27/04/2016, 16:27
(Última modificación: 27/04/2016, 16:29 por Uchiha Datsue.)
Tenía que reconocerlo: estaba cagado. Tanto, que hasta se había olvidado de respirar, temeroso de que le descubriesen. Sin embargo, parecía que su pequeño truco había surgido efecto y ahora todos pensaban que Kazuma era el único que quedaba en el local. Había sido una suerte haber realizado aquel Bushin, una tremenda casualidad que podría salvarle la vida.
—UNO.
¿Pero qué cojones…?
—DOS.
¡Será hijo de puta…! Por el pequeño orificio que había hecho en el mantel, Datsue veía como aquel cabrón se ensañaba con la camarera, partiéndole los dedos. El Uchiha apretó los puños de pura frustración. Alguien debía pararlo. Alguien debía…
—¡Basta! Yo lidiare contigo. —dijo Kazuma, cuál héroe.
¡Eso es, Kazuma! ¡Dale su merecido a ese cabrón! Por supuesto, Datsue pensaba apoyarle en todo momento. Tan sólo estaba esperando el momento adecuado. Sí, eso. El momento adecuado…
—Perfecto, pero ¿Y tu amigo? —preguntó de pronto el bandido.
Un sudor frío recorrió la espalda de Datsue.
—Ni idea, seguramente ya se encuentra a kilómetros de aquí.
—Quién lo diría… Con esa cara tan seria y eres todo un comediante —Oh, mierda… No, por favor, no. No, no, no, no…—, pero será mejor que saques al muchacho de debajo de la mesa antes de que se me vaya a olvidar que vine a conversar.
¡NO, JODER, NO! ¡ME CAGO EN TODOS TUS…! ¡Este no era el momento adecuado, joder...! A ver, espera, piensa rápido. Y ahora qué… Vale, es la única opción. Vale. Vale, vale, lo tengo.
Apenas segundos más tarde, una tremenda patada de su compañero tiró la mesa que le cubría. Sus miradas se entrecruzaron durante un breve instante, y Datsue creyó captar la misma desaprobación que había visto en sus padres la última vez que habían discutido.
Datsue chasqueó la lengua. Que te den.
Luego, se irguió con la poca dignidad que le quedaba, analizando la situación. La desventaja era clara, y las posibilidades de vencer nulas. La única opción es crear una apertura y huir… Eso, o que alguien avise a los guardias. Joder, con la TAN prometida seguridad máxima no deberían tardar mucho en darse cuenta de todo este jaleo, ¿no? Pero dígase una cosa de Uchiha Datsue: no confía en los demás.
Por tanto, no iba a esperar a que apareciese la ayuda de forma mágica.
Tragó saliva, dio un paso hacia el que parecía ser el jefe y habló. Al fin y al cabo, la palabra era su mejor arma.
—Me gustaría hacer un trato —pidió, llevándose con lentitud una mano al bolsillo interior de su yukata—. No sé si lo sabéis, pero soy uno de los participantes del Torneo. Aquel que aceptó un diamante como soborno… —añadió, convencido de que habrían oído la historia—. Era un diamante de los gordos. De esos que valen una fortuna… ¿Qué os parece si os doy ese diamante y olvidamos todo esto, ¿eh? —dijo, sacando el diamante de su bolsillo para que todos lo pudiesen ver.
La codicia era la mayor debilidad de hombres como aquellos. Bien lo sabía él.
AO: 1
—UNO.
¿Pero qué cojones…?
—DOS.
¡Será hijo de puta…! Por el pequeño orificio que había hecho en el mantel, Datsue veía como aquel cabrón se ensañaba con la camarera, partiéndole los dedos. El Uchiha apretó los puños de pura frustración. Alguien debía pararlo. Alguien debía…
—¡Basta! Yo lidiare contigo. —dijo Kazuma, cuál héroe.
¡Eso es, Kazuma! ¡Dale su merecido a ese cabrón! Por supuesto, Datsue pensaba apoyarle en todo momento. Tan sólo estaba esperando el momento adecuado. Sí, eso. El momento adecuado…
—Perfecto, pero ¿Y tu amigo? —preguntó de pronto el bandido.
Un sudor frío recorrió la espalda de Datsue.
—Ni idea, seguramente ya se encuentra a kilómetros de aquí.
—Quién lo diría… Con esa cara tan seria y eres todo un comediante —Oh, mierda… No, por favor, no. No, no, no, no…—, pero será mejor que saques al muchacho de debajo de la mesa antes de que se me vaya a olvidar que vine a conversar.
¡NO, JODER, NO! ¡ME CAGO EN TODOS TUS…! ¡Este no era el momento adecuado, joder...! A ver, espera, piensa rápido. Y ahora qué… Vale, es la única opción. Vale. Vale, vale, lo tengo.
Apenas segundos más tarde, una tremenda patada de su compañero tiró la mesa que le cubría. Sus miradas se entrecruzaron durante un breve instante, y Datsue creyó captar la misma desaprobación que había visto en sus padres la última vez que habían discutido.
Datsue chasqueó la lengua. Que te den.
Luego, se irguió con la poca dignidad que le quedaba, analizando la situación. La desventaja era clara, y las posibilidades de vencer nulas. La única opción es crear una apertura y huir… Eso, o que alguien avise a los guardias. Joder, con la TAN prometida seguridad máxima no deberían tardar mucho en darse cuenta de todo este jaleo, ¿no? Pero dígase una cosa de Uchiha Datsue: no confía en los demás.
Por tanto, no iba a esperar a que apareciese la ayuda de forma mágica.
Tragó saliva, dio un paso hacia el que parecía ser el jefe y habló. Al fin y al cabo, la palabra era su mejor arma.
—Me gustaría hacer un trato —pidió, llevándose con lentitud una mano al bolsillo interior de su yukata—. No sé si lo sabéis, pero soy uno de los participantes del Torneo. Aquel que aceptó un diamante como soborno… —añadió, convencido de que habrían oído la historia—. Era un diamante de los gordos. De esos que valen una fortuna… ¿Qué os parece si os doy ese diamante y olvidamos todo esto, ¿eh? —dijo, sacando el diamante de su bolsillo para que todos lo pudiesen ver.
La codicia era la mayor debilidad de hombres como aquellos. Bien lo sabía él.
AO: 1
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado