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La marca de la calabaza - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País de la Tormenta (https://ninjaworld.es/foro-pais-de-la-tormenta) +--- Foro: Tierras de Llovizna (https://ninjaworld.es/foro-tierras-de-llovizna) +---- Foro: Yachi (https://ninjaworld.es/foro-yachi) +---- Tema: La marca de la calabaza (/tema-la-marca-de-la-calabaza) |
RE: La marca de la calabaza - Sasaki Reiji - 22/04/2018 Al final Juro se marchó tras Riko, dejándome solo con Ayame. Nada preocupante, de los tres, en ese momento, Ayame era la mas confiable. Al menos mientras hubiese luz. Si la luz se apagaba, estábamos los dos perdidos. Pero claro, igual no importaba, por que igual Riko te abandonaba después de faltar a su palabra, o Juro intentaba matarte. No salimos mucho mas tarde que Juro del lavabo. Sin embargo, cuando Ayame y yo llegamos abajo, ni juro ni Riko podían verse por ningún lugar. No habían bajado mucho, al menos Juro, por que Riko había salido corriendo, huyendo de su palabra. Sin embargo, la voz de Ayame me saco de mis pensamientos. —¿Crees que las cocinas seguirán inundadas? —¿La verdad? Ya no sé qué ni a quien creer… Podía pasar, que abriéramos la puerta de la cocina, y se llenara toda la casa de aquella sustancia marrón que parecía ser fango y que no paraba de salir de los grifos bajo ningún concepto. Sin embargo, nada de eso paso, cuando abrimos la puerta de la cocina, no había nada extraño, estaba como la primera vez que la habíamos pisado. Sin cambios. —Creo... creo recordar que había algo de maíz en la nevera —me dijo Ayame señalando con la mano el electrodoméstico—. Yo me quedaré aquí mientras tanto, vigilando la puerta. Lo último que querríamos sería quedarnos otra vez encerrados y…"Ahogados" de nuevo... —Creo que esa no es buena idea. Deberías coger tú el maíz, separar un poco y esconder el resto, por si vuelve a surgir la necesidad. Como te he dicho antes, si lo hago yo, no me contendré, me lo comeré todo, y si intentas detenerte, probablemente acabe haciéndote daño. Seré como animal salvaje, como un lobo que lleva semanas sin comer, y consigue cazar un cervatillo. No puedo controlarme, y no sabemos si volveremos a encontrar maíz, ni siquiera sabemos si el que tu has visto sigue ahí. RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 24/04/2018 El chico miró a Riko primero, sin mostrar ningún tipo de emoción al respecto. —Bien, vemos que tienes tus prioridades en orden —musitó tras una breve pausa, luego se llevó su mano derecha al mentón, pensativo —. Te daré una pista: está en este salón, justo en esta habitación, pero me tienes que dar algo a cambio. Sin embargo antes de que el albino pudiese contestar a la nueva respuesta del falso Jin, Juro se atrevió a preguntar, aguantando la mirada de aquel muchacho cuando éste posó su ojo sobre el del moreno. —No quiero nada de vosotros, solo actúo según se me indica —contestó, con el mismo tono con el que había hablado a Riko segundos antes —. Y no, no soy el verdadero padre de Jin, como le llamáis; solo soy un mero sirviente de esta casa, encarcelado porque mis compañeros decidieron abandonarme aquí. No dijo nada más sobre el tema y permaneció impasible. El sonido del reloj volvió a aparecer pero esta vez solo en la cabeza de Riko. —Búscalo, Riko. • • • Ayame y Reiji seguían en las cocinas, buscando el tan ansiado maíz del segundo, pero no pareciendo que se fiase del todo, decidió perder unos pocos segundos más donde su adicción aumentaba. ¿Qué harían? RE: La marca de la calabaza - Riko - 25/04/2018 —Bien, vemos que tienes tus prioridades en orden. Te daré una pista: está en este salón, justo en esta habitación, pero me tienes que dar algo a cambio. El peliblanco se quedó pensativo mientras su acompañante hablaba con aquel chico que tanto se parecía a Jin y que, gracias a la curiosidad de Juro supieron que no se trataba del padre de su compañero amenio, simplemente era un sirviente de la casa que no hacía más que lo que le mandaban. Mientras tanto el peliblanco se había llevado las manos a los bolsillos y de las mismas sacó dos cosas, en la mano derecha un papel arrugado, el mapa que habían encontrado al principio de aquella aventura y, en la derecha, la llave que había encontrado junto con Ayame y el falso Jin que estaba allí con ellos. — Esto... Esto es lo único que tengo, ¿te... te sirve? — Preguntaría temeroso, desprenderse de aquellos dos objetos no sabía si era la mejor de las ideas, pero si aquello le permitía obtener la úlltima pieza que necesitaba para salir de allí lo haría sin dudarlo un instante. RE: La marca de la calabaza - Eikyuu Juro - 26/04/2018 El falso Jin se mantuvo igual de misterioso que siempre. Le dijo a Riko que lo que necesitaban para salir de ahí se encontraba en el salón, en la misma habitación. Pero que antes de eso, tenía que darle algo a cambio. Juro no supo a que se estaba refiriendo, y por la cara de su compañero, sabía que él tampoco. Después, se volvió para contestarle. —No quiero nada de vosotros, solo actúo según se me indica. Y no, no soy el verdadero padre de Jin, como le llamáis; solo soy un mero sirviente de esta casa, encarcelado porque mis compañeros decidieron abandonarme aquí. « ¿Un sirviente de la casa? ¿Encarcelado? » — Juro sintió un escalofrió. ¿A qué se estaba refiriendo? Se mantuvo en silencio, puesto que no tuvo ni idea de que decir. ¿Y qué demonios le iba a decir a Jin? ¿Qué el que creía que era su padre era un sirviente de la casa? Ni de coña le creería. Aunque estuviese con Riko, no les creería a ninguno. La idea de saber algo y no poder comunicarlo era deprimente. — Esto... Esto es lo único que tengo, ¿te... te sirve? — Riko se vació los bolsillos y le ofreció a aquel ser dos cosas. En una mano, un papel arrugado, el mapa al inicio de la aventura. En otra mano, una llave. Juro era consciente de que aquello no iba con él. Aquel ser le había hablado a Riko, no a él. Y lo único que Juro tenía era la pieza de puzzle, y eso no es lo que estaban pidiendo. Así que se mantuvo al lado de Riko, dandole un poco de apoyo moral, y esperó la respuesta del ser. « Esta es la última pieza. Tenemos que conseguirla cómo sea. Luego seremos libres» Juro también aprovechó para ojear la habitación en la que se encontraban, sin moverse del sitio, solo con la vista. Puede que solo fuese para Riko, pero quizá, si lograba ver algún indicio de algo, podría ayudar... RE: La marca de la calabaza - Aotsuki Ayame - 27/04/2018 —Creo que esa no es buena idea —replicó Jin, y Ayame se volvió hacia él, entre interrogante e impaciente. No podían perder tiempo discutiendo allí, a cada segundo que pasaban en aquella cocina, ¡quién sabe lo que podrían estar enfrentando Riko y Juro en esa casa de locos!—. Deberías coger tú el maíz, separar un poco y esconder el resto, por si vuelve a surgir la necesidad. Como te he dicho antes, si lo hago yo, no me contendré, me lo comeré todo, y si intentas detenerte, probablemente acabe haciéndote daño. Seré como animal salvaje, como un lobo que lleva semanas sin comer, y consigue cazar un cervatillo. No puedo controlarme, y no sabemos si volveremos a encontrar maíz, ni siquiera sabemos si el que tu has visto sigue ahí. «Tan sólo espero que no me ataques también a sabiendas de que he escondido parte del maíz.» Meditó para sus adentros, alzando una ceja con cierto escepticismo. —Está bien. Pero, por Amenokami, asegúrate de que la puerta no se cierre. Tenemos que reunirnos cuanto antes con los demás y lo último que quiero es que vuelva a suceder algo como lo de antes... Dicho esto, y tras dejar a Jin al cuidado de la única entrada y salida de aquella habitación, Ayame se adentró en la cocina y se acercó a la nevera con pasos cautelosos. Tan sólo esperaba que su memoria no le hubiese jugado una mala pasada y que el maíz estuviera allí de verdad... De ser así, lo que haría sería tomar todo el maíz que encontrara, separarlo en dos raciones más o menos equitativas, y guardar la que no le iba a ofrecer a Jin por el momento en uno de los bolsillos de su pantalón. RE: La marca de la calabaza - Sasaki Reiji - 28/04/2018 —Está bien. Pero, por Amenokami, asegúrate de que la puerta no se cierre. Tenemos que reunirnos cuanto antes con los demás y lo último que quiero es que vuelva a suceder algo como lo de antes... —Hare todo cuanto esté en mis manos Dije mientras apoyaba mi espalda contra la puerta. Tal vez yo no tenia la fuerza para mantenerla abierta, pero igual con el peso de todo mi cuerpo…. De todos modos, eso no era lo que más me preocupaba. Tal y como habíamos hecho la separación ¿Qué pasaría si se apagaba la luz mientras Ayame buscaba el maíz? Ni ella ni yo superaríamos esa situación. Por otro lado, tampoco quería estar a solas con Juro, y Riko había salido corriendo. Y tampoco me parecía la mejor idea dejar a Ayame a solas con Juro. Dejar que alguien matara a un compañero de aldea era como traicionar a la misma ¿No? ¿Con que cara te presentas en el despacho de la Arashikage a decirle que dejaste sola a una compañera con un asesino que sorprendentemente la mato? Aunque hacia justo un momento, la vida de aquella chica no me había importado lo más mínimo. Sacudí la cabeza. Las ganas por poner maíz en mi estomago me estaban volviendo loco. O ¿tal vez había estado comportándome como un idiota desde el principio? No, no y no. O tal vez sí, pero toda aquella situación me estaba volviendo loco. Aparecer de repente en un lugar, con todos tus objetos robados y sin poder usar chrakra, rodeado por tres desconocidos. ¿Como estar seguro de poder confiar en ellos? ¿Por qué confiar en ellos si quiera? Si hubiera confiado en Juro desde un primer momento, tal vez estuviera ya muerto. Volví a sacudir mi cabeza. Otro pensamiento llego de nuevo. —¿No tienes hambre ni sed? Llevamos aquí tal vez horas, igual menos, pero se siente como si lleváramos muchísimas horas y yo si que noto el hambre, aunque sea solo por el maíz RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 29/04/2018 El Jin falso bajó su mirada hasta fijarse en los objetos que le tendía Riko. Una llave y un papel arrugado. Por un segundo pareció dudar, pero no tardó en ocultar aquella duda para acercarse lentamente al albino y tomar de su mano la pequeña llave metálica que tenía. Por un momento la observó, inquieto, hasta que la tomó por un extremo, lo típico para abrir una puerta, y se acercó a la mesa. —Juro y tú tenéis algo en común, ambos no tenéis padres —comentó, aún con la llave entre sus dedos. Y, poco a poco, su rostro, su cuerpo, sus extremidades, todo su ser comenzó a cambiar moviéndose como si se estuviese amasando a sí mismo. De pronto y frente a ellos se encontraba el mismísimo Riko, solo que con un ligero cambio. Tenía unos cinco años. —Esta llave abre el sitio donde está alojada tu parte de la llave para salir —musitó con voz infantil —. Pero tienes que hacerlo solo... —nada más recitar esas palabras, de los pies del Riko menor emergió una oscuridad que devoró al mayor, tal y como El Ahorcado lo había hecho con Ayame. Juro se quedó solo en la habitación. • • • Riko estaba en la misma habitación que antes, tumbado sobre el sofá polvoriento al lado de la mesita. Se encontraba solo, a excepción de un pequeño Riko que estaba jugando encima de la alfombra con lo que parecía ser objetos de madera. Encima de la mesa estaba la llave que le había quitado el falso Jin. —La puerta, la caja, la mesa también —canturreaba el menor mientras amontonaba sus objetos —. Una oculta una llave, qué bien, qué bien... RE: La marca de la calabaza - Riko - 30/04/2018 En el momento en el que Riko sacó los dos objetos que tenía en los bolsillos pudo ver como el falso Jin dudaba, o al menos eso parecía, pero rápidamente se acercó a él y tomó la llave. —Juro y tú tenéis algo en común, ambos no tenéis padres Riko no le quitaba los ojos de encima, no quería ningún truco, no quería que le engañara pero, cuando terminó la frase comenzó a desfigurarse, todo su cuerpo se revolvía cambiando poco a poco. Encogió en tamaño, el color de su pelo cambió por completo, sus ojos, su cara... incluso su voz. —Esta llave abre el sitio donde está alojada tu parte de la llave para salir. Pero tienes que hacerlo solo... Y allí estaba, era él, una copia idéntica de Riko en su más tierna infancia y de sus pies una oscuridad salió en busca del Senju original. Cuando el uzunés fue consciente de nuevo de su alrededor estaba tumbado en el sofá de la habitación, sin Juro, pero sí que estaba allí aquella copia suya de cuando era pequeño. —La puerta, la caja, la mesa también. Una oculta una llave, qué bien, qué bien... El peliblanco se incorporó rápidamente, con prisa y cogió la llave que se encontraba encima de la mesa, tenía que averiguar dónde estaba lo que buscaba por lo que comenzó allí mismo, el Riko niño había dicho que debería estar en la mesa, en la puerta o en la caja, pero no sabía qué pasaría si fallaba. «Mierda, mierda, mierda...» Tomó una profunda bocanada de aire y comenzó a buscar por la mesa, por debajo, palpando las patas, mirándolo todo de arriba a abajo. RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 30/04/2018 Riko comenzó a buscar su parte de la llave desesperadamente, con una prisa horrible que poco a poco inundaba cada parte de su cuerpo. Fue directamente hasta la mesa, la palpó, rebuscando por cada parte del objeto de madera. Tenía cuatro patas, una superficie plana y no tenía objetos encima, a parte de estar deteriorada por el paso del tiempo en aquel lugar y, bajo ésta, había una especie de cajón. Nada más descubrirlo, la habitación retumbó suavemente. RE: La marca de la calabaza - Riko - 30/04/2018 El Senju investigó meticulosamente cada centímetro de la mesa, no quería dejarse nada por lo que miró y palpó lo mejor que pudo tratando de encontrar cualquier cosa en la que pudiera hallar lo que estaba buscando y lo encontró, un cajó bajo la mesa en el que podría estar su parte de la llave para poder salir de allí pero algo retumbó. Las manos de Riko pararon por un momento, con miedo, no sabía si aquello era una buena señal, no sabía si tenía que parar, por lo que quedó unos momento quieto, ni un solo músculo de su cuerpo se movía mientras trataba de aclarar sus ideas. «No me queda otra.» Y en ese momento se puso en movimiento y trató de abrir el cajón para ver qué tenía en su interior. RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 30/04/2018 Probó a abrir aquel cajón, cerrado y el cual se abría con lo que parecía ser una llave. El chico probó con el objeto que guardaba en su mano y para su sorpresa, el pequeño cajón de madera cedió ante el movimiento, pudiendo abrirse en su totalidad. Dentro del cajón parecía haber otra llave idéntica a la que acababa de usar con una pequeña etiqueta que citaba "Puerta", y otra mucho más vieja que las anteriores, cubierta de óxido y de gran tamaño. La risa del pequeño Riko resonó en la habitación, levantándose rápidamente y tirando del mayor lentamente, señalando a la puerta. —Riko, Riko, ¡vayamos fuera a jugar! —exclamaba el menor con una amplia sonrisa en su rostro —. Así mamá y papá llegarán antes... RE: La marca de la calabaza - Riko - 30/04/2018 Probó tirando del cajón, pero éste no cedía por lo que se fijó con más detenimiento y vio que tenía una cerradura por lo que intentó meter la lave que tenía en ella y, para alivio del peliblanco, entró hasta el final y giró, abriendo el cajón y dejando a la vista su interior. Dos llaves, una idéntica a la que acababa de utilizar para abrir el cajón y otra mucho más grande y vieja. Al hacerse con las dos Riko pudo ver como la más pequeña de ellas tenía una etiqueta que tenía la palabra ''Puerta'' grabada en ella, por lo que lo ojos de el peliblanco buscarían rápidamente la puerta. —Riko, Riko, ¡vayamos fuera a jugar! Así mamá y papá llegarán antes... «Papá.... y mamá...» Los ojos violetas de Riko se clavaron en los de su versión infantil, sabía que aquello no era más que una ilusión de la casa, pero aún así estaba reaccionando sin pensar demasiado, quizás dijo lo que quería haber escuchado él en su momento, sin rodeos. — Papá y mamá no van a volver. El gesto de su cara se había tornado duro, demasiado quizás, pero aquello no era algo que le estuviera gustando, por lo que simplemente se limitó a dirigirse a la puerta y a meter la llave que acababa de conseguir para abrirla. RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 30/04/2018 El mayor de ambos Riko adoptó un semblante duro, y contestó al menor de una forma directa, clara y concisa, sin ningún tipo de rodeo. El menor fue borrando lentamente la sonrisa de su rostro, dando paso a una mueca de tristeza absoluta, hasta estar al borde de las lágrimas. Por su parte el albino mayor se dirigió a la puerta, pero antes de que pudiese abrirla del todo, el menor se lanzó sobre él, clavándole las uñas en los brazos, ofendido y dañado por las palabras que le había dedicado segundos atrás. —¡MIENTES! —exclamó con una voz tan desgarradora como enojada —. ¡MAMÁ Y PAPÁ DIJERON QUE VOLVERÍAN, LO PROMETIERON! —decía el menor, empujándole con su poca fuerza, hasta que los dos fueron arrollados fuera de la habitación. Al pasar la puerta Riko se encontraría en el patio de la mansión, oscuro, lúgubre, lleno de matorrales y vegetación densa, con tonos apagados. Frente a ellos se alzaba la gran verja que separaba la mansión de su libertad. Lejos de allí, unos cuantos metros para ser exactos; había un pequeño cobertizo, de puerta oxidada y ventanas medio rotas. Del lugar parecía emerger una luz poco común en aquel lugar. El menor de ambos seguía sollozando y chillándole a Riko, incapaz de creer lo que había escuchado. RE: La marca de la calabaza - Riko - 30/04/2018 Antes de que pudiera abrir la puerta escuchó la voz de su yo infantil, gritando y notó como se abalanzaba sobre él y cómo le clavaba las uñas con rabia. —¡MIENTES! ¡MAMÁ Y PAPÁ DIJERON QUE VOLVERÍAN, LO PROMETIERON! El mayor de los dos clavó sus ojos en los del niño, quizás había sido demasiado duro, pero era peor vivir pensando que iban a volver para luego darse cuenta de que no iba a ser así, tenía que hacerse a la idea, y mentirle no era la mejor solución por lo que simplemente se quedó allí, callado viendo como el pequeño se desahogaba con él, empujándole. En un momento, los dos atravesaron la puerta y se encontraron en el patio de la casa, habían conseguido salir de la casa, pero tenía que encontrar a sus otros tres compañeros, aunque no sabía muy bien cómo. El Senju miró a su alrededor y, a unos metros de distancia vio un cobertizo que estaba extrañamente iluminado y decidió ir allí a investigar. Comenzó a avanzar, ignorando los gritos y sollozos del niño, al fin y al cabo, ni si quiera era real. Cuando llegó al cobertizo se asomó a las ventanas con cuidado de que, si había alguien dentro, no le viera. RE: La marca de la calabaza - Sama-sama - 30/04/2018 El niño seguía yendo tras él, empujándole e insultándole con palabras que Riko no lograba entender del todo. Una vez se acercó al cobertizo, con cuidado, se acercó a una de las ventanas para comprobar que dentro de aquel cubículo no había nadie, tan solo una mesa pegada en la pared contraria con el pedazo de llave que faltaba. Ahí estaba, su llave. Pero el menor de los dos pareció reaccionar más rápido, robándole la llave oxidada y abriendo rápidamente el cobertizo para tomar el pedazo de metal que tenía que conseguir. —¡Es esto lo que te impide pensar en mamá y papá! ¡Pues ahora hasta que no los recuerdes, no te lo daré! Y se lo metió en la boca. |