29/03/2016, 04:22
«Pagaran por esto.» —Daba grandes zancada mientras ignoraba lo que ocurría tras él.
Aquel sujeto corto de luces fue el primero en reaccionar; de la parte de atrás de su cinturón desenvaino lo que parecía ser una de esas dagas hechas para ser arrojadas, sin embargo este comenzó a esgrimirla como un puñal cualquiera. Ni siquiera apunto, solo arrojos tajos aleatorios a la macha blanca que veía acercarse a él.
«Te tengo —le dijo mentalmente luego de escabullirse entre sus ataques—. Ninpō: Bunkai.»
Con un simple pero poderoso giro de su muñeca Kazuma logró torcer el brazo de su rival. En aquel instante se llevó un buen codazo en la mejilla, pero consiguió desarmar a aquel descerebrado.
«No lo permitiré —se dijo a sí mismo cuando vio como el que tenía su espada se preparaba para echarse a correr—. Te quedas donde estás.»
Tomó la daga que recién había arrebatado y la arrojó de manera que esta se clavara en el asfalto, dejando en el medio la planta del pie de aquel matón. El tipo grito e inmediatamente se arrojó al suelo. En eso Kazuma aprovecho para recuperar su arma. Justo a tiempo pues estaban a punto de atacarlo por la espalda, pero entonces le quito el filo a su espada y dirigió una estocada en reversa hacia el estómago de su agresor.
«Espero te complazca… No es una puñalada de verdad, pero se sentirá igual que una.»
Con aquellos dos fuera de combate fue a buscar su vaina. Pero cuando se agacho para tomarla, sintió como recibía un fuerte golpe en las costillas. Se trataba del sujeto del pie clavado, que parecía seguir con intenciones de luchar. El Ishimura se limitó a darle un tajo sin filo al rostro, para ver si un poco más de dolor le escarmentaba.
Ahora si había terminado con aquellos dos que yacían en el suelo retorciéndose por el dolor de cortes falsos. El de ojos grises se giró, recordando que había un tercero, pero todo lo que vio fue al sujeto tirado en el suelo en un pequeño charco de sangre y con la cara bastante maltrecha. En cambio el chico al cual había atacado también tenía bastante sangre encima pero se veía mucho mejor.
«Creo que es todo.»
Cuando el lugar quedó en silencio la gente comenzó aproximarse, posiblemente a curiosear, pero muchos tenían también aquel aspecto de pandilleros. Lo preocupante es que salían de los callejones y sus miradas de pocos amigos no inspiraban nada de confianza. No le tomo mucho el darse cuenta de que tenía que irse de ahí, pero recordó al chico que se había metido en problemas y creyó que lo correcto sería sacarlo de aquel sitio. Después de todo no tenía cara de andar buscando lo mismo que él.
—No sé porqué estás aquí —le dijo mientras se paraba a su lado con gesto de urgencia—, pero estas ratas nunca están solas y dudo que quieras esperar a que el resto de la familia llegue… —No quería mostrar la urgencia en su voz, pero las malas caras comenzaban a juntarse mucho—. Sígueme, por aquí cerca hay un lugar “seguro”.
En realidad, aquel lugar del que hablaba estaba a unas calles, pero mientras podrían dirigirse a un callejón y recuperar un poco el aliento. Cualquiera de los dos podría dar el primer paso y guiar el camino calle abajo en la dirección señalada por el peliblanco y buscar una callejuela, total lo importante era salir de ahí.
Aquel sujeto corto de luces fue el primero en reaccionar; de la parte de atrás de su cinturón desenvaino lo que parecía ser una de esas dagas hechas para ser arrojadas, sin embargo este comenzó a esgrimirla como un puñal cualquiera. Ni siquiera apunto, solo arrojos tajos aleatorios a la macha blanca que veía acercarse a él.
«Te tengo —le dijo mentalmente luego de escabullirse entre sus ataques—. Ninpō: Bunkai.»
Con un simple pero poderoso giro de su muñeca Kazuma logró torcer el brazo de su rival. En aquel instante se llevó un buen codazo en la mejilla, pero consiguió desarmar a aquel descerebrado.
«No lo permitiré —se dijo a sí mismo cuando vio como el que tenía su espada se preparaba para echarse a correr—. Te quedas donde estás.»
Tomó la daga que recién había arrebatado y la arrojó de manera que esta se clavara en el asfalto, dejando en el medio la planta del pie de aquel matón. El tipo grito e inmediatamente se arrojó al suelo. En eso Kazuma aprovecho para recuperar su arma. Justo a tiempo pues estaban a punto de atacarlo por la espalda, pero entonces le quito el filo a su espada y dirigió una estocada en reversa hacia el estómago de su agresor.
«Espero te complazca… No es una puñalada de verdad, pero se sentirá igual que una.»
Con aquellos dos fuera de combate fue a buscar su vaina. Pero cuando se agacho para tomarla, sintió como recibía un fuerte golpe en las costillas. Se trataba del sujeto del pie clavado, que parecía seguir con intenciones de luchar. El Ishimura se limitó a darle un tajo sin filo al rostro, para ver si un poco más de dolor le escarmentaba.
Ahora si había terminado con aquellos dos que yacían en el suelo retorciéndose por el dolor de cortes falsos. El de ojos grises se giró, recordando que había un tercero, pero todo lo que vio fue al sujeto tirado en el suelo en un pequeño charco de sangre y con la cara bastante maltrecha. En cambio el chico al cual había atacado también tenía bastante sangre encima pero se veía mucho mejor.
«Creo que es todo.»
Cuando el lugar quedó en silencio la gente comenzó aproximarse, posiblemente a curiosear, pero muchos tenían también aquel aspecto de pandilleros. Lo preocupante es que salían de los callejones y sus miradas de pocos amigos no inspiraban nada de confianza. No le tomo mucho el darse cuenta de que tenía que irse de ahí, pero recordó al chico que se había metido en problemas y creyó que lo correcto sería sacarlo de aquel sitio. Después de todo no tenía cara de andar buscando lo mismo que él.
—No sé porqué estás aquí —le dijo mientras se paraba a su lado con gesto de urgencia—, pero estas ratas nunca están solas y dudo que quieras esperar a que el resto de la familia llegue… —No quería mostrar la urgencia en su voz, pero las malas caras comenzaban a juntarse mucho—. Sígueme, por aquí cerca hay un lugar “seguro”.
En realidad, aquel lugar del que hablaba estaba a unas calles, pero mientras podrían dirigirse a un callejón y recuperar un poco el aliento. Cualquiera de los dos podría dar el primer paso y guiar el camino calle abajo en la dirección señalada por el peliblanco y buscar una callejuela, total lo importante era salir de ahí.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)