1/05/2016, 17:26
—¿Queréis este diamante? —preguntó Datsue a la docena de bandidos—. ¿Queréis tener la oportunidad de salir de estos barrios de mierda y no tener que preocuparos nunca más por el dinero? —el Uchiha alargó la mano, ofreciéndoles el pedrusco—. Es fácil. Vuestro sueño se puede hacer realidad aquí y ahora. Solo tenéis que…
»Poneros en su contra.
Por un instante, en los ojos de todos los bandidos, se pudo apreciar una codicia desmesurada, la suficiente como para que apuñalaran a todos sus compañeros si aquello les garantizaba semejante botín. Algunos incluso se atrevieron a dar un paso para observar mejor aquella piedra preciosa. Sin duda, todos ellos contemplaban la posibilidad de iniciar un combate y aprovechar la confusión para escapar con los bolsillos llenos.
—Jajaja —su tenebrosa risa sacó a todos de sus pensamientos—. Subestimas a mis hombres, pues ellos sienten un enorme respeto por mis principios —que era una forma de decir que su miedo por él superaba la codicia que les impulsaba—. Tanta es su lealtad que les recompensare ahora mismo.
»Muchachos… Si acaban con ambos pueden quedarse con el diamante. Claro, hay reglas a las cuales atenerse. A cada uno lo pueden atacar un máximo de seis de ustedes, pueden pelear adentro o afuera del local y mientras tanto yo haré de réferi… Tenemos mucho público, que también es utilería, así que den un buen espectáculo... Y diviertanse tanto como yo, jejeje.
Como si hubiesen arrojado carne a un cardumen de pirañas, los matones comenzaron a acercarse y a rodear a los jóvenes. El ambiente de pronto se encontró cargado de intenciones asesinas. El primero en moverse fue Kazuma quien corrió hacia la entrada del negocio.
—Prefiero que sea afuera, síganme —Y procedió a pararse bajo la lluvia con seis de los bandidos siguiéndoles.
Se sentía un poco mal por dejar a Datsue solo, pero se supone que era un ninja y tendría las habilidades suficientes como para defenderse. Además, pelear dentro del local casi garantizaba que algún inocente comensal terminara perjudicado o que le tomaran como rehén. Por otro lado, el sujeto de ojos verde se quedó de pie a un lado de la puerta mientras sus esbirros restantes rodeaban a Datsue. Algunos sacaron cuchillos y otros tomaban silla y otros objetos contundentes, pero todos tenían sus intenciones puestas en aquel diamante.
»Poneros en su contra.
Por un instante, en los ojos de todos los bandidos, se pudo apreciar una codicia desmesurada, la suficiente como para que apuñalaran a todos sus compañeros si aquello les garantizaba semejante botín. Algunos incluso se atrevieron a dar un paso para observar mejor aquella piedra preciosa. Sin duda, todos ellos contemplaban la posibilidad de iniciar un combate y aprovechar la confusión para escapar con los bolsillos llenos.
—Jajaja —su tenebrosa risa sacó a todos de sus pensamientos—. Subestimas a mis hombres, pues ellos sienten un enorme respeto por mis principios —que era una forma de decir que su miedo por él superaba la codicia que les impulsaba—. Tanta es su lealtad que les recompensare ahora mismo.
»Muchachos… Si acaban con ambos pueden quedarse con el diamante. Claro, hay reglas a las cuales atenerse. A cada uno lo pueden atacar un máximo de seis de ustedes, pueden pelear adentro o afuera del local y mientras tanto yo haré de réferi… Tenemos mucho público, que también es utilería, así que den un buen espectáculo... Y diviertanse tanto como yo, jejeje.
Como si hubiesen arrojado carne a un cardumen de pirañas, los matones comenzaron a acercarse y a rodear a los jóvenes. El ambiente de pronto se encontró cargado de intenciones asesinas. El primero en moverse fue Kazuma quien corrió hacia la entrada del negocio.
—Prefiero que sea afuera, síganme —Y procedió a pararse bajo la lluvia con seis de los bandidos siguiéndoles.
Se sentía un poco mal por dejar a Datsue solo, pero se supone que era un ninja y tendría las habilidades suficientes como para defenderse. Además, pelear dentro del local casi garantizaba que algún inocente comensal terminara perjudicado o que le tomaran como rehén. Por otro lado, el sujeto de ojos verde se quedó de pie a un lado de la puerta mientras sus esbirros restantes rodeaban a Datsue. Algunos sacaron cuchillos y otros tomaban silla y otros objetos contundentes, pero todos tenían sus intenciones puestas en aquel diamante.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)