17/04/2016, 16:05
(Última modificación: 17/04/2016, 18:10 por Uchiha Akame.)
—Ya quisiera yo que fuese una técnica secreta, amigo mío. Pero me temo que se trata sólo de una desafortunada apariencia y nada más. Un misterio que ni yo mismo he podido resolver —el niño-pez exclamó con gracia y prosiguió—. Pero tú, aunque luces normal; me tendrás que ayudar aquí un poco porque no me queda del todo claro si eres niña o niño.
Una vena en la sien de Anzu se hinchó al instante, como un mecanismo automático que hubiera sido accionado. Clavó sus ojos grises en el curioso niño-pez que se atrevía a insultarla de esa manera. Parecía fuerte, y sus dientes como cuchillas adornaban una sonrisa típica de quien no se achanta fácilmente. La Yotsuki apretó los dientes con ira.
—¿O quizás ambos?
Ni siquiera prestó atención al nombre que le devolvía el chico pelirrojo. 'Sasamani Pota', o algo así. No le importaba; ahora mismo, toda su atención estaba concentrada en el tipo azul, como si quisiera hacerlo explotar sólo con la mirada. Anzu soltó una carcajada seca.
—Ah, tuviste que hacerlo. Tuviste que hacerlo —respondió con fingida resignación—. Para eso siempre llevo conmigo a mis dos fieles compañeros —alzó ambos puños, oscuros y amenazadores, y se llevó el derecho junto al oído—. ¿Qué dices? ¿Que quieres resolverle su duda a nuestro marítimo socio? Sí, creo que lo está pidiendo a gritos.
Aquel extraño ser era un ninja de otra Aldea. Lo que estaba a punto de hacer podía costarle muy caro... Pero lo había hecho. Nadie insulta a Kajiya Anzu y se va de rositas. Ni corta ni perezosa, la kunoichi de Takigakure avanzó un par de rápidos pasos, colocándose a escasa distancia del niño-pez. Le sostuvo la mirada, con los puños cerrados y pose marcial.
—No he podido participar en el Torneo, así que llevo unas semanas de lo más aburridas. Tu comentario ha sido muy gracioso, así que me gustaría oírlo otra vez —siseó, amenazadora—. Venga, sardina de mierda, alégrame el día.
Una vena en la sien de Anzu se hinchó al instante, como un mecanismo automático que hubiera sido accionado. Clavó sus ojos grises en el curioso niño-pez que se atrevía a insultarla de esa manera. Parecía fuerte, y sus dientes como cuchillas adornaban una sonrisa típica de quien no se achanta fácilmente. La Yotsuki apretó los dientes con ira.
—¿O quizás ambos?
Ni siquiera prestó atención al nombre que le devolvía el chico pelirrojo. 'Sasamani Pota', o algo así. No le importaba; ahora mismo, toda su atención estaba concentrada en el tipo azul, como si quisiera hacerlo explotar sólo con la mirada. Anzu soltó una carcajada seca.
—Ah, tuviste que hacerlo. Tuviste que hacerlo —respondió con fingida resignación—. Para eso siempre llevo conmigo a mis dos fieles compañeros —alzó ambos puños, oscuros y amenazadores, y se llevó el derecho junto al oído—. ¿Qué dices? ¿Que quieres resolverle su duda a nuestro marítimo socio? Sí, creo que lo está pidiendo a gritos.
Aquel extraño ser era un ninja de otra Aldea. Lo que estaba a punto de hacer podía costarle muy caro... Pero lo había hecho. Nadie insulta a Kajiya Anzu y se va de rositas. Ni corta ni perezosa, la kunoichi de Takigakure avanzó un par de rápidos pasos, colocándose a escasa distancia del niño-pez. Le sostuvo la mirada, con los puños cerrados y pose marcial.
—No he podido participar en el Torneo, así que llevo unas semanas de lo más aburridas. Tu comentario ha sido muy gracioso, así que me gustaría oírlo otra vez —siseó, amenazadora—. Venga, sardina de mierda, alégrame el día.