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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Estoy bien, un poco dolorida pero si me das otro beso seguro que se me pasa — dijo arqueando la cabeza sobre su hombro, entrecerrando los ojos y sonriendo con su picardía natural, para después soltar una pequeña carcajada.

Hiciera lo que hiciera, se levantaría apoyando las manos sobre sus propias piernas así como la más que segura ayuda de Ranko para terminar de ponerse en pie. Tomaría un poco de espacio, antes de girar los brazos con la mano contraria apoyada sobre el que tocase. Después suspiró, aunque sintió algún dolor al hacer eso, ahora se sentía un poco más aliviada tras hacer algunos estiramientos.

También podríamos bajar todas a Notsuba — comentó volviendo a sacar el tema de la comida, mientras esta vez acariciaba sus muñecas. — No queda mucho para el fin de año y bueno... Es una ocasión especial así que ¿por qué no?

Caminaría de brazos cruzados sin perderle el ojo a la chica de la trenza, con una leve sonrisa en los labios algo embelesada.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Ranko enrojeció bastante más, pero su sonrisa no hizo más que crecer.

Ay, Waai-chan... Por supuesto.

Calló la risa de Lyndis con un largo beso, y luego le ayudó a levantarse, con sumo cuidado. Una vez de pie, le dejaría espacio para estirarse a gusto.

Oh, e-es una buena idea. Podríamos ir a uno de esos lugares de bufé, o... O... Bueno, hablémoslo con las chicas.

Ranko sonreiría en automático al ver a la peliplateada. Aún estando adolorida, Lyndis conservaba esos ánimos que le encantaban. Se mordió los labios sin darse cuenta.

¿Puedes andar bien? ¿Necesitas apoyarte en mi hombro? ¿Necesitas que, no sé, te lleve en brazos? —Detrás de la risita ruborizada de Ranko, la peliplateada podría ver que estaba bromeando. Ella sabía que Lyndis podría andar a la perfección. Era una chica ruda, después de todo.

Aunque, claro, la de la trenza aceptaría si Lyndis le hacía caso al juego.

Averigüémoslo. —Les diría Meme a las Kaminari, y, después de transformar a Suiken en un abrigo, giraría grácilmente sobre sus talones y emprendería el camino de vuelta a la habitación principal.

Un breve encuentro con Goromise les revelaría que las dos artistas marciales seguían en la estancia. Meme sonrió con leve malicia. Al subir y acercarse a la puerta, alzaría la voz, canturreando en tono de broma. Meme tendría que agradecer a Kuumi por enseñarle a hacerlo.

Oh, Hermana~ Oh, Lyndis~ Espero no estén haciendo cosas indebidas a escondidas de nosotras~
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Volvió a sonreír ante su preocupación. La idea de que la llevase en brazos tampoco es que le importara, de hecho aunque no lo supiera ya lo había hecho Ranko cuando había caído inconsciente hace un buen rato; sin embargo a la peliplateada le gustaba más la idea de que fuera al revés, de que ella llevara a Ranko en brazos. Aunque por ella, haría lo que quisiera.

Oh no, no hace falta, pero te lo agradezco — rio agitando con suavidad una mano. — Aunque ahora que lo pienso ¿no debería haberle pedido permiso a tus padres o algo? ¿No estoy rompiendo un código o alguna cosa así?

Prosiguiendo con la broma, se arrodilló sobre una pierna frente a ella, extendiendo los brazos sin ton ni son para hacerlo a la vez más cómico e impactante, exagerando sus movimientos sin perder la sonrisa.

"¡Oh, señor y señora Sagisö! Vengo a pedirles su beneplácito, o como narices se diga, para que me aprueben como digna para tener una relación con su hija" — intentaba imitar un tono de voz ominoso y pomposo, juntó sus propias manos como haciendo un rezo mientras cerraba los ojos. — "¡Soy una chica humilde y trabajadora! La protegeré de todos los males y siempre velaré por su sonrisa y bienestar por encima de cualquier cosa"

Añadió riendo finalmente, y si se levantaba iría a buscar entrelazar los dedos de sus manos junto a los de Ranko.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Bueno...

Curiosamente, ése era un punto un tanto serio para Ranko. Su madre posiblemente retara a Lyndis a un combate para ver qué tan fuerte era, y no tendría problema alguno. Pero su padre... Era tradición que un Sagisō de sangre heredara el negocio familiar, así que era posible que Sagisō Kizaemon pegara un grito al cielo al enterarse que una de sus hijas no podría darle heredero. Esperaba que Kuumi no se sintiera presionada.

En lo que Ranko pensaba, la peliplateada se arrodilló. Ranko puso los ojos como platos por un momento, pero al ver su exagerada actuación, soltó una risita. Se le hacía curioso que casi nunca antes hubiese pensado en relaciones y parenas, y ahora se le hiciera un pensamiento tan normal gracias a Lyndis.

La castaña le siguió el juego. Le acercó el dorso de una mano, mientras se llevaba la otra a la frente de manera dramática.

¡Padre, madre! ¡Ustedes no entienden! Si no han de aceptarnos, me escaparé con ella a la libertad, pues...

¿Hermana?

Pues es de Lyndis mi corazón y...

Ranko quedó paralizada. No había escuchado el llamado de Meme al estar tan enfocada en Lyndis, y tampoco había escuchado ni visto la puerta abrirse. Al voltear trabajosamente, como un títere con articulaciones viejas, vio a Meme en el umbral de la puerta, manteniendo ésta abierta de par en par. La pelirroja la miraba con una expresión entre sorpresa auténtica y malicia.

Eeeeeeeeeeeeeeh...
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Kimi se mantuvo callada, siguiendo a Meme en silencio mientras miraba a su hermana de reojo de vez en cuando.

¿Cómo podría ayudarla? Se preguntaba, pues nunca se había llegado a imaginar que el poco poder que había reunido durante su vida como ninja se le subiría a la cabeza tan pronto.

Antes de que se diera cuenta, ya estaban frente a la habitación.

— No creo que debas abrir la...

Demasiado tarde.

— Aaaaaaaaah... —Sorprendida y algo avergonzada, Kimi se quedó con la boca abierta antes de girarse de golpe—. ¡Lo siento, no quería interrumpir! ¡Me alegro de que te encuentres mejor, Lyndis-san!
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Kimi se pasó todo el rato echandole miradas de reojo que no pasaron desapercibidas por nadie, o, por lo menos, por Chika. Estaba bastante segura de que su hermana había interpretado sus palabras de forma muy diferente a lo que ella quería transmitirle, sin embargo, incluso con su significado de origen, se saltaba de cuatro a cinco de las normas del dojo Kaminari.

Por suerte, todo ese tema quedó relegado a un segundo plano cuando abrió la puerta Meme y se encontraron con Lyndis proponiendole matrimonio a Ranko y haciendo una interpretación de cómo reaccionarían sus padres. La escena entera era algo extraña y tremendamente vergonzosa para todas.

Aunque el primer reflejo de Chika sería llevarse una mano a la cara para no ver lo que estaba viendo. La otra buscaría, con cuidado de no tocar a Meme, cerrar la puerta.

¡Os esperaremos abajo! ¡Si os parece bien! ¡No hemos visto nada! ¡Ni oido! — una vez cerrase la puerta, se giraría a su hermana y Meme con una expresión de puro horror. — ¡No tendríamos que haber venido! ¡Ay! ¡Se van a casar! ¡Seguro que Meme se ve preciosa como dama de honor! ¿¡Pero es un secreto!? ¡Y ahora nosotras lo sabemos, Kimi! ¡No deberíamos saberlo! ¡Tenemos que conseguir vestidos! ¡No tenemos vestidos!

Aunque había sido ella la que había dicho de irse, ni siquiera había hecho el intento de moverse de delante de la puerta, completamente sobrepasada por la escena.
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De la misma forma que Ranko habia quedado paralizada en el sitio, con los ojos abiertos y la boca desencajada por la sorpresa, a Lyndis le paso de forma similar. Ambas quedaron completamente expuestas ante las otras tres chicas que las miraron incredulas desde la puerta. No tardaron en "huir" del escenario del crimen las dos hermanas de Amegakure cerrando la puerta, aunque lo que hiciera Meme, quedaba tras esa puerta todavía.

Lyndis miró a Ranko con la cara completamente descompuesta, sus labios no mostraban una expresión clara aunque el color de su piel rojizo por la vergüenza daba a entender un poco sus sentimientos. Se levantó, acariciándose uno de sus hombros con la mano contraria, y posteriormente carraspeando sobre el puño cerrado de esta.

B-B-Bueno... D-Deberiamos... B-Bajar... S-Si — empezó a señalar de un lado a otro mientras jugaba con los dedos de sus manos torpemente. — Y... Bueno eso... P-Preguntarles si quieren que comamos fuera y... Tal vez deberíamos arreglarnos

Le costaba mirar a los ojos a Ranko tras haberla metido en semejante compromiso, aunque por la expresión inicial cuando abrieron la puerta, parece que se le hubiera roto un fusible a la conejita.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Ranko quedó paralizada, y no dio señal de estar viva sino hasta después de que Chika hubiese cerrado la puerta y hubiese gritado cosas sobre bodas y vestidos.

S-s-s-sí. A-arreglarnos y ba-ba-bajar. S-sí. —el color de su rostro no dejó de ser rojo ni por un momento. Parecía no poder hablar del todo bien —. Tomar u-u-un baño y-y-y ropa li-limpia y... ¡Baños separados! S-sí, claro, jajaja, boda, es... Es muy pronto para boda, n-nadie... No habrá boda aún... Di-digo... Kuumi puede hacer l-los vestidos, pero no nos casaremos. ¡E-es muy pronto! Hay... Hay mucho qué hacer y hablar co-con los padres y... ¡N-no! Nadie se ha comprometido, es... Aunque quisi- Yo no sé s- Es que es t-

Hermana.

Meme había escapado de la emoción que desbordaba Chika, había abierto la puerta, entrado y cerrado al momento. Ahora les miraba desde la entrada, manos a la espalda. Ranko parecía un juguete a punto de romperse, pero la afable sonrisa de Meme le tranquilizó levemente.

No tienes que decir nada, Hermana. Tranquila. No... No preguntaré qué pasó aquí dentro. Me alegro por ti. Y por ti, Lyndis. Y eso es todo lo que importa. Estaremos abajo, cuando estén listas.

Meme les sonrió a ambas y volvió a salir, cerrando la puerta al hacerlo.

Chika, Kimi. Démosles un momentito, ¿Les parece? Podríamos ir preguntándole a Goromise-san sobre la comida.
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El momento fue muy, muy raro para todas. Chika cerró la puerta, Meme la abrió y todas las chicas parecieron entrar en pánico excepto la hermana de Ranko.

— ¿Cómo que vestidos? ¿¡Es que será hoy!? —La emoción de Chika se le contagió a su hermana, que empezó a andar de un lado a otro—. Ay. No hemos traído el dinero para comprar vestidos. ¿Qué hacemos?

La situación había hecho que Kimi perdiese del todo aquel semblante serio que siempre intentaba mantener. Al menos hasta que Meme abrió la puerta con toda su calma y las invitó a bajar para darles algo de tiempo a Ranko y Lyndis.

— Sí, sí. Deberíamos bajar y darles algo de tiempo. Estos temas son importantes y necesitan privacidad para acordarlo todo.
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Cuando cerró la puerta, Meme fue a abrirla y por poco la detiene, pero recordó a tiempo que tocar a Meme es ganarse su odio incandescente y eterno y la dejó entrar. Una vez Meme había desaparecido tras la puerta, se lo pensó, dandose cuenta de que debía tener algún plan la dejó hacer.

Entonces fue cuando Kimi atacó con un arma que Chika no recordaba haberle dado.

— ¿Cómo que vestidos? ¿¡Es que será hoy!? Ay. No hemos traído el dinero para comprar vestidos. ¿Qué hacemos?

Con total confianza, algo raro en ella, sonrió de lado ante la sugerencia de su hermana.

No seas tonta, Mi-chan,. ¿cómo va a ser hoy? — pero la sonrisa se borró de inmediato de su rostro. — ¿O sí?

Su cerebro paró el tiempo durante unos segundos. Durante dichos segundos, funcionó a toda velocidad para aclarar la gran incognita. ¿Podía ser hoy la boda? En principio, lo obvio sería decir que no. Solo de pensar en todo lo que necesitarían para llevarla a cabo saturaba a Chika.

Sin embargo, se trataba de Ranko, la misma chica que al decirle de hacer una barbacoa ni siquiera había parpadeado. Entonces entraba la verdadera pregunta, ¿podría Ranko organizar y celebrar hoy mismo la boda? La respuesta debía de ser sí. ¿Cuantas sirvientas podía tener? Tampoco tenía que ser una boda de cientos de miles de personas. Solo tenía que conseguir un par de cosas, tal vez dos pares de cosas.

Los anillos, los vestidos y a alguien que las casase. Tal vez invitar a un par de cientos de personas y darles de comer, pero eso ni siquiera tenía que hacerlo ella y el resto era facilmente comprable. Anillos hay por todas partes, igual que vestidos y seguro que alguna persona con la potestad de casar tenía la tarde libre o el bolsillo vacio. El dinero podía hacer milagros y viendo la magnitud de la riqueza de la familia Sagiso, Ranko podía obrar varios.

Definitivamente, Ranko podía organizar la boda ese mismo día. Sin embargo, tenía que aparentar serenidad y seguridad delante de su hermana pequeña.

No, es imposible que lo haga hoy. Podría hacerlo, pero no creo... Ahora le preguntamos.

Justo entonces salió Meme, poco más o menos como había entrado. ¿Qué les había dicho? ¿Qué le habían contestado? ¿Estaban en peligro? ¿Iban a matarlas por saber su secreto? Era imposible saberlo con Meme. No era capaz de leerla.

Chika, Kimi. Démosles un momentito, ¿Les parece? Podríamos ir preguntándole a Goromise-san sobre la comida.

— Sí, sí. Deberíamos bajar y darles algo de tiempo. Estos temas son importantes y necesitan privacidad para acordarlo todo.

Sí, claro. Comida, la comida es importante para comer.

No sabía lo que decía, solo sabía que tenía que preguntar cuando, donde y como. Seguiría a Meme a donde la llevase, ya no recordaba ni por donde habían venido.
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Bueeeeeeeeeeeeeeenooooooooooo... — Dijo con una risa nerviosa.

Los dedos de sus manos estaban entrelazados, y jugaba con los pulgares pasando uno por encima del otro continuamente mientras evadía mirar a Ranko directamente a los ojos. El techo era interesante, y las cómodas. No se había fijado que había algun que otro cuadro entre la cantidad de cosas que decoraban la habitación.

Tengo hambre ¿tú no? — Volvió a reír de esa extraña manera. — D-Después de tanto combate, a quien no le entra el apetito ¿verdad? Ja, ja, ja. V-Voy a adelantarme yo y les diré lo de que saldremos a cenar fuera

Señaló a la puerta, y posteriormente se marcharía si Ranko no la detenía, saldría del lugar mirándola desde la puerta nerviosa y con una extraña sonrisa avergonzada para buscar al resto. Lyndis era bastante decidida, pícara y fanfarrona además de algo arrogante. Aun estando con Ranko en una relación, no se sentiría de esa forma tan avergonzada y torpe ¿así que porque comportarse así? Haberlas pillado haciendo manitas y el tonto la había desubicado completamente en su forma de ser.

Tras bajar las escaleras, seguramente encontraría primero a Meme.

M-Meme, mi nov-... R-Rank... — carraspeó, y se puso las manos en la cara intentando tranquilizarse. Hubiera gritado contra ellas si no hubiera tenido autocontrol ante el error que había estado a punto de cometer frente a ella. — Tu hermana había sugerido que saliéramos a comer todas juntas esta noche. Asearnos, prepararnos y bajar a Notsuba ¿q-que te parece?
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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El cerebro de Ranko parecía haberse derretido ante emociones tan fuertes, aunque las palabras de Meme evitaron que entrara en fusión nuclear.

S-sí. Ha-Hambre. —respondió como robot ante la risa nerviosa de Lyndis. Luego de apuntar a la puerta, la peliplateada se movió, pero la castaña parecía seguir paralizada.

"Ve con ella, Ranko. No hay nada qué temer. Ve. Mueve esas piernas, Ranko. No te quedes parada como tonta. ¡Ranko! ¡Muévete!"

Justo antes de salir, Lyndis sentiría la mano de Ranko tomando la suya, entrelazando los dedos con firmeza. La mirada de la coneja estaría la mayoría del tiempo, en el suelo, pero de vez en cuando se alzaría a los orbes amarillos de Lyndis.

V-vamos, Waai-chan. —le susurraría con voz tímida y mejillas ardientes.

Ranko se dejaría llevar por Lyndis, bajando las escaleras de su mano. Meme y el resto estaban en la sala. La pelirroja alzaría la vista, sonriente, apenas aparecieran. Lyndis habló, y Ranko casi se paralizó de nuevo al escuchar lo que la peliplateada estuvo a punto de decir. No le molestaba, simplemente le aceleraba el corazón.

"Su... Su... Su.. su novia..."

Ranko apretaría la mano de Lyndis. No lo suficiente como para hacerle daño, sólo lo necesario para darle ánimos. Ranko sólo asintió cuando Lyndis terminó de hablar. Meme seguiría sonriendo.
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Invirtiendo por completo los roles a los que ya todo el mundo se había acostumbrado, Chika mantuvo la calma y consiguió que la menor la mantuviese también.

— ¡Sí! —Contestó, más decidida de lo que debería. Ya podrían preguntar luego.

Bajaron las tres hasta la sala, donde no tuvieron que esperar mucho para que llegasen Ranko y Lyndis tomadas de la mano.

Kimi miró a su hermana un segundo. "Luego" acababa de llegar. Ese era el momento.

— Disculpa, Ranko-san. —Le llamó la atención, aunque realmente le daba bastante vergüenza preguntar—. ¿Realmente se casarán hoy? Es que no hemos venido preparadas.
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. ¿Realmente se casarán hoy? Es que no hemos venido preparadas.

Ranko no había ni abierto la boca y Kimi ya había soltado la bomba. Chika asintió levemente como apoyando a su hermana en la duda existencial.

P-Pero podríamos apañar algo, suuupongo. ¿No? — río nerviosa mientras cambiaba de su hermana a Ranko y vuelta.

Solo había una cosa peor que no estar preparada para una boda y era que no te dejasen ir a la boda por no estar preparada para la boda.
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Lyndis volvió a suspirar, y soltó la mano de Ranko para juntar ambas sobre su propio rostro. Respiro en el hueco de ellas con los ojos cerrados intentando tranquilizarse, buscando como explicarlo.

Nadie se va a casar... — Miró a Ranko por error de nuevo, y el rubor volvió a ella a la vez que lo hicieron los nervios.— ¡Aún! ¡Q-Quiero decir...! S-Solo estábamos haciendo el tonto un rato. A-Acabamos de empezar nu-nuestra relación, y-y b-bueno...

Se acarició sus propios cabellos, revolviéndolos un poco más si cabía habiendo perdido así ya lo poco que quedaba de su forma, por lo que ahora caía sobre un lateral de forma caótica, y si no tenía cuidado le taparía la visión de uno de sus ojos por su largo flequillo.

E-En fin — dió una palmada, para volver a centrarse. — El caso es que estábamos diciendo de bajar hasta Notsuba a comer. No. Es. Un. Banquete. De bodas. ¿Vale? Solo dar una vuelta, cenar, y pasear las cinco un rato

Conforme con sus palabras, creyendo que había quedado bastante claro que aquello solo había sido un tonteo de enamoradas, se dio por satisfecha.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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