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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Al parecer la chica estaba totalmente equivocada acerca de la Nara, toda su teoría se vino al traste cuando comenzó a explicar parte de su vida. Según databa, la chica trabajaba desde hacía algún tiempo en la biblioteca de la urbe, lo cual le daba un beneficio suficiente para vivir ella y su abuelo. La verdad, no parecía mala chica. No tardó en revelar el porqué en buscaba otro trabajo mejor remunerado fuera de la urbe, y es que sin duda alguna los pandas la tenían enamoradita hasta los huesos. Con su simple expresión cualquiera podría haberse dado cuenta. Sin más, lanzó una pregunta a Hazegawa.

El chico titubeó por un instante ante la pregunta, pero rápidamente confesó la verdad. No le agradaban demasiado, prefería otro tipo de animales; prefería estar cerca de un koala antes que de un oso gigante bicolor. La verdad, no le culpaba por ello. ¿A quién en su sano juicio le agradaría un maldito oso gigantesco? Esos animales son horripilantes, podrían hacer trizas a una persona de un simple golpe con esas enormes patas... por no hablar de que desgarrarían a ésa pobre victima con sus poderosas garras, como si un cuchillo se deslizase entre mantequilla.

Los koalas también dan grima... tan lentos, y raros...— Añadió la chica, soltando su pensamiento en voz alta.

Hazegawa inquirió que no quería liarla, y que incluso podía obsequiar a la peliblanca con uno de los dibujos de su prima a modo de disculpa. Además, sería toda una obra que podía exhibir en el Panda Fumado. La verdad, no lo tenía del todo claro... después de todo, no era ella quien se había encargado de la decoración, si no su amiga. Pero bueno, tampoco quedaría mal en alguna de las muchas habitaciones o salones.

La verdad, no soy una fanática de los pandas tampoco. El nombre y decoración fue invención de mi amiga y socia... No soy demasiado creativa en ese aspecto.— Confesó la chica, así como informó de sus gusto para evitar la futura pregunta por parte de la Nara. —Sobre lo del dibujo de tu prima... si, puede estar bien. Pero como te digo, la decoración no es cosa mía. Igual creo que hay un salón en el que faltaría un poco de decoración en las paredes. Podría quedar bien allí.

Sin mas, la chica le propinó otro buche a su bebida. Estaba realmente cómoda, quizás demasiado para el comienzo que había tenido todo ésto. Pero en fin, según dicen bien está lo que bien acaba. Los malentendidos siempre ocurren, son cosas que no se pueden prever, de ahí su nombre.

¿El apellido Nara no es perteneciente a un conocido clan shinobi? Es decir, algo leí sobre que eran casi tan conocidos como los Sarutobi.— Preguntó a la bibliotecaria.
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#32
Bueno… — En aquel momento Himoki bajo la mirada pensativa, para luego responde al par aunque más enfocada en la peliblanco, —Es el apellido de un clan shinobi, pero pertenece más a mi abuelito, pues lo tome cuando me adopto hace ya algunos años cuando era una niña, pero no se mucho sobre ellos — Explico sin la energía de antes, denotando que el tema le era algo incómodo o si bien, le entristecía aquello.

Hazegawa lo noto y alterno la mirada en el par, aquello tampoco le era muy agradable del todo, no era muy receptivo con el dolor ajeno, por lo que se vio en la necesidad de interrumpirla casi al final, haciéndola sonreír un poco. — Debemos ir a ver a los pandas, quizás cambie mi opinión sobre ellos. — dijo, llevándose ambas manos tras la nuca sonriente.
— ¿Lo dices en serio?... ¡Pogo es súper famoso, te va a encantar! — Exclamo la joven animada nuevamente, aquella estratagema del ojiblanco, funciono aunque no hacía más que comprometerse.

Claro, después de todo no creo que vuelva a Kuroshiro en una temporada — Dijo, sonriente alternando la mirada en el par, —Por cierto, Katomi ¿qué es lo más alocado que ha pasado en tu negocio? — Exclamo el joven Hyuga con curiosidad, mirándole son una leve sonrisa a la cual se le sumo la de Himoki.

Eso si me causa curiosidad, ahora que tocas el tema — Agrego Himoki, mirando expectante a la peliblanco.
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#33
La otra chica parecía conocer que su clan pertenecía a una gran familia de shinobis, mas afirmaba que ella no llegaba a conocer gran cosa; el apellido le venía por parte de abuelo, y ella no sabía nada del mundo en el que su familia tomó renombre. También era normal, no todo el mundo decide convertirse en shinobi. El arte del ninjutsu no es solo genética, también hay que dedicarse en cuerpo y alma a ello, y no siempre es fácil. Si no se tiene un gran objetivo, no es difícil errar en el intento.

Oh... entiendo.— Contestó la Sarutobi.

Cuando comenzaron a hablar sobre los pandas, la chica se mostró inflexible, pero Hazegawa se vio afectado por el comentario de la Nara. Terminó por aceptar el ir a ver a los susodichos animales, con tal de intentar ser agradado por la belleza y armonía que desprendían. Bueno, eso según opinión de la chica que vivía por éstos lares, para la kunoichi no eran mas que un reclamo turístico, así como un símbolo fuerte y exclusivo de ésta urbe.

La genin de Amegakure ni por asomo iba a pasar el tiempo visitando los pandas, tenía mil y una formas mas de desperdiciar el tiempo. —Bueno, espero que lo pasen bien en el tour de pandas.

Para cuando se quiso dar cuenta, ambos habían aceptado el recorrido para visitar los pandas, así como habían buscado otro curioso tema de charla. De pronto, el chico había lanzado una pregunta que despertaba la curiosidad de ambos al parecer, buscaban saber qué había sido lo mas alocado que había pasado en el negocio de la Sarutobi desde que lo había abierto. La verdad, la pregunto no era para nada estúpida, habían cientos de cosas absurdas de manera casi diaria...

Pues me pilláis un poco de sorpresa, pero si que han ocurrido alguna que otra locura por aquí...— Contestó, para luego mojarse los labios en su bebida. —Verán. La vez que mas me sorprendí fue cuando un par de chicos, seguramente aspirantes a genin, usaron la técnica de transformación para hacerse pasar por adultos. Llegaron a pedir ambos Sake, y por poco lo tomaron. Para cualquier persona es difícil de diferenciar un henge, casi se la cuelan a los camareros... ¿Por qué un chico de 12 años siente curiosidad por tomar Sake? Nunca lo entenderé...— Culminó, encogiéndose de hombros.
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#34
Ambos jóvenes escucharon a la sarutobi, pero su cuento no fue tan fantástico o al menos eso no les pareció al gran cosa, quizás ambos esperaban algo más de ella después de todo era la jefa del sitio, quizás una historia con más jutsus y golpes pero aquello no sucedió.

Hazegawa tomo la palabra cuando ella termino de hablar. — Ehm, ya sabes lo que dicen, la curiosidad mato al gato, los niños ven a los adultos y quieren imitarlos— Dijo un poco convencido, para encogerse de hombros después.

Yo lo he probado alguna vez, pero no veo el placer en beberlo a raudales, y solo en ocasiones especiales con algunos familiares — Sentencio, echándose hacia atrás en el puf.

Un chico de mundo entonces. — Alejo Himoki, buscando elogiar al Hyuga pero aquello no tuvo el efecto deseado.

¡Que va! Es primera vez que salgo tanto de la villa… — Alterno la mirada entre ambas, aquello le causaba cierta vergüenza pero no mentiría sobre algo que desconocía. — Pero vendré más a menudo, me gustaría conocer mundo como dices, las otras aldeas y eso. — Dijo amablemente a Himoki, sonriente.
¿Vosotras a que lugares habéis ido? Ilustradme por favor… — Dijo el Hyuga sonriente, y expectante.
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#35
La chica escuchó como el de orbes blancos daba por sentado que era normal imitar a los mayores, a los cuales veían beberlo a raudales. La curiosidad mató al gato, mencionó. La cosa era justamente esa, lo mató... un pequeño gran detalle, que sin duda marcaba la diferencia. No se puede imitar todo lo que se ve, pues el camino hacia la tumba puede ser fugaz y doloroso. Quizás no con éste ejemplo atípico, pero sí que podía serlo en otras formas.

Terminó por admitir que él mismo lo había tomado en alguna ocasión, pero que no lo bebía a raudales. La chica lo catalogó "de mundo", como haciendo referencia a que era un aventurero quizás. El joven no pareció entender el elogio, y lo acató a que era un viajero en sí —Si tan solo probasen el contenido del vaso de la peliblanca— la verdad, el joven se fue por las ramas. Terminó mencionando que le encantaría ser un hombre de mundo, y lanzando una rauda pregunta; ¿Qué lugares habían visitado ambas chicas?

¿Qué tantos lugares? Seguramente demasiados, aunque la cantidad no da cavidad a la importancia de éstos. Sin duda, podía haber visitado el 60% del plano del mundo, pero pocos lugares llamaban su atención tanto como su aldea. Quizás fuese por la idea arraigada de salvar a su madre de las manos de su padrastro.

Mmmm... He estado viajando demasiado. Si me pongo a daros nombres de sitios, terminaríamos desayunando... No me gusta presumir de ello, pero la publicidad de mi local no se divulga sola. Mas que nada ha sido como obligación.

Quizás los chicos no comprendiesen del todo esa responsabilidad, pero con un buen trago todo se aclara. La chica bebió un sorbo mas de su vaso, y saboreó el licor mientras esperaba respuesta de la otra chica. ¿Habría viajado ella también bastante, o era originaria y arraigada a esas tierras?

No parecía demasiado entusiasta por la exploración, pero se dice que no se debe juzgar a un libro por su apariencia.
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#36
Himoki parpadeo un poco ante la respuesta de la peliblanco, sin alcanzar a comprender todo lo que dijo después de todo no todos tenían negocios y debían publicitarlos, inclusive el ojiblanco tampoco le entendió del todo, ellos no entendían el mundo de los negocios pero tampoco eran tan iletrados en el asunto.

Lamentablemente, no viajo mucho…bueno, no he viajado a otro sitio que no sea kuroshiro— Dijo la joven Himoki soltando una risilla ladeando la cabeza. — ¡Aquí tengo a mi abuelito y a los pandas! — Exclamo con aquella alegría desbordante que traía consigo.

Veo estas muy pegada a tu familia…— Dijo el Hyuga, mirándole un poco raro por tanta emoción al decir aquello. — Yo cuento los días para poder largarme de donde vivo, y ser libre…de cierta forma. — Dijo con cierta amargura en sus palabras.

¡Ehm…Vamos! No puede ser tan malo, de seguro tuviste algún problema con vuestra madre antes de salir, esas cosas pasan mucho…— Dijo la joven sonriente, aligerando las palabras del ojiblanco.

Mi madre falleció dándome a luz, nunca pude conocerla como tal…— Bajo un poco la cabeza, aquello era una de las cosas que le amargaban la vida, odiaba aquel hecho y no soñaba con otra cosa que poder cambiar ese hecho, daría lo que fuera por hacerlo pero no eran más que los desvaríos de su corazón.

Me criaron mis tíos desde entonces, aunque mi abuelo fue el que se hizo cargo de mí, murió cuando yo era más joven, y me dejo con los hermanos de mi madre. — Haze se echó hacia atrás en el puff, estirando los brazos hacia los lados tras dar un sorbo a su bebida acabándosela.

Y es un fastidio tener que estudiar esos tomos milenarios familiares, algún día cuando reclame el liderazgo de mi clan, cambiare los métodos y todo será como mi abuelo quería. — Dijo mirando el techo, para incorporarse nuevamente hacia el frente mirando al par.

Pero eso no es importante….Yo quiero uno de esos— Señalo el vaso de la peliblanco— se ve bueno— Esbozo una sonrisa.

Himoki guardo un poco de silencio ante lo que comento el ojiblanco, lo había visto como un héroe pero ahora se percataba de que incluso los héroes tenían problemas, de los cuales no podían escapar.

Estoy segura de que algún día lo harás buen Hazegawa, después de todo fuiste mi héroe el día de hoy, recuperaste mi bolso— Dijo sutilmente con las mejillas levemente sonrojadas la joven Himoki.

Ni lo menciones, tuve mis dudas en ese momento…pero no sería propio hacerme con toda la gloria, fue la presencia de la señorita Sarutobi la que los ahuyento— Respondió sonriente, honesto como siempre.
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#37
Frente a ella, el Hyuuga miraba de forma rara a la otra chica, la cuál afirmaba que no viajaba demasiado. Pero ése detalle no era el que había llamado su atención, había sido el comentario de que no había viajado mas allá de Kuroshiro, ya que allí se encontraba su abuelo y aquellos pandas. El chico no se contuvo ni un solo instante, y recalcó con palabras secas que estaba demasiado apegada a su familia. Ahora era la peliblanca quien lo miraba raro, mientras que éste argumentaba su pensamiento y respuesta. Para cuando lo hizo, dejó mas que claro que deseaba irse de su casa, ser libre de una vez.

«¿Acaso no lo es?» Pensó inocente la Sarutobi. La respuesta de la otra chica fue mucho mas rápida, así como reclamada en vocablos. Afirmaba que no podía ser tan mala su situación, pero eso la hacía ver inocente e incrédula —Ignorancia, que buena virtud.— no sabía, o no parecía conocer lo mal que se puede pasar en el propio epicentro de un seno familiar desestabilizado. De ésto si que era gran conocedora la genin.

De pronto, todo parecía estar convirtiéndose en una especie de drama de telenovela, de esas que normalmente por moriña terminas tragando a media tarde con la pereza de no cambiar de canal. La chica había asociado la riña a que se había podido pelear con sus padres antes de salir de casa, pero el chico cortó en dos el argumento con un semblante digno de samurai raquítico. Diezmó la tesis de la chica informando de que sus padres estaban muertos, así como dándole una narrativa de su actual condición familiar. La chica miraba con desdén a ambos. ¿A qué estaba viniendo todo éste drama? Si ni siquiera tenían alcohol en la bebida, por dios!

Para cuando se quiso dar cuenta, el único anhelo del joven era su vaso. —¿Qué...? —La chica miró su vaso, algo extrañada por la precaria petición que tan de sorpresa la había tomado. ¿Cómo se había dado cuenta de lo que estaba bebiendo? ¿Se habría dado cuenta?

De nuevo la otra joven cortó al chico, comentando que estaba segura de que algún día cumpliría sus propósitos, que había sido su héroe al recuperar su bolso. No, la chica no se cansaba de repetir lo mismo. Pero para su sorpresa, el chico tampoco...

Bueno... No todo puede ser blanco o negro. A veces el gris es un buen tono.

La verdad, quizás la respuesta no venía ni a cuento. ¿Se habría olvidado el chico de la petición? En fin, igual podía achantarlo con un precio desorbitado, total, no pensaba venderle alcohol a un menor. Ella era un caso diferente, era la dueña.
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#38
Entre la charla y charla, Haze echo un ojo por el sitio recostado en su puff, alcanzo a observar un relog de esos analógicos en una pared, haciendo mucha apología a los pandas, cosa que no era de extrañarse en realidad encontrándose en Kuroshiro, y observo aquel relog por unos instantes como si hubiese olvidado algo.

Y aquello golpeo su mente como si de un bloque se tratase, Hana le esperaba en algún sitio donde los pandas aguardaban, y aunque no sabía del todo como llegar, aun poseía aquel folleto que indicaba el sitio, echo mano a su bolsillo y lo saco un poco arrugado pero aun legible, poniéndose de pie alterno la mirada entre ambas féminas e hizo una reverencia.

Esto, Muchas gracias por la Hospitalidad en su Local Katomi-Sama, ya creo es hora de ir marchando— Dijo con un tono respetuoso, inclinándose hacia ella después de todo era la dueña del sitio.
Ha sido un honor conocerles, a ambas— Dijo esbozando una leve sonrisa.

Igualmente Hazegawa, si te pasas nuevamente por la ciudad podrás encontrarme en la biblioteca, ¡te debo una después de todo! — Expreso Himoki, sonriendo ampliamente.

Seguro, tratare de pasarme por ahí pronto— Dijo correspondiéndole a la sonrisa.
Al momento de alejarse del puff, aquel gorila que puso al par de tipejos en su lugar, le hizo entrega de la mochila y antes de cruzar el umbral de la entrada les hizo un gesto con la mano a modo de despedida.
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#39
En mitad de la charla, el chico de orbes tan claros y blancos como la misma nieve hizo un gesto un tanto singular, aferrándose al puff mientras flanqueaba el cuerpo en pos de ver la hora en un reloj que colgaba de la pared. Ni un acróbata lo hubiese podido hacer más difícil. Pero sin duda, logró ver la hora que tenían. Rápidamente, pareció recordar algo, o simplemente cayó en cuenta de cierto asunto... Fuera como fuera, las prisas se aferraron a él.

El chico se puso en pié rápidamente, y tomó un panfleto de su bolso. Tras ello, se despidió cordialmente de ambas chicas, así como agradeció la hospitalidad de la hija del astro rey. Ésta devolvió la reverencia, con una clara sonrisa. —No hay de qué. Vuelve cuando quieras, casi seguro estaré por aquí.

«Espero que no se lo tome al pié de la letra...»

Por su parte, Himoki compartió su agrado con el chico, y remarcó que al igual que a la Sarutobi podía encontrarla en ese local, a ella la encontraría en la biblioteca. El chico agregó que no dudaría en pasarse por la biblioteca, quizás un nuevo romance había comenzado después de todo. O simplemente le quería agradecer el favor de forma un poco mas... personal.

Hasta la próxima, Hazegawa.

Con las mismas, le propinó un último trago a su copa, y la reposó sobre la mesa. La verdad, casi le había caído bien, aunque el comienzo había sido un completo desastre...
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