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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Casi llegando a enzarzarse en una pelea callejera, Len seguia discutiendo con el dueño del local, intercambiando insultos, comentarios sarcasticos y algun que otro gruñido; mientras, muchos de los clientes simplemente se limitaban a comer mientras veian el espectaculo gratuito que venia con su comida. Risas y carcajadas inundaban el local, junto al aroma de las especias de los fieos.

¡Te vas a enterar maldito viejo! -Farfullaba con ganas de empezar a pelear hasta que alguien, le cogio de un brazo, y se lo llevo casi arrastras del local. No importaba lo que le estaba ocurriendo, él estaba lo suficientemente ya metido en la pelea como para seguir gritando desde el suelo junto a una pataleta interminable, moviendo manos y brazos como un niño pequeño, al que se le hace llorar quitandole su juguete favorito o el biberon.

¡La proxima vez esto no quedara asi, te vas a cagar! -Señalaba al dueño del local, que puso una pierna por encima de la barra sin mucho problema, era alto y fuerte, y sus arrugas lo mostraban en su rostro

¡Eso sera si no te cierro la puerta antes en las narices, princesita! -Replicó de brazos cruzados, soltando posteriormente una carcajada-

¿¡¿¡Princesita!?!? -Sus ojos se llenarón de furia, pero su exacasa fuerza fisica, y su bajo peso, hacian que fuera facilmente llevado todavia- ¡¡Maldita sea Anzu, dejame en paz, voy a cargarme a ese viejo!!

Menudo elemento de chaval -Comentó como soliloquio mientras se llevaban al joven canoso a rastras, escuchando sus quejas en la distancia- La proxima vez que venga, le dare un buen collejón; y el mejor plato que haya probado en su vida. -Soltó otro conjunto de carcajadas- Esta juventud... Seguro que acabara siendo un buen tipo -Dijo finalmente, antes de volver a disponerse ante el resto de clientes


De brazos cruzados y con los mofletes inflados, Len seguia con su pataleta pero siendo arrastrado por el suelo, hasta que le soltó bruscamente Anzu a sus pies, quien se habia empezado a quedar ensimismada y curiosa por lo que estaba ocurriendo alrededor.

I-Itte... -Dolorido por el cabezazo que se dio sin quere al ser soltado, se recompuso, mirando al escenario y observando lo que estaba ocurriendo; para él las palabras del presentador sonaban huecas, estaba en su mundo ensimismado mirando unos adornos de lamparitas de papel, sus ojos vidriosos brillaron al contemplarlos, esbozando una leve acaramelada sonrisa y un leve rubor en los labios. Entonces, uno a uno, comenzaron a subir al escenario los concursantes, para él, la poesia que recitaban, no le parecio impactante, por algun extraño motivo. Y no es porque estaba distraido, simplemente, no le llenaban, él era un amante del arte, la musica y otras cosas; pero no le llegaron al corazón por algun motivo.

Es como si fuesen palabras vacias... No me llegan... Si nunca he escuchado algo asi tampoco... ¿Porque no me resulta tampoco del todo extraño?... -Susurró para el mismo, llevandose las palabras el viento hacia ninguna parte, debido al ensordecedor sonido de los aplausos que vino tras el debut, de todos los concursantes.
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#17
Anzu había sometido a Len y lo llevó fuera del local de comida, se sintió aliviado realmente. Se lograron abrir paso entre la multitud incluso con el chico a rastras, la kunoichi de Takigakure realmente parecía ser una persona fuerte.

Esos pelos y esas ropas... ¿será esto lo que llaman el choque cultural? ¿o simplemente es un raro? Pero que fuerte habla...

Pensaba mientras se tomaba ligeramente el mentón mirando al presentador del evento hacer lo suyo. No por ser una persona extravagante resultaba ser menos interesante.

Decimoctavo Recital de Poesía Clásica de los Dojos del Combatiente... supongo que no habrá nada de Rakugo...

Concluyó el shinobi de la Lluvia después de escuchar dos o tres veces el nombre completo del evento. Fue entonces que nombraron a un participante de la misma aldea que Anzu, el nombre de ese sujeto por alguna razón llamo su atención.

Dekigura... Masame... Deki-gura... Ma-sa-me... Mo-gu-ra... Ma-na-se... es casi lo mismo...

Todo este análisis del nombre se lo había guardado para él pero quizás alguno estuviese lo suficientemente atento como para notarlo también, a saber. La poesía parecía haberle llegado a muy poca gente, sería que no estaba a la altura de lo que la gente que sabe, apreciaría como bueno. Después de eso pasó un viejo de la Lluvia, a Mogura no le sonaba la cara de ese sujeto ni por asomo, pero parecía que su poesía gustó más que la del joven.

Lo que sería remarcable era la presencia del tipo que siguió, el cual al mostrarse hizo que unas chicas que no estaban muy alejadas casi le volaran los tímpanos con un griterío agudo que le entraría en los oídos como una aguda de acupuntura, solo que estaría lejos de hacerle algún bien a su salud.

Se cree mejor que nosotros... ¡vamos a golpearlo!

Contestó con una voz un poco sería pero con un sentimiento bromeando, era un busca fama como cualquier otro en el camino de la vida, nada de otro mundo, pero parecía que a Anzu no le había agradado para nada. Movió con el brazo a Len y luego señaló el escenario.

Len, prepárate.
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#18
Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de la kunoichi cuando sus compañeros, uno por afirmación y otro por omisión, aceptaron ayudarla en su noble empresa de bajarle los humos a aquel finolis de Uzushiogakure. Justo en ese momento el galán bajaba del escenario, entre aplausos, gritos femeninos —y alguno masculino— y alabanzas. Anzu lo perforó con la mirada, destilando rabia y malicia. Veremos cómo escribes cuando te parta las manos. Empezó a andar hacia la parte trasera de la tarima, por donde habían desaparecido todos los participantes, girándose de vez en cuando para comprobar que Mogura y Len la seguían.

El trayecto fue lento y pesado, porque a cada tanto había que ir esquivando o apartando a alguien del público, pero finalmente los gennin llegaron a una parte menos concurrida de la plaza. Junto a la tarima se habían colocado varios biombos para crear una zona de acceso exclusivo a los participantes y organizadores del evento, donde podían descansar, comer y beber. Sorprendentemente, no había más que un hombre rechoncho y canoso vigilando la entrada a dicho recinto. Probablemente en este tipo de concursos no se esperen demasiados problemas... Me da en la nariz que para el siguiente mejorarán la seguridad.

Anzu se colocó distraídamente a una buena distancia de la entrada y su viejo guardián, suficientemente cerca para ver si el poeta de Uzushio salía, pero lo bastante lejos como para no llamar la atención. Una vez sus recientes amigos de la Lluvia estuvieron con ella, pasó a explicarles la estrategia de ataque.

El plan es simple: matar al murciélago —miró atentamente a sus compañeros, y luego rompió a reír—. Era una broma, una broma... Va, entramos, agarramos a ese remilgado sabelotodo y lo cagamos a golpes...

De repente tuvo una revelación. Su rostro se iluminó con la clarividencia de un sacerdote que acaba de ver a sus dioses, y con un rápido gesto de su mano derecha, quiso borrar todo y elaborar un nuevo plan.

¡Olvidadlo todo! Se me acaba de ocurrir algo mucho, mucho mejor —sonreía, y sus ojos brillaban otra vez con aquella maligna seguridad—. Uno de nosotros tiene que encargarse de distraer a ese carcamal —dijo, señalando al viejo que hacía las veces de guardia—. El otro, que coja y se lleve al rubito de Uzu 'a dar un paseo'. ¿Me seguís? Lo único que hace falta es que no esté para cuando le llegue su turno...

Se pasó una mano por el pelo, seco y plateado. Ahora llegaba el papel estrella, su papel; todo gracias al estafador, charlatán y condenadamente ingenioso Uchiha de Takigakure.

Y luego yo me encargaré de que ese tío salga de aquí bien escocido.

Sonrió. Se había acordado, por fin, de los versos de Datsue.
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#19
¿Q-Que?... Oh Dios problemas no... -Su rostro se volvió algo palido mientras sus ojos y su boca, caian casi por su propio peso. Acababa de salir de una pequeña disputa que el mismo habia creado sin tan si quiera darse cuenta, para acabar metido en otra que encima ni le iba, ni le venia.

¿Pero a ti ese tío que te ha hecho? ¿Te ha robado el almuerzo en el recreo o qué? -Susurró casi de manera imperceptible mientras iba siendo arrastrado por sus compañeros; no fisicamente, si no por su propio pie para evitar quedarse solo en un lugar desconocido, que para él era casi un nuevo mundo. Tras un raro esquivando a la gente, y con cuidado de no tropezar, para caer a merced de una muchedumbre, la cual seguramente ni te prestaria atención una vez en el suelo y comenzaria a pasar por encima tuya, pensando que son piedras; llegaron a casi la entrada de donde salian los participantes.

Algo agazapados en el suelo, Anzu comenzo a trazar un plan, como si de una criminal profesional se tratase; parecian los tres estereotipos, el musculitos rompe-cajafuertes, el cerebro de la trama, y las manos agiles y flexibles. En cualquier caso, Len al principio no entendia que es lo que estaba tramando llevandoles hasta allí; hasta que posteriormente comenzo a explicar lo que tenia en mente.

¿Pero en que demonios estas pensando? ¿Se te ha ido la olla? — Exclamó algo exasperado, pero a la vez con un tono lo suficientemtne bajo como para que solo le escuchase Mogura y Anzu. En ese momento, Anzu hizo un cambio de planes, con una cara sonriente, intento negar lo anterior moviendo las manos para posteriormente promulgar un nuevo plan, lo cual a Len, solo le pareció aun mas disparatado.

Uno de nosotros tiene que encargarse de distraer a ese carcamal -Señalaba al anciano que se disponia en la puerta, algo rechoncho y con un aire de seriedad imponente.

Pues que se lo lleve Mogura, si total, tiene la vitalidad de un anciano de 80 años — Apoyaba su mentón en una de sus propias manos, mientras con la otra, señalaba en gesto de vagueza a Mogura; con un cierto tono de pasividad, esperando que no le tocase hacer nada, y poder ver todo el espectaculo si salia mal desde la lejania.

¿Seguro que no sera como el niño de aquel libro que se hacia mas joven conforme le pasaban los años?... -Frunció el ceño mirando al infinito, hablando en forma de soliloquio. Anzu siguio comentando el nuevo plan, mientras Len ya le miraba con indiferencia y pasotismo.

El otro, que coja y se lleve al rubito de Uzu 'a dar un paseo'. ¿Me seguís? Lo único que hace falta es que no esté para cuando le llegue su turno... —Tras ello, se acarició con una mano el pelo — Y luego yo me encargaré de que ese tío salga de aquí bien escocido.

Espera espera espera espera, para el carro amiga —Contestó junto a una leve risa— Eso me pone a mi como que tenga que ser yo el que distraiga a ese tio ¿Se puede saber como planeas que haga eso? —Entrecerró los ojos, con la seguridad de que era un plan absurdo.— ¿Porque no simplemente esperar a que salga a hacer algo y atacarlo en la oscura noche? — Propuso finalmente, esperando no tener que hacer nada y evitar meterse en un lio si algo fracasaba; pues quien querian apalizar al rubio, por motivos que solo ellos conocen, mientras que a Len, no le inmiscuia nada, su mayor preocupación, era saber si llevaba el dinero suficiente para probar dos remesas de todos los dulces de la ciudad.
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#20
Por un segundo, la fachada de seriedad que tenía Mogura para enmascarar su broma se esfumó. Delineó en su rostro una mueca de preocupación, matar al murciélago sonaba como matar al murciélago y el murciélago parecía ser el tipo de Uzushiogakure que le había caído mal a Anzu, una postura un poco extremista. Suspiró de alivio cuando la chica dijo que era una broma, golpearlo como él había dicho antes sonaba algo mas suave pero también quedaría atrás cuando la Yotsuki propondría una nueva táctica.

Distraer a un viejo guardia sonaba algo fácil, podría empezar intentando darle el mayor susto de su vida y quizás con eso sería suficiente. Len por su lado parecía un poco reacio a cooperar, probablemente le faltaría motivación.

Vamos, Len. Si logras completar tu parte te conseguiré... dulces... si, dulces.

Tuvo que pensar un momento con el anciano interior que según su compañero de aldea llevaba consigo.

Eso claro, si eres lo suficientemente valiente como para completar la misión.

No estaría de más un poco de motivación verbal sumado a la posible recompensa por un trabajo bien hecho, con todo eso esperaba convencer a su amigo de hacer tonterías juntos. Sin más se enderezó y observó al viejo vigilante.

Creo que si todos hacemos nuestra parte algo interesante va a pasar... vale la pena intentarlo.

Se acomodó el haori y el sombrero que tenía consigo mientras curioseaba en su lugar de acción, no parecían muy difíciles de saltar esas delgadas pantallas, pero lo mejor sería simplemente hacerlas a un lado y pasar como si nada.

Mas que nada su motivación era la de poder ayudar en su empresa a la muchacha de Takigakure. Avanzó hasta colocarse junto al guardia, parecía equivaler a tres veces su edad y peso, era un tipo rechoncho realmente y su pelo era tan blanco como la nieve.

Señor.

Exclamó con la intención de llamar la atención del viejo. Tenía que sacarlo de su puesto de alguna forma u otra por lo que se le vino a la mente un recurso bastante sencillo.

Estoy aquí para el cambio de turnos.

Sostenía su sombrero con una mano inclinandolo ligeramente hacía delante para que no se le viese bien el rostro. Esperaba que eso fuese suficiente para que el viejo se fuese, pero sino aún tenía algunos recursos bajo la manga, recursos con formas redondeadas y metálicas.
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#21
Anzu frunció el ceño cuando Len empezó a protestar acerca de la parte del plan que ella misma —líder del improvisado equipo por decreto divino— le había asignado. La Yotsuki abrió la boca para decir algo, pero rápidmente Mogura, que estaba demostrando ser un chico competente y lleno de recursos, intervino para tratar de persuadir a su compañero. Anzu decidió no hacer ningún comentario; al fin y al cabo, Mogura y Len eran colegas de Aldea, y seguramente 'Rojin' sabría cómo ganarse al guapito de forma mucho más eficaz que ella.

Perfecto entonces. Suerte, socios —susurró la kunoichi, poniendo una mano sobre el hombro de cada uno de ellos, como el capitán de un equipo antes de salir a jugar el partido de sus vidas—. No os arrepentiréis.

Sin dar tiempo a que Len pudiera hacer más objecciones, Mogura tomó la iniciativa con la primera parte del plan. Se acercó al viejo guardia, que tenía aspecto de todo menos de guardia y probablemente sólo era un lugareño a quien habían pagado algunos ryos para controlar que ningún borracho entrara en la zona privada.

Señor. Estoy aquí para el cambio de turnos.

De cerca Mogura pudo apreciar mejor los rasgos del hombre; era rechoncho y de hombros anchos, pelo canoso y calvo por la parte de arriba. Su rostro estaba surcado de arrugas que parecían transmitir una expresión de calma. Cuando Mogura le interpeló, él observó al muchacho de arriba a abajo.

¿Cambio de turnos? —alzó una ceja, escéptico—. ¿De qué estás hablando, joven? Me pagan por estar aquí. Si lo que quieres es entrar a que ese jovencito de Uzushio te firme un autógrafo, tendrás que esperar al final del certámen, como todos.
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#22
No habia posible discusión ni escapatoria para Len, y menos despues de oir las "dulces" palabras magicas. Provocarle de esa manera como hizo Mogura, lo unico que le haria es que se quedase todavia sentado cuclillas y de brazos cruzados a un mas, pero la oferta de dulces gratis, juega un papel importante en cualquier niño.

Te odio, espero que esos dulces merezcan la pena — Acto seguido, Mogura se levanto dirigiendose a la puerta para no hacer mas que el ridiculo ¿Quien iba a contratar a mas de un guardia para un certamen de un solo dia? Y mas si seguro que el pago es una fiambrera mal hecha. Tras la breve conversación que tiro por agua el intento de Mogura, Len se llevo a la mano a la frente suspirando con los ojos cerrados como queriendo decir con su propio cuerpo "Ya sabia yo que eso no iba a funcionar..."

¿Pero en que demonios estaba pensando?... Que se vista y comporte como un viejo de 90 años, no va a hacer que su voz parezca la de un maldito vejestorio... — Una gota de sudor frío recorrio nuevamente el lateral de su rostro mientras miraba desde un lugar seguro al lado de Anzu, con un gesto de decepción a la vez que vergüenza.

Yare yare daze... — Susurró levemente, recuperando algo la compostura — Para que se largue de ahi necesitamos algo distinto...

Tras levantarse, golpeo levemente sus pantalones quitando algo de la suciedad que se le habia pegado al estar de cuclillas en el suelo. Se acaricio el mentón y luego miro nuevamente a Anzu.

¿Le ayudo o simplemente me limito a esperar mi turno? — Contestó señalando a Mogura que habia sido cazado rapidamente casi sin darle tiempo a intentar hacer su parte. — Si sigue asi acabara chafandolo todo... Pero tampoco se me ocurre ni como sacarlo del lio en el que se ha metido - Con tono burlón, mirando de reojo la puerta. — ¿Seguro que no hay otra entrada posible? Me parece extraño solo una puerta...
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#23
Hubiese sido demasiado pretencioso de su parte esperar que las cosas sean tan sencillas como pedirle al tipo que se fuera. Había que tomar otro enfoque para poder lograr avanzar en la misión que Anzu le había asignado. ¿Qué podría hacer para convencer a ese viejo de que le dejara el puesto de guardia?

No es por eso...

Dijo por lo bajo mientras terminaba de hilar sus pensamientos para formar una idea que sea lo suficientemente creíble, se suponía que ese evento era algo "importante" y era obvio que mucha gente lo esperaba, sino no hubiese estado tan llena la plaza.

Yo he viajado de muy lejos para llegar a este lugar, señor...

Había juntado algunas ideas y las había unido con alambre en su mente y era momento de decir algo.

Siempre he querido ser un guardia en el Recital de Poesía Clásica de los Dojos del Combatiente y me dije a mi mismo que el Decimoctavo sería mi año.

Hizo una reverencia en señal de respeto con la intención de que eso ayudara de algo.

Sin esto, mi vida no habrá tenido significado alguno. ¡¡Se lo ruego!!

Dicho de esa forma sonaba como si hubiese vivido 80 años, cuando ni siquiera había vivido un cuarto de eso. Finalmente y como último recurso, deslizó por una de sus mangas una tira con monedas doradas, ryos.

Si es dinero la razón por la que se encuentra aquí, déjeme pagarle para ocupar su puesto.

Agregó extendiendo sus manos con algunas monedas. Eso era todo lo que se le había ocurrido al shinobi, recurrió a un elemento del Rakugo que conocía vagamente como un aficionado a ese arte, la actuación. Pero eso no lo haría un profesional ni nada por el estilo.
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#24
Anzu levantó una ceja mientras sus ojos, grises y vivaces, se movían a tiempos entre Mogura, el viejo portero, y sus alrededores; el lugar parecía poco —más bien nada— vigilado, pero tampoco quería que nadie sorprendiese a su colega mientras intentaba engañar al anciano. Al lado de la kunoichi, Len también parecía desesperarse.

¿Le ayudo o simplemente me limito a esperar mi turno?

Tenemos que esperar, Len-san —contestó la Yotsuki, tratando de parecer segura de sí misma—. Mogura-san tiene su parte en esta misión, igual que nosotros. ¿No confías en tu propio compañero de Aldea?

Si sigue asi acabara chafandolo todo... Pero tampoco se me ocurre ni como sacarlo del lio en el que se ha metido. ¿Seguro que no hay otra entrada posible? Me parece extraño solo una puerta...

¡Y yo qué sé! No soy la arquitecta de este sitio —replicó Anzu, con cierta molestia—. Quizás deberíamos dar una vuelta, aunque si Mogura-san consigue alejar al viejo y no estamos...Le habremos hecho esforzarse para nada. Me cago en... ¡Venga ya, Mogura-san!


Mientras los dos ninjas discutían, el jovencito gennin de Amegakure ponía en práctica sus dotes más artísticas en una interpretación sin precedentes. Era un papel recurrente en el folclore de Oonindo: el del joven soñador que quiere cumplir sus metas. Por eso mismo, pareció que al anciano vigilante le cayó en gracia el teatrillo de Mogura. Soltó una carcajada, con aire bonachón.

Vaya, vaya, joven —concedió, haciendo una seña con la mano para indicar que se levantara—. Parece que realmente quieres ese autógrafo. Está bien, te diré lo que vamos a hacer —se inclinó ligeramente hacia delante para susurrar a Mogura sin ser oído por nadie más—. Llevo aquí de pie casi una hora, y la verdad es que tengo una... Urgencia. Ya sabes. Mi vieja vegija ya no es como antes... ¡Ay, si fuera joven otra vez! Podía pasarme horas sentado en el torno de alfarero sin tener que levantarme a mear. ¡No por nada me llamaban la Roca!

El anciano parecía, de repente, henchido de orgullo. Su barrigón daba a entender que, en efecto, su capacidad para aguantar la orina en aquel momento no debía ser elevada.

Así que —continuó el vigilante— puedes sustituirme mientras voy al baño. Así todos ganamos, ¿eh? Eso sí, luego tienes que hacerme alguna otra actuación.
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#25
Dudoso de que el plan fuer a funcionar como ellos pensaban, y casi sacado de sus casillas debido a que parecia que posiblemente iban a pillar a Mogura, Len estaba algo nervioso, mordiendose la uña del dedo pulgar mientras miraba con nerviosismo toda la escena a la vez que Anzu le reprimia su negatividad frente a lo que sucedia

Mierdaaaa... A este paso todo se va a ir al traste... ¿Porque demonios me meto en estos fregados? — Cerró fuertemente uno de sus puños, con recelo y algo de resentimiento — Como me meta en un problema, me vas a pagar los dulces de una semana

El voluminoso anciano, comenzo a mover ficha por fin, como una partida de ajedrez en la que los unicos movimientos que hay son los peones, y derrepente, la reina comienza a moverse. Tras hablar a susurros casi con Mogura, el viejo gordo respondio a Mogura a viva voz; con un tono de orgullo a la par que de buena fé

Así que puedes sustituirme mientras voy al baño. Así todos ganamos, ¿eh? Eso sí, luego tienes que hacerme alguna otra actuación.

Una sensación de decepción a la vez que de alivio, recorrio todo el cuerpo de Len, haciendo que se deslizase hasta el suelo pegado a la pared desde la que estaba vigilando con Anzu

No... Si al final el plan funcionara y todo... — Su mirada se entrecerró a la vez que su mandibula caia por su propio peso de la decepción al no poder escaquearse ya en ese punto; pero la recompensa eran dulces asi que tendria que ensuciarse las manos.
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#26
Finalmente, despues de tanto trabajo duro y tanto esfuerzo, su sueño iba a cumplirse. Había logrado convertirse por fin en el guardia del Decimoctavo Recital de Poesía Clásica de los Dojos del Combatiente.

Abuelo... abuela... lo he logrado...

Miró al cielo mientras una pequeña lagrima caía por su rostro. Sacudió la cabeza de lado a lado volviendo a poner los pies en la tierra y dejar de una vez la actuación, no era ningún viajero en busca de volverse guardia, era un simple ninja que estaba ayudando a una kunoichi de otra aldea a hacer algo que todavía no terminaba de entender pero que seguramente iba a dar de que hablar.

He cumplido con mi objetivo en esta misión.

Pensaba mientras miraba en dirección a donde estaban sus compañeros, inclinó la cabeza ligeramente queriendo dar una señal clara de que todo estaba bien. Iba a volver la mirada hacía donde se supone que la debería tener un guardia pero decidió realizar un ultimo gesto antes de eso.

Se que puedes leer mis pensamientos, muchacho, nom nom nom nom. Haz tu parte y tendrás tus dulces...

Miró fijamente por unos segundos al niño de la yukata, claramente era imposible que Len le leyera el pensamiento pero el poco tiempo que habría pasado con el extravagante chico de peloblanco ya había sido suficiente como para alterar por momentos el comportamiento de Mogura.

Cruzó los brazos y se quedo firme en su posición, nadie iba a salir o entrar por ahí sin que él lo supiera.
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#27
El reflejo de la más pura soprpresa tiñó la cara de Anzu, que justo después tuvo que reprimir un grito de júbilo. «La madre que lo parió, ¡lo ha conseguido!» Incluso ella había dudado de que su plan pudiera salir bien en un principio; era arriesgado y se meterían en un buen lío si los cazaban. Pero el inesperado éxito de Mogura la había insuflado con una buena dosis de optimismo. Ahora lo veía todo mucho más sencillo.

¡Sí! Sí, joder. Tu compañero sabe lo que se hace, ¿eh? —interpeló a Len, en voz baja—. Venga tigre, te toca. A por él.

Anzu le pegó una palmada en la espalda al chico de la Lluvia, con todas sus fuerzas, como si fuese el pistoletazo de salida de una carrera. Ahora que Mogura les había facilitado entrada a la zona esclusiva, sería únicamente cuestión de coger al rubito de Uzushio y darle una vuelta. Así, ella tendría la oportunidad de completar su maquiavélico plan.

Si Len entraba en la zona 'vip', vería que se trataba realmente de un rectángulo de la plaza delimitado por biombos de madera y tela, de gran altura, que cerraban el recinto de forma que sólo se pudiera entrar o salir por donde estaba vigilando ahora Mogura. Dentro había varias mesas, sillas, y demás mobiliario para dar un mínimo confort a los participantes. Se podían distinguir, entre otros, los poetas de Ame y Taki que habían intervenido minutos antes... Sentado en una silla, peinándose con cuidado la melena rubia frente a un espejo, estaba el objetivo.

El poeta de Uzushiogakure.
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#28
Con una leve sorpresa en su rostro, Len no daba credito a lo ocurrido; tras una escena que parecia sacada de una serie de television o de una pelicula de clase B, Mogura consiguio sustituir al anciano pero jocoso guardia que salia corriendo en dirección a lo que seguramente serian los baños. Una gota de sudor recorrio el lateral de su rostro, sabiendo que ahora le tocaba a él entrar en escena.

¡Sí! Sí, joder. Tu compañero sabe lo que se hace, ¿eh? Venga tigre, te toca. A por él. — A lo que acto seguido, Anzu le dio una palmada en la espalda a Len, quien todavia estaba en una pose de delicado equilibrio, haciendo que cayera al suelo de manera cómica. Giro un poco la cara en el suelo, y miro a Mogura quien estaba esperandole al lado de la puerta

Quien puñetas me manda a mi a involucrarme con una panda de delicuentes juveniles... Yo deberia estar en casa terminando de leerme "Juego de Kages"... — Se levantó del suelo quitandose el polvo de sus ropas, dudoso sobre que hacer para que el joven de Uzushiogakure saliera de su habitación, para que posteriormente M. Anzu Barracus, le propinase una paliza por... Por... — ¿Exactamente porque? ¿Por ser guapo? — Ladeo la cabeza como decepcionado. Paso por el lado de Mogura y mientras cerraba la puerta le susurró con un tono casi de ultratumba a Mogura una especie de amenaza

Me vas a acabar debiendo algo mas que una bolsa de dulces si esto funciona... — Cerró la puerta acto seguido, mirando el angosto pasillo en el que se encontraba. En las paredes y biombos, habia dibujos correspondientes a cada uno de las tres importantes villas ninja, conectados entre ellos estos dibujos, pasaban con delicadeza de unos tonos de colores asi tambien como, por ejemplo, de un esponjoso bosque a un oscuro pantano. Tras embobarse durante un rato con el arte de aquella sala, recordo a lo que habia venido; se acerco a los biombos de colores rojos con dibujos de llamas y algunos torbellinos. Tras otro rato de meditación delante de la puerta, seguia sin saber como hacer para que el joven saliera, no solo de su habitación, si no de la zona en la que estaban, ya que podria armarse un buen jaleo.

Dios... Espero que no se les ocurra a estos dos idiotas luego recordarmelo... — Saco un pequeño pañuelo que tenia anudado en uno de sus brazos, haciendose una coleta alta en su cabello; despues, cogio algunas otras telas que habia tiradas por el suelo para ponerlas en la zona del pecho mientras miraba a un espejo, haciendo un gesto de seriedad y decepción — No... Si al final si que parezco una chica y todo...

Tocó a la puerta del concursante que representaba a Uzushiogakure carraspeando mientras se ejercia el "toc toc" de sus nudillos contra la puerta.

Disculpe~ ¿Podria salir un momento? — Respondió con una dulce y tierna voz, que haria derretir el hielo mas frío.
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#29
Viendo que había logrado su parte del trabajo, Anzu animaba a su compañero de aldea a continuar con el plan. Plan que no tenía mucha idea de como iba a terminar, pero que ya sentía demasiada curiosidad por el mismo y necesitaba completar el experimento para tener los resultados.

Algo que no esperaba fue el tono con el que Len le dirigió algunas palabras mientras pasaba junto a él para realizar su parte del trabajo. Un pequeño y rápido escalofrío le recorrió la espalda mientras cerraban la puerta detrás suyo.

¿Qué es lo que pretendes hacer...?

No estaba seguro si le iba a alcanzar el dinero para poder comprar muchos dulces en caso de que el peliblanco le demandara alguna clase de compensación extra por sus heroicas acciones, seguro se las arreglaba para pagarlos, el problema sería hasta que punto sería correcto dejárselos todos a la vez, seguro intentaría comérselos juntos y le haría mal.

Desde su humilde postura de guardia lo único que podía estar haciendo en ese momento era esperar a que Len diese alguna señal de que su parte plan estaba saliendo bien para poder dejarle ¿el acto final? a la kunoichi de Takigakure.
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#30
Desde el momento en que Len consiguió pasar la antes infranqueable barrera que daba acceso a la zona exclusiva de los participantes —perdiéndose de vista en consecuencia—, Anzu sólo pudo rezar a todos los dioses que conocía para que su plan saliera bien. Bueno, o más bien, un torpe intento de recordar algunos salmos. Nunca había sido una chica religiosa, le preocupaba más lo material, lo que sus manos podían agarrar.

Sea como fuere, sus ojos grises observaron con avidez la improvisada puerta que Len acababa de cruzar, como si quisieran salirse de sus órbitas para seguir al muchacho de Ame en su alocada peripecia.


Los suaves nudillos de Len tocaron la puerta con una suavidad femenina —fingida o no—, y el chico aguardó, paciente. Su disfraz no era del todo convincente, pero aquel bello rostro de delicadas facciones ayudaba, sin duda, a simular el papel.

Después de unos instantes, una voz preguntó desde el interior.

¿Quién es? La firma de autógrafos es después del Recital.

Si el gennin de Amegakure contestaba, la puerta se abriría tras un breve instante de silencio. Al otro lado apareció un joven de unos veinte y pico años, alto y atlético. Vestía con elegancia, y su rostro irradiaba carisma por doquier. Examinó a Len —o, más bien, Lena— con gesto curioso. Luego entornó los párpados, entre satisfecho e inquisitivo.

Vaya, vaya, no sabía que hubiera chicas tan guapas en los Dojos —se acercó ligeramente, pero con seguridad, al pobre muchacho—. ¿Cómo te llamas, damita?
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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