17/05/2015, 21:35
Daba igual cuanto lamiera la herida, aquello parecía un río de sangre, como si me hubieran cortado las venas. Esto se debe a que, si yo no era lo suficientemente raro, mi genética me premio con una ingente cantidad de sangre. Para ser más exactos tengo en mi cuerpo el doble de sangre que una persona normal. Y por si fuera poco, se regenera sólita al salir de mi cuerpo, así que yo no muero desangrado. Pero es genial a la hora de usar las técnicas de mi clan.
El caso es que, aquel día, en aquel lugar, mi brazo estaba empapado de sangre, y eso empezaba a manchar mi ropa, y el suelo. No era algo raro, o fuera de lo común, sin embargo, si alguien pasara por aquel sitio, pensaría que acababa de cometer algún tipo de asesinato o que se yo. Y más en un lugar abandonado como aquel. Aunque teóricamente, a esas horas, y prácticamente a lo largo del día, no pasaba nadie por allí.
Digo teóricamente porque, no mucho tiempo después, una voz familiar sonó a mis espaldas. Aquella voz pertenecía nada menos que al chico rubio soleado de la clase. Su pelo brillaba como el sol, si es que alguna vez podías verlo en Amegakure, y las veces que podías verlo no era buena señal. Él no era una excepción. Su aparición no era una buena señal para mí. No cubierto de sangre como estaba. No con mis leyendas de por medio.
Por instinto, me gire hacia el para responderle, y así fue como él pudo verme cubierto de sangre, inclusive los labios, que había usado para lamer la herida.
—Esto.... pues veras...estaba aquí... —No había muchas maneras de explicar aquello —Entrenando —dije a toda velocidad, luego, rapidamente, cambie de tema —¿Quieres ir a comer pizza? —Dije mientras me limpiaba la boca con la manga del brazo que no estaba herido.
El caso es que, aquel día, en aquel lugar, mi brazo estaba empapado de sangre, y eso empezaba a manchar mi ropa, y el suelo. No era algo raro, o fuera de lo común, sin embargo, si alguien pasara por aquel sitio, pensaría que acababa de cometer algún tipo de asesinato o que se yo. Y más en un lugar abandonado como aquel. Aunque teóricamente, a esas horas, y prácticamente a lo largo del día, no pasaba nadie por allí.
Digo teóricamente porque, no mucho tiempo después, una voz familiar sonó a mis espaldas. Aquella voz pertenecía nada menos que al chico rubio soleado de la clase. Su pelo brillaba como el sol, si es que alguna vez podías verlo en Amegakure, y las veces que podías verlo no era buena señal. Él no era una excepción. Su aparición no era una buena señal para mí. No cubierto de sangre como estaba. No con mis leyendas de por medio.
Por instinto, me gire hacia el para responderle, y así fue como él pudo verme cubierto de sangre, inclusive los labios, que había usado para lamer la herida.
—Esto.... pues veras...estaba aquí... —No había muchas maneras de explicar aquello —Entrenando —dije a toda velocidad, luego, rapidamente, cambie de tema —¿Quieres ir a comer pizza? —Dije mientras me limpiaba la boca con la manga del brazo que no estaba herido.
