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La marca del Hierro - Versión para impresión

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RE: La marca del Hierro - Umikiba Kaido - 29/01/2018

El clon de Akame logró desenmarañar el primer anclaje, cortando el primer tramo de hilo en la esquina más próxima a la puerta, por encima de la manija que su otro bunshin sostenía temblorosamente, con el gesto cansado por tratar de mantenerse firme e inmóvil durante severos minutos. Éste al caer hizo que el entramado de cables se moviera peligrosamente en sintonía, pero por suerte, ningún sello bomba se activó. Iba por buen camino.

Entonces lo vio. Medio metro más arriba, uno de los hilos cruzaba en forma de "X" alargándose hasta los linderos del cadáver. Terminaba en otro sello bomba.

Akame probaría suerte, cortando ahí, justo por donde se superponía el siguiente tramo.

5 - 7 - 5 - 10 - 3 - 2 - 1 - 3 - 8 - 2

Dado extra por +10 (8)

No. Akame no tomaba riesgos. Todas sus acciones eran perfectamente premeditadas. Su sharingan le permitía ver claramente en dónde tenía que hacer qué cosa. Y sus manos hacían el resto. Y es que fue tanta su pericia y su perspicacia para con un asunto de vida o muerte, que en ese último movimiento elaborado había logrado desactivar los dos últimos tramos de un sólo tirón. De un sólo corte. Akame vio con sus ojos teñidos en sangre como los hilos fueron cayendo consecuentemente sin activarse mutuamente, hasta que los sellos quedaron sin cable que pudiera rajar el papel y activar la explosión en cadena.

La habitación quedó libre de peligro.

Frente a él quedó plena disposición para buscar lo que tuviese que buscar. Si es que tenía tiempo. Porque fuera, Shinjaka fue el primero en percatarse de los murmullos que poco después se convirtieron en susurros más fuertes. Luego, pasos. Pasos ajetreados que tomaron protagonismo a medio de la calle, y que se dirigían indudablemente hasta la casa en la que los clones de Akame hacían su trabajo.

A la distancia, no parecían ser nadie conocido. Vestían de negro —con un uniforme militar oscuro, similar al que yacía colgado en el perchero—, y peinaban la zona. Al parecer, iban a terminar el trabajo que alguien más experimentado que ellos había comenzado. Enterrar los cabos sueltos, según quién lo defina.

. . .

Datsue igualó, y todos lo hicieron ésta vez también. Los cuatro estaban dentro de la partida.

—Flop en marcha, y... aquí viene.

[Imagen: 25.png][Imagen: 29.png][Imagen: 19.png]

Toeru se cansó de estar en silencio, y buscó conversación. Previo al desenlace de la mano austera entre el noble, y el Alcalde, la emoción se había perdido con las cartas boca abajo de éstos dos.

—Y bien, Etsu-san, ¿ya pensó acerca de la proposición que le hice más temprano?

El gesto del Alcalde se torció en desagrado, primer deje que Datsue lograba captar con su sharingan.

—Oh, proposiciones. ¿Indecorosas? ¿De qué tratas de convencer al Alcalde-dono ésta vez, Toeru-san?

—Nada que no le convenga. A él, o a ésta ciudad. Después de todo, no todos los días se reciben ofertas conjuntas de dos grandes inversiones que no sólo harían de Tanzaku la Capital más avanzada de Oonindo, sino que doblarán y triplicarán sus ingresos en niveles insospechados. Es sólo cuestión de abrir un poco la mente.

—Ya se lo dije, Toeru. Lo que propone es, cuanto menos, una locura. ¿O se piensa usted que Tanzaku Gai es una de vuestras mujeres, dispuesta a abrir las piernas por un par de monedas? —Etsu volteó a ver al noble Sakyu, quien tenía la voz cantante—. deberá esforzarse más u ofrecer mejores condiciones si piensa que aceptaré dinero de un proxeneta, con el perdón y respeto que le confiere haber llegado hasta estas esferas a través de menesteres como éste; y de su socio. Que, por cierto, le debe más a nuestra ciudad por la protección que le hemos dado de lo que trata de ofrecer.

Si no lo preguntaba Sakyu, Shin tendría que hacerlo sí o sí.

—Con qué ligereza hablan de Shinzo frente a... —se tapó la boca, y sonrió, inocente—. oh, lo siento. No he dicho nada.

—Algún día te cortarán esa lengua como le haces tú a tus vacas, Shin. Algún día.


RE: La marca del Hierro - Uchiha Datsue - 29/01/2018

«¡Bingo!». Sin preparárselo ni intervenir, Datsue acababa de descubrir de golpe y porrazo que aquellos tres conocían a su objetivo. No solo eso, sino que uno de ellos parecía querer ser su socio en un negocio de dudosa reputación y el alcalde, quizá, había sido uno de los responsables de proporcionarle madrigueras y gorilas tras los que cobijarse.

Ahora solo quedaba lo más difícil, que era sacarles algo más.

Shin, el hombre al que se le había escapado el nombre de la persona de la que hablaban, fue recriminado por Toeru por su descuido. Debía intervenir ya:

Vamos, vamos. No nos pongamos tensos —dijo, mientras revisaba de nuevo sus cartas, como si toda aquella conversación no le interesase más que la propia partida—. No soy de los que se andan chivando de lo primero que oyen, o yo, más que la lengua, hace tiempo no tendría mi cabeza sobre los hombros.

Esbozó una sonrisa viperina, desviando la mirada momentáneamente hacia el alcalde. Luego, golpeó dos veces la mesa con los dedos doblados, indicando que pasaba.

----Y ese tal Shinzo… —agregó, como quien no quería la cosa, desviando la mirada hacia Toeru—, parece un socio problemático. ¿Protección de una ciudad? ¿Qué hizo? ¿Trajinarse a la hija de quien no debía? —preguntó, para acto seguido estallar en una corta carcajada.

El anzuelo estaba lanzado…


RE: La marca del Hierro - Uchiha Akame - 29/01/2018

«¡Bingo!»

Una sonrisa de soberbia se dibujó en los labios del Kage Bunshin cuando, con manos expertas y gran pericia, cortó el último cable de aquel intrincado entramado de hilos y papeletas explosivas destinado a borrar de la faz de Oonindo todo y a todos los que se encontraran con la vista del crimen que se había cometido en la cabaña. Sin embargo, ahora era aquel Clon de Sombras de Akame el que iba a ganar acceso a semejante información.

El segundo Kage Bunshin soltó el pomo de la puerta que había estado sujetando durante unos minutos y se secó el sudor que le caía por la frente con el dorso de su mano zurda. «Joder, eso estuvo cerca», se dijo. Y con esas mismas, hubo un característico "puf" y el clon desapareció.

Por su parte, el Kage Bunshin sobreviviente se apresuró a indagar en la habitación. Tomó primero la carpeta con los documentos y se la colocó bajo el brazo; ya tendría tiempo de revisarlos más tarde. Después se acercó al uniforme y cacheó rápidamente las prendas en busca de cualquier cosa que pudiera tener en los bolsillos. Por último, haría lo mismo con el cadáver; aunque sin perder demasiado tiempo.

Mientras, afuera, la información del éxito de su clon desactivando la trampa llegó al Uchiha creador justo cuando una tropa de hombres, ataviados con el mismo tipo de uniforme que había visto colgando en la habitación del muerto, se aproximaba peligrosamente en dirección a la cabaña.

Mierda —masculló—. Shinjaka-san, creo que nuestro objetivo está muerto, asesinado hace un par de días. Mi clon acaba de desactivar una trampa que alguien colocó para volar toda la cabaña por los aires en caso de que se descubriese el cadáver. Ahora mismo estará registrando la habitación... Tenemos que ganar tiempo.

Los ojos del verdadero Akame se movieron, raudos, para intentar contar el número de personas que se dirigían hacia la casa. Un enfrentamiento directo era lo último que quería, pero si no tenía más remedio, los mataría uno a uno. Según había podido observar sus clones, la llave de la puerta principal estaba metida en la cerradura por dentro, de modo que era de esperar que a los recién llegados les tomara algún tiempo abrirla.

Si el bueno de Shinjaka no sugería otra cosa, Akame pasaría a la acción con un discreto "espérame aquí". El Uchiha formaría un único sello y desaparecería en un parpadeo. Shinjaka podría verlo, un instante después, ubicado en el lateral de la cabaña contigua a la del fallecido. Una vez allí buscaría escalar discretamente al techo de la casa para así tener una visión directa de la ventana que daba a la habitación donde estaba el cadáver.

¿Sus intenciones? Establecer una clara línea visual con el clon y advertirle de los inesperados invitados.



Tampoco quería narrar demasiado así que me quede ahí, aunque supongo que no habría problema para que el clon mire por la ventana XD



RE: La marca del Hierro - Umikiba Kaido - 2/02/2018

Akame cacheó las prendas de uniforme y encontró sólo un llavero, con tres llaves. De bronce o algún material similar, con ranuras distintas una de la otra. No correspondían a la misma puerta. Al revisar el cadáver, sin embargo, no encontró nada útil salvo la confirmación de que aquel tipo estaba más muerto que Uzumaki Shiona.

Fuera, todo ocurría muy rápido. Los hombres —contó a dos— avanzaban con paso firme, recriminándose cosas entre ellos en apenas audibles susurros. Shinjaka lidiaba con procesar la semejante cantidad de información que el shinobi le había soltado en apenas unos segundos, y poco reparo puso en que Akame tomara cartas en el asunto. Le dio luz verde con un sí moviendo la cabeza y se retiró hacia las sombras, para pasar desapercibido.

El profesional se movió con la velocidad envidiable de aquella técnica y apareció allá, en la casa contigua. Subió hasta el tope y comprobó que, en efecto, tenía visión de la ventana en la que aún yacía su clon, pero una cortina la cubría. ¿Cómo no iba a tener?

Los tipos llegaron finalmente hasta la puerta principal, y comenzaron a hurgar en la cerradura. No tan discretamente como Akame, desde luego, ellos tan sólo se dedicaron a hacer palanca.

. . .

Toeru le miró con cara de proxeneta y dudó, después de que éste pasara. Se mantuvo en silencio mientras analizaba sus cartas y de pronto decidió apostar quinientos ryo. Shin pagó, y Etsu también.

—Oh, me temo que no es su puto problema si Shinzo se ha trajinado a nadie, Sakyu-kun.

El gordo parecía a la defensiva, era su territorio, después de todo. Etsu analizaba con evidencia el intercambio entre Datsue y Toeru. Shin no sabía una puta mierda de nada, estaba ahí para el goce.

—Cuide su tono, Toeru. Nosotros respetamos su casa, respétenos usted mientras estamos en ella. Además, la cobra emisaria no tiene culpa de encontrarse aquí entre nosotros, hoy. Él sólo quiere jugar, ¿no es así, señor?

Algo le decía a Datsue que el Alcalde sabía algo, y quizás, su objetivo más primordial era saber el qué tanto. Y cómo usar eso a su favor. ¿Qué jugaba Toeru y Etsu en todo aquello? ¿Podía tomar aquella disconformidad a los negocios como una carta propia, o se trataba de algo que podía poner en jaque su búsqueda?

Tenía que decidir, y pronto. La conversación ya tomaba rumbos insospechados.


RE: La marca del Hierro - Uchiha Akame - 5/02/2018

El Uchiha original comprobó, para su desgracia, cómo los cristales de la ventana estaban tapados con una cortina desde el interior. «Mierda, coño». Tendría que encontrar alguna manera de llamar la atención de su clon sin atraer también la de los uniformados. Que, por cierto, no tuvo reparos en escanear con su Sharingan para averiguar unos datos cruciales sobre ellos; si su chakra era potente y cuánto tenían. Muchas veces aquel era un método poco fiable para evaluar la capacidad de combate de un ninja, pero al uzujin le despejaría al menos una duda; si aquellos dos tipos eran shinobi o no.

Mientras tanto y desde el tejado, el verdadero Akame sacó un shuriken de su portaobjetos y lo arrojó con —intecionadamente— poca fuerza e impulso. El objetivo era que la estrella metálica golpeara el cristal de la ventana con tan poca fuerza que no llegase a romperlo, pero sí alertar a su Kage Bunshin en el interior. Así lo hizo.

Dentro de la casa, el Clon de Sombras se guardó el llavero en uno de sus bolsillos y tomó la carpeta con documentos. Poco más interesante parecía haber, y aun así, dos ruidos le pusieron en alerta. El primero, fuerte, provenía del final del pasillo. Alguien estaba intentando forzar la cerradura de la entrada. El segundo, más débil, del otro lado de la ventana. El Kage Bunshin flexionó las rodillas y se agachó ligeramente para hacerse a un lado. Apoyó la espalda en la pared junto a la ventana y, con un gesto cuidadoso, apartó la cortina lo suficiente como para ver el exterior.

El verdadero Akame vió el rostro de su copia al otro lado de la ventana y le hizo un gesto con la mano derecha. Afortunadamente su Kage Bunshin le vio, y Akame entonces le indicó que saliera cagando leches con un aspaviento de ambos brazos.

La copia asintió y abrió la ventana con cuidado, lo suficiente como para poder escalar por ella hasta afuera. Se apoyó en el marco y trató de caer suavemente sobre el césped, agachándose en el proceso para recoger el shuriken que el verdadero Akame había tirado. Una vez allí cruzó la distancia que le separaba de la casa contigua con un par de saltos y escaló hasta el tejado con ayuda de su habilidad de caminar verticalmente para reunirse con su creador.

Lo que hicieran entonces dependería, en gran medida, de la información que el verdadero Akame había recopilado con su Sharingan. ¿Eran aquellos dos tipos civiles —aunque con entrenamiento militar— o ninjas instruídos?


RE: La marca del Hierro - Uchiha Datsue - 7/02/2018

A Datsue no le hizo ni pizca de gracia que Toeru pusiese más dinero en la mesa, y menos que le contestase de aquel modo. Estuvo a punto de levantar los brazos y enseñar las palmas de las manos, en señal de tregua. Era un gesto muy característico de Uchiha Datsue, pero no de Seshu Sakyū. Por eso, en su lugar, se limitó a esbozar una media sonrisa.

Estaba a punto de pasar. Tenía muchos proyectos, pero ninguna combinación clara. Ni parejas, ni escalera, ni color... No obstante, cuando el alcalde intervino, defendiéndole y haciendo ver que él solo había venido a jugar, a Datsue no le quedó más remedio que igualar la apuesta.

Así es —admitió, dejando caer a cuentagotas las fichas necesarias sobre la mesa—. Nada como una buena partida para desperezar la mente. Los chismes están bien para romper el silencio con algo divertido. —Miró a Toeru, y se encogió de hombros—. Pero no dejan de ser eso: chismes.

Aquel camino —el de su objetivo— parecía intransitable por el momento. Debía abrir nuevas vías.

Pero vamos, ¡no nos dejen con la curiosidad a Shin y a mí! —pidió, desviando por un momento su mirada al propio Shin, buscando su complicidad—. ¿Qué es ese negocio que convertiría a Tanzaku en la capital más avanzada de Oonindo entero? Ha de ser algo realmente… innovador.


RE: La marca del Hierro - Umikiba Kaido - 10/02/2018

Si lo que quería Akame era saber si aquel par de mulos eran o no shinobi, tras su selectiva inspección con su sharingan pudo comprar, que en efecto, sus niveles de chakra no eran para nada extraordinarios. Pero si aquello no le certificaba nada, tras evaluar a ambos con ojo crítico podría discernir que sus maneras de proceder, para nada gráciles y bastante rudimentarias, dejaban mucho que desear.

Se trataba, probablemente, de dos simples descartes para acabar con el trabajo sucio.

Qué hacer con ello sería un problema para luego. O, para dentro de poco, ya que Akame logró comunicarse con su clon a través de un muy apropiado método de aviso. Hasta que ambos se vieron en la disposición de decidir si eliminar a aquello dos tipos, o no.

Entonces, el típico sonido de una cerradura forzada abriéndose les llamó la atención. Sólo era cuestión de tiempo para que aquellos hombres entrasen. ¿Cuál era la mejor opción? ¿sumar dos cadáveres más y remover el avispero, o dejar que ambos mulos entrasen?


. . .

Pero vamos, ¡no nos dejen con la curiosidad a Shin y a mí! —pidió, desviando por un momento su mirada al propio Shin, buscando su complicidad. Pero aquella complicidad le trajo un repentino desasosiego, invadido por una sensación de urgencia. Como cuando quieres ir al baño, o necesitas parpadear—. ¿Qué es ese negocio que convertiría a Tanzaku en la capital más avanzada de Oonindo entero? Ha de ser algo realmente… innovador.

¡ja, ja, ja! me agrada usted, señor Sakyu. Es un poco irreverente, y desde luego que un mejor conversador que Maki-san. Por eso secundo tu interés, y es que yo también quiero saber de qué va ese negocio, ¿eh? siempre podríamos poner un granito sobre la mesa, si vemos que es una buena oportunidad de inversión.

Y justo cuando Datsue se había ganado el apoyo del carismático y estirado Shin.

Supo que...

Era hora de renovar el sello.

—Que el señor Sakyu invierta primero en ganarse mi jodida confianza, que hasta ahora sólo le veo como un preguntón de cuarta. Que foldea en todas las manos fuertes, además.

El brillo de sus dientes de oro tiritó, al él desenvainar su grotesca sonrisa.


Compañeros, disculpen la falta de constancia por mi parte. Ya estoy de vacaciones así que haré de Marca mi prioridad hasta entonces. Venga, vamos, démosle caña.



RE: La marca del Hierro - Uchiha Datsue - 11/02/2018

A medida que Toeru hablaba, Datsue iba frunciendo el ceño más y más. No por lo que le decía, pese a que le daba motivos de sobra para hacerlo también, sino porque notaba, sentía, que su Henge no Jutsu estaba a punto de desaparecer. Tenía que buscar refugio y renovarlo, y tenía que hacerlo ya.

Sus ojos se desviaron momentáneamente por el resto de la sala. Meiharu le había dicho que había un tocador donde podía refugiarse para renovar el sello, y tenía que localizarlo, si bien todavía no sabía qué excusa poner para ausentarse de la mesa. Y más cuando se encontraba en pleno juego.

Tenía que pasar, por buena que fuese la carta que le saliese, y aprovechar que se había quedado fuera de la partida para ausentarse un momento. Miró al dealer, impaciente porque sacase la condenada carta. Si él no se había confundido, ya todos habían hablado.

Veremos quién foldea en la siguiente —dijo finalmente, en respuesta a Toeru.


RE: La marca del Hierro - Uchiha Akame - 12/02/2018

«No son shinobi, bien» pensó el Uchiha de forma automática. Al menos aquello dejaba ver que los matones a sueldo de Kojuro Shinzo tenían poca preparación militar, por lo que establecer contacto con ellos se acababa de volver una cuestión de si debía hacerse, más que si podía hacerse. «Si los mato tarde o temprano alguien se acabará enterando y eso podría poner al objetivo en alerta. No... Es lo último que debo hacer», meditó Akame. «¿Interrogarlos, tal vez? ¿Y luego qué?» Sacudió la cabeza. «Aunque pudiera dejarlos fuera de juego, al final acabarían por echarlos en falta, o peor, ellos mismos informarían... Sería todavía más ineficiente que liquidarlos.»

El Uchiha escudriñó la entrada de la casa con sus ojos rojos mientras veía a los dos tipos forzar exitosamente la cerradura y entrar. «¿Qué demonios irán a hacer ahí dentro? Quien quiera que mató a ese chico dejó una trampa bien armada... ¿Eso significa que no trabaja para Shinzo?» Había demasiadas incógnitas y muy pocas que pudiera resolver en ese momento.

No les quites el ojo de encima —susurró el verdadero Akame a su clon.

Luego el de Uzu se dispuso a descender del tejado por la misma ruta por la que había subido —para asegurarse de que nadie le viera— cargando con los documentos y con el manojo de llaves que le había dado su Kage Bunshin. Mientras, el mencionado se quedaría allí, encaramado al techo de la cabaña contigua, tratando de espiar los movimientos de aquellos tipos.

Akame cruzó la calle a paso rápido, con la cabeza gacha y sin detenerse hasta llegar al callejón donde le esperaba Shinjaka.

Esto es lo que he podido encontrar —susurró, mostrando las llaves y la carpeta con documentos. Luego abrió la misma—. El tipo estaba muerto. Alguien lo sabía. Mi clon se quedará vigilando el lugar, pero más nos vale que aquí haya algo de lo que tirar.

Así, al amparo del callejón, trató de dilucidar de qué trataban todos aquellos papeles.


RE: La marca del Hierro - Umikiba Kaido - 13/02/2018

En cuanto Akame abrió la carpeta, las manos del aprendiz se volvieron contra él, y prácticamente le obligó a cerrarla.

—Aquí no, llevamos demasiado tiempo expuestos. Lo veremos en la casa de seguridad, supongo que si tu clon permanece, no tendrías que hacerlo tú. Así que, vamos. Salgamos de aquí antes de que nos pillen.

Shinjaka comenzó a moverse y más pronto que tarde, abandonarían la zona sur. Para dirigirse al centro, donde les aguardaba la cabaña de la que habían hablado antes.

El punto de encuentro.

Y el punto de encuentro no era más que un agujero de poca monta que no llamaba demasiado la atención. Una vivienda más dentro del montón, cuyo interior tampoco lucía como un lugar muy plácido. Apenas una mesa con dos sillas de madera raída, una cama de una sola plaza ubicada en la esquina, y un inodoro unipersonal apenas lejos de la habitación. Era una sola pieza, acogedora y de la que no sospecharía nadie.

Shinjaka se sentó, y comenzó a otear los papeles.

Akame iba viéndolo junto a él. Era un archivo con algunas cartas de identificación y un contrato, con algunos datos personales del tipo en cuestión. Luego, otra hoja que contenía tres direcciones, sobre la cuál, dos de ellas yacían resaltadas con un círculo rojo. Detrás, un mapa que las ubicaba. Lo demás parecía ser inservible.

—¿Qué piensas?

. . .

Datsue se veía en un espejo dentro del baño. Veía la silueta de un hombre que no era él, pero que más pronto que tarde, terminó desvaneciéndose en la nada. Regresándole su viva imagen. Entonces, tuvo la imperiosa necesidad de jadear, lo suficientemente extenuado como para saberse cansino debido al subterfugio. No era para nada sencillo en la práctica más que en la teoría, mantener aquel velo aún y cuando fuera a través de un sello residual. Tampoco mientras tuviera el sharingan activo.

Era jodido. Era difícil. Pero no tanto para él.

Sin embargo, sabía sus limitaciones. Las tenía muy en cuenta y, por ello, se encontraba en aquel tocador fingiendo una buena meada. A solas, viéndose a sí mismo, con un silencio reconfortante a su alrededor. En ese instante supo que tenía algo de tiempo para pensar, para meditar todo lo conversado, todo lo dicho. De cómo iba hasta ahora su encargo y de cómo iba a encarar todo a partir de ahora.

Cuando decidiera salir, se encontraría con el mismo silencio. Y con una sensación de vacío y peligro abrumador susurrándole al oído.

Porque, en aquella sala encontraría la mesa vacía, a excepción de uno de los puestos. Etsu aguardaba pacientemente con una copa sostenida con su mano derecha, observando el vino moviéndose dentro de ella. Esperando por el mismísimo Sakyu. Sin rastro de Toeru, Shin, o las mujeres que le acompañaba. Meiharu tampoco estaba.

Torció el gesto y le pegó una mirada inquisitiva, señalándole luego el mismo asiento que ocupó el emisario desde el inicio.

—Siéntese.


RE: La marca del Hierro - Uchiha Datsue - 13/02/2018

Datsue se quedó de pie, sin obedecer la petición del alcalde, mientras barría con la mirada toda la sala. Ni rastro de Toeru, ni Shin, ni el dealer, o siquiera de Meiharu. ¿Qué coño estaba pasando? Apenas se había ausentado unos breves minutos para renovar el sello del Henge, y ahora todo el mundo había desaparecido. Todo el mundo salvo Etsu.

Todos sus planes de cómo seguir enfocando aquella partida, rotos. Ahora, se plantaba frente a una nueva partida. Una partida desconocida, peligrosa, en la que todavía desconocía qué cartas se estaban jugando o, siquiera, sus reglas.

Cambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra.

¿Qué significa esto? —preguntó, tratando de imprimir cierta seguridad a su voz. Seguía sin sentarse.


RE: La marca del Hierro - Uchiha Akame - 13/02/2018

El Uchiha calló un momento ante la pregunta de Shinjaka, sus ojos negros alternando la atención entre el mapa y las direcciones que estaban marcadas en él. Tres lugares, tres llaves distintas. «Evidentemente, no se trata de una casualidad». Hasta un genin como Akame podía darse cuenta de algo así. Sin embargo, le llamaba la atención que dos de ellas estuvieran señaladas con un círculo rojo; ¿significaba aquello que eran los lugares que debía proteger? ¿O, por el contrario, pisos francos que ya habían volado?

Probablemente lo mejor sea registrarlos todos. Puedo hacer dos clones que nos asistan, aunque entonces mis reservas de chakra estarán seriamente mermadas... —dijo el de Uzu finalmente—. También hay tres llaves, supongo que cada una corresponderá a un sitio. ¿Qué te dicen las direcciones? ¿Son familiares, o, al menos, las zonas?

Mientras tanto, Akame todavía no había recibido ninguna información por parte de su clon; eso indicaba, al menos, que la copia no se había disuelto. Supuso que los matones todavía seguían en la casa que acababan de registrar.

Tal vez lo mejor sea ir de una en una.

«Un momento. El tipo parecía haber muerto hace un par de días, y hay dos direcciones señaladas. Tal vez nuestro objetivo cambia de residencia cada noche y estas dos corresponden a las de esas dos primeras estancias...»

Deberíamos empezar por la que no está resaltada. Creo que el objetivo podría encontrarse allí.


RE: La marca del Hierro - Umikiba Kaido - 13/02/2018

Shinjaka navegaba, aparentemente, las dubitativas de Akame. Torcía el gesto según qué idea tuviera, hasta que sugirió aquello de lo de ir a chequear aquellas direcciones.

Negó con la cabeza.

—El plan es esperar a que regrese tu hermano, y Meiharu. Siento que lo mejor es aguardar a por ellos, ¿no crees?

. . .

—Puede significar dos cosas. Una, que le he sugerido a los presentes que tomasen un descanso. O, que les he dicho que usted no es más que un impostor y que, mientras yo le distraigo aquí adentro, ellos irían a por la guardia de la ciudad. Fuera una o la otra, le recomiendo encarecidamente que tome asiento con absoluta calma y comience a cantar, como bien lo haría un gallo.

Tomó un sorbo de vino.

—Y no malgaste su tiempo en tratar de convencerme que realmente es un emisario de Kaze no Kuni, porque sé de primera mano que no lo es. Así que dígame: ¿quién es usted, por qué asume el papel de un representante tan importante y, además, cómo ha obtenido usted el puesto de Maki-san?


RE: La marca del Hierro - Uchiha Akame - 15/02/2018

«¿Esperar?»

Akame frunció el ceño y chasqueó la lengua, molesto. «Esos dos matones ya debieron haber registrado la casa. Con suerte no se darán cuenta de que faltan estos documentos y las llaves, pero es casi inevitable que se hayan percatado de que alguien desactivo el mecanismo trampa de los sellos explosivos...» El Uchiha meditó su respuesta. Sin duda y a priori lo más sensato era esperar a ver qué tipo de información había recabado su Hermano durante la partida de cartas, pero, ¿y si el objetivo realmente estaba escondido en aquella dirección sin señalar? ¿Y si al ser consciente de que alguien había hurgado en los documentos decidía moverse esa misma noche?

«Entonces todo habrá sido para nada», pensó con molestia el genin.

Shinjaka-san, probablemente los hombres que vimos entrando en la cabaña del motel se den cuenta de que alguien ya había estado allí. Tal vez incluso hayan ido a buscar expresamente estos documentos... —valoró Akame—. No podemos arriesgarnos a que Kojuro Shinzo se huela el pastel y cambie de residencia, si es que realmente esta información es buena.

El Uchiha todavía no había recibido la información pertinente de su clon, por lo que simplemente dedujo que aquellos tipos seguían en la casa. Se mesó el mentón con una mano.

Enviaré otro de mis clones a echar un vistazo.

Sus manos se entrelazaron en el característico sello del Kage Bunshin, y una nueva copia apareció a su lado. Akame le señaló las direcciones que debía memorizar y el clon asintió con diligencia. De allí iría directo a buscar la primera dirección.

Mientras, el otro Kage Bunshin seguiría al acecho tratando de no perder la pista de los matones.



¿Qué ocurrió con el otro Kage Bunshin? ¿Los hombres siguen en la casa?



RE: La marca del Hierro - Uchiha Datsue - 18/02/2018

La había cagado. La había cagado desde el principio, desde el primer momento en que había abierto la boca. Quizá incluso mucho antes, cuando en vez de centrarse en la misión, coqueteaba con Meiharu. Ahora, estaba pagando las consecuencias.

Cazado, pillado, sin ninguna salida por la que huir ni ningún plan de fuga o de contención. Solo él y su ingenio. Pero quizá, aquella vez, con eso no bastaría.

Se sentó tal y como le pedía Etsu. Llegados a aquel punto, nada tenía que perder con tratar de arreglar aquello con la palabra.

Es cierto, Etsu. No soy un emisario de Kaze no Kuni —llegados a aquel punto, mentir en aquello no iba a servir de nada—. Verá, yo soy…

»… un solucionador de problemas. Sí, así es —ratificó—. Me dedico a resolver problemas, y resulta que usted tiene uno gordísimo, Etsu. —De perdidos al río. Datsue hizo all in. Creo que usted sabe a cuál me refiero. Y, por eso, creo que usted no ha avisado a los guardias tal y como amenaza. Porque le interesa, tanto como a mí, que ese problema se resuelva. ¿Me equivoco?


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