17/05/2016, 03:12
(Última modificación: 17/05/2016, 03:19 por Uchiha Datsue.)
Datsue elevó la cabeza al oír un montón de pasos acercándose. Entornó los ojos y los reconoció: eran los clientes y camareros del restaurante.
—Tu amigo se ha quedado combatiendo. —Le dijo una de las camareras.
Lo sé.
—Debes de ayudarlo. —Le apresuro un señor regordete.
Ayúdale tú, no te jode…
—¡Lo van a matar si se queda solo! —Le gritó una niñita.
Gajes del oficio. Algún día lo comprenderás, pequeña.
La gente le gritaba y le suplicaba, pero Datsue estaba tan cansado que ni tenía fuerzas para responderles.
—¿Lo vas a abandonar? —Preguntó con indignación uno de los cocineros.
Oye, me estáis tocando los…
—Eres un ninja ¿cierto? Haz algo entonces —Le apremió una anciana flacucha.
Datsue apretó las mandíbulas, mientras una sombra cruzaba su rostro. ¿Por qué tanta presión para que se tirase de cabeza a una muerte segura? ¿Por qué le atosigaban tanto, si ellos, en esencia, habían huido de la misma forma que él?
—¡Este es un cobarde, déjenlo y busquemos a la guardia de la ciudad! —Exclamaron varios de ellos, con un tono de desprecio absoluto.
Qué quieres que te diga… Los héroes mueren antes que los cobardes. Y yo quiero tener una vida longeva. Aun así, el comentario le había dolido más de lo que quería reconocer.
—Mis padres me habían dicho que las cosas terribles que decían sobre usted en los periódicos eran mentira —aseguro gimoteando un niñito, uno de aquellos que considera a los ninjas como una especie de superhéroes. Le recordó terriblemente a él mismo cuando tenía su edad—, pero veo que todo lo que escribieron era cierto… Que decepción.
—Oye, chico…
Pero el niño ya se había ido, corriendo entre lágrimas invisibles por la lluvia y uniéndose al grupo que se alejaba entre abucheos.
—Es como decían. —Logró oír entre la multitud, cada vez más alejada—. Solo conoce las deshonra y la desgracia.
—¡Tsk! —Había soportado muchas humillaciones en su vida, pero aquel linchamiento público superaba cualquier límite razonable—. ¡Y ya está! ¡¿No?! —les gritó, enfurecido, mientras se levantaba con rabia del suelo—. ¡Ya habéis dicho lo que necesitabais para sentiros mejor, eh! —Apretó los puños, que se tornaron blancos por la fuerza—. Malditos hijos de puta —murmuró, con los labios temblándole—. Después de huir como yo… Después de hacer EXACTAMENTE lo mismo que yo… ¡Le echáis la culpa al malo y os libráis de toda conciencia, eh! ¿¡Y en qué os convierte eso a vosotros!? —preguntó con la voz a punto de romperse—. ¡¿En los buenos?!
Dio una patada a un caldero vacío que estaba tirado en la calle, que salió desperdigado en decenas de astillas.
—No me jodáis… —gimoteó, mientras escondía el rostro con el antebrazo y se apoyaba contra una pared. Luego, frustrado, dio un golpe al muro con la base del puño—. No me jodáis… —repitió, mientras el llanto le henchía el pecho y se le escapaba entre sollozos por su pequeña garganta...
—Tu amigo se ha quedado combatiendo. —Le dijo una de las camareras.
Lo sé.
—Debes de ayudarlo. —Le apresuro un señor regordete.
Ayúdale tú, no te jode…
—¡Lo van a matar si se queda solo! —Le gritó una niñita.
Gajes del oficio. Algún día lo comprenderás, pequeña.
La gente le gritaba y le suplicaba, pero Datsue estaba tan cansado que ni tenía fuerzas para responderles.
—¿Lo vas a abandonar? —Preguntó con indignación uno de los cocineros.
Oye, me estáis tocando los…
—Eres un ninja ¿cierto? Haz algo entonces —Le apremió una anciana flacucha.
Datsue apretó las mandíbulas, mientras una sombra cruzaba su rostro. ¿Por qué tanta presión para que se tirase de cabeza a una muerte segura? ¿Por qué le atosigaban tanto, si ellos, en esencia, habían huido de la misma forma que él?
—¡Este es un cobarde, déjenlo y busquemos a la guardia de la ciudad! —Exclamaron varios de ellos, con un tono de desprecio absoluto.
Qué quieres que te diga… Los héroes mueren antes que los cobardes. Y yo quiero tener una vida longeva. Aun así, el comentario le había dolido más de lo que quería reconocer.
—Mis padres me habían dicho que las cosas terribles que decían sobre usted en los periódicos eran mentira —aseguro gimoteando un niñito, uno de aquellos que considera a los ninjas como una especie de superhéroes. Le recordó terriblemente a él mismo cuando tenía su edad—, pero veo que todo lo que escribieron era cierto… Que decepción.
—Oye, chico…
Pero el niño ya se había ido, corriendo entre lágrimas invisibles por la lluvia y uniéndose al grupo que se alejaba entre abucheos.
—Es como decían. —Logró oír entre la multitud, cada vez más alejada—. Solo conoce las deshonra y la desgracia.
—¡Tsk! —Había soportado muchas humillaciones en su vida, pero aquel linchamiento público superaba cualquier límite razonable—. ¡Y ya está! ¡¿No?! —les gritó, enfurecido, mientras se levantaba con rabia del suelo—. ¡Ya habéis dicho lo que necesitabais para sentiros mejor, eh! —Apretó los puños, que se tornaron blancos por la fuerza—. Malditos hijos de puta —murmuró, con los labios temblándole—. Después de huir como yo… Después de hacer EXACTAMENTE lo mismo que yo… ¡Le echáis la culpa al malo y os libráis de toda conciencia, eh! ¿¡Y en qué os convierte eso a vosotros!? —preguntó con la voz a punto de romperse—. ¡¿En los buenos?!
Dio una patada a un caldero vacío que estaba tirado en la calle, que salió desperdigado en decenas de astillas.
—No me jodáis… —gimoteó, mientras escondía el rostro con el antebrazo y se apoyaba contra una pared. Luego, frustrado, dio un golpe al muro con la base del puño—. No me jodáis… —repitió, mientras el llanto le henchía el pecho y se le escapaba entre sollozos por su pequeña garganta...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado