13/05/2015, 23:55
(Última modificación: 13/05/2015, 23:55 por Amedama Daruu.)
Había discutido con su madre de nuevo por intentar cocinar masa de pizza a escondidas, en su cuarto. ¿Pero es que no entendía que no deseaba revelar la receta a nadie? ¿Y si algún otro aspirante a pizzero famoso, y con tanto conocimiento de Ninjutsu como él se había fijado ya en que le gustaba la pizza y había decidido espiarle con el objetivo de robarle la receta? No, quería tener la primicia, y la tendría: cuando consiguiese la masa perfecta, sería el primero en darla a conocer.
Hasta ahora, no había tenido suerte.
De modo que se había retirado a algún sitio tranquilo, ataviado con una larga túnica blanca y un gorro de paja. En realidad, caminaba sin rumbo, pero giraba en las esquinas en las que no veía demasiada gente y se apartaba de los lugares abarrotados, que eran muchos en la Lluvia.
Finalmente arribó a un parque solitario de árboles con hojas secas y caídas y toboganes en mal estado. ¿Solitario? Si contamos por "solitario" el que sólo hubiese una persona, sí, era solitario.
Y acababa de darse cuenta de que, aunque lo conociese, nunca le había dirigido la palabra. Y por ningún motivo en especial.
A simple vista, uno podía pensar que Kurozuka Reiji era un muchacho siniestro. Todo de negro, ojos rojos como la sangre y el pelo más negro todavía que su ropa, con una piel pálida como el marfil. Mucha gente le tenía miedo, otra, manía. Incluso se llegaba a decir que era un vampiro, o algo así. Para Daruu, era todo una niñería que se había extendido. Odiaba a los que abusan de los demás, y consideraba aquello como una especie de abuso. De la clase de abuso que no se llama abuso, pero que hace el mismo daño.
Aunque, desde luego, hay gente a la que no le importa la soledad. Quizás Reiji lo fuera. A Daruu no le importaba tener amigos, o no tenerlos. Pero si no iban a ser buenos amigos, prefería que no. Tenía a su familia, al menos.
—Esto... —intentó romper el hielo—. Hola, Reiji-san. ¿Qué haces por aquí?
Oscuro como la noche y dorado como el sol, aquellos dos formaban un curioso contraste.
Hasta ahora, no había tenido suerte.
De modo que se había retirado a algún sitio tranquilo, ataviado con una larga túnica blanca y un gorro de paja. En realidad, caminaba sin rumbo, pero giraba en las esquinas en las que no veía demasiada gente y se apartaba de los lugares abarrotados, que eran muchos en la Lluvia.
Finalmente arribó a un parque solitario de árboles con hojas secas y caídas y toboganes en mal estado. ¿Solitario? Si contamos por "solitario" el que sólo hubiese una persona, sí, era solitario.
Y acababa de darse cuenta de que, aunque lo conociese, nunca le había dirigido la palabra. Y por ningún motivo en especial.
A simple vista, uno podía pensar que Kurozuka Reiji era un muchacho siniestro. Todo de negro, ojos rojos como la sangre y el pelo más negro todavía que su ropa, con una piel pálida como el marfil. Mucha gente le tenía miedo, otra, manía. Incluso se llegaba a decir que era un vampiro, o algo así. Para Daruu, era todo una niñería que se había extendido. Odiaba a los que abusan de los demás, y consideraba aquello como una especie de abuso. De la clase de abuso que no se llama abuso, pero que hace el mismo daño.
Aunque, desde luego, hay gente a la que no le importa la soledad. Quizás Reiji lo fuera. A Daruu no le importaba tener amigos, o no tenerlos. Pero si no iban a ser buenos amigos, prefería que no. Tenía a su familia, al menos.
—Esto... —intentó romper el hielo—. Hola, Reiji-san. ¿Qué haces por aquí?
Oscuro como la noche y dorado como el sol, aquellos dos formaban un curioso contraste.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)