14/05/2016, 19:22
—¿Quién sabe? —Dijo sin darle mucha importancia.
Datsue se encontraba en la parte externa del restaurante, cerciorándose que no hubiese nada sospechoso. Lo cierto es que lucía bastante aliviado con la súbita desaparición de aquel perturbador enemigo... Lo cierto es que todos parecían aliviados y agradecidos.
«¿Pero escapar así? Cuando tiene toda la situación bajo control. —De pronto se fijó en que estaba empapado.
Aun con su espada en mano el joven salió del restaurante para situarse junto a su compañero. En el interior aún se escuchaban algunos murmullos de quienes no sabían qué hacer ahora, pero el plácido sonido de la lluvia apagaba aquellas voces casi por completo. Allí entre las charcas se podía apreciar el cuerpo y la sangre de quienes hace unos minutos fuesen unos arrogantes agresores, gente que era mejor intimidando que luchando.
—Personalmente, espero que sí. No entiendo porqué estás tan enfadado, Kazuma. —El joven de ojos grises escuchó aquello y no pudo evitar bajar la mirada y dejar escapar un suspiro.
—Cierto… ¿Por qué estás tan molesto, Kazuma-kun? —Era aquella inquietante voz burlona.
El joven de ojos grises levantó la mirada y entonces lo vio; Oculto detrás del Uchiha se encontraba aquel sujeto, como salido de la nada. Antes de que el mismo Datsue pudiese reaccionar, un brutal golpe en la quijada lo mandaría volando hacia la calle. Aquel de ojos verdes sonrió y observó a Kazuma, quien ya estaba levantando su espada para blandirla contra él, pero su enemigo fue más rápido y le propinó una patada que lo mandó junto a su compañero, cayéndole encima.
Habiendo quedado solo en aquella entrada el de cabellera castaña se devolvió a la parte interna para buscar su abrigo. Desde la puerta rota comenzó a caminar hacia donde se encontraban ambos jovencitos.
—Chicos, ¿quieren que les cuente qué es lo que me parece más hermoso en el mundo?
El sujeto se mostraba absolutamente tranquilo, como si estuviera en una apacible tarde bebiendo té. Su sobretodo lo protegía de las frías gotas de agua de aquella tormenta primaveral, pero su cabello ya lucía empapado y chorreante. Observó como uno de sus compañeros de juegos trataba de levantarse y pudo sentir como una ola de satisfacción lo recorría. Tanta fue la emoción que tuvo que observar al cielo y respirar profundamente para controlar su necesidad de agredirlo.
—Les diré… —planeaba responder su propia pregunta—. Es cuando le robas la esperanza a la gente, cuando creen que todo ha acabado y de repente descubren que se trataba solo de un engaño. Podría decirse que es a lo que me dedico… Y que lo he convertido en todo un arte.
»Ustedes aún conservan su espíritu de lucha, pero me pregunto... ¿Cuanto me tomara el quebrantarlo? — Sonrio, porque sabia lo que procederia.
Datsue se encontraba en la parte externa del restaurante, cerciorándose que no hubiese nada sospechoso. Lo cierto es que lucía bastante aliviado con la súbita desaparición de aquel perturbador enemigo... Lo cierto es que todos parecían aliviados y agradecidos.
«¿Pero escapar así? Cuando tiene toda la situación bajo control. —De pronto se fijó en que estaba empapado.
Aun con su espada en mano el joven salió del restaurante para situarse junto a su compañero. En el interior aún se escuchaban algunos murmullos de quienes no sabían qué hacer ahora, pero el plácido sonido de la lluvia apagaba aquellas voces casi por completo. Allí entre las charcas se podía apreciar el cuerpo y la sangre de quienes hace unos minutos fuesen unos arrogantes agresores, gente que era mejor intimidando que luchando.
—Personalmente, espero que sí. No entiendo porqué estás tan enfadado, Kazuma. —El joven de ojos grises escuchó aquello y no pudo evitar bajar la mirada y dejar escapar un suspiro.
—Cierto… ¿Por qué estás tan molesto, Kazuma-kun? —Era aquella inquietante voz burlona.
El joven de ojos grises levantó la mirada y entonces lo vio; Oculto detrás del Uchiha se encontraba aquel sujeto, como salido de la nada. Antes de que el mismo Datsue pudiese reaccionar, un brutal golpe en la quijada lo mandaría volando hacia la calle. Aquel de ojos verdes sonrió y observó a Kazuma, quien ya estaba levantando su espada para blandirla contra él, pero su enemigo fue más rápido y le propinó una patada que lo mandó junto a su compañero, cayéndole encima.
Habiendo quedado solo en aquella entrada el de cabellera castaña se devolvió a la parte interna para buscar su abrigo. Desde la puerta rota comenzó a caminar hacia donde se encontraban ambos jovencitos.
—Chicos, ¿quieren que les cuente qué es lo que me parece más hermoso en el mundo?
El sujeto se mostraba absolutamente tranquilo, como si estuviera en una apacible tarde bebiendo té. Su sobretodo lo protegía de las frías gotas de agua de aquella tormenta primaveral, pero su cabello ya lucía empapado y chorreante. Observó como uno de sus compañeros de juegos trataba de levantarse y pudo sentir como una ola de satisfacción lo recorría. Tanta fue la emoción que tuvo que observar al cielo y respirar profundamente para controlar su necesidad de agredirlo.
—Les diré… —planeaba responder su propia pregunta—. Es cuando le robas la esperanza a la gente, cuando creen que todo ha acabado y de repente descubren que se trataba solo de un engaño. Podría decirse que es a lo que me dedico… Y que lo he convertido en todo un arte.
»Ustedes aún conservan su espíritu de lucha, pero me pregunto... ¿Cuanto me tomara el quebrantarlo? — Sonrio, porque sabia lo que procederia.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)