19/07/2016, 00:25
Cuál Katon reaccionaba ante la mas ligera brisa de Futon, lo mismo sucedió con el par de jóvenes. La chica había acudido a abrazar al médico, y éste no había luchado por evitarlo, si no mas bien lo contrario. Acudió a abrazarla también, y recibió el beso con el saludo de "diosa del fuego". Cuanto menos había sido ingenioso con el comentario, ella era la diosa del fuego mientras que él era el rey del viento. ¿Quizás se le estaba yendo un poco de las manos?
Fuese como fuese, volvió a actuar como aquella vez que se conocieron. Aunque si mal no recordaba, esa vez terminó perdiendo el paraguas en mitad de una borrasca. Cubrió de la lluvia a la chica, pero para cuando lo intentó, ella salió de nuevo a la lluvia. Sin duda alguna, le gustaba sentir la húmeda sensación de ésta sobre su piel.
Mogura añadió que igualmente se alegraba de verla, así como agregó que si era parte del equipo asignado a la misión. Además, el médico sentía curiosidad por lo sucedido durante ese largo año. ¿Qué había sido de la chica? Ufff, si tuviese que ponerse a decir, seguro que tardaba mas de un día. Curioso, él afirmaba estar en la misma situación. En fin, tendrían que tomar un té tras realizar la misión quizás...
—Ufff... yo también tengo mucho que contar. ¿Te hace un té tras la misión?
Justo tras responder a Mogura acudió a saludar al peliblanco. Lo hizo con algo menos de ganas, pero tampoco era para menos. Sin embargo, a éste pareció afectarle mucho mas el saludo. Se puso rojo como el interior de una sandía, e intentó evitar lo imposible. Era obvio que se había ruborizado ante el beso. Seguramente no había tenido muchos de esos por parte de chicas de su edad, al menos eso pensó Katomi en un principio.
Lo evidente se confirmó. Todos parecían conocerse, al menos de algún momento espontáneo y raro, cosas que parecían ser comunes. La chica continuó fuerza del protector de agua, sin duda no le gustaba la idea de quedarse bajo un paraguas. —Eso es genial... Al menos así no será tan incómodo como hacer una misión con dos desconocidos, ¿verdad?
«Bueno, mientras este chico... Len, eso... mientras Len no empiece a hacer el idiota, supongo que todo estará bien...»
La chica se adelantó un poco, y casi volvió a la posición donde la habían encontrado. En ésta ocasión no se apoyó en la pared de madera, si no que se quedó observando la misma. Se llevó la mano al mentón, y quedó meditando por un instante efímero.
—¿No les parece raro que tengan la aldea cerrada a cal y canto? ¿A qué vienen esos muros de madera tan altos? No es una aldea shinobi ni nada... no sé porqué los han construido así...— Lanzó la pregunta. —Además, ¿dónde diablos han metido las cabras? ¿Estarán dentro de la aldea?
La peliblanco se volvió hacia sus compañeros, esperando quizás que sus compañeros tuviesen alguna teoría. ¿Se habría apresurado en centrarse en la misión? Seguramente estaba demasiado acostumbrada a trabajar en solitario...
Fuese como fuese, volvió a actuar como aquella vez que se conocieron. Aunque si mal no recordaba, esa vez terminó perdiendo el paraguas en mitad de una borrasca. Cubrió de la lluvia a la chica, pero para cuando lo intentó, ella salió de nuevo a la lluvia. Sin duda alguna, le gustaba sentir la húmeda sensación de ésta sobre su piel.
Mogura añadió que igualmente se alegraba de verla, así como agregó que si era parte del equipo asignado a la misión. Además, el médico sentía curiosidad por lo sucedido durante ese largo año. ¿Qué había sido de la chica? Ufff, si tuviese que ponerse a decir, seguro que tardaba mas de un día. Curioso, él afirmaba estar en la misma situación. En fin, tendrían que tomar un té tras realizar la misión quizás...
—Ufff... yo también tengo mucho que contar. ¿Te hace un té tras la misión?
Justo tras responder a Mogura acudió a saludar al peliblanco. Lo hizo con algo menos de ganas, pero tampoco era para menos. Sin embargo, a éste pareció afectarle mucho mas el saludo. Se puso rojo como el interior de una sandía, e intentó evitar lo imposible. Era obvio que se había ruborizado ante el beso. Seguramente no había tenido muchos de esos por parte de chicas de su edad, al menos eso pensó Katomi en un principio.
Lo evidente se confirmó. Todos parecían conocerse, al menos de algún momento espontáneo y raro, cosas que parecían ser comunes. La chica continuó fuerza del protector de agua, sin duda no le gustaba la idea de quedarse bajo un paraguas. —Eso es genial... Al menos así no será tan incómodo como hacer una misión con dos desconocidos, ¿verdad?
«Bueno, mientras este chico... Len, eso... mientras Len no empiece a hacer el idiota, supongo que todo estará bien...»
La chica se adelantó un poco, y casi volvió a la posición donde la habían encontrado. En ésta ocasión no se apoyó en la pared de madera, si no que se quedó observando la misma. Se llevó la mano al mentón, y quedó meditando por un instante efímero.
—¿No les parece raro que tengan la aldea cerrada a cal y canto? ¿A qué vienen esos muros de madera tan altos? No es una aldea shinobi ni nada... no sé porqué los han construido así...— Lanzó la pregunta. —Además, ¿dónde diablos han metido las cabras? ¿Estarán dentro de la aldea?
La peliblanco se volvió hacia sus compañeros, esperando quizás que sus compañeros tuviesen alguna teoría. ¿Se habría apresurado en centrarse en la misión? Seguramente estaba demasiado acostumbrada a trabajar en solitario...