13/05/2015, 11:26
(Última modificación: 13/05/2015, 23:26 por Amedama Daruu.)
Al parecer, lo intentara las veces que lo intentara, no lograba dominar aquella técnica tan guay que tenia mama. Era una técnica que había pasado de generación en generación desde que nuestro clan aun era una parte del clan Hozuki. Vamos, lo que viene siendo la técnica estrella de clan. Y mama no hacia nada raro para controlarla, simplemente lo hacia. Y parecía muy sencillo. Pero yo no lo lograba ni siquiera con una parte del cuerpo. Por suerte mama nunca dejo que papa intentara ayudarme, aunque había sugerido unas cuantas veces golpearme con su hacha. Hubiese muerto hacia tiempo ya.
De hecho, aquel día, como mi madre se había ido a trabajar, mi padre sugirió que fuésemos a entrenar mientras cargaba aquel enorme instrumento del diablo a su espalda. Tarde muy poco en acordarme de un misterioso encargo que me había hecho mama para largarme de casa. Si, me invente una excusa para que mi padre no me partiera en dos. Aun tengo muchas cosas que hacer antes de morir, como por ejemplo...mmm... pues ahora mismo no se el, pero algo.
Decidí que lo mejor es que entrenara yo sólito aquella técnica, por mi propia seguridad. Busque algún lugar apartado de la ciudad donde pudiera golpear algo sin que nadie se quejara, y donde no pasara mucha gente que me conociera o alguna de esas fans locas que quería que le mordiera.
Había un parque, abandonado hacia años, que no estaba muy lejos de mi casa, y por donde raramente circulaba gente. Los columpios y toboganes habían sido desgastados por orden del tiempo, los arboles ya no tenían hojas, algunas ramas amenazaban con caerse y otros arboles parecía que se desmoronarían con un solo golpe. Junto a la incesante lluvia, aquel lugar parecía sacado de alguna especie de novela de terror. Perfecto para alguien como yo.
La madera de los arboles crujía bajo mis puños cuando la golpeaba. había elegido el árbol que parecía mas resistente, pues aunque mi fuerza física, al contrario que papa, era escasa, pretendía que el árbol me durara toda la practica. Lo golpee una y otra vez sin cesar, y a su vez, sin ningún éxito. La ultima vez, incluso me hice daño.
—Aiis, esta no era la forma en la que tenia que sangrar — Dije mientras me lamia la herida.
De hecho, aquel día, como mi madre se había ido a trabajar, mi padre sugirió que fuésemos a entrenar mientras cargaba aquel enorme instrumento del diablo a su espalda. Tarde muy poco en acordarme de un misterioso encargo que me había hecho mama para largarme de casa. Si, me invente una excusa para que mi padre no me partiera en dos. Aun tengo muchas cosas que hacer antes de morir, como por ejemplo...mmm... pues ahora mismo no se el, pero algo.
Decidí que lo mejor es que entrenara yo sólito aquella técnica, por mi propia seguridad. Busque algún lugar apartado de la ciudad donde pudiera golpear algo sin que nadie se quejara, y donde no pasara mucha gente que me conociera o alguna de esas fans locas que quería que le mordiera.
Había un parque, abandonado hacia años, que no estaba muy lejos de mi casa, y por donde raramente circulaba gente. Los columpios y toboganes habían sido desgastados por orden del tiempo, los arboles ya no tenían hojas, algunas ramas amenazaban con caerse y otros arboles parecía que se desmoronarían con un solo golpe. Junto a la incesante lluvia, aquel lugar parecía sacado de alguna especie de novela de terror. Perfecto para alguien como yo.
La madera de los arboles crujía bajo mis puños cuando la golpeaba. había elegido el árbol que parecía mas resistente, pues aunque mi fuerza física, al contrario que papa, era escasa, pretendía que el árbol me durara toda la practica. Lo golpee una y otra vez sin cesar, y a su vez, sin ningún éxito. La ultima vez, incluso me hice daño.
—Aiis, esta no era la forma en la que tenia que sangrar — Dije mientras me lamia la herida.