Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Juro se sintió aliviado vio que la situación estaba bajo control. Pero aun así, no pensaba dar su brazo a torcer ni un milímetro.
Movió los dedos y, rápidamente, la marioneta pequeña desenvolvió sus cuchillas y las puso en el cuello de Mahito. Se aseguró de no hacerle daño, aunque ejerció una presión mínima para que sintiera lo que podría pasar si se le ocurría hacer uno de sus trucos.
— Si haces lo que te digo, no te haré ningún daño — repitió Juro. Sus palabras ahora sonaban más amenazantes, o quizá era la presión de tener una cuchilla bajo el cuello. Se podría decir que ahora podía matarlo dos veces: o degollado o fulminado por la explosión.
Suspiró. No se le daban bien los interrogatorios, por lo que no pensaba convertir esto en uno. Le haría las preguntas que quería saber y se lo llevaría. Las autoridades tendrían que hacerse cargo. Al fin y al cabo, era un criminal. Pero sus habilidades eran preocupantes. Por eso, tenía que asegurarse de que quedaba a buen recaudo.
— Dime, ¿Por qué atentar contra los participantes? ¿Qué ganas tú arruinando la competición? — A Juro se le encogió el pecho. No era una meta, más bien diría que era una obsesión. Había matado a un hombre, probablemente a más, además de haber contratado ayudantes de usar y tirar para su propio beneficio —. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Quién es tu jefe?
Si él era un guardaespaldas, un representante, eso quería decir que había alguien detrás. Alguien peligroso.
Mahito no esperaba que el interrogatorio llegase tan pronto, pero supuso que era una medida de cautela por parte de aquel ninja. Después de todo, lo que las fuerzas civiles podrían sacarle no sería mucho.
—No es nada personal, solo es trabajo —respondió con calma—. Alguien quería arruinar la competencia y me contrato a mí para ello. El resto es resultado de aquello.
Para él era así de simple… Por supuesto la manera de llevar a cabo el trabajo había sido su elección; pero, aun así, no tenía ningún rencor ni nada parecido, esas cosas correspondían al cliente.
—En cuanto a mi cliente… no es mucho lo que puedo decirte —respondió mientras sacaba su lengua para mostrar un sello que le impedía hablar de mas—. No se trata de una organización criminal, es solo un sujeto que quería invertir en la competencia y no fue bien recibido… Ya sabes lo delicados que son los mafiosos con esas cosas que hieren su orgullo.
»En fin, quería vengarse de la organización del evento por escupirle la cara… ¿Qué mejor modo que fastidiando el negocio en cual no le permitieron participar?
Uchiha Datsue, sin aliento ni energía para gastar una gota más de su chakra, vio entre palpitaciones y puntitos de luz aquí y allá cómo su contrincante avanzaba hacia la meta.
«¡Tengo que impedirlo!»
Sin pensárselo mucho, lanzó una bomba de humo a su rival. Acto seguido, tiró un paquete de makibishi en el suelo, para que se esparciesen justo por delante de donde se encontraba su rival momentos antes de ser envuelto por la humareda. Así, si seguía corriendo…
… se llevaría una bonita sorpresa.
«Solo un poco más... ¡y lo tendré!»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
El otro competidor no vio cuando las puntas de acero cayeron al suelo, pero sí que sintió cuando se le clavaron en los pies. E imposible que no supiese que estaban allí cuando callo y el resto se adhirió a su cuerpo.
Por otra parte, el juez de la prueba vio aquella treta y de inmediato pensó en qué hacer. A él le tenía sin cuidados los métodos que los competidores usasen, pero el resto de la organización era bastante delicada con aquel asunto. Sin embargo, los asistentes y cualquier otro testigo del certamen habían corrido a buscar refugio luego de las explosiones y las extrañas emisiones de energía. En fin, no había mas testigos, así que decidió ahorrarse problemas y hacer como que no había visto nada.
—Vamos, es hora de decidirlo —grito a la arena.
Le parecía que el ganador estaba bastante claro, por lo que solo necesitaba que reclamase la victoria, proceder con el mínimo de formalidades y luego ya podría irse y echarle el guante a los saboteadores que habían comprometido su trabajo… Antes de eso nada, el público necesitaba ver algo que indicase un ganador.
«¡Eso es!», dijo para sí el Uchiha, cuando oyó el característico sonido de un cuerpo cayendo y rodando por el suelo. No perdió más tiempo y, ya con el aliento algo recuperado, corrió hacia el meteorito y, tras un poderoso salto, aterrizó sobre él con la planta de las sandalias.
Extendió un pergamino al lado de la abertura y realizó una rápida tanda de sellos.
—¡Fórmula de Sello de los Ocho Trigramas!
Oh, sí, Datsue iba con todo. Probablemente la Técnica de Sellado General fuese suficiente para absorber el núcleo, ahora descubierto tras sus múltiples ataques, pero no se la iba a jugar. Aquel meteorito había demostrado poseer cualidades extraterrestres, nunca mejor dicho, y el Uchiha había optado por reforzar el fūinjutsu con una técnica capaz de sellar incluso a un bijū.
Así pues, y si todo iba bien, el núcleo se diluiría en una masa de chakra que el pergamino bebería, dando fin al torneo.
¤ Ippan no Fūinjutsu ¤ Técnica de Sellado General - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos:Fūinjutsu 15 - Gastos: 10 CK (sellado de objetos y armas), 5 CK (liberar) - Daños: - - Efectos adicionales:
Sella objetos y armas en pergaminos
(Fūinjutsu 30) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en pergaminos. Además, puede guardar gases venenosos, líquidos...
(Fūinjutsu 60) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en cualquier tipo de recipiente (preguntar a un administrador para saber qué recipiente podría ser válido, solo es posible sellar 1 objeto), y en su propio cuerpo (1 por cada 10 de Inteligencia)
- Sellos: Buey → Serpiente → Tigre → Jabalí → Carnero (mantenido durante unos segundos) - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Técnica estándar de fūinjutsu, que utilizan muchos shinobi con diferentes niveles de maestría en técnicas de sellado. Los ninjas con un nivel de maestría bajo son capaces de sellar objetos y armas, normalmente de tamaño pequeño o mediano, y únicamente en pergaminos. Los ninjas de nivel medio son capaces de sellar muchos tipos de sustancias distintas en pergaminos. Los ninjas de nivel alto, en su propio cuerpo o incluso en recipientes.
La técnica no funciona instantáneamente. Para sellar objetos en un pergamino, se ha de abrir ese pergamino. En el caso de querer guardar algo en el propio cuerpo, no es necesaria tanta preparación. Para guardar cosas en un recipiente externo, se ha de disponer de uno válido (obviamente). En cualquiera de los tres casos, se ha de estar a menos de tres metros de donde se va a sellar el objetivo, y a menos de diez del objetivo. Una vez realizados los respectivos sellos, se mantiene el último y el objetivo se deshace en una masa de chakra, que viaja a velocidad moderada hasta introducirse dentro del lugar donde se desee sellar. Entonces aparece la marca deseada, y el sellado se completa.
Se ha de remarcar que esta técnica de sellado no dispone de una clave para nada complicada. Los sellos podrán ser rotos y su contenido liberado por cualquier practicante de fūinjutsu con suficiente maestría (15, 30 ó 60).
¤ Hakke no Fūin Shiki ¤ Fórmula de Sello de los Ocho Trigramas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos:Fūinjutsu 90 - Gastos: +100 CK a Ippan no Fūinjutsu, Tensha Fūin, Nunoshibari no Jutsu; 200 CK (sellado de bijuu en recipiente ó jinchuuriki); 0'6*PV restante + 100 CK (sellado de otras criaturas gigantes) - Daños: - - Efectos adicionales: (ver descripción) - Sellos: Sellos de la técnica a la que se aplica la fórmula - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: Se cumplen los alcances de la técnica en cuestión, para el sellado de bijuus, se cumplen los alcances de Ippan no Fūinjutsu.
Fórmula de sello que incrementa la fuerza de varias técnicas de sellado, y que podría aplicarse tanto a esas mismas como a técnicas evolutivas del propio usuario, si así se especifica en éstas. Se trata de un sellado muy fuerte, con una clave especial que no puede ser descifrada mediante técnicas de lectura mental o interrogatorios, sólo transmitida a pergaminos por el propio usuario que planta el sello. Es una técnica de sellado extremadamente fuerte, imposible de romper por medios normales y sin su clave. Su única debilidad conocida, a priori, está en que se debilita el día del parto en jinchuurikis de sexo femenino, por lo que se desaconseja la aplicación del mismo sobre huéspedes femeninas. Se desconoce si con la suficiente presión y tortura sobre el cuerpo del sellado, se podría hacer mella en él. Sus secretos fueron revelados al mundo tras la firma de la paz y la formación de la Alianza Ninja como requisito indispensable. Al añadir este sello a la técnica Ippan no Fūinjutsu, se le otorgan capacidades muy especiales. Sellar objetos más complicados de imaginar sellados, sellar chakra... Este sello es el que más chakra requiere, pero también el más versátil y el que permite más libertad al que lo planta. Se rumorea que uno puede dividir el chakra sellado de un bijuu en dos al realizarla, combinarla con otras técnicas, entre otras cosas (pregunta a un administrador si quieres hacer algo extraño y no estás muy seguro de si deberías hacerlo).
Los pergaminos, o rollos, son una de las piezas más importantes del equipo del arsenal de un ninja. Además de su uso portador de mensajes, también pueden ser usados por los ninjas para invocar criaturas, personas y objetos para su ayuda con la correspondiente técnica. Esto ahorra espacio y evita el sacrificio de una pieza muy necesaria en el equipo que pueda ser necesaria más tarde. También se pueden almacenar algunas técnicas en ellos.
Enrollado, este pergamino mide 30 cm de largo y 6 cm de diámetro. Tiene 6 huecos de espacio, pudiendo guardarse objetos pequeños (1 hueco), objetos grandes (3 huecos), o técnicas (3 huecos).
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La técnica de sellado se ejecutó a la perfección y el núcleo del meteorito fue adsorbido dentro del pergamino. Sin embargo, Datsue podría sentir que el guardado era algo inestable. Esto no era a causa del sello, que era óptimo, sino al pergamino mismo que parecía ser algo vulnerable a la energía del meteorito, de suerte que en su limpia superficie ya lucían algunas manchas que parecían viejas quemaduras. El sellado debería aguantar un tiempo, aunque necesitaría un lugar seguro para resguardar su premio, lo último que necesitaba era que se produjese una liberación espontánea y una consecuente gran explosión.
—En hora buena, competidor numero 44… o debería decir, campeón —felicito el juez, mientras se acercaba.
Observo la corteza metálica que había quedado del meteorito y puso cara de alivio; aquella cosa, aunque valiosa, le había traído bastantes problemas.
—Creo que también deberías llevarte esto —dijo señalando los restos—. Ese metal también debería ser bastante valioso… Además de eso, no se planeó otro premio físico: darle algo como una medalla brillante o un trofeo bonito a alguien que puede fabricar algo mejor parecía tonto… Lo que si se hará es colocar una enorme placa honorifica con los detalles de la competencia… Se supone que eso se haría en un museo del metales y herrería que se abrirá próximamente.
Sus palabras no le daban gran importancia, pero estaba planeado que aquello fuese tanto un centro histórico como una atracción turística de gran envergadura, de suerte que la inversión económica del torneo se vería retornada con creces, además de contribuir al desarrollo cultural de la ciudad.
—A todo esto, como juez y persona permíteme aclararte dos cosas —comenzó el juez—: La primera es que ahora estas en la cima de la ciudad y, al menos durante un tiempo, serás la representación de lo que todo herrero aspira ser. Todos querrán relacionarse contigo y hacer tratos… Si juegas bien tus cartas no debería costarte conseguir algunos inversores generosos y abrir tu propia empresa, considera a cada juez un importante contacto. La segunda es que tu premio es una especie de tesoro maldito, y quien conoce de él tratara de comprártelo, robártelo o quitarte a ti del medio… Puede que no se notara, pero hubo mucha intriga en cuanto quien lo guardaba y donde estaba… Yo que tú lo guardaría bien…, por la seguridad de todos, ya has visto lo peligroso y nocivo que puede ser.
»Y creo que eso es todo lo me corresponde decir. Ahora, ve a saludar al público, que vean el rostro de su campeón —dijo mientras comenzaba a retirarse—. Me toca encargarme del papeleo, de la celebración de esta noche y de atender un asunto con un sospechoso de sabotaje que capturaron anoche… Puta vida ocupada…
Hola.
Con esto se puede dar por completada la parte de la trama que correspondía a Datsue.
Puedes hacer un último post roleando en consecuencia, pero con libertad en cuanto a como quieras disponer los sucesos posteriores (que hiciste, donde fuiste, con quien hablaste y que te revelaron).
Juro frunció el ceño, al ver aquel maldito símbolo en su lengua. Otra vez. Él no tenía suficiente habilidad aún como para romperlo. Si tan solo Datsue estuviera ahí... pero no había tiempo.
Él le contó lo que ya había supuesto. Un mafioso al que se le dejó fuera de la competencia, muy a su pesar, y que decidió vengarse de todos y de todo lo que eso representaba. Destrozar la competición desde dentro había debido de ser su pequeña venganza y el hombre que tenía delante, su peón favorito.
— ¿Y qué me dices de la técnica que tenían sellada esos dos pobres diablos a los que manipulaste? — quiso saber Juro —. Recuerdo que dijeron lo mucho que le había costado a su jefe. ¿De dónde obtuvisteis algo así?
El marionetista no entendía nada. Aquel hombre parecía diestro en el uso de técnicas ninja, aunque no sabía su facultad con las técnicas de sellado. No le parecía lógico que él le vendiera una técnica sellada a sus propios subordinados, además de que, que él recordara, no había conocido a ninguna persona que fuera el "jefe" de esos dos. ¿Se estaban refiriendo a este tipo? ¿Algo se le escapaba?
—Eso fue decisión de su jefe —respondió—: me insistió en que colaborar con aquellos dos me facilitaría las cosas; pero soy de los que trabajan solos, así que les coloque un par de técnicas, le cobre un extra por ello, les revolví un poco los recuerdos y los deje por su cuenta.
»En cuanto a lo de la técnica, es algo que cualquiera con el suficiente conocimiento y habilidad puede hacer… aunque creo que soy el único que las vende como mercancía.
Juro escuchó hasta el final y entonces tomó su veredicto: ya era suficiente. Según lo que sabía, no había ninguna red de tráfico de técnicas ilegales, sino más bien, un cliente con herramientas y medios para realizar un esfuerzo titánico y tratar de destruir la competición que tanta gente esperaba para ver y unos mercenarios manipulables y sin escrúpulos.
Poco a poco, el chakra iba volviendo a él, pero ya estaba cansado de aquella situación. Fuera o no verdad, la autoridad competente se encargaría de llegar hasta el fondo de la cuestión. Él había detenido a la amenaza.
— ¿Tenías más compañeros? ¿Alguien que trate de arruinar la competición en tu lugar?
Según lo que le contestara, su labor habría terminado. Con las marionetas en mano y a punta de cuchillo y de bomba, se lo llevaría de aquel lugar y buscaría un lugar donde poder entregarlo. Si encontraba a alguien capaz, podían llevarlo hasta un cuartel ninja, o al menos pedir ayuda a Kusagakure en busca de un experto para liberar el sello. De cualquier manera, él ahora mismo no podía hacer nada más con él.
Una vez lo hubiera entregado a la autoridades, todo se habría acabado.
—No, trabajo solo —respondió cansadamente—, pero no es raro que un cliente contrate a varios mercenarios que no saben de la existencia del otro.
Mahito se mostraba bastante tranquilo para alguien que recién había sido capturado. Esto se debía a par de circunstancias de las que estaba seguro: la primera era que, debido a que a un seguía con vida, el marionetista no era cazador enviado a darle muerte; la segunda es que se le veía algo perdido y, con seguridad, su siguiente movimiento seria entregarlo a las autoridades locales. Esto último le sería sumamente beneficioso, quedar en custodia de gente que no tiene la capacidad para lidiar con un ninja. La posterior huida sería fácil.
Sin embargo, había otra opción disponible para Juro: entregar al sospechoso al comité organizador del torneo. Sin duda estarían sumamente agradecidos de capturar al saboteador y tendrían los medios y conocimientos para lidiar con alguien de su calaña y habilidad. Por supuesto, dichas personas no eran los representantes de la ley y seguramente se moverían al margen de la misma con el mencionado asunto; pero la opción estaba allí. Cualquiera fuera la decisión tomada, tendría que tomarla pronto; habían armado un buen alboroto y puede que antes que la guardia de la ciudad llegase algún indeseable.
Juro supo que las autoridades locales no se harían cargo de él. La mirada de autosuficiencia de aquel hombre lo indicaba. Puede que no fuera la primera vez que le hacían algo así. Puede que ya hubiera escapado otras veces.
Tomó una decisión rápida: se encargaría él mismo de que quedaba a buen recaudo. Y para eso, iría hasta el comité de organizadores del torneo. ¿Por qué? Bueno, lo primero de todo, era justicia. Aquel hombre había atentado contra su mismo orden y no estarían precisamente contentos. Lo segundo, era probable que tuvieran más recursos. Y lo tercero y último, existía la posibilidad de que pudieran revertir el sello, o de que los organizadores conocieran a la persona que está detrás de todo esto.
En su mente, repasó las cosas necesarias que tendría que hacer: lo primero de todo era atarle las manos y buscar o lograr unas esposas supresoras de chakra, si es que podía conseguir algo así en aquel lugar. Con eso, por mucha técnica que tuviera, no podría escapar nunca.
Pero lo primero era lo primero. Lo llevó al comité organizador del torneo, sin mediar palabra con él.
Trató de esquivar a la gente y de moverse rápido. Si podía evitar a la autoridad y dar explicaciones, mejor.
Aun teniendo las manos atadas, Mahito se mantuvo tranquilo. No necesitaba luchar o resistirse al arresto, todo era cuestión de ser paciente y esperar a que le depositasen en manos menos “problemáticas. Sin embargo, la duda comenzó a escocerle un poco cuando noto que, luego de haber abandonado el local entre el caos, su captor pasaba de largo ante las comisarias locales.
Aquello no le agradaba: ¿No se suponía que debía llevarle con la policía? No parecía un asesino o un investigador, ¿A dónde planeaba llevarle?
La noche le llevo hasta un gran edificio en el centro de la ciudad, cede administrativa de la competición. Incluso a aquellas horas se podían ver luces encendidas y gente yendo y viniendo. Además, la seguridad era considerable. Algo adecuado, teniendo en cuenta la importancia de la gente que permanecía allí.
Tras demostrar sin mucho esfuerzo que era un jounin y que traía consigo a un sospechoso, el cuerpo de seguridad le acompaño a una sala interna y le hizo esperar allí a alguien más competente.
Al poco rato, y con un Mahito ahora visiblemente inquieto, apareció la señora Demura Nayano, la jueza de la primera prueba. Su experiencia era patente, así lo indicaba el par de silenciosos guardaespaldas que le acompañaban y su vista calmada que parecía demostrar un conocimiento bastante acertado de la situación.
—Esto parece serio, así que vayamos al grano —sentencio mientras se acercaba para mantenerse de pie—. ¿Qué ha sucedido y que ha averiguado?
Juro no tuvo ningún problema para desplazarse hasta el lugar esperado. Y eso, en aquel día lleno de incertidumbre, peligro y trucos, era mucho decir.
Mahito se encontraba inquieto, eso era más que visible. El marionetista sintió un poco de placer culpable al ver perturbado a aquel hombre, pero no dijo nada. La seriedad era la mejor arma que podía utilizar ahora mismo contra él. Le tenía acorralado y eso era bueno. No podría usar sus trucos y, con suerte, hacer daño a alguien más.
La persona que lo recibió era una mujer seria, a la que recordaba del torneo. Le pidió que hablara con tapujos y así lo hizo.
— Soy conocido de uno de los participantes y he sido espectador de todo este torneo... y he podido presenciar el sabotaje que se ha hecho en todo su proceso. Estoy seguro de que ustedes también lo han notado — O si no era así, probablemente eran ciegos —. Dolores de cabeza, problemas de memoria, destrucción o amaño de los materiales que utilizaban en la forja... son algunas de las cosas que tengo constancia que han sufrido los participantes. Pequeños trucos y gestos, casi invisibles, que han reducido el rendimiento y han impedido que hagan bien su trabajo
» Este hombre es un mercenario contratado para arruinar el torneo, con unas habilidades ninja bastante peligrosas. Él mismo afirma haber sido contratado por este fin, a través de una persona. Al parecer, un pez gordo que quería invertir en la competencia y fue rechazado — ¿Eso les daría alguna pista? Esperó que si —. Durante estos días, esta persona ha jugado con las mentes de los participantes, ha utilizado a dos personas como peones para actuar directamente entre las filas sin que nadie se diera cuenta, y, una vez dejaron de servirle, decidió matar a uno de ellos a sangre fría.
Era dificil contar tanto en tan poco pero... más o menos, Juro pensó que así se hacían a la idea.
19/01/2021, 19:59 (Última modificación: 19/01/2021, 20:00 por Hanamura Kazuma.)
—¡Ara, Ara, eso explica muchas cosas! —dijo la mujer mientras miraba al cautivo, con una sonrisa que derrochaba una ira tan grande como maliciosa.
Mahito, ahora preocupado por las perspectivas de lo que podía ocurrir, trato de defenderse, aunque fuese un poco:
—¡Eh, que yo no he matado a nadie! —alego con fuerza.
Demura le miro y este hizo silencio. Lo cierto era que no se podía dar por cierto nada de lo que dijese hasta luego de un exhaustivo interrogatorio. Sin embargo, existía una duda razonable: si era capaz de borrarle la memoria a la gente, ¿porque molestarse en matar para silenciar? Aquella incongruencia parecía indicar que había mas intrigas de lo que se podía observar.
—Le agradezco mucho, señor, en nombre de la competición y todos sus involucrados —dijo, haciendo una marcada reverencia—. A partir de aquí podremos encargarnos de él.
Con aquello dicho, uno de los guardaespaldas sujetos a Mahito mientras que el otro le colocaba unas esposas supresoras de chakra.
Aunque todo parecía resuelto, Demura sabía que apenas comenzaba los trabajos: necesitaban investigar quien había contratado al saboteador. Había una lista informal de sospechosos, pero con tantos que aspiraban a participar en la competencia la misma se hacía interminable. Después de todo, ella misma había tenido que “ensuciarse” un poco las manos para ganar su puesto allí. Además, debía tener cuidado de no incordiar a alguien demasiado peligroso mientras investigaba, pues con la competencia acabada el objetivo sería ella.
—Ahora mismo no es mucho lo que puedo ofrecerle como recompensa —se disculpó—, pero en otra ocasión, si llega necesitar algo, no dude en buscarme.
Le entrego a Juro una tarjeta con sus contactos privados y procedió a dar las buenas noches para retirarse con el prisionero, había mucho por hacer.
Hola.
Con esto el objetivo esta logrado. Cronológicamente es la noche antes de la competición que ya ocurrió. Por tanto, puedes narrar, si quieres, como asistimos (tu y yo) a la competición y vimos el desarrollo de los eventos. De allí puedes saltar a lo posterior, la noche de celebración o fiesta de clausura.
Si Datsue sigue el mismo desarrollo, bien podrían narrar como se encuentran y dan por concluido el viaje.
De otro modo, ya me encargare de redondear y dar cierre.
Esa noche estaba sumida en la oscuridad y las incógnitas. ¿Mahito realmente mató al hombre? Puede que, pensándolo bien, se hubiera precipitado al saltar a esa conclusión. Pero sinceramente, ya no importaba. Ahora todo estaba hecho. Para bien o para mal. El peligro de los dojos se había terminado y esa había sido su misión principal desde el comienzo.
Aceptó la tarjeta y la guardó, dio las gracias por la cortesía y se despidió, no sin cierta malicia, del hombre que había capturado. Pasaría un buen tiempo entre rejas, esperaba Y sino, que volviera. Juro estaba más que preparado para hacerle frente.
Juro regresó a la habitación del hotel, donde su alumno esperaba. Sin mediar palabra, se tumbaría en la cama y se dormiría. Demasiadas emociones, demasiada acción. Su cuerpo necesitaba reposar. A la mañana siguiente, mucho más despejado, le daría todos los detalles y la información de lo que había ocurrido y de su victoria, así como avisaría a Datsue de que ya no había un peligro real y que podría darlo todo en la prueba final.
Prueba a la que por supuesto, pensaba acudir como espectador. No había pasado por todo aquello para nada.
...
El escenario de la última prueba fue curioso, desde la falta de participantes — se preguntó a qué clase de métodos ortoxos se refería y lo que había ocurrido realmente la noche en la que él había estado peleando con aquel mercenario — hasta el reto que se propuso: destruir una roca caída del cielo, en cuyo interior está la recompensa del torneo. Una propuesta más que interesante.
El marionetista no pudo evitar preocuparse ligeramente por su compañero en cuanto vio los dos primeros desastrosos intentos. Pero se contuvo y no le dijo nada. Al igual que Datsue había confiado en él, ahora Juro debía confiar en que lo lograría por sí mismo.
Durante toda la prueba, sufrió con su compañero, se lamentó por sus intentos fallidos, se sentó al borde del asiento en su confrontación con el único rival que parecía capaz de hacerle frente en aquella competición. El único testigo de todo eso fue su alumno, que desde luego, podría ver a su maestro de lo más implicado en ello. Cuando la victoria fue para Datsue, Juro saltó de alegría e incluso le dio un abrazo a Kazuma.
— ¡Tenemos que ir a ver a Datsue! — Algo que no iba a ser tarea fácil, puesto que acababa de ganar el torneo. Probablemente las masas querrían verle y rodearle. Ver la piedra. O al menos, eso se suponía.
Pasado un tiempo y por medio del sello comunicador, trataría de localizar a Datsue en un sitio donde pudieran hablar tranquilamente, como la posada en la que ya se habían reunido antes, para celebrar su victoria.
—¡Enhorabuena tío! — exclamaría, aún emocionado —. ¡Menudo espectáculo has montado! ¿Cómo se siente un campeón?