Tributo

[Himura Ren]

— Uhm... Si eso un poco más tarde, quiero estar un rato más así — añadió mirando al techo, sin vacilar en ningun momento.

Pasaria entonces un par de horas, y al sentirse tan relajada y en paz consigo misma tras tanto tiempo, Ren se quedaría dormida antes de la hora de cenar. Su respiración era profunda y calmada, sus ojos estaban cerrados sin hacer fuerza y no roncaba ni hacía ruido, más allá del de respirar tan ampliamente. Si Hana no la despertaba, podría quedarse así hasta casi el medio día del día siguiente, por tanto cansancio acumulado.

[Himura Hana]

— Uhm... Si eso un poco más tarde, quiero estar un rato más así

— Claro.

A pesar de saber lo que se venía, Hana no dijo nada. Era evidente que Ren se iba a quedar dormida y apenas una hora más tarde estaría completamente frita en su cama. La uzujin se quedó un rato observandola tranquila y angelical mientras dormía y finalmente se escabulló fuera de la habitación sin que su hermana se enterase.

Era facil para una kunoichi como ella moverse sin hacer ruido. Fue a la cocina y pidió algo de sopa y arroz, algo sencillo que se pudiese comer frio. Con el mismo silencio que había salido, entró en la habitación para dejarle una bandeja a Ren con algo de comida. Acto seguido se fue ella a dormir en su habitación.

Le había dicho a Ren en qué habitación estaba ella, así que no habría problema si se despertaba antes. Pero no podía quedarse durmiendo con ella cuando su hermana había especificado que quería una cama para ella sola.

[Himura Ren]

Pese a su cansancio, la necesidad de alimentarse, un suave aroma a comida y el rugir de sus tripas la acabaron despertando. Pero estaba sola. Miró su mano ahora vacía y la cerró lentamente. Se había vuelto a ir de su lado, otra vez. Encendió una luz, y pudo ver sobre el escritorio algo de comida. ¿Qué hora era siquiera? Seguramente sería alguna hora temprana de la madrugada.

Se levantó, y comió con una clara expresión de tristeza en su rostro. Si realmente no hubiera querido saber nada de ella, no se hubiera molestado en llevarle la comida. ¿Por que fue Hana, no? Ella le trajo la comida, o pidió que le trajeran algo, ¿verdad? Había terminado la cena, posando los palillos sobre el cuenco y desviando posteriormente la mirada sobre la cama en la que yacía tumbada, bastante arrugada ahora. Las otras veces no le había mentido, y si le pedia explicaciones, esta no sería una excepción.

Abrió la puerta de su habitación, y camino intentando evitar hacer ruido sobre la madera del suelo.

— ¿Hana? ¿Estas despierta? — dijo dando ligeros toques a su puerta, esperando respuesta. Si bien no lo estaba, puede que la acabara despertando.

[Himura Hana]

Había contado con la luz y el ruido, pero no había tenido en cuenta el olor de la comida. Eso fue lo que finalmente interrumpió el sueño de Ren. Sin embargo, no lo hizo hasta bien entrada la noche.

La amejin, tras tocar a la puerta, no oiría más que su propia respiración. Si abría la puerta podría ver que la habitación de Hana era más o menos del mismo tamaño que la suya pero todo parecía más nuevo y más limpio, más cuidado.

La uzujin estaba metida debajo de las sábanas, tapada hasta las cejas prácticamente. Solo su enorme melena, ahora suelta, la haría reconocerla. La luz del pasillo sería suficiente para darle visión, sin embargo, Hana ni se inmutó por ella, tal vez porque tenía los ojos tapados.

[Himura Ren]

Giró el pomo de la puerta, y por suerte, o para desgracia de Ren, estaba abierta. ¿En serio había sido tan descuidada? ¿Y si algún desconocido se metía en su habitación? Aunque ella no estaba en condición de hablar, sin duda. Cerró la puerta tras ella, tras localizarla con algo de luz y agazapó la cabeza. ¿Qué debía hacer?

Solo quería estar con ella, poder acariciar su piel, oler el aroma a melocotón que solía desprender. Pero seguía debatiéndose en su interior, sentía que se estaba aprovechando de esa hermandad que estaban formando a cambio de poder tener el amor de su vida más cerca. ¿Y si la odiaba por algo que hiciera? Era demasiado egoísta por su parte.

Y egoísta decidió ser.

Intentó apartarla hacia el interior de la cama, deseando que no se despertara en ningún momento, para después acomodarse ella también. Posteriormente, la abrazaría por la espalda e inspirando con fuerza su aroma. Lo ideal sería despertarse ella antes y volver a su habitación, pero eso sería contradecir las palabras que antes le dijo a Hana, huyendo de lo que debía afrontar. Pero Ren no quería evadir ese sentimiento, no quería ocultárselo y quería saber la respuesta de la rubia, tan solo... Tan solo necesitaba algo de tiempo para prepararse, para juntar todas sus fuerzas y decírselo.

[Himura Hana]

Hana no se despertó en ningún momento, cuando sentió una presión en su espalda se apartó, acercándose a la pared y dejándole hueco a Ren inconscientemente. Tras abrazarla y acomodarse, Ren también caería rendida al sueño.

Y tuvo lo que quería, fue la primera en despertarse. Y de alguna forma que no sería capaz de explicar, ahora era ella la que estaba entre la pared y Hana. Para más inri, estaba siendo abrazada con fuerza por una inconsciente Hana, que además tenía una pierna por encima de las de Ren.

[Himura Ren]

Para cuando abrió los ojos, entre sus brazos y apoyada sobre su pecho, descansaba el rostro de Hana, todavía con los ojos cerrados y profundamente dormida. Al parecer se había dado la vuelta y ahora la estaba abrazando a ella. De hecho, parece que dio más de una vuelta, pues cuando alzó la mirada no vio una ventana, sino la puerta por la que había entrado, y encima, Hana estaba completamente pegada a ella, cruzando una de sus piernas con la suya, además del abrazo.

¿Y ahora que hacía? Estaba completamente atrapada y sin posibilidad de escape. Toda esa valentía y egoísmo del que se había armado aquella noche, ahora no la acompañaba, y en su lugar lo hacía la vergüenza y los nervios. Tragó saliva intentando pensar que hacer, o que excusa poner cuando abriera los ojos, pero nada le convencía en su mente. Suspiró, y decidió relajarse, disfrutando el momento y devolviéndole el abrazo, apoyando la cara sobre la cabeza de Hana, y buscando caer en otro sueño.

[Himura Hana]

La almohada estaba inusualmente blanda. ¿No estaba en el hostal del lago de Shiona? Esa siempre estaba como una piedra. De hecho, solía pedir la misma habitación porque al menos esa tenía volumen, el resto era como si no existieran. Aunque la de la habitación de Ren no la había probado hasta esa noche.

Oh, cierto, Ren. Sonrió sin abrir los ojos todavía. Abrazó su enorme peluche de panda con más fuerza. Sí, Ren estaba allí. Recordó lo sucedido el día anterior mientras el olor del panda la envolvía. Olía a su hermana, qué raro, hacia meses que el panda había perdido ese olor. De hecho, si estaba en la posada, ¿cómo iba a estar el panda allí? No lo sacaba de casa.

Entreabrió un ojo, aún medio dormida. Ah, no era el panda, era Ren. Claro, por eso estaba tan blanda la almohada, estaba apoyada en sus pechos. Volvió a cerrar los ojos con total tranquilidad.

Espera. ¿Qué hacía Ren allí? ¿Por qué estaba sobre ella como un koala? ¿Se había quedado en su habitación al final? No, recordaba perfectamente haber salido y haberse metido en su propia cama. Mientras intentaba razonarlo, la sangre se le subió a las mejillas. ¿Sería sonámbula? ¿Era su habitación o la de Ren?

No recordaba absolutamente nada después de meterse ella sola en la cama. ¿Qué iba a hacer? Parecía que aún no se había despertado, así que lo mejor sería hacerse la dormida hasta que Ren decidiese ella qué hacer.

Intentó volver a dormirse pero estaba demasiado tensa, así que se quedó con los ojos cerrados disimulando.

[Himura Ren]

Por suerte el cansancio jugo a su favor, y acabó por volver a dormirse por cerca de una hora. Se aferraría a Hana con algo más de fuerza, suspirando sobre ella y obligándola a recortar cada vez más de la poca distancia que había entre ellas, apoyando más su cabeza contra su exhuberante pecho. El dulce aroma que desprendía, la calidez de su cuerpo y las sabanas, así como las faltas de horas de sueño que empezaban a ser compensadas, la volvieron a llevar al mundo de los sueños.

Estaba en un piso, tumbada sobre el sofá y a los pies de este estaba Hana. Ambas vestían una ropa que daba la sensación de uniforme; era negra, con detalles rojos y blancos. Ren llevaba un pantalón, pero Hana portaba una falda. Ambas parecían estar viendo una serie, y a mitad del sueño, la rubia empezó a echársele encima, acariciando su torso por debajo de la ropa, el cual estaba más que tonificado y subiendo amenazantemente hasta sus senos.

— Mhmhhm... Si nos ven vamos a tener un problema... Imouto-chan... — dijo con una melodiosa voz entre dientes, con un tono muy bajo.

[Himura Hana]

Hana fue incapaz de conciliar el sueño de nuevo. No estaba incómoda, pero la situación era demasiado embarazosa para estar lo suficiente tranquila para dormir. Entonces Ren empezó a moverse en sueños y pensó que estaba teniendo una pesadilla. ¿Debería despertarla?

— Mhmhhm... Si nos ven vamos a tener un problema... Imouto-chan...

El sonrojo de Hana se acentuó. ¿Qué demonios estaba soñando? En un ataque de vergüenza le pellizco rápidamente la espalda, dónde quedaban sus brazos al abrazarla e igual de rápidamente se hizo la dormida.

[Himura Ren]

El pellizco no tuvo la respuesta que ella esperaría. Si bien a lo mejor debería haberla despertado, fue tan flojo y delicado que tuvo un efecto distinto.

— Mphf... — protestó con un dulce gemido, cerrando más el abrazo.

Pasaría entonces varios minutos, hasta que la luz del sol empezara a molestarle en la cara. Frunció el ceño, e intento taparse la cara con una mano, pero ya había sido suficiente molestia. Sería entonces cuando abriría los ojos con lentitud, comprobando que seguía en el mismo sitio que minutos atrás cuando se había despertado. Ahora desvelada, se quedó un rato observando a Hana, y paso una de sus manos por la frente, apartándole uno de los mechones para que quedara recogido detras de su oreja. Tan solo serían unos minutos más, y entonces se incorporaría finalmente deshaciendo el abrazo mientras ella estiraba uno de sus brazos, tirando con el opuesto.

[Himura Hana]

Cuando Ren gimió en vez de despertarse al ser pellizcada, Hana no pudo hacer más que apretar los dientes y cerrar los ojos con fuerza. Estaba dormida, estaba totalmente dormida, no estaba despierta. Se relajó para disimular mejor, a sabiendas de que aunque no se hubiese despertado, no le quedaba mucho para hacerlo.

Y finalmente lo hizo. Podía notar su mirada sobre su rostro y se esforzó en no hacer ni una mueca, solo se quedó muy quieta, respirando. La mano de Ren alcanzó su mejilla y pudo notar con total claridad que estaba ardiendo. Sus mejillas estaban rojas como manzanas y calientes como una taza humeante de té.

Al incorporarse Ren, Hana se quedó medio colgando de ella, aún en medio abrazo, abriendo los ojos de golpe, sorprendida.

— ¿Ren?

[Himura Ren]

Se giró a mirarla, posando una de sus manos, sorbe el dorso de la de Hana, que tenía anclada a su hombro.

— Realmente no esperaba que fueras tan ruidosa, y mucho menos que te movieras tantísimo — dijo sonriéndola con picardía en la mirada, entrecerrando los ojos y marcándose el farol de su vida. Acto seguido siseó, haciendo una mueca de dolor y torciendo un poco de paso la cabeza.— ¡Agh! Ten cuidado, me escuecen mucho los arañazos que hiciste

Puede que la cálida luz que entrase por la ventana, adornara mejor sus bonitos ojos azules. Realmente poco tendrían que haber hecho, por no decir nada, pues llevaban toda la ropa.

[Himura Hana]

— Realmente no esperaba que fueras tan ruidosa, y mucho menos que te movieras tantísimo ¡Agh! Ten cuidado, me escuecen mucho los arañazos que hiciste

El rostro de Hana pasó a ser completamente rojo, inundandose de sangre caliente. Ignorando que era evidente que no, la simple insinuación de Ren había roto por completo todos los pensamientos de la rubia, que abrió la boca lentamente con los ojos como platos.

— ¿Q-Qué? ¿Tú... no... yo...? — ni siquiera sabía exactamente qué decir, simplemente soltaba palabras inconexas esperando que tuviesen algún sentido.

[Himura Ren]

Bufó entre risas al ver su reacción. Realmente le pareció adorable verla tan sonronada, con los ojos abiertos y tartamudeando intentando gesticular alguna palabra en su prolongado tartamudeo.

— No, no hemos hecho nada — dijo con otra breve carcajada, abrazandola y pegando su mejilla contra la suya. — Pero cuando me desperté y me vi sola en la habitación... Me sentí algo abandonada... ¿Porque te fuiste? ¿No te ibas a quedar conmigo?

Puede que aquella última frase, resonara de un eco del pasado en su mente, entonda por una asustadiza Ren. Ahora también lo estaba, pero por otros motivos, y aun asi no dejaba de sonreírle con un rosado color en la mejillas y sus narices a punto se tocarse.