude evitar la curiosidad, porque al igual que yo, era un viajero solitario.
Cuando nos acercamos lo suficiente, pude apreciar que se trataba de un muchacho con una extraña melena negra, vestía una sudadera oscura y al cuello una bufanda roja. Verlo vestido así me daba una sensación de calor, pues hacía muy buen tiempo en estas épocas del año, para ir vestido con una sudadera y una bufanda.
Dejando ese detalle, quería aprovechar la oportunidad para preguntarle a aquel transeúnte si sabía si quedaba muy lejos la antigua villa de la Hoja. -Hola viajero, ¿Me permite que le haga una pregunta?. Le dije con el mapa en mano.
Aquella mañana el joven se había levantado dispuesto a realizar su primer viaje como genin de la Aldea de Uzushiogakure, y, por qué no decirlo, de su primer viaje en solitario fuera de la aldea. Se despertó como un niño pequeño el día de su cumpleaños esperando sus regalos, se quitó el pijama, se vistió, obviando el hecho de que hacía un calor infernal, y poniéndose su sudadera y la bufanda encima, al rededor del cuello y, como no, anudándose la bandana a la frente.
Bajó las escaleras y se dirigió al comedor, donde ya estaba servido el desayuno, un par de bandejas con bollería de todo tipo, jarras de zumo, batidos, leche... Pero Riko ni si quiera llegó a sentarse, cogió un par de bollos de chocolate, y otros tantos de vainilla, los metió en una bolsita y, tras llenar un par de botellas con un batido de chocolate, y con otro de fresa, lo metió todo en la mochila y se marchó, despidiéndose antes de sus padres.
El camino se le hizo algo largo, y cada cierto tiempo, se paraba, se comía un bollito y le daba un par de tragos a una de las botellas de batido, y tras recobrar el aliento seguía, así hizo en varias ocasiones pero, finalmente había llegado, el famoso Puente Kannabi, una majestuosa construcción que unía los países de la Espiral y del Bosque, atravesando un profundo acantilado en el fondo del cual corría un río.
« Vaya, vaya, si que es impresionante esto al fin y al cabo... » Pensó admirado mientras se asomaba por el borde del puente, mirando hacia abajo. « Madre mía, no me gustaría caerme por aquí... «
Comenzó a cruzar el puente, y en ese instante se dio cuenta de que otra persona hacía lo mismo, en sentido contrario al suyo, un muchacho quizás algo mayor que él, pero de una estatura inferior, aunque no era muy raro, quizás fuera él el demasiado alto... Lo que más le llamó la atención de aquel chico fue su color rojizo de pelo, no había visto ese color de pelo, y le había llamado la atención. En cuanto se situó cerca de él, el extraño le habló.
— Sí, por supuesto, pero... ¿no crees que deberías presentarte primero antes de preguntar nada? — Contestó Riko, tratando de no parecer descortés. Estando tan cerca, el joven Shokkou se percató de la bandana que portaba en su frente, era de Kusagakure.
« Vaya, mi primer encuentro con un ninja de otra aldea... ¿Cómo será?»
Aquel transeúnte no se negó a facilitarme la información que le pedí amablemente, pero pareció que no lo suficiente por que me reclamó que me presentará. "Este tío se cree el adalid de la cortesía y amabilidad ¿Para que tanto protocolo para una puñetera pregunta? Pero bueno, ya que me lo ha pedido..."
No pude evitar fijarme extrañado a aquel muchacho alzando la cabeza ligeramente ya que era más alto que yo. No me esperaba que alguien me llamará la atención por no haberme presentado y menos en mitad del puente que hace frontera con el país de la Espiral. -Oh! ruego que me perdones. Acompañé mi disculpa con una leve inclinación de cabeza. -Tanto tiempo viajando solo que por un momento había olvidado mis modales. Me llamo Bakuhatsu Yoshimitsu, gennin de Kusagakure. Solo quería saber si quedaba muy lejos las ruinas de lo que fue hace tiempo la villa oculta de la Hoja.
-Por cierto ¿Es que de donde vienes hace mucho frío? Quizás fuera una pregunta totalmente fuera de lugar, pero verle vestido así con el calor que hacía me resultó verdaderamente inquietante. Si algo había aprendido como shinobi es que a partir de ahora me encontraría con cosas la mar de inverosímiles, incluso gente más rara que yo, pero esto rozaba los límites.
No quise atosigar más a aquel chaval, por lo que guardé silencio y lo dejaría hablar. La verdad es que su aspecto me daba mala espina, y quizás con un poco de suerte, lograra averiguar sus intenciones. Por que si algo tenía claro es que era un extranjero que tenía toda la intención de cruzar al país de la Hierba.
El muchacho pareció sorprenderse ante lo dicho por Riko, ya que cuando éste levantó la cabeza para mirarle, sus ojos denotaban este sentimiento de sorpresa.
« Vaya, quizás en el lugar del que él proviene no es habitual presentarse ante un desconocido antes de preguntarle algo... O quizás yo soy demasiado tiquismiquis... A saber. »
Cuando el joven le contestó, el Shokkou pudo notar como le salió quizás algo forzado, una respuesta algo exagerada, pero prefirió dejarlo pasar, pues había hecho lo que él había pedido, no tenía queja.
— Oh, encantado Yoshimitsu. Mi nombre es Shokkou Riko, y soy genin de Uzushiogakure. — Se presentó a su vez el pelinegro. — Vaya, eres el primer ninja de otra villa que me encuentro... — Dijo Riko medio sonriendo.
— Sí, se por donde quedan, pero es un poco difícil llegar hasta allí, aunque te indiquen... Si no te es inconveniente, podría acompañarte, hace mucho que no voy, y aunque no era mi plan inicial... No me parece mala idea. — Se ofreció el moreno, aunque quizás a su interlocutor no le hacía mucha gracia.
Entonces le preguntó por la temperatura de su lugar de origen, quizás le sorprendiera su vestimenta, ya que teniendo en cuenta que estaban en verano, llevar sudadera y bufanda no era muy normal.
— Pues realmente no, hace prácticamente la misma temperatura que aquí, solo que digamos... la temperatura no me afecta tanto como a los demás. — Dijo encogiéndose de hombros, y era cierto, era muy difícil que él pasara calor o frío, aguantaba muy bien temperaturas muy distintas.
El muchacho en el fondo era buen chaval, por lo menos su tono daba sensación de serlo. Se presentó por el nombre de Shokkou Riko y, cuando dijo que también era gennin y encima del país vecino de la Espiral no pude evitar una sonrisa maliciosa en mi rostro en la que mostraba toda mi dentadura.
-Aha! Con que también eres gennin, eso está muy bien si si. "Por eso me dio mala espina, estaba claro que no tenía pinta de ser un civil" Algo me decía que a partir de ahora el viaje iba a ser muy interesante, sobre todo cuando Riko se ofreció no solamente a facilitarme la información que deseaba, sino que quería acompañarme. Cuando lo dijo, se me dibujó una sonrisa de confianza y le contesté mientras me crujía los nudillos. -Entonces te gustan los problemas Shokkou Riko, no tengo ningún inconveniente de que me acompañes, así seguro que el viaje será más ameno para ambos. Y quizás podamos aprender uno del otro.
Guardé el mapa ya que aseguró Riko saber el camino y apoyé mi mano en su hombro, con el brazo libre, le hice un gesto que señalaba la dirección que conducía a su país y comenzamos a caminar tranquilamente hacía el bosque de la Hoja. -Pues vamos para allá mi nuevo compañero. Espero que durante el camino algún incauto quiera causarnos problemas. Por que no me gustaría tener que ir a buscarlos yo, sobre todo después de todo lo que llevo caminado.
A mi pregunta sobre su indumentaria el shinobi de la Espiral dijo que tenía una singular resistencia a los cambios de temperatura. -Ostias no jodas!, que interesante. Debes ser muy fuerte entonces. Bueno, por lo menos estarás por encima de la media de un gennin ¿no?. La verdad que tenía una curiosidad infinita por saber sus habilidades, quizás con suerte durante el camino surgiría la oportunidad de entrenar un poco.
El muchacho pareció igual de emocionado que Riko al enterarse de que se encontraba con un genin de una villa extranjera. Aquella era una oportunidad para ambos para conocer las habilidades y capacidades que eran capaces de adquirir en otra villa ajena a la suya, por lo que aquel viaje podría resultar la mar de interesante.
Ante la propuesta del Shokkou de acompañarle a lo que quedaba de la villa oculta de la hoja, aquel joven se mostró muy confiado, y aceptó con seguridad, incluso hizo un comentario en un tono algo chulesco.
— Bueno, no es que me gusten, pero siempre es divertido un poco de caza. — Contestó el pelinegro con una sonrisa un tanto extraña. — Seguro que será más ameno, así al menos podré hablar con alguien, que siempre es mejor que hacerlo solo, ¿no? — Rió ahora el de piel morena.
Entonces Yoshimitsu, como prueba de confianza, guardó su mapa, debido a que Riko le había dicho que conocía el camino e instó al joven a iniciar la marcha, y de nuevo otro comentario en un tono bastante chulesco.
— ¿Sabes? Quizás no debieras buscar problemas en un país que no es el tuyo, ¿no crees, Yoshimitsu? Puede tomarse como una provocación depende de en qué situaciones, y no querrás eso, ¿no? — Dijo Riko con calma y con una ligera sonrisa en la cara.
Le gustaba la gente que no se echaba para atrás fácilmente, eran las mejores presas, al fin y al cabo, pero del dicho al hecho, hay un trecho, y aún no conocía lo suficiente a aquel chico como para saber si lo que decía era pura bravuconería, o si realmente era así.
« Bueno... Quizás pueda comprobarlo... » Rió para sí.
Se quedó un instante mirando fijamente a aquel joven, intentando analizarle, pensando si quizás sería demasiado para él, pero finalmente, decidió probar.
— Pues vamos, pongámonos en marcha entonces, genin de la Hierba. — Y ambos comenzaron a caminar, dirección a la antigua Villa de la Hoja, aunque darían un pequeño rodeo.
El muchacho pareció sorprenderse sobre el aguante a ciertas temperaturas de Riko, algo que extrañó al genin de Uzu. — No quiere decir que sea más o menos fuerte, simplemente, me adapto, en eso consiste la vida de un ninja, ¿no? En adaptarse. —
Mientras nuestra charla transcurría con normalidad, seguíamos caminando decididos hacía nuestro nuevo destino. Ya habíamos cruzado el puente Kannabi y seguimos directo a un camino que llevaba inexorablemente hacía la entrada al bosque de la Hoja.
Riko no dijo muy convencido lo que no le gustaba los problemas, pero pareció querer arreglarlo en el último momento. -Si eso, cacemos un poco juntos. Será divertido, sin duda. No tenía ningún problema en cazar o en hacer lo que fuera, por que estaba realmente entusiasmado. Aunque por un momento pensé a que se refería a personas y no en animales.
Cerré los ojos durante un instante, como si quisiera reflexionar antes las palabras de Riko y después contesté a mi compañero sonriente, pues me di cuenta de que había mal interpretado mis palabras. -No no no, creo que ha habido un mal entendido. Yo no soy para nada problemático, pero me gusta hacer justicia. ¿Si vieras un asalto en mitad de un camino no irías a ayudar? pues a ese tipo de problemas me refería. Aunque nuestras villas estén en paz, no quiere decir que hayan desaparecido los criminales.
Sabía que mi comentario era irrefutable, da igual en que país se encuentre uno, pues no existe ningún lugar en el que no se deba repartir justicia. -Bueno, eso que habías dicho antes, eso de cazar... ¿Te referías a algún animal? Le pregunté con curiosidad.
Shokkou Riko aseguró que su aguante al clima era cuestión de adaptación, que no tenía que ver para nada en la fueraza. Aseguró que adaptarse era en lo que consistía la vida de un shinobi -En eso y en otras muchas cosas más. A fin de cuentas, adaptarse es hacerse más fuerte. Todo lo que te haga más fuerte es lo que realmente importa en la vida de un shinobi.
Seguíamos caminando por un camino que poco a poco, se volvía más pedregoso y agreste. Se podía ver a lo lejos el claro del bosque, a partir de ahora había que ir con los ojos abiertos, sobre todo para evitar posibles emboscadas.
El muchacho pareció algo dubitativo ante el comentario sobre ''cazar'' de Riko, pero aceptó de todas formas, sin saber muy bien a qué se había referido el pelinegro, pero había aceptado, por lo que, ahora sí que sí, le llevaría a un lugar muy divertido.
« Bueno, bueno, comprobemos qué tal entrenados estás los ninjas de la hierba, y realmente tengo curiosidad en saber qué puede hacer este chico... »
Entonces, Yoshimitsu, ante las palabras de Riko sobre lo que podía implicar buscar problemas en un país que no era el suyo, trató de justificarse, de tal forma que, según él, había habido un malentendido, aunque para el de Uzushio había sonado claramente como lo había entendido, pero prefirió creer la explicación del joven.
— Ah bueno, entonces ha sido fallo mío, que no he entendido bien tus palabras, perdóname — Se disculpó el ojinegro. — Y sí, claro que iría a ayudar en un caso como ese, para mí, esa es una de las funciones de un ninja, ¿no crees? —
Entonces, su acompañante decidió preguntar a que se había referido antes con lo de ''cazar''. Realmente si le explicara por qué lo usaba, lo tomara por un loco, por lo que decidió darle la razón, puesto que era lo que tenía en mente... Más o menos.
— Sí, mira, según he oído, por el bosque han visto a una hormiga... un poco más grande de lo normal... No me lo creeré hasta que no lo vea con mis propios ojos, además, puede ser divertido cazarla, ¿te apuntas? Aunque ya sabes, quizás sean simplemente habladurías sin sentido... —
Todo quedó aclarado, quizás no hubiera hecho falta que me hubiera explicado si no hubiese añadido problemas en mi comentario. Pero en cierta parte era cierto, me gusta buscar problemas para solucionarlos, de paso dar una lección al capullo que estaba cometiendo la infracción. En estos días hay tanta gente que se merece una lección de humildad que podría estar toda mi vida haciéndolo.
-Claro hombre, me encanta a ayudar sea donde sea, pero para poder ayudar hay que buscar los problemas ¿No crees? Haha. ¿Que pensabas que quería quemar una aldea o atracar a alguien? Por favor.
Mientras seguíamos nuestra marcha, Riko me aclaró que era lo que tenía intención de cazar. Se trataba de un insecto, una hormiga para ser exactos. Podría haberme sonado ridículo hasta que dijo que podría ser más grande de lo habitual.
"Ostias, una hormiga gigante. Tiene que ser la leche matar a un bicharraco inmenso" Pensaba imaginándome una hormiga tan grande como una casa, incluso una hormiga tan grande que su cuerpo sobresaliera de entre el follaje de los árboles del bosque.
Me quedé a cuadros sin saber que decir. Riko aseguró que quizás solo fueran suposiciones y que tenía que comprobarlo pero, lejos de asustarme me puse más eufórico si cabe. No todos los días se podía ver un monstruo gigante y mucho menos abatirlo. -Diossssss!!! ojalá exista. Nos haríamos famosos si matáramos a ese bicharraco, sin duda.
"Pufff éste viaje va a ser mucho mejor de lo que esperaba" Pensé con una sonrisa bien dibujada en mi rostro.
-Madre mía Riko, menos mal que te he conocido. Nos lo vamos a pasar muy bien.
Todo aquello quedó como un simple malentendido, por lo que ambos siguieron con su conversación mientras Riko guiaba a Yoshimitsu, tal y como había dicho que haría.
— No hombre, había entendido buscar problemas de meterte en ellos, por eso contesté de es manera... — Rió el pelinegro ante tamaña confusión.
Después pasó a explicarle lo que tenía en mente, y, para su sorpresa, el muchacho se mostró muy entusiasmado. Al principio no habló, simplemente se limitó a seguir escuchando, pero a cada palabra del shinobi de Uzu, sus ojos se iban abriendo cada vez más, y un brillo de ilusión aparecía en ellos. Ante esto, Riko no pudo más que sonreír, después de todo, no eran solo bravuconadas, no todo el mundo estaría dispuesto en salir en busca de un animal de estas características.
Finalmente, y ante la aclaración que hizo el ojinegro sobre la dudosa existencia de este animal, Yoshimitsu, lejos de perder la ilusión, se mostró más decidido a buscarlo y darle caza.
« Bien, bien, me gusta este chico, espero no decepcionarme al final... » Sonrió el muchacho para sí.
— Bien, Yoshimitsu, vamos a ver si le encontramos, pero eso sí, ten cuidado, si de verdad existe, no creo que sea fácil cazarlo. —
Y así, Riko se desvió ligeramente del camino que tenía previsto para llevar al genin de la Hierba a la antigua Konoha, adentrándose de lleno en el bosque, saltando de rama en rama, evitando en la medida de lo posible caminar por el suelo, así, si se encontraban con el animal, estarían encima de él y sería más fácil luchar contra él.
Parece que mi alegría satisfizo a Riko, el shinobi de la Espiral. Daba toda la sensación que ambos teníamos muchas cosas en común, algo que me pareció bueno. Por que no había nada que fuera tan emocionante que buscar una presa y darle caza. Se tomó la molestia de advertirme que tuviera cuidado, algo que me causó mucha gracia.
-Ja ja ja, no te preocupes por mí. Soy bueno acechando y sobre todo, se me da muy bien atacar a distancia.
Luego reflexioné durante un instante, si efectivamente esa hormiga gigante existía, cazarla sería posible si su tamaño fuese dentro de lo razonable, no muy grande. Pero en el caso de que fuera de un tamaño inconmensurable, no habría a mi parecer más remedio que liquidar a aquel monstruo. Puesto que sería muy peligroso acercarse a esa bestia y acabar partido en dos con sus mandíbulas.
-Pero una cosa, cuando dices que la quieres cazar...¿Te refieres a no matarla? Por que dependería del tamaño para plantearse la posibilidad de capturarla con vida. Ya sabes, creo que sería muy peligroso acercarse a esa cosa.
Una vez en el bosque, mi compañero comenzó a subir por los árboles para desplazarse desde las alturas. Le seguí sin dificultades teniendo en algunas ocasiones que bajar el ritmo para ir a su misma velocidad pues claramente era más rápido que él.
"Yo prefiero matar al bicho la verdad"
Mientras avanzábamos por el bosque, procuré estar pendiente mirando en todas las direcciones por si veía al monstruo. Pero dejé que fuera Riko quien dirigiera. A fin de cuentas, estábamos en su país y el monstruo le pertenecía a él más que a mí.
-Una vez escuché o leí...ahora no recuerdo. Que las hormigas eran ciegas, y se movían por las vibraciones. Le aseguré a Riko por si servía de utilidad esa información.
El shinobi de Kusagakure rió levemente cuando Riko le advirtió que tuviera cuidado, ya que, si aquel bicho hacía acto de presencia, no se dejaría cazar fácilmente, desde luego. Entonces el muchacho explicó el por qué de su risa, al parecer se le daba bien acechar y atacar a distancia.
« Vaya, vaya, vaya, parece que vamos a tener en común más de lo que pensaba, veamos si es cierto que se te da tan bien como dices... »
Ambos siguieron su camino, hasta que Yoshimitsu planteó una duda acerca de lo que tenía pensado hacer con el bicho cuando lo encontraran.
— Bueno, realmente no me importa qué hacer con ella cuando la encontremos, matarla, cazarla con vida o simplemente usarla para divertirnos un rato, me da igual. — Respondió Riko al planteamiento del chico mostrando cierta indiferencia.
Era cierto que el de Uzushio tenía un instinto cazador, y muchas veces cazaba simplemente por diversión y acababa soltando a su presa, pero, en otras ocasiones, prefería matarlas, aunque, hasta ahora sus presas siempre habían sido animales de tamaño medio-pequeño, por lo que no sabía a ciencia cierta cómo actuaría si encontraba un animal tan grande como el que estaban buscando.
Ambos se adentraron en el bosque, avanzando a una velocidad considerable, aunque el Shokkou se percató de la diferencia de velocidad entre su acompañante y él, aunque el Bakuhatsu dejó que fuera el pelinegro el que guiara la búsqueda, cosa que agradeció un poco.
De repente, un estruendo se escuchó entre el silencio del bosque, un ruido como el que hace un árbol al caer al suelo.
— ¿Lo has oído, no? ¿Se ha caído un árbol? Vamos a mirar, creo que ha sido por ahí. — Y dicho esto desvió su trayectoria un ángulo de 54 grados a la derecha, en dirección hacia donde se había producido aquel ruido, esperando excitado que hubiera sido provocado por lo que ellos dos andaban buscando.
Me alivió mucho la respuesta de Riko. Por que era consciente de que hay mucha gente que se toma muy enserio lo de respetar la vida de los animales y todas esas cosas. Pero dada la naturaleza de nuestra presa, sabía que sería bastante difícil someterlo sin que ocasionara serios problemas, además siendo un insecto de tamaño antinatural, me hacía pensar que lo lógico sería acabar con su vida de la forma más rápida posible. Pues no me quería imaginar que esa hormiga tuviera hormiguitas y el problema escalara de forma incontrolable.
-Ah vale, mucho mejor. Me quedo más tranquilo sabiendo esto. Yo voto por jugar con el animalito cuando esté bien muerto, no quiero perder una extremidad por una tontería. Ya sabes...manías mías.
"Más claro agua, hormiga grande, tenazas grandes...y las hormigas tienen mucha fuerza. No me quiero imaginar la fuerza de una hormiga gigante"
Y de repente, se pudo escuchar un fuerte ruido, como un árbol cayendo de cuajo al suelo. Como si algo hubiera respondido a mis pensamientos de forma afirmativa. Riko me preguntó si lo había escuchado, me resultó graciosa su pregunta cuya respuesta era más que obvia. -Para no oírlo!, el no haberlo escuchado me hubiera preocupado.
Tras ese nuevo acontecimiento, Riko cambió el rumbo en dirección noreste. Nos dirigimos hacía el origen del ruido que por suerte o por desgracia, no se encontraba muy lejos de nuestra actual posición. Y efectivamente, se trataba de un árbol seccionado, que cayó irremediablemente arrastrando a otros árboles consigo. En el árbol cortado se podía apreciar restos de sangre, quizás lo que fuera que lo hubiese hecho, estaba también de caza.
Una vez llegamos al sitio, fue fácil suponer lo que había sucedido. El corte era muy limpio como para haber sido talado el árbol, el corte podría ser obra de nuestra presa, unas mandíbulas gigantes en forma de pinza que hubiera arrancado de cuajo el árbol y lo que quisiera que estuviera huyendo de él. -Mira, parece que nuestro amigo tiene hambre.
Por si acaso, quise estar preparado ante una inminente aparición de nuestra presa. Abrí mis portaobjetos que tenía ocultos debajo de mi túnica, introduje mis manos en ellos. Y tomé con mis bocas un poco de arcilla que comenzaron a mascar a buen ritmo, llevando a cabo un grotesco y extraño ruido.
Al parecer al muchacho le alivió la respuesta de Riko, pues, tal y como dijo, no quería tener ningún percance grave si se nos ocurría jugar con el bicho, por lo que prefería divertirse con él cuando lo hubieran matado.
« Bastante lógico, mejor tener mayor seguridad de no sufrir ningún amputamiento ni nada por el estilo »
Entonces se produjo aquel estruendo, y, en cuanto ambos lo oyeron, cambiaron su rumbo en dirección a donde éste se había producido. No tardaron mucho en llegar al lugar, y, cuando lo hicieron, se encontraron con una escena muy extraña, varios árboles habían caído, presumiblemente como consecuencia de un efecto dominó, cae el primero, y arrastra a los demás consigo.
— Vaya, eso parece sí, espero no ser parte de su menú de hoy... — Sonrió el Shokkou, y acto seguido comenzó a otear la zona. — No parece que nos vaya a ser muy dificill seguir el rastro al animal, mira el suelo. — Dijo señalando la zona, donde podían observarse huellas de algo, algo grande, pues eran profundas debido al peso del animal.
Lo que quisiera que había hecho el estropicio con los árboles, no se movía demasiado deprisa, por lo que no tardaron demasiado en alcanzarlo, quizás algo más de lo normal porque había ido tomando precauciones para no llamar demasiado su atención hasta el momento oportuno y, finalmente, se hallaron encima de animal, una hormiga, de unos dos metros de alto por unos cinco de largo, de un color negro, aunque, en la parte del abdomen, se podía apreciar una tonalidad rojiza.
— Vaya, vaya, pues parece que sí que eran ciertos los rumores que había oído sobre el bicho... ¿Tienes algún plan de ataque, o improvisamos? — Preguntó Riko a su acompañante en voz baja, para no delatar su posición.
La parte superior del cuerpo de la hormiga está cubierta por un exoesqueleto, por lo que ataque de taijutsu y con armas no afectan en esta zona.
Riko bromeó al oír mi comentario, asegurando que no tenía intención de formar parte del menú de aquella bestia antinatural. -Joder, yo tampoco. Dije de forma espontánea. Luego comenzó a seguir el rastro que nos conduciría inexorablemente hacía nuestra presa. Cuando Riko me invitó a observar las pisadas del animal, nos dimos cuenta de que efectivamente tenía que ser enorme, algo que facilitó mucho su búsqueda.
Comenzamos a seguir aquel característico rastro, y al poco, con Riko en la delantera, pudimos encontrar aquel monstruoso animal. "Por todos los Dios habidos y por haber..." Era una hormiga que era incluso más grande que un carromato, negra como la noche y con la tripa rojiza como la sangre. Si esa monstruosidad nos alcanzaba con sus enormes pinzas, sin duda podíamos despedirnos de nuestras extremidades. Por lo que quedé en la seguridad de las alturas, entre el follaje de los árboles.
Riko preguntó como debíamos proceder, fue el momento que aproveché para hacer unas sugerencias. -Bueno, lo ideal sería atacar desde la distancia, pues sería una insensatez atacar cuerpo a cuerpo. Si la hormiga decide ir a por nosotros, deberíamos separarnos para el que huya con ella, el otro pueda atacar por la retaguardia. Eso debería bastar para abatirla, por que dudo que sea muy inteligente. Comenzaré por arrojar unos explosivos, eso la aturdirá, como te dije se guían por las vibraciones y eso la desorientará.
Pero al mantener una conversación aún siendo en voz baja, fue suficiente para que la hormiga se pusiera a la defensiva. La leve vibración de nuestras cuerdas vocales y del aire al propagar el tenue sonido bastó para que la hormiga comenzase a buscarnos desesperadamente, chasqueando sus mandíbulas de manera grotesca. Debíamos tener mucho cuidado, puesto que la hormiga no le suponía ningún impedimento el terreno, podía trepar sin problemas hasta nuestra posición en un abrir y cerrar de ojos.
Por lo que no me demoré ni un instante, mis bocas expulsaron unos pequeños seres que emulaban unos insectos de otro mundo con forma de explosivo que al liberarlos de mis manos, crecieron manando un humo blanco. Fueron directas a aquella hormiga que treparon por su cuerpo sin dificultades hasta llegar a la cabeza. Como el animal tenía una piel dura, no se percató que algo recorría su cuerpo. Con una mano realice el sello de la serpiente y dije con firmeza pero sin levantar mucho la voz.
-Katsu.
Aquellas criaturas que esperaban en la cabeza de la hormiga, brillaron por un instante y explotaron violentamente. Causando un fuerte estruendo, la explosión causo una polvareda de humo y de astillas de los árboles circundantes al animal. Pero por suerte, desde nuestra posición y de la cobertura del follaje de las ramas no nos causó problemas. A continuación, se oyó un quejido que causó aquella hormiga gigante.
La parte superior del cuerpo de la hormiga está cubierta por un exoesqueleto, por lo que ataque de taijutsu y con armas no afectan en esta zona.
¤ Iwagakure no Kinjutsu: Shunsin no Geijutsu: Ikite iru bakuchiku (x2) ¤ Arte de un SOLO momento: Petardo viviente - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Iwagakure no Kinjutsu 10 - Gastos:
1 unidad de arcilla
12 CK (Máximo 1 criatura, divide regen. de chakra)
(Iwagakure no Kinjutsu 20) (Máximo 2 criaturas, divide regen. de chakra)
(Iwagakure no Kinjutsu 30) (Máximo 3 criaturas, divide regen. de chakra)
- Daños: 20 PV por impacto - Efectos adicionales:
Se necesita un turno COMPLETO para imbuir con chakra explosivo y moldear la arcilla.
Las criaturas se mueven en línea recta, explotando contra su objetivo.
(Iwagakure no Kinjutsu 50) Las creaciones PUEDEN moverse realizando parábolas.
- Sellos: - - Velocidad: Lenta - Alcance y dimensiones:
Cada criatura es de un tamaño máximo de 15 centímetros y si se alejan más de 10 metros del usuario, explotan automáticamente sin necesidad del comando "Katsu" ni del sello de detonación.
Cuando se detona la arcilla, la explosión abarca un máximo 1 metro de diámetro.
(Iwagakure no Kinjutsu 50) Las creaciones pueden alejarse hasta 20 metros.
La primera de las icónicas técnicas del Shunshin no Geijutsu. Es la manera más básica y versátil de la arcilla explosiva de Yoshimitsu. Se infunde chakra a la arcilla con la que crean unas criaturas terrestres o acuáticas, lo más característico de estas criaturas es su gran abdomen abultado hacía arriba que emula una especie de pequeña bomba (Usualmente poseen apariencia insectoide o animal), que salen desde las bocas de las palmas de las manos. En el momento en el que son liberados, crecen en tamaño, manando una nube de humo blanco y actúan de acuerdo a la voluntad del usuario, pero dependiendo de su maestría. Al estar constituidos por arcilla, un sólo golpe basta para destruirlos, no obstante debe hacerse con cautela, puesto que la arcilla estallará como si de un explosivo se tratara. Debido a que su poder explosivo es escaso, son increíblemente útiles para los ataques sorpresa y operaciones encubiertas. El ejecutor de la técnica es capaz de convertir la arcilla en pequeñas criaturas que podrán hacer hasta un máximo de 20 PV. A la orden "katsu" y manteniendo el sello de la serpiente con ambas manos, son detonados.