30/03/2016, 16:28
Dios, lo he destrozado… Era la segunda vez que le partía la cara a alguien a base de cabezazos. Empezaba a cogerle el gusto, aunque la visión del amasijo de carne que quedaba en lugar de un rostro humano seguía revolviéndole las tripas.
—No sé porqué estás aquí —dijo alguien. Datsue estaba tan ensimismado que no se dio cuenta de quién era—, pero estas ratas nunca están solas y dudo que quieras esperar a que el resto de la familia llegue…
Datsue desvió la mirada del hombre que había dejado seco y miró a su interlocutor. Era el chico de cabellos blancos, el mismo con el que había chocado y posteriormente recibido su ayuda.
Se fijó en su katana, cubierta de un líquido carmesí, y en seguida le llamó la atención lo bonita que era. El mango, el tamaño, la forma… incluso la textura del acero, que parecía emitir destellos propios del crepúsculo. Todo en ella le enamoraba. En realidad, el Uchiha nunca había estado interesado en el arte del kenjutsu. La época de los samuráis había quedado atrás, y ahora eran los shinobis los que imponían su poder. Pese a eso, Datsue siempre había querido tener una katana. Era más por postureo y atraer a las chicas que porque realmente creyese que le fuese a dar uso. Y esa no es una katana… Es LA katana.
—Sígueme, por aquí cerca hay un lugar “seguro”.
—Está bien —dijo Datsue, conforme con que lo alejasen de allí. Siguió al peliblanco a una callejuela que había calles más abajo, y entonces el Uchiha se detuvo:—. ¿Por qué me ayudaste? —preguntó, curioso. Siempre tuvo curiosidad por saber la razón que llevaba a las personas a ayudar a otras desinteresadamente. Era algo que todavía no comprendía muy bien.
—No sé porqué estás aquí —dijo alguien. Datsue estaba tan ensimismado que no se dio cuenta de quién era—, pero estas ratas nunca están solas y dudo que quieras esperar a que el resto de la familia llegue…
Datsue desvió la mirada del hombre que había dejado seco y miró a su interlocutor. Era el chico de cabellos blancos, el mismo con el que había chocado y posteriormente recibido su ayuda.
Se fijó en su katana, cubierta de un líquido carmesí, y en seguida le llamó la atención lo bonita que era. El mango, el tamaño, la forma… incluso la textura del acero, que parecía emitir destellos propios del crepúsculo. Todo en ella le enamoraba. En realidad, el Uchiha nunca había estado interesado en el arte del kenjutsu. La época de los samuráis había quedado atrás, y ahora eran los shinobis los que imponían su poder. Pese a eso, Datsue siempre había querido tener una katana. Era más por postureo y atraer a las chicas que porque realmente creyese que le fuese a dar uso. Y esa no es una katana… Es LA katana.
—Sígueme, por aquí cerca hay un lugar “seguro”.
—Está bien —dijo Datsue, conforme con que lo alejasen de allí. Siguió al peliblanco a una callejuela que había calles más abajo, y entonces el Uchiha se detuvo:—. ¿Por qué me ayudaste? —preguntó, curioso. Siempre tuvo curiosidad por saber la razón que llevaba a las personas a ayudar a otras desinteresadamente. Era algo que todavía no comprendía muy bien.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado