28/06/2016, 11:34
Junto a una breve arcada, tras ver durante un rato la mano del joven poeta con el que has hace unos momentos tonteaba, intentando engatusarlo en el charco de sangre, es escucho un chasquido; los huesos del brazo se habian partido y formaba una especie de V imposible de ejercer las articulaciones que hay en la extremidad. Se tapó la boca para salir muy lentamente sin quitarse la mano de los labios; andaba con terror, dudoso y como deshorientado, tras salir, se dirigió a un pequeño rincón algo oscuro dando arcadas mas fuertes para finalmente no devolver nada, excepto una gran cantidad de saliva.
— ¿En serio ha tenido que acabar esto asi?... T-Todo era una pequeña broma... — Apoyaba una mano contra la pared mientras se quitaba algo de saliva con la manga de la mano opuesta. Algo ya recompueso del suceso, pero con el todavia muy presente en su mente y el miedo en sus carnes, vio a Anzu alejarse poco a poco cabizbaja para despues su vista centrarse en la mirada de varios guardias.
— ¡¡Aquí por favor!! — Instintivamente, salió corriendo agitando los brazos, llegando a tropezarse varias veces e incluso caerse una vez al suelo, hasta que consiguió llamar la atención de los guardias. — Por favor, tienen que hacer algo. ¡La gente esta apaleando a uno de los concursantes! — Con una agitada respiración, y falta de aliento jadeando asi constantemente, intento explicar que es lo que estaba pasando dentro del recinto, y la respuesta desproporcionada que estaba ocurriendo allí dentro. Uno de los guardias miró al otro, para despues compartir entre los dos una sonrisa.
— Ju, eso a nosotros no nos concierne. Es decir, si deberiamos poner medios pero que quieres que te diga, cada uno tiene lo que se merece — Contestó uno riendose mirando a su compañero
— La verdad es que tienes razón, que se lo hubiera pensado dos veces antes de hacer lo que ha hecho — Poco a poco, se alejaron del lugar los guardias, riendo a pleno pulmón compartiendo otras críticas sobre lo que estaba sucediendo de manera cómica.
Las palabras no hicieron mella en Len como un jarro de agua fria, mas bien fue como caer de una gran montaña, contra el duro asfalto. Sus ojos se abrieron por la sorpresa mientras sus manos no dejaban de temblar, intentó tranquilizarse abrazandose a si mismo para evitar los temblores que sacudian todo su cuerpo; mas lo unico que consiguió, fue desplomarse de rodillas en el suelo, llorando mientras su claro cabello, ocultaba sus humedos ojos.
— S-Soy... S-Soy un asesino...
— ¿En serio ha tenido que acabar esto asi?... T-Todo era una pequeña broma... — Apoyaba una mano contra la pared mientras se quitaba algo de saliva con la manga de la mano opuesta. Algo ya recompueso del suceso, pero con el todavia muy presente en su mente y el miedo en sus carnes, vio a Anzu alejarse poco a poco cabizbaja para despues su vista centrarse en la mirada de varios guardias.
— ¡¡Aquí por favor!! — Instintivamente, salió corriendo agitando los brazos, llegando a tropezarse varias veces e incluso caerse una vez al suelo, hasta que consiguió llamar la atención de los guardias. — Por favor, tienen que hacer algo. ¡La gente esta apaleando a uno de los concursantes! — Con una agitada respiración, y falta de aliento jadeando asi constantemente, intento explicar que es lo que estaba pasando dentro del recinto, y la respuesta desproporcionada que estaba ocurriendo allí dentro. Uno de los guardias miró al otro, para despues compartir entre los dos una sonrisa.
— Ju, eso a nosotros no nos concierne. Es decir, si deberiamos poner medios pero que quieres que te diga, cada uno tiene lo que se merece — Contestó uno riendose mirando a su compañero
— La verdad es que tienes razón, que se lo hubiera pensado dos veces antes de hacer lo que ha hecho — Poco a poco, se alejaron del lugar los guardias, riendo a pleno pulmón compartiendo otras críticas sobre lo que estaba sucediendo de manera cómica.
Las palabras no hicieron mella en Len como un jarro de agua fria, mas bien fue como caer de una gran montaña, contra el duro asfalto. Sus ojos se abrieron por la sorpresa mientras sus manos no dejaban de temblar, intentó tranquilizarse abrazandose a si mismo para evitar los temblores que sacudian todo su cuerpo; mas lo unico que consiguió, fue desplomarse de rodillas en el suelo, llorando mientras su claro cabello, ocultaba sus humedos ojos.
— S-Soy... S-Soy un asesino...