Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Que alivio oir eso, Oda-san se preocupo bastante cuando estuvo cerrado un tiempo —dijo la muchacha, observando al mismo tiempo una de las cartas del local que estaba posada contra la vidriera—. Supongo que me puedo quedar un rato, total, he tenido que acabar viniendo yo. Me gustaria tomar un batido de fresa con nata, y un trozo de pastel de queso, Daruu-dono.
—Córtale un trozo de pastel, Aya-
—¿¡E-Eso es una placa de J-Jounin!?
La kunoichi ya se había levantado para satisfacer la demanda de la recién llegada, pero se detuvo a medio camino ante aquella súbita exclamación. No pudo evitar dirigirle una mirada divertida, encogiéndose de hombros: "Ahora eres tú el que tiene una fan". Discretamente, se coló detrás del mostrador, cogió la tarta de queso y cortó una porción que sirvió en uno de los platillos de Kiroe. Le colocó una cuchara y después se lo tendió a la muchacha.
6/11/2019, 19:32 (Última modificación: 6/11/2019, 19:33 por Amedama Daruu.)
Salto a Ren por ausencia injustificada de 72 horas.
Daruu terminó de prepararle el batido sin dejar de mirarla con una ceja levantada, y lo virtió en una copa de cristal. Cogió un bote de nata de la nevera y lo coronó con un chorro en forma de cono y un par de flores de regalo. Tomó el batido y se lo tendió al lado de la porción de pastel de fresa que ya le había servido Ayame.
Pero la muchacha seguía embobada, con la boca abierta, como si realmente no estuviese allí.
—Oye, me estás incomodando —dijo Daruu, rascándose la nuca y desviando la mirada a un lado—. Seguro que has tenido que ver a algún que otro jōnin más. Vives en una aldea ninja, ya sabes.
La kunoichi ya se había levantado para satisfacer la demanda de la recién llegada, pero se detuvo a medio camino ante aquella súbita exclamación. No pudo evitar dirigirle una mirada divertida, encogiéndose de hombros: "Ahora eres tú el que tiene una fan". Discretamente, se coló detrás del mostrador, cogió la tarta de queso y cortó una porción que sirvió en uno de los platillos de Kiroe. Le colocó una cuchara y después se lo tendió a la muchacha.
—Que aproveche —sonrió.
Ren asintió con la cabeza en señal de agradecimiento, y alzó las manos para ayudarla antes de que dejase reposar el plato sobre alguna superficie. Daruu terminó de prepararle el batido sin dejar de mirarla con una ceja levantada, y lo virtió en una copa de cristal. Cogió un bote de nata de la nevera y lo coronó con un chorro en forma de cono y un par de flores de regalo. Tomó el batido y se lo tendió al lado de la porción de pastel de fresa que ya le había servido Ayame.
Pero la muchacha seguía embobada, con la boca abierta, como si realmente no estuviese allí.
—Oye, me estás incomodando —dijo Daruu, rascándose la nuca y desviando la mirada a un lado—. Seguro que has tenido que ver a algún que otro jōnin más. Vives en una aldea ninja, ya sabes.
— D-Disculpame, no era mi intención... Es solo que no me es habitual ver un jōnin. Quiero decir, no hay muchos, y mi maestro siempre me dijo que es realmente costoso llegar a ascender a un puesto tan elevado — añadió sentandose en una silla cercana a la barra, acercandose el pastel y la copa. — ¿Eres algo asi como un prodigio? Porque pareces mas o menos de mi edad.
Dijo finalmente con su falta de tacto habitual, algo común para alguien de su tiempo.
Si vas a copiar diálogos o incluso párrafos de narración, es mejor que lo hagas con el código de sub, para que quede más claro qué es lo que has escrito tú y no el resto.
Código:
[sub]CONTENIDO COPIADO[/sub]
Parecía que la visión del Jōnin había sorprendido tanto a la muchacha que la había congelado en el sitio. Se había quedado mirándole con la boca entreabierta, muda de la impresión, y Daruu le sostuvo la mirada con cierto escepticismo. Intentando aparentar que no pasaba nada, él terminó de prepararle su pedido con una última montaña de nata montada y un par de flores azucaradas de adorno.
—Oye, me estás incomodando —terminó por protestar, rascándose la nuca y desviando la mirada a un lado—. Seguro que has tenido que ver a algún que otro jōnin más. Vives en una aldea ninja, ya sabes.
—D-Disculpame, no era mi intención... —Se disculpó, con un ligero balbuceo—. Es solo que no me es habitual ver un jōnin. Quiero decir, no hay muchos, y mi maestro siempre me dijo que es realmente costoso llegar a ascender a un puesto tan elevado.
—Bueno, eso de que no hay muchos... —objetó Ayame, girando la cabeza hacia Daruu.
No en vano su propio padre, su hermano y la madre de Daruu eran (o al menos habían sido) grandes Jōnin. Aunque el grueso de la sociedad shinobi seguían siendo los genin y los chunin, no eran precisamente pocos los que lucían aquella brillante placa dorada. Después de todo, la Arashikage necesitaba ninjas en los que confiar las tareas más complejas.
—¿Eres algo asi como un prodigio? Porque pareces mas o menos de mi edad —añadió, sin ningún tipo de reparo, mientras se sentaba en una silla cercana.
Ayame, que no pudo reprimir una risilla, se apartó disimuladamente mientras estudiaba la reacción y la respuesta de su compañero.
—¡Pero qué prodigio ni qué prodigia! —exclamó Daruu, rojo como un tomate—. Anda, chiquilla, tómate el batido y... y déjame un rato. —El chico rodeó la barra, tiró de la manga de Ayame y volvió a sentarse en la mesa en la que había estado hablando con la chūnin. Resopló, azorado, y apoyó una mano en la mejilla desviando la mirada hacia la pared.
— V-Vaya, disculpa de nuevo.. No pretendia incomodarte... — dirigió entonces su atención a la bebida.
Era espumosa y de un color rosado pastel, hasta la nata habia cogido algo del color, y en las paredes del vaso, se podia observar unas largas rayas oscilantes mas rojadas de sirope. Con un pequeño tenedor que le habían servido junto a la tarta, cortó un pequeño trozo, para pincharlo y acto seguido llevarselo a la boca. No pudo evitar soltar un dulce sonido al saborear la tarta.
Retomo entonces su atención en la joven que le habia atendido; como dijo anteriormente, sus rostros le resultaban familiares, pero no conseguia recordar de que. Mantenia el final del tenedor en su boca, mientras lo sostenia todavia con su otra mano.
«Esa marca en forma de luna... Si es que estoy segura de...»
Decidió entonces por esperar, mientras seguia con su pedido de forma dubitativa.
—¡Pero qué prodigio ni qué prodigia! —clamó Daruu, tan irritado como avergonzado. Se le habían encendido las mejillas como dos neones de Amegakure—. Anda, chiquilla, tómate el batido y... y déjame un rato.
—V-Vaya, disculpa de nuevo.. No pretendia incomodarte... —murmuró la muchacha.
Pero Daruu se apartó de la barra de servicio y tiró a Ayame de la manga para volver a sentarse en la mesa donde habían estado hasta hacía unos pocos minutos, hasta la interrupción de la recién llegada.
—Venga, no seas tan duro con ella —le susurró Ayame, con una sonrisa—. No es más que una genin, a lo mejor se acaba de graduar.
Y antes de que Daruu pudiera responder, todo se puso patas arriba. Literalmente. Un súbito golpetazo en el ventanal más cercano a Ren precedió al inconfundible estruendo de cristales rotos y a un chillido que parecía haber salido del núcleo del infierno. Una bestia enorme, de color pardo y pelos tan duros como espinas de acero pataleó en el suelo, sus pezuñas manchando de barro y resquebrajando algunos de los azulejos más débiles bajo su fuerza. De un momento a otro el enorme jabalí volvió a salir justo por donde había entrado, chillando como loco y dejando a los shinobi tan solos como antes. De un momento a otro, era como si hubiese pasado el mismísimo Amenokami por la Pastelería de Kiroe.
—¡P...! ¡¿PERO DE DÓNDE HA SALIDO ESE ANIMAL?! —exclamó Ayame, levantándose de golpe—. ¿Estás bien? —le preguntó a Ren, pero antes siquiera de recibir una respuesta se volvió hacia Daruu—. ¡Tenemos que detenerlo, podría herir a alguien!
Sin embargo, cuando Ayame miró a Daruu, no vio al tímido y afable muchacho al que conocía, sino a un monstruo; el Byakugan marcando las venas de su cara como si el dōjutsu tuviese un control de volumen con la ruedecilla rota y enganchada al máximo; el rostro enrojecido, los dientes apretados. De inmediato, el jōnin apartó la silla hacia atrás, volcándola en el suelo, y tropezó con un par de mesas mientras salía corriendo hacia la ventana.
Saltó a través de la cristalera rota sin importar que pudiera cortarse con el vidrio, en un impresionante e insospechado movimiento de parkour a toda velocidad.
—¡PUTO BICHO ASQUEROSO, NADIE LE HACE ESTO A LA CAFETERÍA DE MAMÁ! —Gritó. Cayó a la acera dando una voltereta. Se recompuso, y se lanzó a la carrera persiguiendo al puerco—. ¡Ven aquí, hijo de la gran putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...!
Pero la felicidad que estaba teniendo por aquellos dulces, se vio frustrada en tan solo un instante.
El caos se apodero del local en forma de un animal peludo; era de un color pardo y con grandes colmillos en los laterales de su boca. Sus pezuñas embarradas de la tierra y la lluvia, ensuciarón en tan solo un instante todo lo que no habia derribado, y aquellas losas que no habia destrozado. Del ruido y la confusión, que Ren cayó acto seguido de la silla al suelo hacia dentro del local, arrastrando por error el plato de la tarta, precipitandose esta encima suya, y la copa cayendo al suelo para unirse al resto de cristales rotos.
—¡P...! ¡¿PERO DE DÓNDE HA SALIDO ESE ANIMAL?! —exclamó Ayame, levantándose de golpe—. ¿Estás bien? —le preguntó a Ren, pero antes siquiera de recibir una respuesta se volvió hacia Daruu—. ¡Tenemos que detenerlo, podría herir a alguien!
— Y-Yo... Si... E-Estoy bien... Pero los dulces... — dijo observando lo que quedaba de sus dulces.
El joven sobre el que caia la responsabilidad actual de la tienda, se vio envuelto en una furia cegadora. Venas y arterias se marcarón en los laterales del rostro de Daruu, al igual que mostraba sus dientes por la ira. Este no dudo un instante en salir en busca del gorrino, que habia desaparecido de la misma forma que habia manifestado.
—¡PUTO BICHO ASQUEROSO, NADIE LE HACE ESTO A LA CAFETERÍA DE MAMÁ! —Gritó. Cayó a la acera dando una voltereta. Se recompuso, y se lanzó a la carrera persiguiendo al puerco—. ¡Ven aquí, hijo de la gran putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...!
Apoyandose en la barra, intento recuperar algo la compostura, y se dirigió a la que parecia que seria una nueva compañera de aventuras.
—Y-Yo... Si... E-Estoy bien... Pero los dulces... —balbuceó la chiquilla.
Pero Daruu había sufrido una súbita transformación. Ayame nunca lo había visto, ya que siempre había sido el epicentro de aquella clase de catástrofes, pero en aquel instante supo que aquello era lo más cerca que iba a estar de ver a un jinchuuriki perder el control sobre su bijuu... Sólo que sin ser jinchuuriki.
—¡PUTO BICHO ASQUEROSO, NADIE LE HACE ESTO A LA CAFETERÍA DE MAMÁ! —bramó, fuera de sí. El Byakugan marcaba las venas alrededor de sus ojos como cañerías a punto de estallar. De golpe, Daruu apartó la silla, volcándola en el suelo, y se lanzó a la carrera contra la ventana destrozada tras tropezar con un par de mesas volcadas. El cristal roto se clavó en su piel, haciéndole sangran inmediatamente, pero como una bestia enardecida, él no parecía notarlo. Simplemente se perdió en la lejanía mientras seguía vociferando—. ¡Ven aquí, hijo de la gran putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...!
—¿Q-Que hacemos? ¡¿Le seguimos?! ¡N-No podemos dejarle solo! —preguntó la recién llegada, y Ayame se volvió inmediatamente hacia ella.
—Eres kunoichi, ¿verdad? —le preguntó sin tapujos—. ¡Vamos, cuantos más seamos, mejor! ¡No te preocupes por los dulces! —la apremió, al tiempo que salía corriendo por la puerta.
Y cuando ambas salieron al exterior, se vieron cara a cara con dos jabalíes más, de menor tamaño, que trotaban a toda velocidad hacia ellas. Si no hacían algo serían derribadas y pisoteadas por aquellas temibles pezuñas.
El otro jabalí, mientras tanto, había seguido corriendo en línea recta, y ahora que sabía que una temible bestia le perseguía entre alaridos ininteligibles, el terror le hizo aumentar aún más la velocidad. Las pocas personas que había en la calle se apartaban como podían entre alarmadas exclamaciones. Pero sólo era cuestión de tiempo que terminara arrollando a alguien o estampándose contra otro local.
De hecho... se dirigía a una pobre ancianita que apenas podía caminar ni con ayuda de aquel andador que llevaba. La chica que la acompañaba, quizás su hija, hacía esfuerzos por moverla entre sollozos de terror, pero no estaba teniendo demasiado éxito.
22/11/2019, 11:33 (Última modificación: 22/11/2019, 11:34 por Amedama Daruu.)
Daruu corría por las calles de Amegakure.
Los edificios de hormigón y vidrio llenos de tuberias y los escaparates decorados con luces de neón circulaban a ambos lados, hechos un borrón. Los viandantes no estaban acostumbrados a la velocidad de los ninjas, no al menos en tierra firme, y se apartaban como podían al paso de aquél demonio con la cara roja. El amejin no tenía tiempo de disculparse con nadie —ni ganas—, pero al menos trataba de evitarlos. Aunque eso sólo entorpecía su avance.
Cuando la adrenalina comenzó a ser reemplazada por la fría disciplina de Kōri-sensei, se dio cuenta de que aquél bicharraco no sólo había supuesto un peligro para la Pastelería de Kiroe-chan, sino que también podría suponerlo para todas aquellas personas. Como si alguien hubiese parado el tiempo durante unos instantes, a Daruu le recorrió un sudor frío cuando vio que la bestia estaba a punto de embestir a una anciana y su hija.
Carnero.
Hubo una sutil ráfaga de viento. Alguien se interpuso entre el cochino y las dos mujeres.
—¡Hakke Kushō! —Daruu se deslizó por el suelo unos centímetros, dándose la vuelta, y consiguió ejecutar su técnica a dos palmos de la frente de nuestro amigo porcino. La palma de la mano de Daruu, extendida hacia adelante, liberó una potente ráfaga de chakra buscando alejar al animal de ellas—. ¿Están bien?
¤ Hakke Kushō ¤ Palma de Vacío de los Ocho Trigramas - Tipo: Ofensivo/Apoyo - Rango: B - Requisitos: Hyuuga 40, Juuken - Gastos: 12 CK - Daños: Daño del Juuken + 10 PV - Efectos adicionales:
Levanta los pies del oponente del suelo y lo repele 5 metros hacia atrás
(Hyuuga 80, Hakke Kūhekishō) Puede hacerse con dos manos para duplicar daño, alcance y metros de repulsión.
- Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La onda alcanza 5 metros de distancia y tiene 1 metro de ancho o 10 (con dos manos) y tiene 2 metros de ancho
El usuario utiliza el Juuken y su habilidad para expulsar chakra de los Tenketsu de la palma de la mano para agitar y remover el aire frente a él, creando una zona de vacío parcialmente visible que empuja hacia adelante en una onda lineal y alcanza a uno o a varios oponentes, despegando sus pies del suelo y alejándolos de él, además de producirles daño, que puede ser agravado si impactan contra un objeto sólido mientras son repelidos. Es la habilidad para proyectar el Juuken a distancia, por lo que puede servir para repeler armas a distancia y para desestabilizar Ninjutsu. Un usuario experto puede lanzar la onda con ambas manos, o varios usuarios pueden unirse para crear una onda de más poder.
24/11/2019, 22:52 (Última modificación: 24/11/2019, 22:53 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
Los gorrinos se disponian amenazantes sobre las kunoichis; Ayame se veia decidida y resuelta en parar el caos, las bestias no supondrian amenaza alguna para ella. Pero sin embargo, la joven Ren estaba dubitativa.
Era la primera situación de peligro real a la que se enfrentaba. Pese a los consejos y simulaciones en la academia, esta vez era muy distinto; siempre solia estar bastante tranquila en aquellos simulacros. Las amenazas no eran reales, y si algo salia mal, los profesores y axuliares estaban allí para si ocurria cualquier inconveniente.
Dirigio sendas manos a desenfundar aquel bokken que ahora la acompañaba de un lado a otro en su cintura, mirando al frente de los animales, pero con un temblor por todo el cuerpo.
— ¿Q-Que hacemos? Si los espantamos podrian dañar a otros civiles... — con voz algo temblorosa, busco con la mirada a Ayame, girando suavemente la cabeza y la mirada por un instante.
Seguramente su respuesta seria que debían enfrentarlos sin dudar, pero todo lo que la inexperimentada kunoichi queria oir es "No te preocupes, todo saldra bien". Pero aquellas fieras ya habían comenzado una marcha de polvo, barro y agua hacia ellas.
Cita:Y cuando ambas salieron al exterior, se vieron cara a cara con dos jabalíes más, de menor tamaño, que trotaban a toda velocidad hacia ellas. Si no hacían algo serían derribadas y pisoteadas por aquellas temibles pezuñas.
Ni siquiera hubo tiempo para preguntas, ni para charlar, ni para nada más. Los dos animales arrollaron a las dos kunoichi sin ningún tipo de piedad. Un potente estallido de agua acompañó al impacto cuando Ayame deshizo todo su cuerpo en agua para evitar el golpe, peor Ren tuvo menos suerte al decidir no apartarse de la trayectoria de aquellas dos bestias, que las embistieron y pisotearon con brutalidad antes de continuar su camino calle abajo, en la misma dirección que había tomado Daruu minutos atrás.
Ayame, a mitad de recomponerse pero sin ninguna magulladura visible, se abalanzó sobre la genin y la agitó por los hombros.
—¡Ey! ¡Ey! ¿Estás bien? —la llamaba, desesperadamente, mientras terminaba de recuperar su forma corpórea—. ¡Vamos, levanta, tenemos que darnos prisa o escaparán!
. . .
Mientras tanto, Daruu utilizó sus habilidades como shinobi para materializarse justo entre las mujeres y el jabalí que estaba a punto de arrollarlas. Una palma de su mano fue lo único que hizo falta para frenar su avance y hacerle soltar un chillido de sorpresa. Aunque no fue suficiente para repelerle. De hecho, estaba más enfadado que antes si cabía, y el animal aprovechó la escasa cercanía con nuestro amigo shinobi para cargar hacia delante y embestirle con toda la fuerza de su cuerpo y de su único colmillos, romo.
Afortunadamente, la mujer había conseguido sacar a la abuelita de la refriega. Parecía que Daruu se había quedado a solas con su amigo porcino, que volvía a cocear sobre el asfalto en un gesto claramente amenazador.
26/11/2019, 23:59 (Última modificación: 27/11/2019, 00:05 por Amedama Daruu. Editado 2 veces en total.)
Daruu era un shinobi fuerte. Bastante fuerte, de hecho. Nadie hubiera puesto en duda esta afirmación. Era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse cara a cara nada menos que a uno de los Uchiha más fuertes de Oonindo. Era lo fuerte como para plantarle cara a un usuario del Raiton no Yoroi, y quizás al año siguiente estaría preparado para enfrentarse a la mismísima Amekoro Yui, la Arashikage. Oh, sí, estaba preparado para muchas cosas.
Esas cosas normalmente tenían dos piernas y pesaban diez veces menos lo que pesaba aquella. La bestia topeteó al chico brutalmente, mandándolo a volar hacia atrás y haciéndole dar varias volteretas por el suelo, emitiendo un alarido. Una estampa lamentable. Cuando la cabeza le dejó de dar vueltas y consiguió reincorporarse, el muchacho, con una rodilla hincada aún en el suelo, se preguntó si realmente aquella muchacha había tenido razón y era el único puto jounin presente en tres manzanas.
—Bicho asqueroso. —Reparó en algo y se quedó un momento con cara de alelado. «Un momento, ¿de dónde ha salido UN PUTO JABALÍ?»—. Tsk. —Chasqueó la lengua y formuló un sello del Carnero con la mano izquierda. Escupió un chorro de caramelo que se fue acumulando sobre su antebrazo, formando una fina semicúmula de color azul cielo—. ¡¡Budō: Amedama Lightning Knight!! —El brazo derecho de Daruu chisporroteó con una fulgurante chispa eléctrica. Hizo un aspaviento y liberó una espada oculta en su antebrazo, atada a un resorte. Se levantó, movió los dedos alrededor de la empuñadura y se cubrió con el escudo, a la espera, con el filo de Intangible Diestra envuelto en el poder de Raijin.
- Bandana alrededor de la cabeza, con la placa en el frente
Portaobjetos básico en el muslo derecho:(10/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x1 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x1 píldora estimuladora de sangre superior
- x1 píldora de soldado superior
Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda:(3/10 obs)
- x15 senbon sueltos para fácil acceso (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)
Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)
En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas
24 CK por generar escudo (multiplicable x3, divide regen. de chakra)
0'4X CK para regenerar una cantidad X de defensa que no supere a la inicial
10 CK (retraer/expandir escudo)
- Daños: Daño por golpe equivalente a un puñetazo del usuario - Efectos adicionales: Crea un escudo de mano con 40 PV acumulables (ver descripción) - Sellos:
Carnero (una mano, mantenido mientras se genera el escudo)
Carnero (una mano, retraer/expandir escudo)
- Velocidad:
Lenta (generar escudo o reparar sus daños)
Rápida (retraer/expandir escudo)
- Alcance y dimensiones: 15 cm, 60 cm, o 2 metros de diámetro (ver descripción)
El usuario escupe una masa de agua viscosa transformada en caramelo que se acumula flotando cerca de su antebrazo y acaba tomando la forma de un escudo redondo translúcido, que se endurece con ayuda del chakra. Con él, puede parar armas, golpes de Taijutsu o técnicas. Puede reparar los daños escupiendo más caramelo en el escudo, y puede hacerlo más pequeño para poder hacer sellos o más grande para bloquear ataques de grandes dimensiones. Sin embargo, cambiar su tamaño a menudo consume sus reservas de energía rápidamente. El tamaño grande impide que el usuario se mueva del sitio hasta que vuelva a retraerse. El escudo ignora todas las ventajas elementales y las reglas de choque de técnicas.
¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu ¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Raiton 15 - Gastos:
6 CK (divide regeneración de chakra)
(Raiton 30) (multiplicable x2)
- Daños: Daño del arma + 10 PV - Efectos adicionales:
Multiplicado, hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
(Raiton 40) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.
27/11/2019, 14:04 (Última modificación: 27/11/2019, 14:51 por Himura Ren. Editado 3 veces en total.)
Un potente estallido de agua acompañó al impacto cuando Ayame deshizo todo su cuerpo en agua para evitar el golpe, peor Ren tuvo menos suerte al decidir no apartarse de la trayectoria de aquellas dos bestias, que las embistieron y pisotearon con brutalidad antes de continuar su camino calle abajo, en la misma dirección que había tomado Daruu minutos atrás.
Ayame, a mitad de recomponerse pero sin ninguna magulladura visible, se abalanzó sobre la genin y la agitó por los hombros.
—¡Ey! ¡Ey! ¿Estás bien? —la llamaba, desesperadamente, mientras terminaba de recuperar su forma corpórea—. ¡Vamos, levanta, tenemos que darnos prisa o escaparán!
Ren había rodado durante un par de metros debido al mantenerse inmovil; intento recomponerse como pudo, apoyandose sobre su espada de madera. Empapada en agua y con barro, alzó la mirada a Ayame de forma dubitativa. Para Ayame, no parecia suponer problema alguno, pero el mundo de cristal en el que vivia Ren se estaba resquebrajando. Asintío terminando de ponerse en pié, pensando que si no se alejaba mucho de ella, no correria peligro, pues transmitia algo de calma y serenidad.
— ¿D-De donde si quiera han salido? — recolocó su espada en la cintura, y comenzó la marcha por la misma dirección que habian desaparecido las bestias.
Bandana ninja de Amegakure (Alrededor del cuello, protege de 7 PV)
Portaobjetos básico (0/10) (Lateral derecho)
Bokken (Lateral izquierdo de su cintura; 7 PV/golpe con mango, 15 PV/golpe)