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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
No haces más que presumir de grandeza —espetó Daruu, desactivando su Byakugan—. Dime, ¿conoces a Amekoro Yui, cerdo? ¿Tienes idea de lo disgustada que va a estar cuando vea este desastre? ¿Tienes idea de lo que podría hacerte? Serás el plato principal de su cena, puerco.

Oh, por supuesto que la conocía. El gran Ōshishi se había quedado clavado en el sitio al oír el nombre de Amekoro Yui, con los ojos abiertos como platos fijos en aquel molesto muchacho. Jamás lo admitiría en voz alta, pero aquella mujer... Aquella mujer había sido la única humana que había conseguido vencerle en combate... Aún sentía el dolor de su colmillo derecho, arrancado por sus propias manos.

¡Oh, pero el Gran Ōshishi no iba a mostrar signos de debilidad ni de flaqueza! ¡Él era el mayor puerco de todos!

Soltó una carcajada ronca que se mezclaba con guarridos, y sus risas reverberaron por doquier.

Oh, no. La pregunta que deberíais haceros es: ¿Qué vais a hacer vosotros?

¿Qué...? —comenzó a preguntar su invocador.

Veamos cómo le explicáis a la temible Amekoro Yui que cuatro de sus mejores shinobi no han sido capaces de detener a tres cerdos. ¡Buena suerte!

¡Puff!

El enorme jabalí se desvaneció en una nube de humo y la calle quedó tan silenciosa como había estado en un principio. Sólo el eco de la lluvia llenó sus oídos. Ayame se sobresaltó en el sitio.

Los otros dos jabalíes también se han ido. Mi clon había conseguido frenarlos pero...

¡OH, NO! ¡¿QUÉ VAMOS A HACER?! —aulló el invocador de jabalíes, sollozando de terror—. Arashikage-sama me va a matar por haber vuelto a... a...
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#47
¡Puff!

Y tras aquella arrogante trampa, el Gran Ōshishi desapareció en una sonrisa nube de humo. Dejó tras de sí un paisaje desolador: la calle presentaba, al fin y al cabo, una gran grieta en el centro.

Pero qué hijo de puta —dijo Daruu, incrédulo. Y se cruzó de brazos encarándose al extraño—. ¿Que qué vamos a hacer? Oh, no. Qué vas a hacer tú, protagonista del informe más acusatorio que escribiré a Amekoro Yui en mi puta vida.

No. Si ese hombre era el responsable de que los jabalíes destrozaran la vidriera de la Pastelería de Kiroe-chan, Daruu no iba a mostrar ni el más mínimo atisbo de piedad con él.

Y por cierto, hablando de eso...


· · ·


Amedama Kiroe dejó caer las dos bolsas de la compra en el suelo.

¿Qué ha... por qué...? —Frustrada y confundida, la kunoichi comenzó a llorar—. ¡Si sólo he estado fuera un par de horas!

»¡¡DARUU, AYAME!! ¿¡DÓNDE ESTÁIS!? —gritó enfurecida. «¿Pero qué ha pasado aquí? ¿Habrá pasado algo...?»
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#48
La falsa calma de la tormenta, resultó ser legitima; en una gran nube de humo y dejándoles un gran problema, el gran animal desapareció. Ren respiró aliviada y envainó su arma, acercándose a los dos jóvenes, mientras su mirada recorría el campo de batalla

«Por lo menos no habrá más daños... Pero la ira de la Arashikage... No creo que decida ser benevolente pese a que seamos unos críos... »

Pero qué hijo de puta —dijo Daruu, incrédulo. Y se cruzó de brazos encarándose al extraño—. ¿Que qué vamos a hacer? Oh, no. Qué vas a hacer tú, protagonista del informe más acusatorio que escribiré a Amekoro Yui en mi puta vida.

B-Bueno, al menos hemos detenido este caos... ¿No? — añadió acercándose a Daruu, intentando quitar algo de peso a la situación con una media sonrisa algo acobardada y buscando a Ayame con la mirada, en señal de auxilio. — S-Si no hubiéramos llegado a intervenir, el desastre podría haber sido mayor

«Aunque yo no he aportado mucho, salvo un golpe a pecho descubierto. Hasta nuestro amigo aquí presente, "l cerdito valiente" ha aportado más siendo y eso que solo ha hecho de bestia de carga.»
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#49
Ese jabalí me ha dado problemas —dijo Daruu, acariciándose el costado—. Y la última persona que me dio problemas fue una exiliada del Libro Bingo. —Miró al dueño de las invocaciones de reojo con un tinte de desprecio y echó a correr hacia la cafetería.

»¡No puedo dejar la cafetería de mi madre con los cristales rotos! ¡Alguien podría entrar a robar! —Eliminada la amenada más acuciante, Daruu seguía ocupándose de las cosas en estricto orden de prioridad.


· · ·


¿¡Un jabalí!?

¡Uno enorme! ¡Ha roto media avenida un poco más adelante!

Daruu, sabes que no me gusta que me mientas, ¡y esta trola es...!

Mamá, ¡escúchame! Te juro que no te miento, era un puto cerdo enorme que sabía hablar y que sabía también pelear. Un gilipollas, y también el Kuchiyose de un capullo. Acabo de venir de hablar con él, voy a escribir un informe a la Arashikage y... ¿mamá?

Mamá no estaba.


· · ·


Quién ha sido.

Los tres debieron de dar un respingo, porque hacía un momento Kiroe no estaba allí. Ayame jamás la había visto tan enfadada. Estaba cruzada de brazos e intercambiaba miradas acusadoras de Ren al tipo de los jabalíes, tratando de dilucidar cual de los dos había destrozado su cafetería.
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#50
¡Te me has adelantado, maldito! XD

Pero qué hijo de puta —Ayame escuchó maldecir a Daruu cerca de ella. Entonces se cruzó de brazos encarándose a invocador—. ¿Que qué vamos a hacer? Oh, no. Qué vas a hacer tú, protagonista del informe más acusatorio que escribiré a Amekoro Yui en mi puta vida.

B-Bueno, al menos hemos detenido este caos... ¿No? —intervino Ren, buscando la mirada cómplice de Ayame—. S-Si no hubiéramos llegado a intervenir, el desastre podría haber sido mayor.

En eso no podían quitarle la razón, pero estaba claro que los daños ya habían sido hechos.

Pero, Daruu... —protestó Ayame, sintiendo lástima por el pobre extraño vestido con pieles, que ahora sollozaba a lágrima viva en el suelo—. Tampoco ha sido culpa suya, deberíamos...

Ese jabalí me ha dado problemas —replicó el Jōnin, acariciándose el costado con gesto dolorido—. Y la última persona que me dio problemas fue una exiliada del Libro Bingo. —Y antes de que nadie pudiera objetar al respecto, y tras dedicar una nada amistosa mirada al invocador, Daruu salió corriendo en la misma dirección en la que había venido—. ¡No puedo dejar la cafetería de mi madre con los cristales rotos! ¡Alguien podría entrar a robar!

Menudo lío... —suspiró Ayame, hundiendo los hombros.

Nadie tuvo mucho más ánimos de seguir conversando. Ayame caminaba arriba y abajo, con los brazos cruzados, mientras el pobre hombre seguía lloriqueando y culpando a su mala suerte de lo sucedido.

¡¿Si es que quién me mando firmar ese contrato de sangre?! ¡¿QUIÉN?!

Quién ha sido.

La voz de Kiroe retumbó en la calle como el temuble tambor de Raijin. Había aparecido de la nada, y Ayame se estremeció al verla tan enfadada. La mujer intercambió una mirada acusatoria entre todos los presentes, pasando desde Ren, por la misma Ayame y terminando en el hombre vestido con pieles. La kunoichi agachó la mirada, buscando la manera más pacífica de salir de aquel entuerto...
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#51
Quién ha sido.

Cuando el diablo esta demasiado ocupado, y la muerte esta cansada; la llaman a ella. Mientras haya niños a los que asustar, mientras queden ancianos que tirar por las escaleras, estará esperando tras la esquina. Como las sombras de las paredes, apareció en escena y con una mirada que infundía autentico terror, acuso a los presentes uno por uno; quien sabe el monstruo que podría llegar a ser aquella mujer, solo las pesadillas lo sabían además de aquellos rebeldes y traidores que sintieron sus dagas por la espalda. El diablo nunca podría haber pedido un soldado mejor, de hecho, se quitaría el sombrero ante ella.

Ren quedo petrificada, su mera presencia le aterraba por los relatos que habían llegado a sus oídos. Tanto Nanashi como Oda la describían como una mujer fría y calculadora, que no toleraba la insubordinación, pero aún menos, la traición. Aunque Nanashi y Ren coincidían en todo, Oda la idolatraba y se moría por sus huesos casi tanto como ellos la temían.

¡A-Arashikage-sama! — dijo aterrada.
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#52
¿Eh? —De pronto, la ira de Kiroe se había transformado en la más absoluta expresión del desconcierto—. ¿Yui? ¿Dónde? —La mujer miró hacia atrás. De pronto se dio cuenta—. Oh, ¿yo? YO NO SOY YUI, SÓLO LA DUEÑA DE LA PASTELERÍA QUE ESOS PUTOS CERDOS HAN DESTROZADO.

Oh, pero Ren estaba en lo cierto en algo. Había que tenerle terror a aquella mujer. Había que estar asustado de ella. Porque romper las vidrieras de la Pastelería de Kiroe-chan era como partirle los dientes a un hijo suyo. Dio un paso adelante.

»No sé cual de vosotros dos ha sido quien ha invocado a esos cerdos, pero va a pagarme hasta el último ryō de las reparaciones. O lo pagará con sangre. —Daba igual si era Yui o no. Quizás era peor—. ¿¡Queda claro!? —Registró una vez más a cada uno de ellos—. Mientras pague, estamos en paz, pero más vale que confiese antes de que tenga que ponerme a investigar yo y lo averigüe.
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#53
¡A-Arashikage-sama! —exclamó Ren, aterrada.

Y tanto Ayame, como el invocador, como la propia Kiroe se volvieron hacia ella con gesto confundido. La pastelera incluso llegó a mirar hacia atrás, buscando a Yui.

¿Eh? ¿Yui? ¿Dónde? —La ira de Kiroe se había transformado en la más absoluta expresión del desconcierto. Pero aquello no fue más que la calma que precede a la tempestad, y no tardó en arremeter de nuevo—. Oh, ¿yo? YO NO SOY YUI, SÓLO LA DUEÑA DE LA PASTELERÍA QUE ESOS PUTOS CERDOS HAN DESTROZADO.

«¿Ha confundido a Kiroe con la Arashikage? Como se nota que no conoce a Yui-sama...» No pudo evitar pensar Ayame, con un escalofrío.

Porque, por muy aterradora que pudiera ser la visión de Kiroe enfurecida, no llegaba a hacerle sombra a Amekoro Yui. Aquella mujer daba miedo en cualquier circunstancia, enfadada o no. Pero cuida de tu cuello como no esté de humor... Ayame lo sabía bien.

No sé cual de vosotros dos ha sido quien ha invocado a esos cerdos, pero va a pagarme hasta el último ryō de las reparaciones. O lo pagará con sangre. ¿¡Queda claro!? Mientras pague, estamos en paz, pero más vale que confiese antes de que tenga que ponerme a investigar yo y lo averigüe.

Ayame agachó la cabeza, sombría. No se sentía capaz de acusar al invocador, pero mucho peor sería la opción de lanzar una falsa acusación sobre Ren. ¿Qué podía hacer ella? Pasaron los segundos en completo silencio. Y entonces, el invocador, temblando de pies a cabeza, dio un paso al frente. El pobre apretaba los puños junto a los costados y no dejaba de llorar.

He... he sido yo, señora... —confesó—. No... no era mi intención... se me fue de las manos... ¡Se descontrolaron! ¡Por favor, perdóneme! —aulló, lanzándose al suelo de rodillas—. Y... yo... no tengo tanto dinero para pagarle... P... pero puedo ayudarla... P... ¡Puedo trabajar para usted hasta que salde mi deuda, si así lo desea...!
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#54
Pese a que concordase alguna de las descripciones, al parecer no se trataba del mismísimo diablo en persona; aunque radiaba esa aura. El culpable no tardo ni un instante en confesar, acto que conmovió a Ren, y aprovecho para apoyarle.

S-Si, se le fue de las manos e intentamos detenerlos. Yo estaba con ellos cuando uno de los jabatos entro a causar estragos en su pastelería. — añadió extendiendo su mano hacia donde estaban Daruu y Ayame. — Daruu intento para al gran puerco. Y Ayame acorralo a los enanos. ¡De no ser por ellos hubiera acabado en un desastre mucho peor!

Alzó las manos para enfatizar, con la esperanza de que sus palabras no cayeran en saco roto; pero era tan solo una cría. ¿Quien creería una historia tan estrambótica? Aunque dicen que solo los niños y los borrachos dicen la verdad.
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#55
Kiroe pareció reflexionar unos largos segundos, mirando al culpable de la destrucción de su cafetería con interés renovado. «Buen porte... bastante fornido... es alto... sí, este me puede valer... ¿Y hará todo lo que le diga? Claro, más le vale. Está bien. Vale.»

De pronto, la mujer soltó una risita que ponía los pelos de punta.

Está bien, está bien —dijo—. Mañana a primera hora te vas a venir al local, y harás exactamente lo que yo te diga, como yo te diga y el tiempo que yo te diga hasta que considere tu trabajo como pago suficiente —dijo—. Yo convenceré a mi hijo para que suavice el reporte, y me aseguraré de que escriba que estás trabajando para mí para compensar los desperfectos que me causaste. En cuanto a esta avenida y a otros destrozos, no puedo cubrirte, lo siento.

»¿Hay trato, o no hay trato? La alternativa, por supuesto, es que yo misma te arrastre de la oreja ahora mismo al despacho de Yui. Claro está, estaría muy disgustada y adornaría mi testimonio con unas cuantas... mentirijillas piadosas. —Kiroe se frotó las manos con una sonrisa de demonio.

«Oh, sí, a ti el disfraz de pastel de limón te va a quedar muy bien... ¡la publicidad me va a salir gratiiiis!»
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#56
S-Si, se le fue de las manos e intentamos detenerlos. Yo estaba con ellos cuando uno de los jabatos entro a causar estragos en su pastelería —intervino de repente Ren, señalando con su mano tanto a Daruu como a Ayame—. Daruu intento para al gran puerco. Y Ayame acorralo a los enanos. ¡De no ser por ellos hubiera acabado en un desastre mucho peor!

Kiroe pareció reflexionar durante varios largos segundos ante las palabras de los chicos. Sus ojos se clavaron en el invocador con un brillo extraño en la mirada que ni la propia Ayame supo cómo interpretar. Y entonces soltó una risilla. Esa risilla.

«Oh, no...» Fuera lo que fuera que estaba planeando, desde luego no podía tratarse de nada bueno.

Está bien, está bien —dijo—. Mañana a primera hora te vas a venir al local, y harás exactamente lo que yo te diga, como yo te diga y el tiempo que yo te diga hasta que considere tu trabajo como pago suficiente. Yo convenceré a mi hijo para que suavice el reporte, y me aseguraré de que escriba que estás trabajando para mí para compensar los desperfectos que me causaste. En cuanto a esta avenida y a otros destrozos, no puedo cubrirte, lo siento. ¿Hay trato, o no hay trato? La alternativa, por supuesto, es que yo misma te arrastre de la oreja ahora mismo al despacho de Yui. Claro está, estaría muy disgustada y adornaría mi testimonio con unas cuantas... mentirijillas piadosas —añadió, frotándose las manos como un diablillo.

¡N... No! ¡Lo haré! ¡Lo haré! —exclamó, a la desesperada—. ¡Gracias por la oportunidad! ¡Y lo siento! ¡No la defraudaré!

«Pobre chico... No sabe dónde se ha metido...» Se lamentó Ayame, expulsando el aire por la nariz.

Pero parecía que el invocador había decidido saldar su deuda con el diablo, y no había vuelta atrás.
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#57
Pero resulta que entre todos los presentes, había más de un noble idiota.

Yo también la ayudare en lo que pueda. No he podido ni asistirles a ellos, por lo que me siento culpable por lo acontecido. — Ren dio unos pasos al frente, con mirada de preocupación y llevándose una de las manos al pecho suavemente.

Sonrió de forma sincera y amplia, borrando la duda en su rostro. No tenia ni un solo boceto en mente, de lo que podría llegar a ocurrir, pero seguro que no seria tan duro como lo que le podría llegar a hacer la Arashikage.
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#58
Pero Kiroe dibujó una sonrisa divertida y se acercó de un brinco a Ren. Le revolvió el pelo cariñosamente con toda la confianza del mundo.

¡Tú no tienes que hacer nada, bonita! —le dijo—. Has intentado ayudar, eso es todo lo que podías hacer.

»Ayame-chan, ¿podrías ayudarme a arreglar un poco el desastre junto a Daruu-kun?
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#59
De repente, Ren dio un par de pasos hacia delante y saltó de forma inesperada:

Yo también la ayudare en lo que pueda —habló, con la mano en el corazón—. No he podido ni asistirles a ellos, por lo que me siento culpable por lo acontecido.

Pero Kiroe sonrió, divertida ante la situación y le revolvió el pelo a Ren, como si la conociera desde siempre. Así era Kiroe.

¡Tú no tienes que hacer nada, bonita! —exclamó—. Has intentado ayudar, eso es todo lo que podías hacer. Ayame-chan, ¿podrías ayudarme a arreglar un poco el desastre junto a Daruu-kun?

La muchacha, que no había podido sobresaltarse, asintió varias veces, enérgica.

¡Sí, claro! —respondió, sintiéndose algo responsable. Después de todo, habían sido ellos dos quienes estaban al cargo de la pastelería en el momento en el que se produjo el incidente. Pasó junto al invocador y le dio una palmadita en el hombro deseándole suerte e infundiéndole ánimos antes de echar a correr—. ¡Voy yendo hacia allá! ¡Nos vemos!




Podéis añadir algún post más, pero por mí la trama está terminada. ¡Ha sido un placer! Espero que hayáis disfrutado con esta miniaventurilla Risa
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#60
El que si que no me va a creer, va a ser Nanashi, pero bueno... — Ren se inclinó levemente en señal de reverencia hacia el resto. — Ha sido un placer conoceros ¡solo espero que la próxima vez que coincidamos, no acabe en otro desastre!

Dicho esto, se marchó a paso ligero agitando la mano en señal de despedida. Rezando porque no le callera una buena bronca por volver con las manos vacías.

· · ·

Y entonces el cerdo desapareció como había vuelto

Si señor...

¿Y yo me lo tengo que creer? — ambos estaban sentados sobre sus rodillas, Ren con cara de decepción mientras que Nanashi la observaba cabreado de brazos cruzados.

Que es la verdad... Jo...

¡Pero como va a haber cerdos en mitad de la vi-!

La puerta se deslizó a un lado, y tras ella un imponente Oda les miraba con un pequeño jabalí en la mano, cogido de una de sus patas traseras.

No os vais a creer que me ha pasado.
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