Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
23/07/2020, 19:31 (Última modificación: 23/07/2020, 19:34 por Eikyuu Juro. Editado 1 vez en total.)
A Juro no se le pasó el hecho de que su alumno, instintivamente, le buscó con la mirada. Eso le llenó de ternura, pero como todo maestro debía saber, parte de la enseñanza se trataba del autodescubrimiento y era el alumno quien tenía que lanzarse contra el muro del conocimiento para ver que podía rascar.
La respuesta no fue mala y Datsue se dio por satisfecho. Incluso se permitió sentir satisfacción por el logro de su alumno. Supuso que eso era sentir orgullo.
« Tiene razón, no hay escape posible. Los tendremos que enfrentar en la siguiente prueba y otra vez, ellos tendrán la ventaja del terreno » — Un plan frontal no era lo favorito del marionetista, quien ante todo, se caracterizaba por ser un ninja cauto. Pero eso no quería decir que no se dedicara a la pelea. Solo en los momentos necesarios.
Después de dos ataques gratuitos hacia su persona, agradeció que Datsue les diera un método tan fácil de pillarles por sorpresa.
¿Estáis conmigo?
— No esperaba menos de ti, Datsue. Muy buen trabajo. — dijo, con un gesto de aprobación al Uchiha —. Ya no es solo por la competición. Esas personas han demostrado que su existencia es verdaderamente un peligro. Si podemos utilizarlos como método para hallar esa red de compraventa ilegal de técnicas ninja de alto nivel, podríamos destapar a su proveedor.
» Estoy contigo — afirmó el marionetista —. Pero debemos tener cuidado. Aun si les pillamos con la guardia baja, probablemente tendrán un par de técnicas guardadas bajo su manga. Me preocupa qué clase de cosas han podido adquirir.
Si hace un tiempo le hubieran hablado de algo como comprar técnicas ninja, se habría reído. ¿Eso era posible? Con los mínimos conocimientos de sellado, un buen monedero y un ninja de alto nivel que estuviera dispuesto... parece que sí. No sabía dónde dormirían, con qué clase de personas trabajaban y el nivel de seguridad que tendrían, pero su mejor oportunidad era atacarles antes de la próxima prueba.
Aun así, puede que no fuera algo fácil. Por eso, miró a su alumno, esperando su respuesta. El marionetista no iba a obligarle: era su deber elegir o no el venir con ellos. Ya debía saber de sobra que él no le juzgaría si decidía quedarse.
La idea de una técnica rastreadora le parecía extraordinaria, aunque no era algo que cualquiera pudiera utilizar. Era como poner una marca en un animal salvaje, primero se necesitaba acercarse y buscar la oportunidad de colocarlo.
—Una redada… —musito el peliblanco, recordando que aquella era una de las operaciones por excelencia de las fuerzas de la ley—. Si, sin duda sería una gran experiencia el participar con ambos. Les prometo que hare cuanto pueda para no ser peso muerto.
De pronto recordó algo:
—Los pregoneros del evento dijeron que mañana habría descanso, imagino que para no agotar demasiado a los competidores —compartió con ambos, para que consideran el tiempo que tenían a favor—. ¿Cómo deberíamos proceder?
El resto consistiría en la clave fundamental de toda operación, un plan.
Juro sonrió a su alumno. Tenía agallas y determinación. No debía de temer: él mismo se encargaría de protegerle, costara lo que costara. Era su alumno y le tenía demasiado aprecio como para dejar que esa arpía o el imbécil que le acompañaba trataran de hacerle el más mínimo daño. Prefería sufrirlo él mismo en sus carnes.
Sin embargo, otro dilema se alzaba ante ellos: mañana no sería un día de competición, por lo que contaban con él también. Eso les daba un poco más de margen para prepararse.
El Uchiha sugirió que debía ser de noche, pero, acerca del día, dio carta libre, permitiendo que todos opinaran.
— Sí, de noche será lo más adecuado. Además es más probable que los encontremos donde quiera que se escondan — Si los seguían de día, corría el riesgo de que los pillaran en otras faenas —. Lo ideal sería tratar de recopilar toda la información posible hoy y hacer el asalto mañana, de manera más segura. Pero nos expondríamos a muchas variables y si se dan cuenta de que merodeamos por ahí, se acabó la sorpresa.
» La verdad es que, ahora mismo, con lo poco que sabemos, creo que no deberíamos precipitarnos y descansar correctamente. Tu has hecho mucho esfuerzo físico hoy, ¿No Datsue? Dependemos de tu técnica para llegar hasta ahí — señaló Juro —. Eso sí, me gustaría preguntarte, ¿Esa técnica tuya es indetectable? ¿Podrían darse cuenta de que la tienen? En ese caso, sí que sería mejor hacerlo cuanto antes.
Kazuma escucho lo que tenía que decir su maestro, mordisqueando un poco del pollo agridulce que quedaba en la mesa y preguntándose cuál sería la mejor opción. De alguna manera se sentía un tanto emocionado, pues aquello era como una misión, como la disposición de planes justo antes de comenzar a moverse.
—Ahora que hablan de planes… —comenzó, casi tímidamente—. Puede que sea una pregunta tonta, pero ¿Es el tipo de redada en donde se capturan sospechosos para interrogar o aquel tipo en que se pasa a todos por la espada antes de que sepan lo que paso?
—Así sea, pues. —Irían mañana—. No, es prácticamente indetectable salvo cuando se activa para rastrearles. Por eso sería conveniente también hacerlo de noche. Si están durmiendo es imposible que se den cuenta.
Luego, miró a Kazuma, visiblemente sorprendido por sus declaraciones.
—¿Matarles por hacer trampas en un torneo? Por los Dioses, Kazuma, eres un poco radical, ¿no?
El joven solo lo había comentado como posibilidad, pero el mero hecho de pensarlo… Sacudió la cabeza.
—En fin, me voy a dormir. Nos vemos mañana, chicos. Intentaré estar lo más descansado posible para el asalto.
Sin más dilación, pagó su parte al camarero y subió las escaleras para entrar en la habitación que había alquilado y dormir la noche del tirón. Algo le decía que lo iba a necesitar.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—. No, es prácticamente indetectable salvo cuando se activa para rastrearles. Por eso sería conveniente también hacerlo de noche. Si están durmiendo es imposible que se den cuenta.
— Perfecto. Entonces no habrá problemas — secundó Juro. El día sería mañana. Así tenía tiempo para prepararse mentalmente sobre los hechos que iban a acontecerse y establecer algún tipo de estrategia. La improvisación sería el factor principal, claro, pero no por eso iba a ir completamente a ciegas.
Cuando todo parecía estar establecido, fue su alumno quien habló, lanzando una pregunta de lo más peculiar. Datsue al instante exclamó la brutalidad del comentario que acaba de soltar. Lo cierto es que Juro precisamente no le había enseñado esa clase de cosas, pero no pudo culpar a su alumno por preguntar. Aunque no lo pareciera, Kazuma tenía una tremenda imaginación e iba directamente al grano en cuanto una duda pasaba por su cabeza.
— Mi alumno tiene mucha imaginación a veces. Ha leído demasiados libros de acción, diría — bromeó.
Datsue alegó que se iba a marchar. Juro lo despidió de manera cordial, sabiendo que mañana les esperaría un día muy largo. Ellos también deberían descansar.
— Está bien que hagas preguntas, no te avergüences — Le aclaró, una vez en la intimidad —. Como comprenderás, no vamos a ponernos a matar a la gente a diestro y siniestro. Necesitamos averiguar qué pasa y qué clase de cosas se llevan entre manos. Si es lo suficientemente grave, los detendremos y los llevaremos ante la justicia. Eso será suficiente. Un shinobi no mata sin una razón de peso, Kazuma-kun.
»Debemos dormir y prepararnos para mañana. Pero antes, deberíamos asegurar que sabes todo lo que Datsue y yo hemos podido averiguar de esa gente, para facilitar la incursión de mañana — Por si las moscas. Su alumno no había interactuado con ellos prácticamente y era necesario que estuviera enterado de todos los detalles, no de los fundamentales para seguir el argumento de aquella extraña historia.
No sabía mucho de ellos, además de que eran dos, pero, como mínimo, con su jefe serían tres personas en aquella extraña banda. Además, tenían como contacto a un ninja de alto nivel, pero por la forma de hablar de él, no parecía ser cercano al grupo, sino más bien un proveedor al que iban de tanto en tanto para comprar sus técnicas por, probablemente, una gran suma de dinero. Quizá el hombre tuviera algunos conocimientos básicos de fuinjutsu para liberar la técnica, o quizá estuviera activada bajo alguna clase de condición o control remoto. La chica, desde luego, parecía tener conocimientos básicos de ninjutsu elemental, pudiendo utilizar el viento.
Eso era todo lo que sabía. La chica parecía temperamental, el hombre, aparentaba tranquilidad y despreocupación, pero daba la impresión de estar un paso por delante. A ella no le importaba convertirse en el cebo, incluso poniendo su aspecto como medio para lograr sus objetivos. Además, daba buenas bofetadas.
« Espero que le quede claro y no cometa ninguna locura »
Después de repasar todos los detalles, Juro se despidió de su alumno y se marchó a dormir. Él también estaba agotado, pero no estaba seguro de si sería capaz de conciliar el sueño. Los contratiempos le ponían nervioso, y lo de mañana, además de inesperado, podía acabar de muchas formas distintas.
La noche transcurrió tranquilamente, y la llegada de la mañana no fue diferente. En las calles la gente estaba animada desde temprano pese a ser un día sin pruebas. Aquello podía representar una buena oportunidad, pues si no había nada que sabotear los maleantes estarían en su guarida o en sus correrías habituales.
—Buenos días, sensei —diría en cuanto se encontrase a su maestro—. ¿Debemos ir donde Datsue-san ahora?
Por supuesto, esperaría para saber lo dispuesto por su maestro; el saber si se reunirían más temprano o si esperarían a la noche. De manera que solo le quedara seguirle a la posada de su compañero.
Mientras los dos kusajines hablaban plácidamente a primera hora de la mañana, Uchiha Datsue seguía roncando en su habitación. En los últimos tiempos solía levantarse temprano para hacer algo de ejercicio, pero en aquella ocasión se había concienciado para echarse una buena dormilona. No por nada, tenían trabajo que hacer aquella noche. No solo necesitaba estar despejado, sino lo suficientemente descansado como para pasar la noche en vela y no estar fatigado a la mañana siguiente, donde debía rendir en el torneo de acero.
Seguid roleando sin mí hasta que vengáis en mi búsqueda
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Su alumno mostró una buena disposición desde por la mañana, saludándole una educación a la que el marionetista ya estaba más que acostumbrado. Con una sonrisa, correspondió el saludo.
— Buenos días, Kazuma-kun. Espero que hayas podido dormir bien — Es cierto que Juro no había tenido la mejor noche de descanso de su vida, pero no había estado tan mal como había esperado. Había caído debido al cansancio y a la tensión acumulada y había podido relajarse. Se sentía mejor, desde luego.
El jōnin era bastante madrugador, normalmente. Más bien, se sentía incapaz de quedarse en la cama durante más tiempo del necesario. Era una persona demasiado nerviosa. Su alumno también parecía ser del tipo madrugador, aunque dudaba si sus intenciones serían más bien espirituales, o si simplemente le gustaba aprovechar el día.
Kazuma le planteó una pregunta importante: ¿Debían buscar a Datsue?
— Puede que aún esté durmiendo y la verdad es que no me gustaría molestarle — Juro era consciente de la hora y de que era bastante pronto. No había ninguna necesidad de llamarle ahora —. ¿Por qué no damos un paseo y miramos un poco el ambiente? Cuando pase un rato, podemos ir a la posada a por él. Nos pilla de camino prácticamente.
»Tómalo como un reconocimiento del terreno — Le guiñó el ojo derecho, a modo de broma.
Tenía la oportunidad de llamarle tan solo usando su oreja, pero le pareció mal. Si Datsue no se había puesto en contacto con él, probablemente estaría descansando.
Despertarse temprano era lo ideal cuando de hacer reconocimiento se trataba.
Para ambos ninjas seria cuestión de caminar por toda la ciudad sin rumbo aparente, deteniéndose aquí y allá en los negocios y puesto de comida, pidiendo direcciones y comprando baratijas. Para quien los observara o, malintencionadamente, les siguiera sería imposible negar que se estaban dedicando a hacer turismo como los típicos foráneos en medio de un festival. Para el joven peliblanco también era un poco de eso, pues jamás había hecho reconocimiento de nada y la tarea le parecía algo ambigua.
—Esta ciudad tiene muchas cosas interesantes —diría, mientras mantenían una caminata y un mirar que no permitían sospecha alguna.
Sin embargo, los ninjas son maestro de las apariencias, del engaño y de la manipulación de la duda razonable. En aquella larga y sosegada caminata que se extendería hasta el crepúsculo, Juro podría verificar la disposición de las calles principales, la ubicación de los sitios frecuentados por las malas gentes, los corredores por donde se desplazaban los rateros, la altura promedio y relativa de las edificaciones, la visión y perspectiva que se tenía desde diferentes puntos, la actividad de distintos lugares a distintas horas y las posibles rutas de escape y persecución. Tan suficiente seria la información recabada, que bastaría con un simple mapa de turista y una pluma para comprender y señalizar la anatomía y la fisonomía de la ciudad.
Para cuando los últimos rayos del sol muriesen en el horizonte, ya tendría toda la información que necesitaba, ya podrían comenzar con la operación. Solo necesitaban una ubicación, y el resto debería ser coser y cantar.
Si, lo cierto es que se recorrieron la ciudad completamente. Quizá no era la intención inicial de Juro — quién tampoco esperaba pasarse todo el día dando vueltas — pero pronto comprendió lo útil que podría ser reconocer el terreno. El problema es que su mala orientación dificultaba bastante las cosas. Sin embargo, pudo apoyarse en Kazuma (sin que su alumno lo notara) y esto supuso una gran ayuda.
Entre lo que había visto, lo que su alumno pudiera orientarle y los detalles que, esperaba, se guardarían en su cabeza, esa vuelta podría serles de más utilidad de lo que creían.
—Recuerda todo lo que has visto en este rato, Kazuma-kun. Puede que luego nos salve la vida — Juro se había asegurado de que su alumno notara las cosas más importantes, tanto por el interés pedagógico que ello conllevaba como por la propia operación. Si era necesario, confiaba en que él pudiera llevarles por alguna zona cuando su orientación fallase —. Para bien, esto es lo que se debe hacer. Recabar información, acumular pistas y no saltar a lo loco. A pesar de que no podemos saber el lugar exacto, sí que podemos estudiar los alrededores, las posibles zonas de huida y las mejores rutas.
Hablaba en voz baja, claro. No se fiaba de la gente de las calles. Habían mantenido el perfil bajo, pero había estado atento por si llegaba el momento de encontrarse con alguno de los indeseables que les amenazaban.
Cuando se dio cuenta de que el sol se escondía, se dio cuenta de que era hora de trabajar. Juro se ausentó un momento de su alumno, con una excusa, para poder hablar con Datsue.
— Espero que hayas podido descansar. ¿Estás listo? — habló, apartado de la gente, a la espera de que le oyese —. Nos podemos dirigir a tu posada y ahí trazar los últimos detalles del plan.
El día de Datsue había sido tan apacible como aburrido. Se había levantado tarde aquella mañana, desayunando casi a la hora de la comida. Luego, había dado un paseo por las caldeadas y humeantes calles del pueblo, siempre con la forja a pleno pulmón para crear nuevo acero. Después, tras comer de nuevo, en un restaurante que había encontrado por el camino, había vuelto a la posada y se había echado una siesta. Una siesta de verdad. De esas que duraban más de dos horas.
—Estoy listo —dijo, activando el sello, cuando oyó la voz de Juro en el oído. Se la sacudió un momento y tiró de la cadena de la cisterna—. Venid cuando queráis.
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Luego de reconocer el terreno solo quedo marchar hacia la posada donde esperaba Datsue, sin dejar de asegurarse de que nadie les estuviera siguiendo.
Una vez allí, Kazuma desplegaría sobre la mesa un mapa de la ciudad, hecho para turistas y sencillo en su disposición; pero con gran cantidad de detalles señalados, detalles recolectados a través de una tarde de fructíferas observaciones.
—Cómo ve —comenzaría, dirigiendo a Datsue—, tenemos identificados la mayoría de sitios y casi la totalidad de calles, más otros detalles de interés.
»Ahora ¿Como los encontramos? —se atrevió a preguntar.
— Perfecto — murmuró Juro. Acto seguido, volvió con su alumno y le indicó que, tal y como el sol les advertía, era hora de iniciar la operación.
Poco después, se encontraban en la misma posada que el día anterior, delante del Uchiha. No hubo mucha conversación: los dos le pusieron al día y le explicaron a qué se habían estado dedicando durante esa tarde. Finalmente, fue su alumno el que desplegaría el mapa que previamente habían adquirido y habían rellenado con toda la información necesaria.
« Menudo trabajo... » — Por un segundo, pensó que se habían pasado un poco. Supuso que ambos eran muy perfeccionistas y una vez que habían empezado, no habían podido parar. Al menos, esperaba que pudiera ser de utilidad.
— ¿Crees que es seguro activarlo ya? — secundó preguntando Juro, quién, si bien no sabía como funcionaba bien el sello, sí que le había quedado claro el detalle que el chico le había dado. Supuso que en el momento en que la técnica se utilizara, el reloj comenzaría a correr. Cuanto más tiempo tardaran, más posibilidades de que lo descubrieran y fueran pillados en mitad de su intento de emboscada.
Solo esperó que esa gente se tomara también noches de descanso y que decidieran haberse ido a dormir pronto. Al fin y al cabo, bien descansado se sabotea mejor una competición, ¿no?