Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
Trece años, dijo tener.

Además, creyó recordar que su promoción de estudiante a genin había sido alrededor de cinco meses antes, como mucho. Kaido arrugó la nariz ante la noticia y observó al muchacho como no lo había hecho desde que se habían encontrado en aquel bar, una hora antes.

Intentó discernir su estatura, su musculatura, su lenguaje corporal. Todo para compararlo con sus propias condiciones y verse superior, mejor que él. Sin embargo, recordó que Riko podía hacer una técnica que él no.

Y la tripa le dolió, como si se hubiese auto apuñalado. Le desmotivaba no verse capaz de realizar la estúpida artimaña con la que había ayudado en aquel enfrentamiento contra los 4 esbirros de Kabutomushi.

—Pues ni tan mayor, fíjate. Yo tengo catorce, aunque cumplo los quince en invierno. ¿Ya tú lo celebraste éste año? —indagó—. y bueno, no recuerdo muy bien hace cuánto fue, pero sí; habrán sido unos ocho meses más o menos desde que me gané la jodida bandana. Ocho meses, tú cinco meses, y míranos... sacando de apuros a éstos adultos buenos para nada. Putos pueblerinos.

Realmente sentía que le estaban usando. Y sin sacar ningún beneficio de ello. Entonces pensó...

—Yo ni debería estar aquí, mi sensei se ha de estar preguntando por qué no estoy en la aldea. Lo último que supe es que estaba planificando mi segunda misión, y mírame... perdiendo el tiempo, y sin sacar ningún beneficio, además.
Responder
#47
El Senju se percató de la sorpresa que causó en el escualo la noticia de su edad y su graduación como genin, pues, se dio cuenta de la mirada analítica que el amenio le lanzó en ese momento, mirada que, casi sin darse cuenta, incomodó ligera al peliblanco.

El muchacho se tomo su tiempo para responder a la pregunta que Riko le había devuelto.

—Pues ni tan mayor, fíjate. Yo tengo catorce, aunque cumplo los quince en invierno. ¿Ya tú lo celebraste éste año? Y bueno, no recuerdo muy bien hace cuánto fue, pero sí; habrán sido unos ocho meses más o menos desde que me gané la jodida bandana. Ocho meses, tú cinco meses, y míranos... sacando de apuros a éstos adultos buenos para nada. Putos pueblerinos.

Al parecer, a pesar de parecer algo más mayor a los ojos violáceos de Riko, éste no era algo más de un año mayor que él, lo cual le sorprendió con creces.

Sí, mi cumpleaños ha sido hace bien poquito. — Alegó el Senju, con una gran sonrisa en la boca. — Ya... A fin de cuentas, no dejamos de ser unos novatos, y mira, a punto de enfrentarnos a algo que ninguno de los aquí presentes tiene valor de enfrentar... Madre mía...

Entonces, Kaido dijo exactamente lo que el uzunés pensaba.

Y tanto Kaido, y tanto, yo estoy aquí perdiendo el tiempo también, en lugar de estar entrenando o, como tú, preparándome para realizar alguna misión, pero bueno, prefiero pensar que todas estas ''aventuras''... — Comenzó, poniendo un gran énfasis en la palabra aventuras. — ... nos sirven para algo, para aprender, para conocer más gente... No se.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#48
No supo si estar inmediatamente de acuerdo con su impresión sobre aquella pérdida de tiempo, que a diferencia de la suya, era ligeramente más optimista. Chasqueó la lengua, y batió su cabeza de lado a lado, demostrando no estar del todo de acuerdo.

—De aprender, no es que me vaya a llevar algo significativo de ésta "aventura", como tú la llamas. Y si es por conocer gente, creo que ya has podido notar que no soy el mayor fan de los lugareños, salvo por Hoshu, que es un tipo que a pesar de ser un simple comerciante, tiene los cojones bien puestos. Y en cuanto a ti, bueno... no te ofendas, pero no eres el primer shinobi extranjero que conozco, ni mucho menos el más interesante.

Era su hora de contar una anécdota.

—A la primera que conocí era una kunoichi de Kusagakure. Tenía nuestra edad, pero la chica estaba muy pero muy chalada. Loca como una jodida cabra. Se llamaba Ritsuko. Eso sí, estaba como un bombón, de rostro y porte sutil y angelical; aunque con el fiero comportamiento de una leona alfa. Fiereza digna de una bestia como yo, si me dejas agregar.
Responder
#49
El escualo dejó ver su diferencia de opinión con Riko, moviendo la cabeza de lado a lado.

—De aprender, no es que me vaya a llevar algo significativo de ésta "aventura", como tú la llamas. Y si es por conocer gente, creo que ya has podido notar que no soy el mayor fan de los lugareños, salvo por Hoshu, que es un tipo que a pesar de ser un simple comerciante, tiene los cojones bien puestos. Y en cuanto a ti, bueno... no te ofendas, pero no eres el primer shinobi extranjero que conozco, ni mucho menos el más interesante.

En un principio, Kaido comenzó con buen pie, exponiendo con argumentos sólidos todos sus puntos, pero, llegado el momento, soltó aquella pequeña pulla, aquello que se le clavó a Riko como un puñal envenenado, algo que, en principio, tampoco tenía demasiada importancia, no pretendía ser lo más interesante del mundo, pero que alguien lo dijera así, tan seca y duramente, no dejaba de doler, pero, a pesar de llevar nada más que un rato con el amenio, ya se había percatado de que la finura no iba del todo con él por lo que no se tomó aquello como algo ofensivo.

—A la primera que conocí era una kunoichi de Kusagakure. Tenía nuestra edad, pero la chica estaba muy pero muy chalada. Loca como una jodida cabra. Se llamaba Ritsuko. Eso sí, estaba como un bombón, de rostro y porte sutil y angelical; aunque con el fiero comportamiento de una leona alfa. Fiereza digna de una bestia como yo, si me dejas agregar.

Esta vez, el Senju fue incapaz de evitar una carcajada, la forma de expresarse del azulado, no paraba de sorprenderle.

Vaya, vaya... Así que nuestro tipo duro está enamorado de una extranjera... ¿Quién nos los iba a decir? — Dijo el peliblanco en un tono bromista. — Pues no se, pero yo solo me he topado con gente de tu aldea en mis viajes, aparte de compatriotas de la mía, claro.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#50
Kaido soltó una sonrisa picarona, filosa y brillante. Cada uno de sus treinta y dos dientes de cierra se daba por aludido, en la dichosa realidad de que el jodido escualo, El gran tiburón de Amegakure, la bestia fidedigna para cumplir con los designios de uno de los altos clanes como el Hozuki; se podía ver frágilmente abatido por la belleza de una mujer.

Y no una amegakuriense, sino de una maldita extranjera. ¿Cómo se le podía llamar a eso, traición a la patria?

—No sé si es amor, pero tampoco es que importe mucho. Es muy probable que Ritsuko muera en alguna misión o de una terrible enfermedad terminal antes de que la haga mi mujer. Llámame poco optimista, pero el ser un shinobi nos priva de ese tipo de sueños estúpidos e inservibles. Sólo nos distraen de nuestras funciones como ninja, las cuales no son más que trabajar bajo las sombras, eliminando a nuestros enemigos y cumpliendo de los designios de nuestras aldeas; «O en mi caso, los designios de mi clan» los cuales son tan caprichosos para con sus propias causas, que es imposible pensar que dos shinobi de distintas aldeas puedan cohabitar juntos sin desconfiar el uno del otro.

Así, de pronto, la conversación se había tornado seria. Incluso profunda, para un bromista como el mismísimo gyojin.

—Sé que suena un poco hipócrita, siendo que fui yo el que invocó al pacto amistoso entre nuestras aldeas para que me ayudaras. Pero sinceramente no confío en algo tan tergiversable como un pedazo de papel, si es que no fue todo acordado con un simple apretón de manos.
Responder
#51
Las risas del amenio pronto se tornaron en una conjunción de palabras serias, que formaban frases serias y que terminaron convirtiéndose en todo un discurso, serio, por supuesto, sobre lo dura que puede resultar la vida shinobi, en la que, según él, nada puede desviarte de tu camino, tienes que centrarte única y exclusivamente en tus tareas para con tu aldea, lo que, en resumidas cuentas, es lo que viene siendo ser ninja.

¿Sabes? Quizás sea un poco inocente, pero creo que no todo es tan malo, a fin de cuentas, mientras seas un shinobi leal, firme, apto y todo ese rollo del shinobi perfecto, ¿qué te impide disfrutar un poco de la vida? Quiero decir, si te gusta esa chica, la próxima vez que la veas, díselo, a fin de cuentas, es lo que tu dices, quizás en un mes esté muerta, o quizás lo estés tu, pero esa no es excusa para dejar de hacerlo, si no todo lo contrario, ¿no lo ves?

Aquello parecía la reunión de dos poetas, uno pesimista y otro que veía luz donde no la había, mostrando las dos caras de la vida ninja.

—Sé que suena un poco hipócrita, siendo que fui yo el que invocó al pacto amistoso entre nuestras aldeas para que me ayudaras. Pero sinceramente no confío en algo tan tergiversable como un pedazo de papel, si es que no fue todo acordado con un simple apretón de manos.

Riko esbozó una sonrisa.

Eso mismo he pensado yo... pero bueno, a fin de cuentas, no fue eso lo que me ha llevado a ayudarte, podría perfectamente haber pasado y haber seguido con mi camino, pero me gusta considerarme buena persona, así que, qué menos que ayudar a un compañero, además, nunca se sabe cuando vas a necesitar tú mismo esa ayuda. — El Senju se encogió de hombros, los kunais que entran, por lo que salen, como se suele decir.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#52
Riko, de pronto, demostró no ser tan pesimista. A tal punto de que Kaido sintió asco. El escualo alzó los hombros en un gesto evidente de tambaleante desacuerdo.

... Quiero decir, si te gusta esa chica, la próxima vez que la veas, díselo, a fin de cuentas, es lo que tu dices, quizás en un mes esté muerta, o quizás lo estés tu, pero esa no es excusa para dejar de hacerlo, si no todo lo contrario, ¿no lo ves?

—No sé, quizás tengas razón, o quizás no. Lo que sí sé, y que te quede bien claro; es que el que tiene las menores probabilidades de morir aquí soy yo. Después de todo, he sido criado para ésto. Moldeado en vida y obra de shinobis, para ser un shinobi. No existe nada para mí fuera de eso —argumentó con extrema sinceridad, quizás de más. Porque aunque a pesar del misticismo que contenían sus palabras, y del poco sentido que podrían tener éstas para Riko, el mensaje que quería transmitir era muy claro: Él era una herramienta, y las herramientas, según el Consejo Hōzuki que le controla desde las sombras, no tienen ninguna opción.

—Eso mismo he pensado yo... pero bueno, a fin de cuentas, no fue eso lo que me ha llevado a ayudarte, podría perfectamente haber pasado y haber seguido con mi camino, pero me gusta considerarme buena persona, así que, qué menos que ayudar a un compañero, además, nunca se sabe cuando vas a necesitar tú mismo esa ayuda.

—¿Oh, en serio? entonces has decidido ayudarme por esa razón, y no por el hecho de que te he amenazado con rajarte bien la garganta si no accedías?

Rió, sarcástico y divertido.
Responder
#53
—No sé, quizás tengas razón, o quizás no. Lo que sí sé, y que te quede bien claro; es que el que tiene las menores probabilidades de morir aquí soy yo. Después de todo, he sido criado para ésto. Moldeado en vida y obra de shinobis, para ser un shinobi. No existe nada para mí fuera de eso

Al parecer, aquel shinobi tenía muy claro lo que tenía que hacer, tal y como él había explicado, había sido entrenado desde siempre con la intención de convertirse en el shinobi definitivo, por decirlo de alguna forma, hasta tal punto que nada más había para él fuera de aquel mundo.

Bueno, tampoco voy a convencerte de nada, ¿no? Solo quería exponer mi punto de vista. — Zanjó el tema, con su imperturbable sonrisa.

—¿Oh, en serio? entonces has decidido ayudarme por esa razón, y no por el hecho de que te he amenazado con rajarte bien la garganta si no accedías?

Tras estas palabras, el escualo no rió solo, pues el peliblanco le acompañó, divertido, estaban teniendo una agradable charla, pero siempre había cabida para algo de pique, aunque quizás con aquella persona, no fuera lo más apropiado.

Bueno, digamos que tampoco deberías estar tan seguro de que hubieras conseguido rajarme la garganta si no accedía, ¿no? A fin de cuentas, yo también estoy entrenado en esto, no sería tan fácil. Simplemente me pareció bien ayudarte. — El tono de voz de Riko no se perturbaba, no estaba intentando hacer enojar a su interlocutor, simplemente, bromeaba, a pesar de decir la verdad, su todo de voz mostraba jocosidad.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#54
Algo en Riko le perturbaba. No, no era posible. Eran numerosas sus provocaciones, ¡tantas!; y aún así... no parecía morder el anzuelo. Curioso, siendo él el que lucía como una gamba marina.

—Discúlpame, pero creo estar cien por ciento seguro de que puedo patearte el culo en un plis plas. De nuevo, sin ofender.

Kaido se levantó de su asiento y rió tras su comentario. Luego se acercó a Riko y le dio dos palmadas en la espalda, y le instó a que le acompañara a comer algo. A no más de unos cuantos metros había una mesa repleta de platos al mejor estilo bufet, al que de ninguna forma el escualo dejaría pesar. No señor. Tenía que alimentarse bien, e hidratarse lo mejor posible; pues tenían una prueba digna de un ninja entre manos.

No todos los días se enfrenta a una supuesta criatura del desierto.

***

Hoshu se acercó un par de horas después, a eso de las cinco de la tarde. Fuera lo que estuvieran haciendo los dos genin, él llamaría a su atención y les pediría que se acercasen.

—¿Están listos? ya está atardeciendo, así que contamos con poco más de hora y media de luz para hacer lo que tenemos que hacer. Por suerte, para ti, no habrá tanto calor, Kaido-san.

—Bien por mi. Ahora, explícanos algo. ¿Con cuánta gente contamos, y qué tan habilidosos son en ésto de combatir?

—Uff, está difícil decir. Los únicos voluntarios hemos sido yo, otros tres miembros de nuestra caravana y el mismo Mirogu-san. No parece muy dispuesto a dejarlos ir hasta allá así como así. Y bueno, tan habilidosos como puedes esperar de simples comerciantes. Contamos con tus conocimientos...

Y con los de Riko-san.
Responder
#55
—Discúlpame, pero creo estar cien por ciento seguro de que puedo patearte el culo en un plis plas. De nuevo, sin ofender.

Parecía como si aquella conversación hubiera derivado en tratar de hacer rabiar al otro, pero, tanto Riko como Kaido mostraron tener cierta, ''galantería'' pues aguantaron los envites uno tras otro, sin perder la compostura en ningún momento, al fin y al cabo, en un rato tendrían que combatir juntos, por lo que era tontería pelear entre ellos.

No te preocupes, no ofendes. — Respondió el joven genin después de que el escualo se levantara y le instara a acompañarle a comer.

...

Pasó un rato largo, el peliblanco no supo a ciencia cierta el tiempo exacto, pero supo que había sido bastante, cuando Hoshu, el hombre que les había guiado hasta allí apareció de nuevo, lo que significaba que su tarea iba a dar comienzo, por lo que tendrían que empezar a poner rumbo hacia allí.

—Uff, está difícil decir. Los únicos voluntarios hemos sido yo, otros tres miembros de nuestra caravana y el mismo Mirogu-san. No parece muy dispuesto a dejarlos ir hasta allá así como así. Y bueno, tan habilidosos como puedes esperar de simples comerciantes. Contamos con tus conocimientos... Y con los de Riko-san.

Aquello no era para nada alagüeño, pero era lo que tenían, ya se les ocurriría algo por el camino.

No pasa nada, con la confianza que demuestras en ti mismo, seguro que entre tu y yo nos bastamos, Kaido. — Empezó el Senju, dando una ligera palmadita en el hombro al amenio. — Bueno, pues ya está todo listo, pongámonos en marcha, cuanto antes empecemos, antes volveremos a nuestras casas.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#56
Hoshu asintió, y Kaido también. Junto a Riko, los tres se dirigieron hacia la salida más próxima, habiéndose preparado para lo que se podía catalogar como el finiquito de un problema que se antojaba ajeno, poco propio. Lo que pasara con los Kabutomushi no tenía por qué verse supedito a los dos genin, y sin embargo... allí estaban, los comerciantes; dependiendo de su victoria.

Afuera les esperaba Mirogu, y Hoshu les invitó a tomar asiento dentro del raído y estartalado carruaje que les iba a transportar. Una vez lo hubieran hecho, el mismo arrancaría impulsado por dos inmensos camellos, que a paso lento pero seguro fuero sumergiendo a la pequeña comitiva hasta las calientes arenas del gran desierto que rodeaba a Inaka. A partir de allí, fue un viaje esplendoroso a la vista. El calor ya no era demasiado problema, lo cual les permitió a los jóvenes shinobi admirar un paisaje que se traducía hermoso a esas horas de la tarde, con el atardecer tocándoles la puerta y el sol sumergiéndose a cuestas detrás de una enorme duna de arena allá en el horizonte. Un color rojizo nítido y esplendoroso abrazó al cielo más próximo, y las arenas, de pronto, ya no era tan malas.

Una dicotomía de lo más extraña, teniendo en cuenta lo fiero e intratable que suele ser el vasto territorio del país del viento.

Tras media hora de camino, el carruaje se detuvo frente lo que parecía ser una enorme pendiente de piedra. No se veía nada en lo absoluto, ni en la izquierda o la derecha, ni hacia atrás tampoco. Los vestigios de civilización se habían perdido ya kilómetros atrás. La pendiente por sí sola no era tan inclinada, aunque al final de ella se podía ver otra formación rocosa que se despedía desdes lo más profundo de la tierra, y que de alguna forma había generado una especie de cueva ubicada entre una de esas grandes duna. La piedra abría la arena, y se veía que el camino era levemente extenso.

Mirogu bajó, y en la entrada a la cueva, encendió cuatro antorchas.

—Bien. El camino está iluminado, no es la primera vez que estamos aquí. No obstante, muchachos, la cámara en donde está el cofre, y por tanto, la criatura; carece de luz. Debemos posicionar estas lámparas primero, equitativamente, para poder tener visión allí adentro. Luego, podemos enfrentar a la bestia. Hoshu y yo haremos de soporte, usando nuestras ballestas para envolver las patas traseras de animal. Ya lo hemos intentado antes, el problema está en que tenemos aproximadamente cinco segundos antes de que el escorpión corte las cuerdas y la flecha. Y siempre después de eso, viene la ira. Ataque indiscriminado, quiere matar a los intrusos.

—Debemos aprovechar esos cinco segundos para sublevar al animal. Pero: ¿cómo?

—Yo puedo dar un golpe certero, potente. Pero tiene que ser a un punto débil si quiero hacerle daño. Y claro, que debo estar cerca, demasiado. Probablemente me coma antes de llegar a él.
Responder
#57
Todos los allí presentes estaban de acuerdo en empezar cuanto antes, por lo que, rápidamente, Hoshu les guió hasta el transporte que les llevaría al lugar en el que tendría la pelea con el escorpión, un destartalado carruaje, digno del más pobre de la ciudad, no sabía si quiera cómo se mantenía en pie aquella tartana, pero, era lo que tenían, y no era momento de poner pegas.

Está bien, vamos allá

Y subió de un pequeño salto al carruaje, que en cuanto estuvo listo, comenzó a andar, tirado por un robusto camello que, a pesar de no ser el animal más rápido de la historia, al menos, parecía confiable, por lo que el Senju se relajó durante lo que quedaba de viaje, admirando las preciosas vistas que aquel desierto les proporcionaba.

Y pensar que ésto durante el día es tan feo...

Súbitamente el carruaje se detuvo, aproximadamente una media hora después del inicio del viaje, y lo hizo en un lugar inhóspito, pero claro, era el lugar donde había escondido un tesoro, por lo que no podía estar en medio de la civilización. Riko se limitó a seguir a Mirogu hacia el interior de la cueva, donde encendió unas antorchas para iluminar.

—Bien. El camino está iluminado, no es la primera vez que estamos aquí. No obstante, muchachos, la cámara en donde está el cofre, y por tanto, la criatura; carece de luz. Debemos posicionar estas lámparas primero, equitativamente, para poder tener visión allí adentro. Luego, podemos enfrentar a la bestia. Hoshu y yo haremos de soporte, usando nuestras ballestas para envolver las patas traseras de animal. Ya lo hemos intentado antes, el problema está en que tenemos aproximadamente cinco segundos antes de que el escorpión corte las cuerdas y la flecha. Y siempre después de eso, viene la ira. Ataque indiscriminado, quiere matar a los intrusos.

Aquello era un comienzo, Riko pensaba que iban a a estar solos en aquello, pero al parecer, tanto Mirogu como Hoshu iban a ayudar un poco.

—Yo puedo dar un golpe certero, potente. Pero tiene que ser a un punto débil si quiero hacerle daño. Y claro, que debo estar cerca, demasiado. Probablemente me coma antes de llegar a él.

Y de nuevo, la lucecita se le encendió.

Si conseguís evitar que el animal se mueva durante esos cinco segundos, creo que puedo conseguir el tiempo necesario para que Kaido golpee con todas sus fuerzas, y si no es suficiente, siempre puedo aportar daño desde la distancia, ¿qué os parece?
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#58
Mirogu les observó introspectivo.

—Tiene un punto débil. Sí... lo tiene, ¡harararara! —de nuevo, aquella risilla infantil e imprudente—. la conjetura entre el final de su lomo, y el inicio de esa enorme cola venenosa. Si le pegas ahí con la suficiente fuerza, que no se yo si la tienes... habremos hecho el trabajo. Sin embargo, si os dejáis tocar por ese apéndice, estáis muertos. No hay antídoto para el veneno. Ni para los agujeros que te va a hacer en el cogote si te llega a tocar con la susodicha cola.

—Pues, tenemos cinco segundos para impedir que nos vea. Quizás, si le atacamos a los ojos primero... ¿tienes algo con qué cegarlo, o aturdirlo; Riko?
Responder
#59
—Tiene un punto débil. Sí... lo tiene, ¡harararara! La conjetura entre el final de su lomo, y el inicio de esa enorme cola venenosa. Si le pegas ahí con la suficiente fuerza, que no se yo si la tienes... habremos hecho el trabajo. Sin embargo, si os dejáis tocar por ese apéndice, estáis muertos. No hay antídoto para el veneno. Ni para los agujeros que te va a hacer en el cogote si te llega a tocar con la susodicha cola.

Riko miró a su compañero, aquello no eran buenas noticias, por todos era sabido que los escorpiones poseían, según la especie, potentes venenos, y, teniendo en cuenta que se trataba de uno gigante, sospechaba que su veneno iría acorde con su tamaño, por lo que no podían exponerse a que les tocara.

—Pues, tenemos cinco segundos para impedir que nos vea. Quizás, si le atacamos a los ojos primero... ¿tienes algo con qué cegarlo, o aturdirlo; Riko?

El joven Senju asintió, enérgicamente, mientras sacaba una bolita de su portaobjetos.

Te aviso en el momento justo para que cierres los ojos, ¿de acuerdo? — Preguntó. — Vale, entro yo solo, cuando le consigáis parar los pies con las ballestas, que se fije solo en mi, llegado el momento, lo ciego, entra Kaido y le propina el golpe. — Aquel era el plan que el muchacho había ideado, solo le quedaba ver si sus compañeros le ponían alguna pega.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#60
Los tres asintieron, contaban con Riko. Sobre todo Kaido, que era el que se iba a arriesgar a propinar un golpe definitivo.

Hoshu y Mirogu tomaron la delantera, adentrándose más y más al camino pedrusco de la cueva, donde mientras más avanzaban, menor era la luz producida por el clima natural. Cada vez más oscuro, cada vez más tétrico. Cada vez más silencioso, lo único que hacía eco era el gotear de la condensación del interior, míseras gotas de agua que caían al suelo cada cierto tiempo.

Tras un par de minutos de caminata, y un par de cruces; Hoshu señaló adelante. Era un espacio abierto, y desde aquel enorme hueco tan sólo yacía una molesta capa fina de piedra.

Y mientras más se acercaban, mayor era la visualización de lo que estaba allí adentro.

«Por ame no Kami, ¡¿pero eso qué es?!»

Tenía el lomo negro, al igual que todo el cuerpo. Le sacaba unos cinco cuerpos a los humanos comunes, y tenía alrededor de séis patas largas y peludas. Detrás de él, se escondía una enorme cola enroscada con un aguijón goteando en la punta de su gancho, además de dos gruesas tenazas delanteras.

Yacía inmóvil, y donde deberían estar los dos ojos, no se veía nada. Parecía estar dormida.

Era el momento perfecto para que aprovechasen de poner las antorchas, Mirogu tomó la izquierda con Hoshu, y dispuso de ambas separadas las dos por una distancia prudente, afín de iluminar toda la cámara en ese costado. Kaido pensó hacer lo propio del lado derecho, esperando que Riko hiciera lo mismo.

Luego, tomó la retaguardia. Hoshu y Mirogu prepararon sus ballestas, cargaron la flecha y extendieron la cuerda para que no se enredase después del disparo.

Luego alzó la mano, y comenzó a contar. 3, 2... 1

Kaido tomó un profundo respingo, y se preparó para la señal. No obstante, su cuerpo comenzaba a usar los frutos de su entrenamiento, y de los dones de su majestuoso clan, permitiéndose enfocar los líquidos acumulados en su interior hacia una sola extremidad en particular, en éste caso su brazo izquierdo.

—¡Ahora!

Un disparo, dos disparos. El estruendo de la cuerda agitarse a través de la ballesta inundó la cámara de un eco profundo, al igual que cuando las flechas alcanzaron su objetivo. Estas atravesaron ambas patas traseras del animal, lo que le hizo despertar; y emitió un chillido agudo de dolor, que les advirtió de que el inminente peligro ya era real.

Kaido ojeó de lado a su colega Riko, nervioso, moviendo sus dedos de un lado a otro; cargándose de agua. Esperaba la señal, esperaba poder lograrlo.
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.