Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
— Por cierto, escuché que tuviste algo que ver en que el despacho del Uzukage se convirtiese en un acuario. Solo por eso te perdono. Hay que tenerlos bien puestos para hacer algo así.
Ella frunció el ceño, ¿por qué no se había enterado de eso?
Aunque bueno, ahora la atención giraba entorno a Datsutse, el perro con nombre provisional que habían tomado de la perrera.
—Yo… Joder, ¡qué regalazo! —fueron las palabras que salieron de Datsue, y ella lo miró, entre apenada e ilusionada, mientras el perro movía su rabo de un lado a otro rítmicamente mientras le miraba—. ¡En serio! ¡No me lo esperaba para nada! ¿T-tiene nombre? —preguntó, y ella aguantó la respiración por unos instantes, ¿no sería mejor que le pusiese él el nombre? Sí, ahora que lo imaginaba, Datsutse le parecía un nombre horrible—. Aunque…
«¿Aunque...?»
—Chicos, os lo agradezco mucho, pero… Yo… No me lo merezco. Yo… Yo… He sido degradado a genin.
A Eri se le partió el alma, ¿cómo había sido eso? ¿Cuándo...? Por un momento recordó lo que Nabi había dicho. ¿Sería por inundar el edificio del Uzukage?
—Pero... —se atrevió a decir, acercándose a ambos chicos y sentándose al lado de Datsue —. ¿Cómo? ¿No subiste con Akame-san? ¿Por qué has bajado...? —preguntó, preocupada.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
A mi favor diré, que era gracioso. ¿Cuanto había durado de Jounin? Joder, si ni siquiera le había visto oficialmente como Jounin. ¡Eso tenía que ser un record sí o sí! Y como no, una proeza de este calibre solo podía ser conseguida por el único, el inigualable, el INTRÉPIDO, Uchiha Datsue.
Sin embargo, cuando ya casi me disponía a bromear y carcajearme salvajemente, vi que nuestro querido Datsue, parecía realmente afectado. Torcí el gesto, puede que no últimamente hubiésemos tenido altibajos, en forma de mierda arrojadiza, pero seguía siendo un amigo. Relajé un poco el nivel.
Estaba claro que fuese lo que fuese, era algo mucho más serio que una broma que salió mal. Parecía casi, incluso, que a lo mejor, tal vez, podría ser que nuestro Datsue, Uchiha Datsue, la pesadilla de todos los educadores que aún tenían algo de razón en su cerebro, estuviese madurando.
Me levanté y me acerqué a él, dándole un suave golpe con el puño en el hombro.
— Va, tio, hay cosas peores que ser degradado al sucio rango de genin, imaginate que te hubiesen obligado a hacer labores sociales en LA RIBERA SUR. Eso sí hubiera sido terrible, pero ¿ser genin? Es la cremita de la vida, colega. Si quieres llegar a ser kage vas a tener tiempo, y ya tienes mi voto y el de Eri, espera, ¿aquí se votaba?
Después volví a sentarme en mi sillón, que para algo era mio. Estaba claro que si alguien tenía que animar el ambiente, ese alguien no era ni más ni menos que el alma de la fiesta, el gran, el inigualable, Inuzuka Nabi.
— Venga va, ¡que es una fiesta! Cuentanos como has conseguido bajar más rápido de lo que subiste, PERO CON UNA SONRISA, EH.
El Uchiha sonrió por obligación ante la broma de Nabi. Sí, quizá fuese peor realizar labores sociales en la Ribera del Sur que bajar a genin. Desde luego que sí. Pero eso no era algo que le consolase, porque para empezar, jamás en la vida hubiese aceptado realizar semjante misión.
—Venga va, ¡que es una fiesta! Cuentanos como has conseguido bajar más rápido de lo que subiste, PERO CON UNA SONRISA, EH.
—Una sonrisa, ¿hmm? —Suspiró—. Está bien… Os lo mostraré.
Se levantó, y formó el sello de clonación. Tras una nube de humo blanca, surgió un Kage Bunshin. Uno, en frente de Eri. El verdadero, frente a Nabi. Los dos Datsues activaron el Sharingan…
…y sumergieron a sus amigos en un Genjutsu.
El tejado de la casa de Eri se abrió de pronto, y los tres salieron volando disparados como fuegos artificiales, cada uno en su respectiva ilusión. Volaron hacia las nubes, y contemplaron la Villa desde el cielo. Por un segundo, compartieron la vista con Shiona.
«En paz descanse…»
Datsue aumentó la velocidad. El terreno que había a kilómetros de distancia bajo sus pies se convirtió en una mancha borrosa. Luego en una gran mancha azul. Finalmente, en montañas recortadas que envolvían un gran valle.
Se encontraban en el Valle de los Dojos. Pasaron por lo alto de sus característicos edificios, del gigantesco estadio donde se había librado el famoso torneo, y finalmente llegaron a Sendōshi.
—Este es el dojo donde los shinobis de Ame se instalaron durante el torneo —informó a ambos. Los tres flotaban como fantasmas en la realidad que había dibujado Datsue—. Aquí empezó todo.
Traspasaron paredes y llegaron hasta un pasillo. Atravesaron la puerta, y hallaron una pequeña habitación, con una cama y otra puerta que daba al baño al frente. Dicha puerta se encontraba cerrada, pero se escuchaban susurros al otro lado. Carantoñas… Besos.
—¿Os lo podéis imaginar? Mi primera vez, con la chica de mis sueños. Estaba saliendo todo tan perfecto… Pero entonces…
¡Toc, toc, toc! Alguien llamando a la puerta, pero los dos tortolitos del cuarto de baño estaban demasiado entretenidos como para abrir. No obstante, la persona que estaba al otro lado no podía consentir que pasasen de ella. Empezó a aporrearla, a darle golpes, patadas… A gritar. A chillar. Y, entonces…
—¡¡¡¡AIKO-SAAAAAAAAAAAAAAN!!!!
Un chirrido que se clavó como un puñal en los oídos de los dos uzujines, que les hizo creer que les reventaría los tímpanos y que, de hecho, hizo estallar cristales de la ventana y de un cristal enorme del baño.
¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Sombras - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 70 - Gastos: 20 CK, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.
Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon.
Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información.
Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.
Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.
(Ninjutsu 100) Siempre existe un enlace entre el original y el resto de clones. A pesar de que el usuario posea numerosos clones, él siempre podrá utilizar todo el chakra que quiera para sus técnicas, extrayéndolo del resto de clones. Después, el chakra vuelve a repartirse.
¤ Saimingan ¤ Ojo Hipnótico - Tipo: Apoyo (Genjutsu visual) - Rango: A - Requisitos: Uchiha 60, Sharingan de Tres Aspas activo - Gastos: 18 CK, impide regen. de chakra - Daños: - - Efectos adicionales: Distracción, control, ataque sorpresa, engaño - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Mediante su Sharingan, el usuario es capaz de hacer entrar en un Genjutsu a su oponente con mero contacto visual. Cuando el oponente entre en su ilusión, podrá mostrarle lo que desee, emulando visión, sonido, e incluso sensaciones como el dolor o el placer. Mientras se realiza el Genjutsu, el usuario no puede atacar a la victima, pues cualquier daño externo anularía el engaño, y durante el transcurso del mismo, tanto usuario como oponente estarán paralizados en el sitio. El ejecutor será capaz de modificar el entorno por completo durante el transcurso de la ilusión, y de hacer que la ilusión dure todo el tiempo que haga falta, hasta un máximo de diez turnos. Si dispone de menos de 40 de Inteligencia, no será capaz de mantener ninguna técnica activa mientras la utiliza.
(Uchiha 70) Por 32 CK adicionales al gasto base, si la Inteligencia del usuario es mayor que la Voluntad del oponente en más de 30 puntos o en más de 10 si el PV del oponente ha descendido por debajo de su 60%, si la víctima está completamente inmovilizada, o si se trata de un civil, el usuario puede utilizar la técnica para crear un estado de sueño profundo mediante hipnosis. Luego podrá interrogar al afectado libremente si así lo desea o dejarlo caer inconsciente. Si sufre daños, o pasan tres turnos, despertará. Mediante este uso de la técnica también se puede inducir una parálisis en lugar de un sueño profundo.
(Uchiha 100) Con el Tres Aspas muy desarrollado y mucho entrenamiento, la técnica es increíblemente poderosa, pues el usuario será capaz de moverse mientras se ejecuta —muy lentamente con Inteligencia < 40, lentamente con Inteligencia de 40 a 80, y con total normalidad con Inteligencia > 80, aunque no podrá ejecutar técnicas adicionales a las que ya mantiene si no supera los 100 puntos de Inteligencia—. Recordamos que cualquier daño al oponente lo sacará de la ilusión. En este caso, el oponente se moverá con normalidad fuera de la ilusión, pero estará encarcelado en ella y podrá ser engañado mientras el usuario controla sus cinco sentidos.
¤ San Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Tres Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos: Uchiha 60 - Gastos: 18 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:Percepción+18 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Los iris del usuario se vuelven de color carmesí, y alrededor de sus pupilas surgen tres aspas negras que giran hasta formar un trío en una circunferencia imaginaria. Este estado del Sharingan se considera el más avanzado en su forma básica.
El Sharingan le da color al chakra, y permite distinguir su composición elemental. El usuario puede ver el flujo del chakra de otros seres vivos como un manto, con suficiente precisión para detectar si tiene mucho o poco chakra (CK actual) o si ese chakra es débil o poderoso (mide aproximadamente el Poder), pero no con la suficiente para detectar movimientos de chakra dentro de un oponente si no hay una técnica activa. El Sharingan puede ver el chakra de las técnicas activas: las que afecten al interior de un ser vivo o las que ya se encuentren en el exterior de un oponente, pero no antes de que se hayan formado. Puede detectar si alguien está siendo afectado por una técnica ilusoria.
La percepción visual del usuario goza de un gran estímulo, volviéndose muy sensible al movimiento. El Uchiha puede leer labios con extrema facilidad o imitar movimientos tan sutiles como los de la escritura, escribiendo lo mismo que alguien a quien está observando. En combate, el clan utiliza esta destreza para seguir con claridad los movimientos físicos (y no de técnicas, importante) de un oponente y de sus extremidades en el Taijutsu, y para leer con claridad los sellos manuales que realiza. Si y sólo si el usuario conoce la técnica que va a utilizar, puede anticipar una respuesta (hay muchas técnicas con secuencias de sellos similares o iguales. En este caso, el Uchiha no tiene manera de saber qué va a hacer el oponente). El Tres Aspas hace que el Uchiha pueda predecir dónde va a encajar un golpe de Taijutsu mediante la lectura de las tensiones en los músculos del cuerpo del oponente, dotándole de cierta capacidad predictiva. Cabe destacar que aunque el usuario sea capaz de percibir un movimiento, necesita las capacidades físicas y de reacción para poder responder ante él.
La habilidad para leer los movimientos del Sharingan le otorga al usuario la capacidad de copiar los sellos de una técnica de Ninjutsu o de Genjutsu (o los movimientos de una técnica de Taijutsu) que no dependa de una facultad personal para ejecutarla al mismo tiempo que el oponente o registrarla en su repertorio (hasta un máximo de tres técnicas). Se pueden imitar evolutivas, pero no registrarlas. Para copiar una técnica se debe de tener su requisito convertido a la facultad Uchiha.
El Sharingan le permite al usuario distinguir técnicas como los clones simples (no los generados por la técnica Kage Bunshin no Jutsu) de un usuario real, y ver a través de la técnica Henge no Jutsu.
El Sharingan de Tres Aspas es capaz de penetrar y romper los Genjutsus sensoriales, y de ver a través de las imágenes creadas por los Genjutsus ambientales.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
4/07/2018, 16:57 (Última modificación: 4/07/2018, 16:58 por Uzumaki Eri.)
Eri miró al Inuzuka con cara de reproche. Dudaba mucho que a Datsue, con su tan alto ego y orgullo; le sentaría bien lo que le acababa de decir, es más, ¿es que no tenía ni un poco de tacto? Por Shiona-sama que en paz descanse, así solo conseguirá capones.
Sin embargo, parecía que Datsue tenía otra idea en mente.
—Una sonrisa, ¿hmm? —Suspiró—. Está bien… Os lo mostraré.
Eri giró la cabeza, a modo de duda, sin embargo el Uchiha ya había comenzado con su plan. Un par de clones salieron de su sello y pronto se vieron envueltos en un Genjutsu, o eso imaginaba Eri, pues nunca había sido partícipe de uno —y la verdad es que pocas ganas tenía—, pero no dijo nada, simplemente se dejó llevar por la ilusión que Datsue les quería enseñar.
Pronto los tres parecieron volar cual pájaros libres de cualquier atadura, y aunque ella probablemente lo hubiera disfrutado, en esos momentos estaba demasiado confusa como para pensar en niñerías. «¿Dónde...?», no reconocería aquel sitio hasta que vio el gran estadio donde se había llevado a cabo el Torneo de los Dojos. La muchacha miró al Uchiha, sin comprender.
—Este es el dojo donde los shinobis de Ame se instalaron durante el torneo. Aquí empezó todo.
¿A qué se refería con que allí empezaba todo? Pero no le hizo falta preguntar, pues los tres atravesaron una puerta, y, dentro de la misma, había un baño de donde salían toda clase de sonidos bastante... Cariñosos. Eri no pudo evitar sonrojarse ante aquello, ¿qué quería mostrarles, pues?
—¿Os lo podéis imaginar? Mi primera vez, con la chica de mis sueños. Estaba saliendo todo tan perfecto… Pero entonces…
«Con que era él con otra chica... De Amegakure, por lo que veo... Bueno, oigo...»
Pero ahí no terminó la bonita historia —hasta ahora— que Datsue les relataba a través de la técnica ilusoria en la que estaban envueltos, ya que unos sonidos inundaron el lugar. Un par de golpes que pasaron desapercibidos por la pareja que estaba dándolo todo en el baño. Sin embargo, la persona no parecía darse por vencida, comenzando a dar todo tipo de golpes hasta que...
—¡¡¡¡AIKO-SAAAAAAAAAAAAAAN!!!!
Aquel chillido se hundió en lo más profundo de su ser, haciendo que se llevase ambas manos a los oídos. No se dio cuenta de que algo más que sus tímpanos había estallado, mientras intentaba sobrevivir a aquello aún sabiendo que era una burda mentira en su mente.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
4/07/2018, 17:36 (Última modificación: 4/07/2018, 17:37 por Inuzuka Nabi.)
Me levanté de mi asiento tan rápido como me había sentado, ¡pues Datsue no se acababa de clonar mágicamente con sus ojos mágicos también clonados! Nada bueno me auguraba esa escena. Pero fue demasiado tarde.
De repente, nos tele-transportamos al mundo de Chuchelandia, donde puedes volar por el cielo libremente, atravesar paredes y, en general, ser fantasmas. En el caso de Datsue, más fantasma.
— Tio, ¿qué clase de droga es esta?
Estaba claro que era una ilusión, un Genjutsu, un arte ninja capaz de meterte en un mundo paralelo lleno de todo lo que puedas imaginar. Lo que nunca llegué a entender es que la gente lo usase para hacer cosas malas como paralizar y esas mierdas cuando puedes vivir el sueño, literalmente. Pero decidí dejar las mierdas psicológicas y éticas a un lado porque al parecer Datsue quería contarnos el cuento de como su vida cambió, sin quererlo ni beberlo, llego a ser Datsue el intrépido de Uzushiogakure.
—Este es el dojo donde los shinobis de Ame se instalaron durante el torneo. Aquí empezó todo.
Y volando a velocidad mach 20 nos dirigimos al famoso Torneo de los Dojos, concretamente a una habitación donde se escuchaba de todo menos cosas no-eroticas. Gemidos, risitas y algún que otro refregamiento.
—¿Os lo podéis imaginar? Mi primera vez, con la chica de mis sueños.
— No estás dejando mucho a la imaginación a decir verdad.
Ya que estaba flotando ahí escuchando a Datsue tener lios con vete tú a saber qué chica de sus sueños, lo mínimo sería comentarlo. Por respeto al Uchiha.
—Estaba saliendo todo tan perfecto… Pero entonces…
Ya llevaba un rato escuchando golpeteos pero pensaba que era la pareja que retozaba alegremente en el lavabo. Erré el tiro.
—¡¡¡¡AIKO-SAAAAAAAAAAAAAAN!!!!
Ese grito salía del mismísimo infierno, coreografiado por dos cientos demonios que picaban con sus diminutos pero afilados tridentes contra el suelo al unisono mientras su lider Satanasa usaba sus poderes vocales para reventarme unos tímpanos fantasmales que legalmente no tendría que poder reventarme. Me llevé las manos a los oídos con la esperanza de no atravesarme a mí mismo y mitigar un poco el sonido del mal.
— Joder, Datsue, como te luciste para ser tu primera vez. ¿Quien coño es Aiko-san?
Escuchar un chillido de un nombre en una porno significaba orgasmo, o eso pensaba yo.
Datsue suspiró. Nabi era el típico chico que se sentaba delante de ti en una sala de cine y, cuando el protagonista moría en una escena tan dramática como épica, te suelta un:
—¡Pues en la segunda revive! No me leí los libros, pero me lo contó una amiga. ¡JAJAJA!
Así de corta rollos era. Por suerte, la ilusión que su Kage Bunshin realizaba a Eri estaba saliendo perfecta. Con sus momentos tensos, sin comentarios inoportunos que chafasen el ambiente.
—Lo entendiste al revés, Nabi —dijo Datsue en la ilusión de éste—. Aiko es la chica con la que estoy, pero la que grita es…
Se oyó un chillido tras el baño. Pasos tambaleantes. Aiko surgió tras el baño, ataviada con una bata que le cubría de cuello a los pies. En realidad, había salido envuelta en una toalla, pero prefería representarla así ante ellos. Sangraba por el pie, por un cristal que acababa de pisar por culpa de…
—…Ayame.
En ese momento, Aiko abrió la puerta y se pudo ver a la kunoichi fielmente representada, con la indumentaria que llevaba por aquel entonces y la bandana en la frente. Y esa sonrisa, inocente, eclipsándolo todo.
—Ho... hola… Soy Ayame, ya sabes, la chica a la que ayudaste a aprender a lanzar shuriken. ¿Te pillo ocupada? Lo siento, no te habría molestado si no fuera una verdadera emergencia...
Y entonces, ambos lo vieron. Vieron como Ayame desviaba la mirada hacia Datsue, al de la ilusión, que había asomado la cabeza para ver quién era. Vieron como Ayame le miraba y…
… y su sonrisa inocente se transformaba en una perversa y maliciosa. Una de esas típicas sonrisas que esbozaban las brujas en las películas de fantasía.
—¿No tendrás una cebolla de sobra?
De nuevo miró a Datsue, y de nuevo esbozó la misma sonrisa de mala. Era como si los hubiese interrumpido a propósito.
—Me estaba haciendo unos... Unos spaguetti a la... a la carbonara —hablaba como si lo estuviese improvisando en el momento—, y resulta que se me ha olvidado comprar cebollas, jeje. Y me he dado cuenta justo cuando he puesto el bacon a freír... ¡Qué cabeza la mía!, ¿verdad? Jeje —Quizá Datsue estaba poniendo unos ligeros matices a la historia… Había pasado casi un año de aquello, después de todo, y no le quedaba más remedio que rellenar con sus sospechas los vacíos en su memoria—. A... ¡Aiko-san, estás sangrando! ¿Te has cortado con algo? ¡Ven, hay que tratarte esa herida!
Miró a Datsue…
—Jeje.
… y de nuevo esbozó esa sonrisa maliciosa.
La escena se agitó de pronto. Aiko le entregó la dichosa cebolla y cerró de un portazo. Se oyó un golpetazo tras el baño, seguido de un aullido de dolor. Un reguero de sangre salió deslizándose por la entrada…
—Y fue en este momento —diría a Eri y Nabi en la ilusión—, cuando decidí vengarme de Aotsuki Ayame.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Cuando Ayame emergió de la puerta, Eri se quedó pálida. Era Aotsuki Ayame, la muchacha que la acompañó en su concurso de música. Era exactamente igual a como la recordaba, el pelo quizá más corto, pero sin duda, era ella. La persona que salió del baño, Aiko, por lo que la pelirroja había podido entender; pareció abrirle de mala gana, acto que Eri comprendía a medias, pero no fue nada de aquello lo que la sorprendió, fue, sin duda, lo que venía a continuación.
—Ho... hola… Soy Ayame, ya sabes, la chica a la que ayudaste a aprender a lanzar shuriken. ¿Te pillo ocupada? Lo siento, no te habría molestado si no fuera una verdadera emergencia...
No sabía ni como, ni por qué, Ayame pareció buscar la mirada del Uchiha de la ilusión, fue algo bastante macabro de ver, sobre todo cuando la sonrisa inocente que caracterizaba a la muchacha permutó a una retorcida, perversa, algo incapaz de ser imaginado para ella. Se mantuvo en silencio, sin saber qué decir, ni que pensar, escuchando la conversación.
—¿No tendrás una cebolla de sobra?
«¿Tanto revuelo... Por una cebolla?» Se preguntó en sus adentros, sin entenderlo.
—Me estaba haciendo unos... Unos spaguetti a la... a la carbonara, y resulta que se me ha olvidado comprar cebollas, jeje. Y me he dado cuenta justo cuando he puesto el bacon a freír... ¡Qué cabeza la mía!, ¿verdad? Jeje A... ¡Aiko-san, estás sangrando! ¿Te has cortado con algo? ¡Ven, hay que tratarte esa herida!
Fue en aquel momento cuando Eri se percató de que el pie de la otra pelirroja sangraba. Miró a Datsue, pero parecía tan ensimismado en su propia ilusión que prefirió no intervenir en sus pensamientos.
Vio como Aiko tomaba una cebolla y se la daba a Ayame, para después cerrar la puerta de un portazo, no entendió lo que vino después, así que se giró a Datsue para escuchar:
—Y fue en este momento, cuando decidí vengarme de Aotsuki Ayame.
Eri frunció el ceño.
—Pero, Datsue, ¿qué tiene que ver esto con lo de... Bueno, con ser genin de nuevo? —preguntó una demasiado dudosa Eri.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La cosa se estaba poniendo tensa por momentos, de repente, aparecía una segunda mujer. Otra querida de Datsue, probablemente. Aiko era a la que se estaba tirando ahora y Ayame la que se había puesto a gritar de puro dolor al ver a su churri con otra. La tensión se leía en el ambiente, por primera vez, callé para escuchar. Algo nuevo para mi.
—Lo entendiste al revés, Nabi. Aiko es la chica con la que estoy, pero la que grita es...Ayame.
Aiko, la pelirroja a la que se trajinaba Datsue, fue a abrir la puerta sin poder evitar clavarse los cristales rotos de las ventanas que habían reventado como casi hicieron mis tímpanos ante el grito de la loca de turno. Aiko no dijo nada, dejó hablar a Ayame.
—Ho... hola… Soy Ayame, ya sabes, la chica a la que ayudaste a aprender a lanzar shuriken. ¿Te pillo ocupada? Lo siento, no te habría molestado si no fuera una verdadera emergencia...
La morena intentaba parecer inocente, lo cual no colaba después de la que acababa de liar. Muy tonto había que ser para tragarse eso, pero encima al mirar a Datsue le dedicó una mirada de pura maldad y soberbia. Una mirada que uno solo ve en dibujos de la propia maldad que contenía, sin embargo, esa chica la esbozaba como si fuese su día a día. Cabe decir que incluso a mi me dio un escalofrío.
—¿No tendrás una cebolla de sobra?
¿Una cebolla? Este giro argumental no me lo esperaba para nada, con todas las locuras que se me habían pasado por la mente, pedir una cebolla no estaba ni remotamente cerca de ocupar un puesto ni digno de mención. A menos que fuese ceboliaca y necesitase una cebolla para sobrevivir.
—Me estaba haciendo unos... Unos spaguetti a la... a la carbonara —
Apagué la radio. ¿Qué? ¿Nani? No podía ser verdad. ¿Qué acababa de escuchar? No era posible. La obra siguió pero mi cabeza no parecía querer registrar más sonidos articulados por aquella mente perversa y diabólica que echaba cebollas a la salsa carbonara, ¿qué clase de torturas recibe uno para acabar así? Desde luego, Amegakure tiene los ninjas más locos de Onindo.
Estaba presenciando la maldad en estado puro, solo faltaba que cuando la pelirroja se girase a por la puta cebolla, Ayame la apuñalase por la espalda, eso sería la guinda del pastel. El apoteosis de la mezquindad y el mal.
—Y fue en este momento, cuando decidí vengarme de Aotsuki Ayame.
Le puse una mano en el hombro al Datsue fantasma.
— Y normal, compañero, y normal. Hay cosas en esta vida que sencillamente no deberían ser perdonadas. Pero, ¿seguro que no fue una venganza contra ti? Porque tiene pinta de que esa chica te odiaba a muerte, sino ¿por qué iba a cometer tal atrocidad?
Entonces mi cabeza ató cabos.
— ¿Y dices que esto tiene que ver con tu descenso? Datsue, tio, tiotiotio, ¿qué has hecho?
Tenía sentimientos encontrados, por una parte, estaba seguro que había liado una digna de Datsue, el intrépido, pero por otro... ya tenía que ser gorda para que lo degraden a genin.
—Y normal, compañero, y normal. Hay cosas en esta vida que sencillamente no deberían ser perdonadas. Pero, ¿seguro que no fue una venganza contra ti? Porque tiene pinta de que esa chica te odiaba a muerte, sino ¿por qué iba a cometer tal atrocidad?
¡Al fin alguien que le entendía! ¡Que le apoyaba! ¡Que mostraba empatía y compartía su sufrimiento!
—Pues ni zorra, tío, ni zorra. Yo no la conocía hasta entonces. Que yo sepa. Pero igual… Igual la vi por ahí y pasé de ella o… O igual simplemente le caen mal todos los uzujines —teorizó.
—¿Y dices que esto tiene que ver con tu descenso? Datsue, tio, tiotiotio, ¿qué has hecho?
Mientras tanto, en la otra ilusión…
—Pero, Datsue, ¿qué tiene que ver esto con lo de... Bueno, con ser genin de nuevo?
Datsue les miró a ambos.
—Parece imposible que esté relacionado, ¿verdad? —preguntó. Ni él mismo se creía a veces que aquella piedra en el zapato hubiese desencadenado en una auténtica avalancha—. Acompáñame, pronto lo comprenderás.
Datsue tomó de la mano a Eri y Nabi en las respectivas ilusiones y volvieron a volar. Atravesaron el techo como si de un simple espejismo se tratase —cosa que, de hecho, era—, dejando atrás el valle y sus montañas para adentrarse en el bosque. Concretamente, en Tane-Shigai, la ciudad colgante. Se encontraban en un pequeño parque construido en lo alto de un gigantesco árbol. Olía a verde, a aire puro, a naturaleza.
Datsue se encontraba allí, junto a Ayame. Hablaban.
—¿Veis lo que hago? —preguntó. Quizá Eri lo hubiese visto. En aquel justo momento, el Datsue de la ilusión acababa de sellar una técnica en la kunoichi al estrecharle la mano, sin que ella se enterase—. Acabo de usar el Tensha Fūin para sellar una técnica en ella. Mi venganza. El motivo por el que ya no soy jōnin. Pero antes de pasar al último capítulo, observa…
El Datsue de la ilusión acababa de ofrecer un brick a Ayame. Ella lo aceptó, tragó y tosió.
—¡¡¡¿¿¿QUÉ ME HAS HECHOOOOOOOOOOOO???!!!
De nuevo la misma técnica, el mismo chillido infernal. El Datsue de la ilusión cayó de culo. Ayame siguió gritando. Le acusaba de haber puesto humo en aquel brick. Le insultaba. Le llamaba cobarde.
—He de reconocer que estaba en lo cierto. —Que no se dijese, Uchiha Datsue estaba contando la historia de forma imparcial—. Joder, después de lo que me hizo… Era mi pequeña venganza. Solo era un poco de humo de un cigarrillo, tampoco es que matase a nadie —se excusó.
Ayame siguió gritando. El brick había caído por la barandilla del parque, al fondo del bosque. Se propuso descender para averiguar la realidad del asunto. Lanzando un shuriken a una rama, se lanzó en rapel.
El Datsue de la ilusión, mientras tanto, daba vueltas sobre el sitio, visiblemente nervioso.
—Me puse un poquito nervioso —les diría a Eri y Nabi—. Tengo que reconocerlo. Así que dejé un clon ahí y me largué.
Tal cual lo había narrado, sucedió. Datsue creó un clon, y se largó. Entonces, se oyó un grito. El hilo acababa de romperse, y dejó que Eri y Nabi viesen como Ayame se desplomaba a un par de metros del suelo.
El Datsue de la ilusión ni lo dudó. Imitándola, se lanzó también en picado. Nabi y Eri lo acompañaron, flotando como fantasmas.
—¡¡¡AYAMEEEEE!!!—chillaba el Datsue de la ilusión. Pese a lo que le había hecho, estaba visiblemente preocupado—. ¿Estás bien, Ayame? —gritó de nuevo mientras descendía.
Pero Ayame estaba más que bien. Tenía el brick entre sus manos, y tras una mueca teñida por la rabia…
… sonrió. Sonrió de la misma forma en que lo había hecho en el Valle de los Dojos. Fue en ese momento cuando lanzó una estrella metálica al hilo por el que Datsue descendía, segándolo. El Uchiha se precipitó al vacío, en una caída de por lo menos veinte metros.
—Deuda saldada —oyeron decir a Ayame, justo antes de que Datsue se partiese el cuello contra el suelo y desapareciese en una nube de humo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Escuchó de nuevo a Datsue, con sus misterios aún rodeándole. Tomó su mano y volvió a volar, esta vez dejando el valle para adentrarse en Tane-Shigai. Ella había estado allí antes, con Juro y Nabi, si mal no recordaba. Allí había un pequeño parque en la cima de un gran árbol que desprendía olor a naturaleza por todas partes.
Allí, Datsue se encontraba junto a Ayame, hablando.
En ese momento ella notó como Datsue hacía algo a Ayame, le había sellado una técnica, sí, y eso la verdad es que no estaba bien... ¿Sellar técnicas dentro de gente? Eso podía ser muy peligroso, incluso se podía proclamar una guerra solo por ello, ¡estás tentando contra la vida de un compatriota de otra aldea, ni más ni menos!
Pero no fue solo eso, ya que en la ilusión, Datsue le ofrecía algo a Ayame, quien aceptó, tragando y tosiendo.
—¡¡¡¿¿¿QUÉ ME HAS HECHOOOOOOOOOOOO???!!!
Eri se volvió a tapar los oídos, claramente disgustada por la técnica de voz de Ayame. Luego escuchó como le chillaba más aún, incluso sin la técnica, acusándole de un montón de cosas que a Eri no le habían gustado en absoluto.
—¿Le metiste humo en un Brick? —preguntó, indignada, mirándole con reproche.
Pero todo lo que vino a partir de allí fue demasiado rápido para ella, caídas, clones, más caídas, bricks... Sonrisas macabras impensables para alguien como Ayame y...
—Deuda saldada.
Sin duda alguna, la pelirroja no entendía nada.
—Recopilando... Os encontrásteis aquí, le sellaste una técnica, cosa que me parece bastante cruel y posiblemente sea un atentado contra el Tratado de Paz, porque Ayame es de Amegakure... —enumeró, cruzándose de brazos —. La metes humo en un brick, y luego os caéis... Bueno, tu clon, que se ha dejado el cuello ahí.
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Volar en la imaginación no era tan mágico ni cómodo como esperaba. Todos se piensan que es como fliuuuuu y vas que chutas, pues no. Era extrañamente incomodo. Intenté sentarme en el aire pero quedaba como raro. Vamos, que al final, tuve que quedarme de pie por no parecer idiota. Aunque, de todas formas, en algún momento acabaría delatandome.
Mientras, la escena proseguía y yo estaba atento, muy atento. Estábamos hablando de un cuento que acaba en una sublimación de rango, pasar de Jounin a Genin sin pasar por el estado intermedio, sin duda, una obra de arte orquestada por el mismísimo Datsue.
El Uchiha habló de un no sé qué fuin, fuin era sello, y había dicho que era para sellar una técnica en la conocida mente criminal que era esa tal Ayame. La razón de su sublimación rangal. ¿Qué clase de técnica había sellado en ella? ¿Y si sellaba una técnica de sellado de técnicas? ¿Cuales eran los límites de aquella locura que era el Fuinjutsu? ¿Había límites siquiera?
Datsue2 le ofreció un brick a Ayame, y la muy idiota lo cogió, convencida de que no era una trampa. Lo normal, te encuentras con tu ultraarchienemigo y cuando te ofrece algo tú se lo coges. Hay que ser lenta o tener un ego por encima de lo normal, y mira que lo normal estaba alto ya.
La pelinegra explotó de nuevo cuando el brick se transformó en humo del malo. Empezó a despotricar como siempre y tiró lo que fuera el brick a tomar por culo para después ir detrás de él. Sin duda, las acciones de una loca.
Por si fuera poco la técnica de sellar técnicas, Datsue2 se sacó de la manga un clon perfecto, un Kage Bunshin de los que ya no quedan y se largó. ¿Y si sellaba la técnica del Kage Bunshin? ¿Ha ido el Ninjutsu demasiado lejos?
— Pero, tío, ¿hay algo que no sepas hacer? Clones, sellos de técnicas, un día de estos vas a romper la delgada linea del espacio tiempo con tanto nivel.
Por ese entonces, el clon de Datsue2 se lanzó para intentar ayudar a Ayame, siendo traicionado por la traicionada de su megaarchienemiga y estampándose en el suelo. Empezaba a pensar que era el más listo de esa ilusión. Yo no me fiaría de mi archienemigo nunca.
— Pero, ¿a quien se le ocurre tirarse tras ella? Ese clon se merecía la muerte, eres demasiado bueno, Datsue. Pero bueno en plan tonto, cuando hay odio, mejor no intentar solucionarlo y simplemente mataros ya. Ahora en serio, ¿qué sellaste, maldito loco?
—Sí —respondió a Eri, sin miedo a decir la verdad. Captó en ella una indignación y un reproche mayores a cuando Ayame le había interrumpido su primera vez. Sin duda, había cosas que uno no alcanzaba a comprender su magnitud hasta que le sucedían. «Espero que no llegue a sucederte, Eri-chan». Porque, si ese día llegaba, sabía que la kunoichi estaría de su parte.
—Recopilando... Os encontrásteis aquí, le sellaste una técnica, cosa que me parece bastante cruel y posiblemente sea un atentado contra el Tratado de Paz, porque Ayame es de Amegakure... —enumeró, cruzándose de brazos —. La metes humo en un brick, y luego os caéis... Bueno, tu clon, que se ha dejado el cuello ahí.
—Yo solo os muestro lo que sucedió, Eri-chan. Sin dar mi opinión ni justificarme. Pero… —Pero había cosas que no podía dejar pasar—. Pero no, yo no me caí, a mí me tiraron. Y si sellar un Henge no Jutsu es un atentado contra el Tratado de Paz, entonces hay atentados cada día —concluyó, defensivo—. Solo para que me quede claro. Para ti, sellar un Henge es cruel, y un atentado, pero lo que ella me hizo antes y poner en riesgo mi vida cortando el hilo son… minucias, ¿en comparación?
Recordó aquel día de Eri y Ayame juntas, cantando en dúo. Lo recordó con una clarividencia que asustaba. Sintió un dolor en el pecho, como si le hubiesen clavado un puñal. Riko, la mayoría de compañeros de la Villa, tantos otros extranjeros conocidos… No esperaba de ellos ni comprensión ni que se pusiesen de su parte. Pero, ¿de una amiga?
Que se estuviese posicionando con la enemiga le dolía.
• • •
Mientras tanto, la otra ilusión iba por otros derroteros.
— Pero, tío, ¿hay algo que no sepas hacer? Clones, sellos de técnicas, un día de estos vas a romper la delgada linea del espacio tiempo con tanto nivel.
Datsue rio, llevándose una mano a la nuca, ante los halagos de Nabi. Los halagos eran, como seguro su amigo ya sabía, su mayor debilidad.
—Vamos, vamos, no exageres.
Luego, Nabi le dio una dosis de realidad. ¿A quién se le ocurría tirarse tras ella? Según él, su clon había merecido la muerte, y Datsue pensaba que…
—¿Sabes qué? Cuando tienes razón, tienes razón y punto. Nada que objetar, compañero. Piqué de pardillo, lo admito —Nabi no tardó en preguntar qué le había sellado—. Ah, quieres que te lo cuente o…
»¿Qué te lo muestre? No estaba allí cuando se activó la técnica, pero según los datos que obtuve, creo que podría hacer una representación bastante fiel.
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Escuchó lo que Datsue le comentaba, hasta que llego a esa parte, justo a esa donde el turno de reprochar le llegó a él, y ella se sintió mal, como si estuviera traicionando a un amigo por lo que estaba imaginando.
—Solo para que me quede claro. Para ti, sellar un Henge es cruel, y un atentado, pero lo que ella me hizo antes y poner en riesgo mi vida cortando el hilo son… minucias, ¿en comparación?
—¡Claro que no! —se defendió ella, dolida —. Lo que me parece es que ninguno obró bien, me parece que Ayame-san fue muy cruel al cortar esa cuerda, clon o no; también fue de muy mal gusto chillar cuando una persona no te abre la puerta, ¿y si no estaba? ¡Eso es contaminación acústica! —exclamó, indignada.
Luego se cruzó de brazos, sentía que Datsue se estaba molestando con ella por posicionarse en una posición, pero la verdad era otra muy distinta, totalmente; ya que le parecía que aquello que podría haberse llegado a hablar y no llegar a nada, al final había involucrado incluso a los altos cargos de la villa.
—Lo que quiero decirte, Datsue, es que no me parece bien nada, y entiendo tu punto de vista, a cualquiera le cabrearía que le cortasen el rollo, más con una chica como... Bueno, como Aiko —esa mujer tenía más curvas que ella, eso estaba claro —. También he de decir que al ser de Amegakure puede que no la volvieras a ver... Así que lo siento mucho, Datsue, he dicho cosas hirientes, lo lamento.
Echó hacia abajo su cabeza, algo decepcionada por su actitud, ¿a eso lo llamaba camadería? Vaya amiga estaba hecha.
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Cuando uno conoce a Uchiha Datsue durante un poco más de dos días, sabe que la modestia es solo una fachada social. Con un "Vamos, vamos, no exageres." por dentro está pensando "Claro que sí, macho, si es que soy el puto amo, pero no porque lo digas tú, sino porque lo digo yo." pero él es demasiado astuto como para soltarte eso.
Después aceptó mi valioso consejo sobre los enemigos. Toda esa filosofía de mantener el enemigo cerca, venga, hombre, el único enemigo bueno es el muerto. Todos los demás son una amenaza, un kunai en tu cuello, un shuriken en tu espalda, un ojete apuntando a tu hombro.
»¿Qué te lo muestre? No estaba allí cuando se activó la técnica, pero según los datos que obtuve, creo que podría hacer una representación bastante fiel.
Levanté una ceja, no era de expresarme por esos sutiles gestos faciales, pero este momento necesitaba de toda mi expresión.
— Me desconciertas, Datsue. Primero, ¿de donde recabas tú información sobre amenios? Y segundo, ¿me estás preguntando en serio? Dale, hombre. Hemos venido aquí a jugar.
14/07/2018, 13:11 (Última modificación: 14/07/2018, 13:13 por Uchiha Datsue.)
Viendo cómo le molestaba aquello a Eri, dudó de mostrarle la representación final. El problema era que su otro yo seguiría con la ilusión a Nabi, y al final terminaría enterándose igual en boca del Inuzuka.
Suspiró.
—No te preocupes, Eri-chan, yo… Sí, lo reconozco, obré en algunas cosas mal. Sobre todo en lo que voy a mostrarte a continuación… —Nunca debería haber metido a la Arashikage en su venganza.
• • •
Ahora tan solo quedaba el capítulo final. Volvió a elevarles, subiendo y subiendo hasta alcanzar el cielo. Atravesaron esponjas de espuma blanca. Luego grises. Más tarde auténticos nubarrones cargados de lluvia.
Cuando empezaron el descenso, se encontraron con una gran Villa de edificios no muy definidos. Se adentraron en el más alto de todos, por una ventana, accediendo a una sala en penumbra.
A un lado, varias estanterías con frascos. Si Nabi o Eri se acercaban, podrían comprobar que éstos contenían cabezas. Cabezas de genins, de críos de academia, de niños y niñas de no más de siete años. Al otro lado, una especie de pecera enorme con serpientes. Y, al frente, una mesa tras la que se sentaba una mujer.
Esa mujer se llamaba Amekoro Yui.
—La Arashikage —les informó—. Esto que te estoy mostrando, es tal y como me imagino que pasó por la carta que recibió Hanabi-sama. Pero cógelo con pinzas porque, como digo, no estuve aquí para presenciarlo.
Toc, toc, toc. La Arashikage dio permiso para pasar, y Ayame entró.
—¿Recuerdas la técnica que había sellado en ella? Un Henge no Jutsu, que se activaría al ver a su Kage.
Dicho, y hecho. La kunoichi fijó la mirada en su Kage, y desapareció en una nube de humo. Un segundo después, su cuerpo ya no era el de Ayame, sino el de la mismísima Arashikage. Si bien, en honor a la verdad, con algún cambio.
Tenía los ojos bizcos. Mientras que uno miraba al frente, el otro iba a su aire. Un hilo de baba —como el de un anciano con demencia senil—, caía por la comisura de sus labios. Y, hablando de la boca, aquellos dientes de sierra que otrora causaban terror, ahora eran una clara y muy evidente dentadura postiza.
Sin embargo, había algo que eclipsaba todos aquellos detalles, aquellos simples pormenores. Un tatuaje en la frente, sustituyendo la característica marca del símbolo de Amegakure. Un tatuaje compuesto por letras finas y esbeltas, que formaban una frase. O, más bien, una orden:
¡Yo soy la VERDADERA,
póstrate ante tu Arashikage!
Datsue carraspeó.
—Imagino que sucedió algo del estilo…
La Arashikage, al verla, rugió contra ella. Exigió explicaciones, ante una Ayame primero, confusa, y luego atemorizada. La Arashikage amenazó con matarla, con cortarle la cabeza, y Ayame, finalmente, consiguió construir más de tres palabras seguidas.
—Uchiha Datsue… Tuvo que ser él. ¡La culpa es suya!
Seguían discutiendo. La Arashikage fue entrando en razón poco a poco. Prometió enviar una carta a Hanabi y pedirle explicaciones. Ayame pedía más. Un castigo a la altura.
Pidió su muerte.
—Como ya dije, esto son cábalas mías —dijo, Datsue el Imparcial—. Pero según la carta que Yui envió, más o menos fue así.
Tanto Ayame como la Arashikage quedaron entonces paralizadas, con las cabezas colgando hacia abajo. Como si se tratasen de simples títeres cuyo titiritero se había ausentado para tomar un café.
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