Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Los muchachos no encontraron mayores dificultades a la hora de devolver el carrillo de mano. El capataz de los almacenes les congratuló por la rapidez y la eficacia, ni siquiera les preguntó si habían tenido algún "percance" como por ejemplo el de hallar dos cajas de droga escondida entre la mercancía. Probablemente el tipo era tan ignorante de aquello como los dos genin, o tal vez simplemente disimulaba muy bien.
Por más que Kisame buscó, no encontró rastro de Ebisu-sensei en aquel almacén.
Luego volvieron al Edificio del Arashikage y se reportaron en el mostrador de recepción, recibiendo un escueto "felicidades" y una paga jugosa: quinientos ryos para cada uno. ¿No era mal dinero por un trabajo bien hecho, no? Lo que quizás les extrañase es que, si preguntaban, nadie había visto a Ebisu-sensei aparecer por allí ni informar de nada.
Pasando los billetes con cuidado por su mano para contabilizarlos no solo una, ni dos, si no hasta tres veces por su torpeza; dejo de darle más vueltas a eso. Ni en el edificio ni en los almacenes estaba Ebisu, y tras preguntar a algunos encargados, todos ellos negaron haberse cruzado con él; al menos lo reconocían, lo que era un plus para no tener que dar explicaciones más de las necesarias.
— ¿Le habrá ocurrido algo en los ferrocarriles? N-No quiero poner en duda su capacidad, seguro que sería capaz de noquearme con una mano atada a la espalda. — tal vez un chuunin no sería capaz de aquello, pero si era un "Eterno", una de esas personas que no avanzaban de rango ya fuera por una cosa u otra, si que tendría dicha capacidad. — Pero ni siquiera le han visto aquí, dijo que vendría después de pasar por allí — comentó a su compañero.
5/05/2020, 16:24 (Última modificación: 5/05/2020, 16:26 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Tras un rápido vistazo se guardó el dinero en un lugar seguro y miró a Ren. Parecía claro que debían ir al edificio de ferrocarriles a buscarle, aunque fuese mejor shinobi que ellos, nunca se sabía lo que un hombre poderoso podría hacerle... La gente rica tenía a su disposición mejores medios de los que se merecían, pero antes... Habría que notificar de aquello, era la forma correcta de hacerlo. Asintió a su compañera y miró hacia quien les había recogido el reporte de finalización de misión.
-Creo que reportaré lo ocurrido, es lo correcto. -Dijo con simpleza para luego acercarse al mostrador -Disculpe. Queríamos reportar que en el transcurso de la misión, por un accidente descubrimos que en dos de las cajas no había Amermelada sino una sustancia extraña que hizo que Ebisu-sensei se pusiera nervioso. A título personal, sospecho que se trata de algo turbio y posiblemente ilegal, pero no puedo afirmar nada con certeza pues no pude examinarlo detenidamente. Al parecer él en persona está resolviéndo este asunto, pero me parecía oportuno reportarlo por si la cosa se complicase. En este momento nos dirigimos hacia allí, como consecuencia de nuestras misión, me siento en parte responsable de arreglar el entuerto -Dijo mirando a quien les atendiera y, tras rellenar el papel pertinente volvió con su compañera.
-Seguramente tenga la situación bajo control pero deberíamos ir a ver qué pasa. Al menos yo lo haré, le gustará saber que sus alumnos se preocupan de su trabajo... -Le dijo con decisión antes de hacerle una seña con la mano para que saliesen de allí caminando -¿Te vienes? -Preguntó mientras caminaban, si es que le seguía.
Si la respuesta era afirmativa, simplemente caminaría hacia el edificio de los ferrocarriles. Sin calma, pero tampoco a prisa, a un paso ligero que denotaba que, a pesar de su confianza en el profesor, sabía que algo podría haber salido mal, nadie era perfecto y no tenían conocimiento de lo que allí estaba ocurriendo, por lo que no podían descartar opción alguna. Una vez llegaran, examinaría el lugar detenidamente, en busca de Ebisu-sensei, tratando de ser cauteloso, incluso sigiloso, si cabe.
No eran sino los gemelos Yuki —Yuko y Yuji— quienes aguardaban tras el mostrador. En principio no prestaron más atención a los dos genin que para darles su paga y sellarles el pergamino de misión con la etiqueta de "éxito", pero cuando Kisame empezó a hablar sobre unas cajas con material extraño y posiblemente ilegal, los muchachos levantaron la cabeza como conejos al oír a un depredador. La luz roja más clara no fue esa, no obstante, sino lo que decía aquel genin: Momochi Ebisu, el chūnin más vago de toda la Aldea, se había desviado de la misión para investigar por voluntad propia. ¡Eso sí que era algo inesperado!
—Joder, si el pedazo de vago de Ebisu-san se ha tomado tantos esfuerzos, debe ser que ha olido algo gordo —terció Yuko, ¿o tal vez era Yuji?
—Y que lo digas, hermano —le respondió Yuji, ¿o quizás era Yuko?—. Genin-san, deberías hacer un informe. Seguro que Arashikage-sama va a querer tener este asunto controlado.
Kisame pensó en lo mismo que ella, pero esta vez fue el quien tomo la iniciativa. Desde luego si se trataba de un asunto turbio no podían lanzarse a la boca del lobo sin más, al menos así tendrían un respaldo por si les ocurría algo; al dejar constancia de los hechos y con la fama de Ebisu, puede que alguien se acabara ofreciendo voluntario a acompañarles.
Ya que su compañero había tomado la iniciativa, se dedicó a apoyarlo; por muy habilidoso que fuera Ebisu ¿que clase de alumnos serían si le dejaran tirado de lado a la minima? El dinero y el registro de haberla completado de poco servía; salvo que carecieras de escrúpulos, entonces ya habría acabado la misión.
— Por supuesto — respondió a Kisame sin una sola duda ni en su voz, ni en su mente cuando este acabó de rellenar el informe; dejándose guiar todo el camino.
Tras rellenar el informe, Kisame se lo entregó a aquellos gemelos que ya conocía de otras ocasiones. Nunca había sido capaz a distinguir al uno del otro, era algo totalmente imposible. Les asintió con decisión y se acercó a Ren de vuelta, la cual estaba esperándole y al parecer había aceptado acompañarle hasta el edificio de ferrocarriles.
-He incluído toda la información de la que dispongo en el informe. Ahora mismo vamos para allá a echarle una mano si la necesitase. -Comentó a los gemelos asintiendo de nuevo.
Una vez hecho el papeleo, ahora sí, tratarían de llegar al edificio de ferrocarriles para ver que pasaba. Tendrían cuidado, cautela e incluso intentaría entrar de forma sigilosa por si algo feo estaba ocurriendo, pues ya había tardado mucho en dar señales. Quizás debieron sincronizar sus comunicadores, pero lo había olvidado por completo cuando se encontraron en la taberna.
Kisame dejó, diligente, el reporte sobre la mesa de recepción y los gemelos se aseguraron de guardarlo a buen recaudo para que la Arashikage en persona pudiera leerlo más tarde. Con ello, los dos genin terminaron sus asuntos en el Edificio y se dirigieron a su próxima parada: el edificio de Ferrocarriles de Amegakure.
Cuando por fin llegaron a su destino, la escena que les recibió resultaría un tanto extraña hasta al menos avispado. El edificio no era más que una nave industrial de grandes proporciones con ventanales en la parte superior, donde se almacenaban fundamentalmente cargamentos destinados a otras partes de Ōnindo. Hacía las veces tanto de almacén como de plataforma de reparto, por lo que no sería extraño pensar que la actividad, en plena tarde de un día de trabajo, debía ser bollante. No era así.
Los alrededores estaban despiertos, la nave industrial cerrada por completo y ni un alma a la vista; con la salvedad de dos operarios que fumaban un cigarrillo en la puerta lateral —mucho más pequeña que la principal— de la nave. Todo el lugar tenía un aire muy raro... Y, por supuesto, no había rastro de Ebisu-sensei.
Aquel extenso lugar parecía abandonado si no llega a ser por el estado del edificio. En los alrededores del lugar, había bastante ajetreo; trabajadores que corrían de un lado a otro con paquetes, el sonido de algún tren avisando de su salida y otro de su llegada. Pero en las cercanías de aquel edificio era justo lo contrario; ni un solo alma cruzaba aquel sector.
— ¿Allí era donde debíamos entregarlo, no? — dijo la joven kunoichi a su compañero, mientras sus dedos estaban entrelazados en la malla de alambres simple que delimitaba el terreno del edificio. — Esto es muy raro, hay mucha actividad por todos lados menos aquí
Cerca de ambos, un pequeño candado cerraba la puerta de acceso al lugar; Ren lo agitó entre sus manos un poco, recibiendo la respuesta que esperaba no se iba a abrir así como si nada. Alzó la vista a la verja, que no era excesivamente alta, y que no les supondría mucho problema a ambos.
16/05/2020, 13:50 (Última modificación: 16/05/2020, 13:57 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Todo eso era extraño. ¿Tenían que haber entregado allí un paquete y no había nadie esperando para abrirles? ¿Acaso aquel edificio no debía de estar lleno de actividad? No se lo pensó ni medio segundo: Acercó sus manos entre sí y comenzó a enlazar sellos uno tras otro, con mayor destreza quizás que hace meses. Se notaba una clara mejoría en sus habilidades, o al menos se hacía obvia para él. Descolgó sus hombros hacia abajo, se mordió el dedo pulgar de la mano izquierda y apuntó con la palma de esta hacia el suelo mientras con su mano derecha sostenía el antebrazo con fuerza.
-Kuchiyose no Jutsu -Pronunció con simpleza.
Una intensa nube de humo blanco apareció entre sus piernas. Se recompuso de nuevo mientras el humo se disipaba poco a poco y aparecía un tanuki de pelo largo y tonos pardos y grises de quizás un poco más tamaño que lo habitual en esta especie. Acto seguido, el animal miró al amejín directamente, como si hubiera sucedido algo así decenas de veces, buscando quizás instrucciones. No hicieron falta muchas palabras, solo señaló la nave que tenían delante.
-Busca a un shinobi ahí dentro. Lleva el uniforme oficial, no será difícil encontrarle... Intenta no ser visto -Murmuró mirando a su invocación. Acto seguido, echó las manos a la verja y, concentrando su chakra en las palmas de los pies comenzó a escalarla para pasar al otro lado -Vamos -Dijo sin mirar a Ren.
Pasó al otro lado de la verja, si es que podía y se puso a escudriñar el terreno. Solo esperaba no haber sido visto para poder explorar el lugar sin percances. Usar la fuerza no era una opción y menos ahora que aún no sabía de que se trataba realmente aquel revuelo. Comprobó que Ren estaba junto a él y se adelantó a investigar, tratando de ser discreto.
-Kemuridama, Bomba de humo (3)
-Comunicador básico
-Hilo shinobi
-Kunai
¤ Kuchiyose no Jutsu - Requisitos:Ninjutsu 40
Permite al usuario utilizar técnicas de invocación. Como técnica no sirve de nada, pero da el derecho a aprender y ejecutar invocaciones propiamente dichas, por evolutivas o por pacto animal. Para realizar la invocación correctamente se necesita realizar la serie de sellos correspondiente: Jabalí, perro, pájaro, mono, carnero; y después efectuar el sacrificio de sangre necesario.
¤ Kuchiyose: Futsū no Dōbutsu ¤ Invocación: Animal Ordinario - Tipo: Criatura - Requisitos: Senjutsu - Gastos: 20 CK - Daños: 10 PV por golpe con las garras (Taijutsu animal) y 8PV por mordisco. - Resistencia: 20 PV (rompe el contrato), 40 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 40 CK - Duración del contrato: 10 días on-rol (máximo 3 al mismo tiempo) - Máximo número de usos: 3 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido). - Dimensiones: Las de un animal común de su especie, o más pequeño, dentro de lo razonable
El usuario obtiene la habilidad de invocar animales shinobi comunes, que poseen las características típicas de un animal de su especie, pero que son capaces de hablar, empuñar y lanzar armas y objetos. Resultan extremadamente útiles para recopilar y transportar información, puesto que el tiempo de contrato de estos animales es muy largo y les permite viajar durante días. Un usuario que disponga de animales cuyas dimensiones son muy grandes debido a su especie, puede invocar crías o adultos jóvenes de menor tamaño, siempre dentro de lo que es razonable. Asimismo, los animales pequeños podrían llegar a tener versiones de treinta centímetros, o incluso cincuenta. La descripción de estos animales es libre, y el usuario lo interpretará como desee cada vez que los invoque.
«Se trata de tanukis de aspecto común, de unos 30 o 40 centímetros de alto y unos 60 o 70 centímetros de longitud. De pelaje grueso y de colores pardos, negro y blanco con larga y gruesa cola. Suelen caminar sobre cuatro patas. Son seres bastante rápidos y considerablemente sigilosos. Cuentan con una agilidad natural bastante grande, sin embargo tiene sus limitaciones, al igual que la capacidad de sus saltos. Pueden transportar pergaminos de tamaño mediano dentro de su cuerpo, utilizando 5CK para ingerirlos y 10CK para expulsarlos. También pueden ocultarse a la vista común durante unos minutos mientras permanezcan estáticos, esto les costará 10CK. Podrían rastrear a una persona en un rango de 500m si pueden oler antes un objeto personal de la persona en cuestion.»
¤ Escalada Vertical - Requisitos:Ninjutsu 10
El ninja adquiere un mayor control de su chakra, pudiendo quedarse fijado en las paredes y en los techos, adherido mediante el uso de este elemento.
Cuidado con ese freestyle muchachos, yo en ningún momento he narrado nada de una valla o un candado XD no os inventeis cosas por los loles.
Mientras Ren echaba una visual al terreno —como ya se había comentado, el objetivo era una nave industrial de gran tamaño, con una puerta principal cerrada y una lateral abierta pero junto a la cual dos operarios fumaban silenciosamente—, Kisame hacía lo suyo invocando al tanuki que solía acompañarle en los apuros. El animal asintió, entendía perfectamente las instrucciones de su invocador, y se puso manos a la obra.
Desde donde los muchachos aguardaban pudieron ver al animal —pequeño y discreto a causa de su tamaño— acercarse a la puerta principal de la nave; una persiana metálica que se abría con un mecanismo de poleas, pero que se encontraba cerrada a cal y canto. El tanuki no tardó en darse cuenta de que por allí no podría entrar, así que procedió a escalar la fachada del edificio para buscar alguna apertura por las ventanas superiores. Tuvo la suerte de que una de ellas estaba abierta, y así, la criatura pudo internarse en la nave industrial... Perdiéndose de la vista de los dos genin.
Pasaron varios minutos hasta que Kisame pudiera divisar a su animal ninja saliendo por la misma ventana entreabierta del techo por la que había entrado. Con la agilidad que le caracterizaba, el tanuki volvió a donde estaba su invocador para comunicarle lo que había visto...
... en efecto, había un shinobi allí adentro, y estaba en problemas. Según el tanuki, un hombre con bandana ninja se encontraba atado a una silla, con pinta de haber sido golpeado, en una habitación ubicada en el lateral de la nave.
Tras la invocación y ver como el animal se perdía de la vista de ambos; Ren no tardó un instante en sentarse. Pensó que llevaría rato el volver con algo de información, o al menos era así en las novelas. Observaba el edificio de arriba a bajo varias veces, esperando ver al pequeño animal volver de un momento a otro, pero no fue de inmediato.
Cuando este volvió, la joven no se dio cuenta hasta que este correteó por Kisame; el animalito pareció compartir algo de información con su dueño. La kunoichi se apresuró en recuperar la postura, y acercarse a su compañero.
— Y... ¿Ha encontrado algo? — dijo curiosa, pues no había sido capaz de escuchar nada que no fuera un ligero murmullo del animal.
22/05/2020, 02:50 (Última modificación: 24/05/2020, 14:14 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Asintió satisfecho y le acarició la cabeza con cariño. No, a pesar de tener cara de limón todo el tiempo, también tenía sentimientos... Pero no sonrió, porque la situación no era digna de felicidad o sonrisas, y menos para él. Se volvió hacia Ren con expresión amarga . Había dos formas de hacerlo, y a pesar de que sabía que no era muy amiga de hacer las cosas por la fuerza, seguramente en aquella ocasión no habría mas opciones. Aún así, trataría de usar las palabras al inicio.
-Ebisu-sensei está dentro. Parece que le han pegado... Está atado a una silla en una habitación lateral de la nave. Creo que lo suyo es intentar hacerlo por las buenas y... Si no podemos, tendremos que hacerlo por las malas. Este es el plan: Voy a tratar de preguntarles a esos operarios por el sensei, intentaré no ser demasiado amistoso para que no me tomen por tonto... Si la cosa se pone caliente espera a mi señal y les reduciremos. Trataremos de no causarles lesiones graves, no sabemos si son cómplices o si solo son operarios que no saben nada. -Explicó el genin, era el mejor plan, una vez hubieran hecho eso, pensarían el siguiente movimiento.
Tratar de colarse con esos dos ahí fuera era una tarea que, pese a ser posible, era riesgosa y no quería correr más peligro del necesario. Subir por aquella pared para entrar por la ventana era imposible. El tanuki era pequeño, pero ellos no tanto y les verían... Con decisión y gesto intimidante, el amejín se acercó a los operarios y clavó la mirada sobre uno de ellos con decisión.
-Buenos días. Las presentaciones para luego. Hace un rato un shinobi ha venido a esta nave y no ha vuelto. Estoy casi seguro de que está dentro. ¿Vais a sacarlo por las buenas o tengo que sacarlo yo por las malas? -Dijo tratando de amedrentarles, atento para avisar a Ren si la cosa se torcía, solo esperaba que estuviera cerca o que al menos le hubiera acompañado.
-Kemuridama, Bomba de humo (3)
-Comunicador básico
-Hilo shinobi
-Kunai
¤ Autoridad de la Tormenta - Legado de:Amekoro Yui en el año 200 - Requisitos: Pertenecer a Amegakure
La historia de Amekoro Yui, que ajustició sin remordimientos a todos los ninjas que apoyaron al traidor que acabó con la vida de Ruichi Yuukaito, es conocida por todo Oonindo. Se cuentan historias —ciertas o no— sobre la poca piedad que se tiene en la Lluvia con los traidores y desleales. Eso, sumado a la reputación de sus ninjas como tenaces e implacables, hace que el usuario disponga de una bonificación de 20 puntos a Carisma a efectos de causar intimidación (por su complexión, el uso de su Poder, o la exhibición de la mejor de sus sonrisas amejin), excepto ante shinobi y kunoichi de la misma aldea. Además, los civiles del País de la Tormenta tienden a respetar más la autoridad de sus ninjas.
— Ebisu-sensei está dentro. Parece que le han pegado... Está atado a una silla en una habitación lateral de la nave. Creo que lo suyo es intentar hacerlo por las buenas y... Si no podemos, tendremos que hacerlo por las malas. Este es el plan: Voy a tratar de preguntarles a esos operarios por el sensei, intentaré no ser demasiado amistoso para que no me tomen por tonto... Si la cosa se pone caliente espera a mi señal y les reduciremos. Trataremos de no causarles lesiones graves, no sabemos si son cómplices o si solo son operarios que no saben anda— ahora el liderazgo del pequeño grupo cambió; actuando el cerebro sobre el músculo.
Ren asintió y se mantuvo a distancia de Kisame; tal vez no le diera tiempo a llegar a defenderlo, pero si a tiempo a castigar y vengar. Confiaba en que el genin sabría llevar la situación e idear algo si no podían llegar a entrar con facilidad. Si fuera por ella, entrarían por la puerta principal dándose de palos con todo el que intentara ponerse en su camino; aunque sonaba demasiado bonito generar semejante espectáculo y salir ileso de allí.
Los dos operarios advirtieron la llegada de ambos shinobi desde lejos, pues parecían bastante atentos. A medida que se acercaban a la nave, Kisame y Ren pudieron verles hablar entre ellos en voz baja pero claramente agitados. Parecían no ponerse de acuerdo sobre algo, hasta que los dos muchachos estuvieron lo suficientemente cerca como para que sus bandanas de la Lluvia fueran distinguibles en sus respectivas indumentarias. Uno de los currantes le dio una última pitada al cigarrillo que tenía entre los labios, lo arrojó al suelo y desapareció tras la puerta de la nave, que su compañero cerró con un sonoro "clonk".
El tipo restante se cruzó de brazos; parecía habituado a tratar con autoridades, o al menos eso daba a entender su semblante duro y el poco efecto que las palabras de Kisame parecieron causar en él.
—¿Pero qué dice, shinobi-san? Aquí no ha venido ningún ninja, esto es un almacén. Por aquí sólo hay transportistas y gente de Ferrocarriles. Quien quiera que están buscando, ya les aseguro que no lo van a encontrar en este lugar —respondió, asertivo.
Suspiró y le miró negando con la cabeza. Había dado dos opciones y había elegido la mala. El pobre inútil pensaba que no sabían nada y que no lo habían visto. Acercó sus manos entre sí mientras su mirada comenzaba a oscurecerse poco a poco. Nuevamente iba a tener que enseñarle a alguien lo que ocurría si tratabas de reírte de él. ¿Podría salir mal parado? Si, pero al menos defendería su orgullo.
-Puedes engañarte a ti mismo, pero a mi no. Ahí dentro está Momochi Ebisu y puedes creerme cuando te digo que lo sé. Te dí la oportunidad de hacerlo por las buenas pero... Tú elegiste -Dijo de forma imperturbable y cierto tono de hastío, como si no tuviera mas remedio que hacerlo... Hizo unos sellos y pronunció mirándole a los ojos -Doton: Retsudo Tenshō -Esperando a desequilibrarle y dañarle.
Si no lo iba a hacer por las buenas, lo harían por las malas y, desde el momento en que había un shinobi secuestrado tenían carta blanca para usar la fuerza, mas aún cuando habían tratado de usar buenos métodos en un inicio. Al menos eso creía él. Tampoco es que esperase que un criminal se entregase sin oponer resistencia, él solo hacía su trabajo. Apenas tuvo que mirar a su compañero animal para que este se lanzase directo a su rostro para propinarle un buen arañazo. ¿Poco paciente? Quizás.
-Kemuridama, Bomba de humo (3)
-Comunicador básico
-Hilo shinobi
-Kunai
¤ Doton: Retsudo Tenshō ¤ Elemento Tierra: Desgarro de Palma de la Tierra Retorciéndose - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:Doton 10 - Gastos:
12 CK
(Doton 20) (multiplicable x2)
(Doton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Doton 80) La tierra puede romperse en parábola, aunque sólo alcanzará su radio máximo cuando se encuentre a 3 metros del objetivo. - Sellos: Jabalí → Buey → Sello específico de la técnica - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 5 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, esta técnica causa que la tierra frente al usuario se retuerza sobre sí misma, rompiéndose, desequilibrando a los adversarios y causándoles daños debido a las rocas puntiagudas y a la gravilla. Cuanto más chakra se añada a la habilidad, más grande será la destrucción del terreno y más dañina sobre los oponentes.