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Los árboles satánicos - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Bosque (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-bosque) +--- Foro: Tane-Shigai (https://ninjaworld.es/foro-tane-shigai) +--- Tema: Los árboles satánicos (/tema-los-arboles-satanicos) |
RE: Los árboles satánicos - Uzumaki Eri - 16/02/2018 Cuando los tres se dispusieron a seguir el camino que les había guiado su hermano, por fin llegaron al lugar donde podrían llenar su estómago. Tenía tanta hambre que se comería cualquier cosa. Aunque prefería fideos. Nabi habló, sin embargo no se atrevió a entrar. Ella buscó cerca de la puerta por si acaso había algún cartel donde pusiera "prohibida la entrada a perros", pero no parecía asomar por ninguna parte. —Pues... No perdamos más tiempo —apremió la joven, siendo la primera en entrar por la puerta. RE: Los árboles satánicos - Eikyuu Juro - 16/02/2018 Antes de poder entrar, Eri se toparía con dos o tres hombres, quienes abrieron la puerta de golpe. Eran grandes y muy altos, fornidos, y musculosos. Parecían estar manteniendo una acalorada conversación, y ni se dieron cuenta de la pelirroja. — ... ¡Una dentadura en mi ramen! ¡¿Te lo puedes creer?! — exclamaba uno, con consternación. — ... Vamos, tío. Déjalo. Y se largaron. Si Eri no se hacía a un lado, sería empujada por sus enormes cuerpos al avanzar. Menuda apuñalada a la autoestima de la pobre chica. ¿De verdad era tan pequeña? — Menuda gente... — murmuró Juro, poniendose con Eri, por si le había pasado algo — ¿Vamos? Si los tres genin decidían entrar, la puerta cedería perfectamente. El local era grande por dentro. Su exterior candente remataba con una decoración interior explosiva. Paredes de color rojo del mismo tono de las llamas. Cada una de las mesas estaba rodeada por pared, de forma que se generaban pequeños compartimentos dispuesto en fila. Había como unos quince en esa sala, y el restaurante parecía seguir. También había unas escaleras rojizas, con un cartel que señalaba perfectamente el baño, siguiendo para abajo. En las paredes, había dibujos curiosos, que probablemente encantarían a Nabi, como lianas en llamas, bosques quemándose y símbolos de fuego. Al fondo, parecía estar la cocina, a la que se accedía mediante una puerta vetada al personal. En el techo, había una enorme lampara de araña, apagada. Nada más entrar, se encontrarían con una mesa, destinada a recibir a los nuevos clientes. Ahí, encontrarían un espectáculo que les acompañaría durante sus pesadillas posteriores a ese día. Una persona esperaba, para recibirles. Era una mujer anciana. Parecía bastante anciana. La mujer llevaba el pelo, totalmente canoso, recogido en una coleta. Encima, una gorra, con el título "Las Lianas de fuego", totalmente en rojo. Sus ropas consistían en una camisa de manga corta, deportiva, y unos shorts negros. Si, unos shorts negros por encima de la rodilla. La anciana dejaba expuesta mucha de su "carne". Los tres supieron al instante que si se quedaban mirando aquellos pliegues durante mucho tiempo perderían la vista. La mujer parecía en forma, y llevaba gafas de vaso. Les dedicó una sonrisa desdentada al verles entrar. — Hola, corazones — Y rápida y veloz, agarró a la persona que iba en cabeza. Esta era Eri. Con sus dedos y largas uñas, le tiró del moflete, hasta dejarselo rojo —. ¿Tenéis reserva? RE: Los árboles satánicos - Inuzuka Nabi - 20/02/2018 Cuando empezaba a pensar que el exterior cantaba más que un dinosaurio en Amegakure entramos y el interior era más o menos del mismo palo. Había fuego por todas partes, por suerte, solo quemaba plantas, lo cual era normal y lógico teniendo en cuenta que lo único que merece ser quemado es la vegetación. Pero el tema no era ese, es que poner destrucción como fondo para un restaurante de fideos era... peculiar. Además que el fuego es para novatos, para los típicos ninja que solo se meten a esto para matar gente y conseguir dinero y poder, como Datsue. Esa clase de gente no sabe lo que vale la pena en esta vida. Cuando el honor muere, de nada vale el Ninjutsu. La vida de un shinobi está condenada a encontrar su fin en el campo de batalla, mientras los katoneros morirán por su poder y su egoismo, los verdaderos shinobis, ejem, los dotoneros, mueren por salvar a la humanidad. Todo el mundo sabe que los kages que dieron su vida para sellar a los bijuus eran todos maestros del Ninjutsu elemental de tierra. Katoneros eran los que se quedaron en su casa esperando a que los buenos dotoneros se sacrificaran para hacerse con el poder. Seguramente todos ellos en Amegakure. Mientras yo filosofaba sobre el significado de la vida una vieja se acercó a Eri y empezó a decirle cochinadas mientras le tiraba del moflete. Mi reacción fue esperar a ver la reacción de la pelirroja. RE: Los árboles satánicos - Uzumaki Eri - 22/02/2018 Muchas de las veces que había salido de su aldea, se había topado con un montón de gente que consideró extraña, pero que no pretendía juzgar sin conocer. Sin embargo y muy a su pesar, terminó por ser arrollada por dos fornidos hombres que ni si quiera habían visto que allí había gente. —Sí... —murmuró, fulminando a aquellos dos que habían salido del local. Los tres genin entraron y se encontraron con un gran local, con una decoración que parecía hacer daño a la vista. Las decoraciones parecían sacadas de una deforestación fruto de seguramente un incendio, y la verdad es que no le gustó en absoluto. ¿Qué narices había hecho su hermano allí? Sin embargo no pudieron comentar nada pues fueron recibidos por una mujer de pelo cano y una gorra de lo más hortera. Agarró a Eri y le tiró del moflete, quien quedó horrorizada por la atención que le brindó la anciana. —N-o... —alcanzó a contestar, alejándose un poco para quedar a la altura de Juro —. ¿Se necesitaba reserva? —preguntó, la verdad es que aquello no lo sabía, pero, si su respuesta era afirmativa, no iba a esperar por conseguir una. RE: Los árboles satánicos - Eikyuu Juro - 25/02/2018 La anciana-camarera rió un poco al ver la reacción de la joven, quien pronto, rehuyó hacia Juro. Este se puso junto a ella, en señal de que entendía su dolor. —N-o... ¿Se necesitaba reserva? — ¡Para nada, corazón! Normalmente, estamos a rebosar. Pero hoy tenéis suerte. Tenemos sitio — exclamó la anciana —. Mesa para tres, ¿verdad? — Si — se limitó a contestar Juro. — ¡Perfecto, seguidme! — Sin embargo, la anciana se detuvo al observar a Nabi —Tendrás que perdonarme, querido, pero el perro no puede acompañarle a la mesa. Tenemos un sitio específico para él, no te preocupes. La anciana señaló a un lado. En una esquina, cercana a la mesa en la que se sentarían, había un espacio con unas pequeñas vallas de madera, como si fuera un establo en diminuto. Tenía juguetes, tales como una pequeña pelota de futbol, una de baloncesto, y un hueso de los que suenan al morder. — Lo usamos para niños y para perros — dijo la anciana, con una sonrisa. La mesa en la que se les acomodó era una mesa de tamaño medio, pegada a la pared. Tenía ya palillos, dispuestos para comer, y servilletas perfectamente dobladas, junto a varias cartas para hojear los menús. En la pared, había un bello retrato de una selva quemándose. A su alrededor, se podía ver bastante movimiento. Había gente ocupando cada una de las mesas, exceptuando una o dos, más vacías. — Pronto vendrán a coger su pedido. ¡Que aproveche! RE: Los árboles satánicos - Inuzuka Nabi - 1/03/2018 —Tendrás que perdonarme, querido, pero el perro no puede acompañarle a la mesa. Tenemos un sitio específico para él, no te preocupes. Ya estabamos con el especismo. Siempre igual con el pobre Stuffy. Eché un vistazo al lugar del que hablaba aquella mujer y, bueno, era algo, normalmente era la puerta el único sitio por el que podíamos pasar por llevar un perro. Me giré para ver qué le parecía a Stuffy para encontrarme con que ni estaba. Sin embargo, el sonido del hueso siendo mordido y sacando el aire de su interior en un agudo pitido me indicó que ya estaba ahí dentro metido. — Lo usamos para niños y para perros — Esa oración me perturbó profundamente. Una cosa era apartar a mi perro del resto de personas como si tuviese la lepra o fuese un apestado, pero de ahí a compararlo con los niños, que son el mal encarnado, eso había sido una ofensa, grave además. Por suerte, tenía hambre y no era plan de ponerme a discutir cuando Stuffy estaba toh feliz. La seguí hasta la mesa y después elegí sentarme en la silla desde la cual pudiese ver a Stuffy, porque ya me veía teniendo que salir detrás suyo. Esperé en silencio a que mis dos compañeros hubiesen aposentado su culo también. Si algo me había enseñado la vida es que todos los temas que yo pudiese sacar, iban a ser socialmente incorrectos o iban a ofender a alguien, así que me dejaba llevar. RE: Los árboles satánicos - Uzumaki Eri - 2/03/2018 La anciana indicó el lugar donde comerían, y ella asintió, siguiéndola hasta la mesa en la que se sentarían. Habían vallas de madera a lo lejos, con algunos juguetes y... ¿Cosas para perros? — Lo usamos para niños y para perros — dijo la anciana, con una sonrisa. Ahí estaba la respuesta. La verdad es que el lugar daba peor rollo conforme pasaban los segundos. Quizá por la decoración, por juntar niños y perros, o por... Por todo en general. Un escalofrío la recorrió cuando vio cómo estaba de lleno el sitio, ¿de verdad era tan popular? —Gracias... —murmuró la chica, tomando asiento y cuestionándose interiormente los gustos de su hermano. Cuando la anciana se fue, miró a Nabi —. ¿Dejarás a Stuffy ahí? —preguntó en voz baja. RE: Los árboles satánicos - Eikyuu Juro - 3/03/2018 Los tres genin tomaron asientos. La anciana se marchó, tan feliz como unas castañuelas. Eri y Nabi, sin embargo, parecían bastante perturbados. A Eri se le notaba hasta en el tono de voz. Y a Nabi... bueno, Nabi era bastante introspectivo. Pero también había pensado en aquello. Stuffy jugaría tranquilamente en el pequeño corral hecho para perros, sin molestias. No parecía que nadie hubiese llevado a su perro ahí. Podía ser su día de suerte y no montar ningún jaleo, si el perro no se las arreglaba por sí solo. La carta estaba llena de diferentes platos de fideos y especialidades a la carta. Juro la hojeó un poco, distraído. — Parece que esta bien — murmuró Juro, al ver el lugar dónde estaba el perro. Estaba jugando felizmente con un hueso de juguete. Aunque nadie vino al momento a tomarles nota, quizá se debía a que los chicos no habían si quiera hecho el amago de coger las cartas para mirar la comida. Juro volvió a pensarlo. — ¿Qué vais a pedir? RE: Los árboles satánicos - Inuzuka Nabi - 4/03/2018 —. ¿Dejarás a Stuffy ahí? — Me preguntó Eri con tono de preocupación. La miré y miré a Stuffy dandole golpes con la pata al hueso falso, y volví a mirarla, respondiendole en el mismo tono. — Si la va a liar, lo hará esté donde esté, así que mejor que por una vez nos pille lejos. ¿No crees? Cogí la carta y le eché un vistazo, pero Juro fue más rápido en preguntar que yo en encontrar la sección de fideos con carne. — ¿Qué vais a pedir? — Cualquier cosa que lleve carne está bien, o al menos que el caldo sea de carne. ¿Sabíais que hay gente que hace caldo de pescado? Qué asco. Juro, ¿en Kusa hacéis caldo de dinosaurio? Porque eso sí que tiene que estar bueno. ¿A qué sabrían los dinosaurios? ¿A qué saben los sueños? RE: Los árboles satánicos - Uzumaki Eri - 9/03/2018 Al final el can se fue hacia el corral que estaba instalado en el local para perros y niños. La joven lo sintió un poco mal, después de todo, el Inuzuka y su perro ninja eran como uno. — Si la va a liar, lo hará esté donde esté, así que mejor que por una vez nos pille lejos. ¿No crees? La chica solo se encogió de hombros, esperando a que Nabi terminase de ojear la carta que ya tenía entre las manos. — ¿Qué vais a pedir? —Estoy esperando a que Nabi termine de mirar la carta —explicó, aunque lo que mejor podría haber hecho es acercarse al chico y mirar el papel con él. Pero bueno, aquella mujer le había perturbado tanto que ahora mismo sentía que no era capaz de pensar con claridad. — Cualquier cosa que lleve carne está bien, o al menos que el caldo sea de carne. ¿Sabíais que hay gente que hace caldo de pescado? Qué asco. Juro, ¿en Kusa hacéis caldo de dinosaurio? Porque eso sí que tiene que estar bueno. Al terminar de hablar sobre dinosaurios, la pelirroja le arrebató la carta y se puso a ojearla, aunque el papel estaba algo pegajoso. Le bastó unos segundos para saber qué pedir, así que se lo tendió a Juro mientras apoyaba un codo en la mesa y en la mano del mismo su propia cabeza. —El primer bol de fideos normal —anunció, con desgana. RE: Los árboles satánicos - Eikyuu Juro - 10/03/2018 Juro observó a sus dos compañeros de mesa ojear la carta. —Estoy esperando a que Nabi termine de mirar la carta —dijo Eri, aunque Juro notó que tampoco tenía muchas ganas de mirarla. ¿Se habría asustado con el lugar? Nabi, por otra parte, estuvo echandole un vistazo, hasta luego hablar con él. — Cualquier cosa que lleve carne está bien, o al menos que el caldo sea de carne. ¿Sabíais que hay gente que hace caldo de pescado? Qué asco. Juro, ¿en Kusa hacéis caldo de dinosaurio? Porque eso sí que tiene que estar bueno. — Pues claro que hay caldo de pescado. No esta tan malo — protestó Juro, hastas escuchar lo de los dinusarios. No pudo evitar poner los ojos en blanco. ¿Otra vez esa chorrada? Juro no pudo más que seguirle el rollo. Quizá lo que debería hacer es llamarle idiota y hacerle callar, pero, como a un niño al que le dices que la magia existe, se sentía mal quitandole la ilusión a Nabi —. No. Los tratamos como animales sagrados. Y mejor dejemos el tema, no puedo decirte más. Eri, quien parecía completamente ajena a la conversación, acabo decidiendo por sí misma el menú. Con una total desgana, afirmó su decisión. —El primer bol de fideos normal — Si, esta bien. Yo creo que pediré este de fideos con carne y verdura — murmuró Juro. Era el cuarto en la primera lista de la carta. Con eso estaría bien. Cuando los tres hubieran decidido y dejaran las cartas a un lado, aparecería una mujer para tomarles nota. Esta era mucho más joven que la anterior, rondando los veinte años. Aun así, tenía un peinado totalmente azul celeste, recogido en dos coletas, que le daban un aspecto más joven. Entorno a su cuello tenía un colgante de perlas. Vestía con una camiseta que parecía ser el eslogan del restaurante y unos vaqueros azules. En su mano derecha, llevaba una especie de abanico azulado, con el que se daba aire de vez en cuando. En la izquierda, una hoja que debería ser para las notas. — ¿Qué van a tomar? — preguntó, con cortesía. — El número cuatro y agua para beber — dijo Juro. Juro dio su orden y esperó a que los demás lo hicieran. Una vez que recogiese la de los tres, se marcharía sin apuntar ni una sola palabra. RE: Los árboles satánicos - Inuzuka Nabi - 17/03/2018 — Pues claro que hay caldo de pescado. No esta tan malo ¡VAYA! AL KUSEÑO LE GUSTA EL CALDO DE PESCADO, QUE SORPRESA. Le miré tan mal como pude de reojo mientras buscaba y encontraba un plato que no tuviese nada más que carne y fideos, y puede que algún elemento decorativo pero poco más. Había un especial de carne, pero era más caro, pero era la carne o el orgullo. Juro aseguró que los dinosaurios eran sagrados y que no hacían caldo con ellos, que desperdicio. Justo entonces Eri me quitó de las manos la carta. — Yo me voy a pedir el especial de carne, Eri deberías hacer lo mismo, tienes que comer, que no comes nada. Tienes que cuidarte más y mejor, o tendré que estar detrás tuyo todo el día. Y tú no quieres eso. — ¿Qué van a tomar? — El número cuatro y agua para beber — Un especial de carne por aquí, sin nada para beber, con el caldo del ramen tengo de sobra. Estos kuseños eran más raros que un kuseño, pidiendo bebida con un buen cuenco de fideos. RE: Los árboles satánicos - Uzumaki Eri - 18/03/2018 Juro murmuró sobre su opción de tomar ramen con carne y verduras, algo que sin duda disgustaría hasta límites insospechables a Nabi, partidario de que la verdura y sobre todo, las cosas verdes, deberían quedarse donde están, o sea, en el suelo, junto con las demás hortalizas y árboles. Los tres terminaron por decidir qué querían tomar, y para su asombro, Nabi no dijo nada sobre las verduras que Juro pretendía tomar. Hasta ahí llegó la conversación pues una joven muchacha les atendió para saber su pedido. — ¿Qué van a tomar? — preguntó, con cortesía. — El número cuatro y agua para beber — dijo Juro. — Un especial de carne por aquí, sin nada para beber, con el caldo del ramen tengo de sobra. Ella los miró, y luego posó su mirada en la joven que esperaba su respuesta. —El número uno y dos vasos de agua, por si acaso este cazurro necesita beber algo, gracias ----pidió amablemente. RE: Los árboles satánicos - Eikyuu Juro - 18/03/2018 Los demás no tardaron en contestar. Nabi seguía firmemente sus religión carnica, que parecía prohibirle consumir cualquier otro tipo de alimento. Eri, obviando la propuesta de Nabi, optó por el número uno. — Un especial de carne por aquí, sin nada para beber, con el caldo del ramen tengo de sobra. —El número uno y dos vasos de agua, por si acaso este cazurro necesita beber algo, gracias La muchacha, con una inclinación, se marchó, dejando a los tres solos. Llevaría la orden a la cocinera, y esta se pondría a realizar el pedido. — A ver si tu hermano tenía razón al recomendarnos este sitio — comentó Juro, a Eri, amablemente —. Solo espero no encontrar dentaduras en los fideos. Un rato después — ni poco rato, ni mucho, lo entendible para ser un local tan lleno de gente —, aparecería una mujer para atenderles. Esta, para su sorpresa, era la mujer anciana que les había recibido la primera vez. En una bandeja, con una precisión de cirujano, llevaba los tres boles y los vasos de agua. Con una sonrisa los depositaría en la mesa, asegurandose de cual era para cada uno. Y después, con otra sonrisa y un "que aproveche", se marcharía, no sin antes guiñarle el ojo a Eri. Juro observó su bol, con algo de hambre. Al menos, olía bien. — Bueno... ¡Que aproveche! — exclamó, aunque se contuvo. No quiso ser el primero en tocar el plato, y espero a que Nabi o Eri — probablemente Nabi — lo hiciese. RE: Los árboles satánicos - Inuzuka Nabi - 2/04/2018 Podía sentir una mirada en el cogote a pesar de que no tenía a Juro detrás, estaba pensando cosas malas de mi, lo olía en el ambiente. Apuñalar varias veces a una persona y ya está siempre pensando lo más bajo de ti, lo había hecho en el árbol y lo estaba haciendo ahora. Normalmente, en mi área de confort me comería la comida directamente del fuego, sin platos ni inventos raros de esos. En mi casa de la mitad de comida que cocino, llega a la mesa el veinte por ciento, y tras haber tenido que dormir a la intemperie, el hambre no escaseaba. El bol de fideos llegó delante mio y Juro fue el primero en hablar deseando que nos aprovechara la comida y se quedó mirándonos sin empezar a comer. En la linea entre la educación y el pánico social es donde estaba el kuseño. — Buen provecho, chicos. Cogí los palillos con calma y empecé con los trozos de carne, comiéndomelos todos menos un par que dejé apartados en un pequeño arco del bol, porque al ser redondo no tiene esquinar. — La carne está buena ¿y lo vuestro, jovenzuelos? Después me puse a sorber los fideos. |