[AU: Blooming Lotuses]

[Himura Hana]

— De acuerdo, no pasa nada; yo también me pasé un poco ayer... Todo queda perdonado

Ai ensanchó la sonrisa al oír las palabras de Ren.

— Oh, es cierto. — dijo mientras sacaba otro brick exactamente igual que el suyo de su maletín — He cogido uno de más y no me he acordado que ya había metido uno, si lo quieres. Como ofrenda de paz. Yo no creo que pueda acabarme los dos.

Se lo ofreció a la morena sin pensarselo dos veces.

[Himura Ren]

Suspiro suavemente aliviada y le tomó la palabra. Ya había desayunado, pero un poco más no le haría ningún daño. Mientras tomaba aquella ofrenda de paz, caminaron juntas hasta la escuela, donde se separarían para ir cada una hasta su aula.

«Tal vez fui demasiado dura con ella; supongo que si le gusta Hana, es normal que hubiera sido tan agresiva derrepente conmigo... Pero parece una buena chica» pensó mientras observaba como esta desaparecía entre la multitud por los pasillos para luego dirigirse hasta su aula.

[Himura Hana]

La sonrisa de Ai se amplió más al ver que Ren aceptaba su ofrenda de paz. Cada vez que la morena pegaba un sorbo, la peliazul parecía más contenta. En cuanto entraron en terrenos del instituto, Ai se excusó diciendo que tenía que pasar por el consejo antes de ir a clase.

Ren, por su parte, había notado que el liquido chocolateado estaba bastante más dulce de lo que recordaba. Tal vez era porque hacia tiempo que no lo bebía. Sin embargo, pronto la vista se le empezó a nublar. Era como si todo fuese demasiado rápido para que su cuerpo reaccionase.

Le costó horrores llegar hasta su aula y cuando por fin la tuvo en su vista, Hana salió por la puerta. Al verla, frunció el ceño.

— ¡Ya iba a buscarte! ¿Para esto te dejo dormir más? — se acercó a ella con toda la intención de seguir abroncandola.

[Himura Ren]

— ¡Ya iba a buscarte! ¿Para esto te dejo dormir más? — se acercó a ella con toda la intención de seguir abroncandola.

— ¿Mhmhm? — parpadeó varias veces, pero su vista seguía borrosa, las fuerzas le flaqueaban un poco y tuvo que apoyarse de inmediato contra el marco de la puerta. — U-U-Uuuuh... N-No me encuentro... Bien... — dijo con una respiración pesada, y un rubor notorio en las mejillas.

[Himura Hana]

— U-U-Uuuuh... N-No me encuentro... Bien...

Al verla apoyarse en el marco de la puerta con la mirada nublada se acercó de inmediato, agarrandola por si perdía el apoyo. No parecía capaz de mantenerse en pie siquiera.

— ¿Ren? Ren, mirame.

Le llevó una mano a la frente pero no parecía tener fiebre. Parecía estar al borde de la inconsciente, ¿qué le pasaba? Con cuidado de que no se le cayese encima y acabasen ambas en el suelo, se pasó un brazo de su hermanastra por encima de los hombros y emprendió el camino a la enfermería.

— ¿Puedes caminar? Vamos a la enfermería, camina poco a poco.

Por suerte, Hana tenía experiencia con cosas así, pero nunca con alguien que le preocupase tanto como Ren. Anoche estaba bien, ¿se habría levantado a pesar de encontrarse tan mal? Se sentía culpable por haberla dejado sola por la mañana. Tal vez se hubiese dado cuenta y la hubiese podido parar. Era la peor hermana del mundo.

[Himura Ren]

— ¿Puedes caminar? Vamos a la enfermería, camina poco a poco.

—Aaaaaaaaaaaaaahhhhh... — pronuncio sin gritar; moviendo la cabeza hacia atrás lentamente, dio su mayor esfuerzo para caminar apoyada de Hana y con su otra mano, de la pared.

Aquella sensación era de lo más extraña, la cabeza le daba vueltas y la boca le sabía raro. En cuanto llegasen a la enfermería, se abalanzaría atropelladamente sobre una cama, gruñendo y balbuceando, sin perder su agitada respiración. Se sentía acalorada, y la visión borrosa no desaparecía; en los momentos lucidos, se sentía completamente aterrada y murmuraba el nombre de Hana.

[Himura Hana]

Ren parecía completamente fuera de sí, apenas podía caminar, ni siquiera le contestó a ninguna de sus preguntas. Solo hacia el mejor esfuerzo para seguir hacia delante, donde la llevase Hana. Llegaron a la enfermería pero la doctora no entraba hasta dentro de un par de hora así que estaban solo ellas dos en el lugar.

Lo único que salía de la boca de su hermana era su nombre, haciendola sentir aún más culpable.

— Estoy aquí, Ren, no te preocupes. ¿Te duele algo? Hablame, dime lo que sea. — al menos para comprobar que su cabeza funcionaba de forma ordenada.

[Himura Ren]

— Estoy aquí, Ren, no te preocupes. ¿Te duele algo? Hablame, dime lo que sea.

Se encorvó suavemente sobre la cama, intentando centrar la mirada sobre sus propias manos; pero su visión seguía siendo borrosa. Alzó ahora la mirada, intentanto mirar a Hana a los ojos, pero su cuerpo se tambaleaba suavemente de un lado a otro y añadido a su extraña visión, veía la silueta de varias de ellas a la vez.

— Oh, genial. No tenia suficiente con una que ahora hay 3, que asco — se llevo una mano a la cabeza de nuevo entre quejidos.

[Himura Hana]

— Oh, genial. No tenia suficiente con una que ahora hay 3, que asco

Frunció el ceño. Si es que era tonta. Sin pensarselo dos veces, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta, se paró en el marco para girarse a su querida hermanastra.

— No te preocupes, que nos vamos las tres, la doctora llegará en una hora, echate e intenta no dar más por culo.

Sabía que le pedía lo imposible, pero no pensaba quedarse para vigilarla y aún menos si tenía esa actitud de insensible asquerosa que tanto la caracterizaba. Solo haberse planteado perderse clases para quedarse con ella le sonaba como otra de sus muchas tonterías, si sabía que Ren no se lo iba a agradecer, ¿para qué? Ambas estarían mejor cada una por su lado, tendría que empezar a asumirlo.

[Himura Ren]

— No te preocupes, que nos vamos las tres, la doctora llegará en una hora, echate e intenta no dar más por culo.

— N-No... —antes de que pudiera alejarse de ella, se aferró a una de las mangas de Hana; su rostro estaba completamente rojo ahora y por su rostro una gota de sudor se deslizó por la mejilla, sin abandonar su respiración profunda pero agitada. — N-No te vayas... No me dejes sola...

[Himura Hana]

— N-No te vayas... No me dejes sola...

Su parte más sádico quiso burlarse, reirse en su cara e irse. Por suerte para Ren, ella no era así. Además, su hermanastra tampoco era mala. Podía ser un poco ingrata, egoista, infantil, sarcastica, maleducada e insoportable. Pero no tenía maldad alguna. Así que cuando la vio tan... indefensa no pudo evitar acercarse a su lado.

Le puso una mano en el hombro para tranquilizarla, sentandose a su lado.

— Me quedo, me quedo. — susurró mientras acariciaba el hombro de su hermanastra.

[Himura Ren]

Tras sus caricias, la respiración de la morena pareció comenzar a normalizarse; su mirada seguía ligeramente ida, pero por lo menos ya no estaba tan ansiosa. Tan aterrada.

— Siento si he sido mala contigo, no era con maldad; solo quería molestarte porque en el fondo me gustas mucho... — subió una de sus manos lentamente, hasta acariciar la suya con la de Hana; mientras parpadeaba pesadamente varias veces.

[Himura Hana]

— Siento si he sido mala contigo, no era con maldad; solo quería molestarte porque en el fondo me gustas mucho...

Ren parecía completamente fuera de sí, parpadeaba pesadamente y apenas era capaz de mantenerse quieta, tambaleandose levemente de lado a lado. Aún así, sus palabras calaron en Hana, que se ruborizó levemente. A pesar de saber que hablaba la enfermedad o lo que fuese que tenía Ren.

— Vaya, si tanto te gusto. ¿Te echarías a dormir por mí? Si lo haces te perdono todas las maldades que me has hecho, ¿vale? — le dijo dandole con su dedo indice en la nariz suavemente, sin dejar de sonreirle.

[Himura Ren]

— Vaya, si tanto te gusto. ¿Te echarías a dormir por mí? Si lo haces te perdono todas las maldades que me has hecho, ¿vale? — le dijo dandole con su dedo indice en la nariz suavemente, sin dejar de sonreírle.

—Como desees... Hime-sama... — respondió casi susurrando; cerrando nuevamente los párpados lentamente para caer en un profundo sueño, como si con aquella caricia sobre la nariz, hubiera pulsado un interruptor apagandola.

[Himura Hana]

—Como desees... Hime-sama...

Cerró los párpados y se quedó callada, respirando lentamente. No era la primera vez que le decía algo así, pero era la primera vez que no lo decía por reirse de ella. También era la primera vez que lo decía sin tener todas sus capacidades. Aún así, Hana no pudo evitar acariciar lentamente el pelo de Ren, viendola dormir en silencio.

¿Y ahora qué? ¿Se quedaba? ¿Se iba? Decidió que lo mejor sería que volviese a clase. Si ambas faltaban, ¿quien les pasaría los apuntes? Mejor iba y se centraba por las dos. Tras darle un beso en la mejilla, se despidió de ella y volvió a clase. Ya la visitaría de nuevo en los descansos.