26/04/2016, 02:51
¿Qué demonios pasa? se preguntó Datsue, al detenerse de pronto la música y oír un estruendo en la entrada.
—¡Buenas tardes, damas y caballeros! —Escuchó exclamar, con voz alegre y amable.
Luego, oyó a la camarera, quejándose, y acto seguido le llegó el restallido de una bofetada, que penetró en sus oídos avisándole del peligro: aquel hombre no era alguien cualquiera.
—Solo he venido a encontrarme con unos "amigos"—continuó con voz dulce y calmada—. ¡Oh, parece que ahí están! Oh, chicos, si pudieran acompañarme para dialogar sobre nuestras diferencias como personas civilizadas.
¿Diferencias? ¿Personas civilizadas? No, cabrón, te confundes de persona. Entonces, tras la penumbra de la noche, alcanzó a distinguir una docena de hombres que entraban apelotonados por la estrecha puerta del restaurante. No le costó reconocer al hombre al cual había pegado: tenía el rostro tan cubierto de bultos y moretones que apenas se le distinguía un ojo.
—Claro, podríamos conversar aquí mismo, pero me gustaría que fuera en privado... Pero si insisten, podríamos convertir este sitio en una sala de debates e incluir a todas estas personas en nuestro intercambio de opiniones.
La madre que me… ¿¡Pero qué seguridad de mierda es la que han puesto en los Dojos!? ¡Menuda estafa, joder! Vale, a ver… Lo primero es sacar a toda esta gente para que no sufra daño alguno.
Datsue chasqueó la lengua, molesto consigo mismo. ¿Es que ni en un momento como aquel iba a dejar de bromear? ¿Salvar a la gente? ¡Que se arreglaran como pudiesen! Él haría lo mismo. Pero una cosa era despreocuparse por un puñado de desconocidos, y otra muy distinta abandonar a un buen compañero de cena. No, a él no podía dejarlo en la estacada.
Por eso mismo se levantó, con toda la tranquilidad y temple que fue capaz de exhibir. Dio tres simples pasos hacia el que parecía ser el jefe, se plantó frente a él, dio media vuelta y…
... Se bajó los pantalones para mostrarle su grandioso y genuino culo, mientras le hacía un corte de manga y le sacaba la lengua. Si lo que quería aquel tipo era dialogar, Datsue le enviaría un mensaje claro y directo.
Acto seguido, levantó una mano y la bajó en picado para darse a sí mismo una cachetada…
¡PLAFF!
No fue el sonido característico de un cachete, sino el de un bushin al desaparecer. Y es que, en efecto, el Datsue con el que Kazuma había estado hablando desde que había salido del baño era eso, una simple imagen sin consistencia ni solidez. Por eso había respondido a todas sus preguntas con simples gestos, y por eso también había llamado a la camarera con un ademán.
El verdadero Datsue no se encontraba muy lejos. De hecho, todavía seguía oculto bajo la misma mesa, tras el mantel que caía alrededor de ésta y mirando a través de un agujero que había hecho a la tela con un kunai.
Por supuesto, el Uchiha no dejaría en la estacada a su compañero. Nada de eso. Le apoyaría con todas sus fuerzas… Con todas las fuerzas de su mente: ¡Ánimo, Kazuma, ya son tuyos!
—¡Buenas tardes, damas y caballeros! —Escuchó exclamar, con voz alegre y amable.
Luego, oyó a la camarera, quejándose, y acto seguido le llegó el restallido de una bofetada, que penetró en sus oídos avisándole del peligro: aquel hombre no era alguien cualquiera.
—Solo he venido a encontrarme con unos "amigos"—continuó con voz dulce y calmada—. ¡Oh, parece que ahí están! Oh, chicos, si pudieran acompañarme para dialogar sobre nuestras diferencias como personas civilizadas.
¿Diferencias? ¿Personas civilizadas? No, cabrón, te confundes de persona. Entonces, tras la penumbra de la noche, alcanzó a distinguir una docena de hombres que entraban apelotonados por la estrecha puerta del restaurante. No le costó reconocer al hombre al cual había pegado: tenía el rostro tan cubierto de bultos y moretones que apenas se le distinguía un ojo.
—Claro, podríamos conversar aquí mismo, pero me gustaría que fuera en privado... Pero si insisten, podríamos convertir este sitio en una sala de debates e incluir a todas estas personas en nuestro intercambio de opiniones.
La madre que me… ¿¡Pero qué seguridad de mierda es la que han puesto en los Dojos!? ¡Menuda estafa, joder! Vale, a ver… Lo primero es sacar a toda esta gente para que no sufra daño alguno.
Datsue chasqueó la lengua, molesto consigo mismo. ¿Es que ni en un momento como aquel iba a dejar de bromear? ¿Salvar a la gente? ¡Que se arreglaran como pudiesen! Él haría lo mismo. Pero una cosa era despreocuparse por un puñado de desconocidos, y otra muy distinta abandonar a un buen compañero de cena. No, a él no podía dejarlo en la estacada.
Por eso mismo se levantó, con toda la tranquilidad y temple que fue capaz de exhibir. Dio tres simples pasos hacia el que parecía ser el jefe, se plantó frente a él, dio media vuelta y…
... Se bajó los pantalones para mostrarle su grandioso y genuino culo, mientras le hacía un corte de manga y le sacaba la lengua. Si lo que quería aquel tipo era dialogar, Datsue le enviaría un mensaje claro y directo.
Acto seguido, levantó una mano y la bajó en picado para darse a sí mismo una cachetada…
¡PLAFF!
No fue el sonido característico de un cachete, sino el de un bushin al desaparecer. Y es que, en efecto, el Datsue con el que Kazuma había estado hablando desde que había salido del baño era eso, una simple imagen sin consistencia ni solidez. Por eso había respondido a todas sus preguntas con simples gestos, y por eso también había llamado a la camarera con un ademán.
El verdadero Datsue no se encontraba muy lejos. De hecho, todavía seguía oculto bajo la misma mesa, tras el mantel que caía alrededor de ésta y mirando a través de un agujero que había hecho a la tela con un kunai.
Por supuesto, el Uchiha no dejaría en la estacada a su compañero. Nada de eso. Le apoyaría con todas sus fuerzas… Con todas las fuerzas de su mente: ¡Ánimo, Kazuma, ya son tuyos!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado