9/04/2016, 16:54
—A buen lugar me has traído —dijo Datsue, mientras se dejaba caer sobre uno de los asientos que le habían ofrecido—. Sí señor, he de reconocerlo.
—Sí, esperemos que con se esmeren con la comida de igual forma que lo hacen con el ambiente. —Dijo mientras se retiraba la toalla del rostro para ver a su acompañante.
Innegablemente la ambientación del sitio era excelente, más de lo que se pudiera esperar en aquella zona de la ciudad. Las bellas y amables chicas, las luces tenues y la agradable pero discreta decoración. Todo aquello le daba a Kazuma la sensación de que había sido una buena idea escoger aquel local para pasar un buen rato, aunque no parecía la clase de restaurante a la cual irían chicos como ellos, pues eran los unicos jovenes alli.
—Así que tu inseparable compañera —dijo, repitiendo la anterior contestación de Kazuma—. ¿Y si te hiciesen una buena oferta por ella? —preguntó, curioso—. Ya sabes… Quizá quieras comprarte otros caprichos… y espadas sobran en este mundo.
El Ishimura se quedó en silencio por unos instantes, tratando de tantear las intenciones en las palabras de aquel muchacho. Antes de que pudiera responder, un par de camareras se acercaron a la mesa para servir un poco de un humeante té a cada uno. Resultaban bastante atentas, pues antes de la comida lo ideal era beber algo para sacarse el frio. También eran diestras en lo que respectaba a atender a clientes masculinos, pues se acercaban lo suficiente como para rozar con su pecho el hombro de ambos y permitir que percibieran un suave olor a lilas y a rosas.
—Bueno... —dijo con calma el Ishimura mientras levantaba la tasa que le habían dejado—. En realidad no es tan valiosa como pudieras pensar —dio un suave sorbo y sintió la esencia del limón, la miel y la canela calentando su garganta—. Puede que valga… No se… Lo mismo que un diamante del tamaño de un puño, un poco menos quizás.
El peliblanco colocó la tasa por debajo del nivel de su mentón y dejó que una leve sonrisa se asomara en su rostro. En realidad, jamás había pensado que Bohimei tuviese valor para alguien más que él. Claro emocionalmente valía tanto como su vida, pero en forma monetaria no le imaginaba costo alguno.
—Sí, esperemos que con se esmeren con la comida de igual forma que lo hacen con el ambiente. —Dijo mientras se retiraba la toalla del rostro para ver a su acompañante.
Innegablemente la ambientación del sitio era excelente, más de lo que se pudiera esperar en aquella zona de la ciudad. Las bellas y amables chicas, las luces tenues y la agradable pero discreta decoración. Todo aquello le daba a Kazuma la sensación de que había sido una buena idea escoger aquel local para pasar un buen rato, aunque no parecía la clase de restaurante a la cual irían chicos como ellos, pues eran los unicos jovenes alli.
—Así que tu inseparable compañera —dijo, repitiendo la anterior contestación de Kazuma—. ¿Y si te hiciesen una buena oferta por ella? —preguntó, curioso—. Ya sabes… Quizá quieras comprarte otros caprichos… y espadas sobran en este mundo.
El Ishimura se quedó en silencio por unos instantes, tratando de tantear las intenciones en las palabras de aquel muchacho. Antes de que pudiera responder, un par de camareras se acercaron a la mesa para servir un poco de un humeante té a cada uno. Resultaban bastante atentas, pues antes de la comida lo ideal era beber algo para sacarse el frio. También eran diestras en lo que respectaba a atender a clientes masculinos, pues se acercaban lo suficiente como para rozar con su pecho el hombro de ambos y permitir que percibieran un suave olor a lilas y a rosas.
—Bueno... —dijo con calma el Ishimura mientras levantaba la tasa que le habían dejado—. En realidad no es tan valiosa como pudieras pensar —dio un suave sorbo y sintió la esencia del limón, la miel y la canela calentando su garganta—. Puede que valga… No se… Lo mismo que un diamante del tamaño de un puño, un poco menos quizás.
El peliblanco colocó la tasa por debajo del nivel de su mentón y dejó que una leve sonrisa se asomara en su rostro. En realidad, jamás había pensado que Bohimei tuviese valor para alguien más que él. Claro emocionalmente valía tanto como su vida, pero en forma monetaria no le imaginaba costo alguno.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)