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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Aquello fue una batalla más que perdida; aunque consiguiera arrebatarle el teléfono, no conocía su contraseña así que no podía hacer absolutamente nada. En algún momento mientras intentaba cazarla, moviéndose de un lado a otro para que luego esta acabara tirándose al sofá, sus coletas se deshicieron. Se sentó al otro lado del sofá, mientras apoyaba su cabeza en una de las manos que estaba a su vez apoyada en un reposabrazos, y dejó pasar aquello; ni siquiera se molestaría cuando sus piernas estuvieran por encima de las suyas.

Maldita sea dame un respiro... — dejó escapar el aire, mirando al techo, estirando sus piernas y dejando caer sus brazos sin fuerzas; correr y zigzaguear no la habría agotado ni por asomo, pero mentalmente estaba derrotada.
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Maldita sea dame un respiro...

Hana miró con precaución a su hermanastra. Tal vez aquello era una táctica para que bajase la guardia y entonces atacar, robandole el movil cuando lo desbloqueara. Pero Ren parecía genuinamente exhausta. Casi se hubiese sentido mal, pero al ver la pantalla de bloqueo de su movil a Ren coletitas se le pasó.

Vaaaaa, Reeeeeeen-neeeeeeechaaaaaan. Solo es una foto. Para mi, tu hermana favorita. — entonces cambió la expresión a una de tristeza y un tono apagado. — Pero, lo entiendo... ¿Quien me iba a dar nada a mi? Ten, borrala.

Hana le ofreció finalmente el movil a su hermanastra. Obviamente, ella sabía que no podía desbloquearlo y todo eso solo era una tactica para que le diese permiso para quedarse con la foto, que aunque borrase del movil, ya la había guardado en la nube. Pero todo eso, Ren, no tenía porqué saberlo.


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Vaaaaa, Reeeeeeen-neeeeeeechaaaaaan. Solo es una foto. Para mi, tu hermana favorita. bufó sonriente, pero Hana torció el gesto lo que la sorprendió por un momento tirándole el móvil encima desbloqueado — Pero, lo entiendo... ¿Quien me iba a dar nada a mi? Ten, borrala.

¿Eh? — se sorprendió cuando cayó en sus manos, aquella reacción reamente extraña, quería indagar en aquello pero era obvio que no era el momento. Trasteó un poco con el móvil, hasta que ella misma llamo su atención. — Hey, Hana

Y le devolvería la jugarreta con un flash similar al de minutos atrás.
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Ren había aceptado el movil y ahora trasteaba con él. Estaba claro que iba a eliminar la foto y odiarla para siempre por eso, ¡justo cuando habían hecho las paces!

Hey, Hana

Cuando Ren la llamó con tono juguetón, Hana alzó la mirada como un perro al que llaman para jugar, incluso hubiese levantado las orejitas y movido la colita, pero solo un flash la recibió. Se quedó parada un segundo, principalmente porque el flash la había dejado medio cegada y después intentó recuperar su movil de las garras de Ren.

¡Eh! No vale, yo te he hecho la foto por las coletitas. ¡Reeeeeeeeeeen!


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¡Eh! No vale, yo te he hecho la foto por las coletitas. ¡Reeeeeeeeeeen!

¿Y qué? Yo también puedo echarte alguna que otra — volvió a hacerle otra foto mientras reía para después con una mano apartarla mientras intentaba recuperar su movil; pero con la mano opuesta le estaba apartando aún más el teléfono. Le sería realmente imposible llegar a este.
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¿Y qué? Yo también puedo echarte alguna que otra

Ren entonces le echaría otra foto mientras la apartaba con una mano en su cara y otra alejandole aún más el telefono.

¡Reeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen! No vale, tus brazos miden como tres metros. ¡Dameloooooooo!

La solución de Hana sería aplastar su cara aún más contra la mano de Ren. Estiró sus bracitos tanto como podía para alcanzar el movil, sin hacer ningún tipo de progreso. De tanto presionar al final se resbaló de la mano de Ren, cayendo directamente sobre sus generosos pechos de cara y abrazándose a ella con fuerza para no caer al suelo.


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¡Reeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen! No vale, tus brazos miden como tres metros. ¡Dameloooooooo!

De acuerdo, te lo devolvere y no te borraré la foto — dijo después de bufar porque la actuación de Hana le pareció realmente gracioso. — Te lo devolveré, bajo una sola condición — pero aquellas últimas palabras, fueron realmente lentas y suaves, cargadas de cariño y ternura.

Con la mano que había estado impidiéndole el avance, se acarició el labio inferior de su propia boca.
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De acuerdo, te lo devolvere y no te borraré la fotoTe lo devolveré, bajo una sola condición

Se apartó rápidamente de Ren, avergonzada por su poco exito en la maniobra de recuperación. Se cruzó de brazos y apartó la mirada.

A ver, es MI movil, tarde o temprano tendrás que devolvermelo. Pero te oigo.

Aún podía conservar algo de su orgullo si jugaba bien sus cartas, aunque el sonrojo hacia evidente que no tenía mucho que resistir ahora mismo.


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La morena solo se limitó a sonreír sin apartar el dedo su propio labio; tenía los ojos entrecerrados y esbozaba un gesto pícaro, mientras con la otra mano todavía sostenía el móvil bien alejado de ella, pero pronto lo dejaría en el suelo al lado del sofá, permaneciendo inmóvil y sin apartar sus ojos de su hermana. Le sostendría la mirada hasta el infinito si así era necesario hasta que Hana hiciera algo, pues no se cansaría de mirarla a los ojos.
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Hana, que no era tonta, sospechó. Ren sonreía de forma muy extraña, como si le hubiese dado algo, mientras la miraba, esperando algo. Dejó el movil en el suelo sin dejar de mirarla. La rubia le sostuvo la mirada, alzando una ceja, sospechando.

Sin embargo, no podía simplemente no hacer nada cuando había conseguido que Ren soltase el movil. Rodería a su hermana, sin dejar de observarla a la espera de su reacción, pasando muy cerca de ella con tal de alcanzar el movil tan pronto como fuese posible.

Si no ocurría nada excepcionalmente terrible, Hana intentaría coger el movil tan pronto como estuviese a rango de conseguirlo.


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Y ella lo interpretó con otras intenciones, apartó la mano de su boca y cerró los ojos con delicadeza abriendo muy levemente los labios. Un pequeño rubor adornaría sus mejillas y seguiría dejándose llevar; total, el teléfono estaba realmente alejado como para que Hana pudiera alcanzarlo.

Pero era lo que ella ansiaba también; tal vez había sido una o dos veces cuando Hana había tomado la iniciativa pero eso a Ren le encantaba, porque ella le daba algo de pudor, ser la que lo iniciara o lo buscara. ¿Y si no le gustaba? ¿Y si no lo disfrutaba? Todo aquello desaparecía cuando sentía que era correspondida.
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Con los ojos clavados en su hermanastra, vio de inmediato el cambio en el gesto de Ren cuando se acercó a ella. Su intención era otra completamente diferente, pero no podía negarse a la adorabilidad que desprendía la morena al quedarse ahí, con los ojos cerrados y los labios preparados para recibirla.

Hana reaccionó, acercando sus labios pero solo hasta quedar a escasos centimetros, entremezclando sus alientos. Entonces empujaría suavemente a Ren, tumbándola y colocandose encima suya esperando que su peso no la aplaste.

Mientras con la misma mano con la que la ha empujado contra el suelo la sujeta de la nuca, con la otra busca el móvil, tanteando el suelo. Finalmente, funde sus labios con los de Ren, olvidándose del teléfono y usando la mano libre de apoyo para no chafar a su hermanastra.


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