25/07/2016, 17:30
Antes del paso de sus compañeros del improvisado y nuevo equipo de Amegakure, Len se quedó un buen rato en la puerta mirando. Ambos vieron sospechoso, o mas bien estraño, los utensilios que estaban puestos a modo de cerrojo en las pesadas y estridentes puertas. La densa niebla cubria todo el lugar, haciendo díficil la visión del lugar en las zonas mas bajas; las casas destartaladas y medio desechas, producian algunos chirridos, ya fuera por puertas medio abiertas o ventanas con oxidadas visagras; algunas tambien daban algunos sonoros golpes al cerrarse y abrirse de golpe por el viento que corria por todo el interior de las aireadas y aterradoramente vacias casas.
— Que mal rollo da este lugar, solo va empeorando; parece sacado de una serie o juego de terror. — Afirmaba interiormente, sin cesar de mirar por todos los lugares de brazos cruzados, como buscando algo. Los graznidos de un cuervo se alejaron en la profundidad del camino por el que vinieron, mientras algunas plumas caian lentamente al suelo. Caminó hacia delante, buscando acercarse un poco a sus compañeros; la primera negra pluma la pisó mientras caminaba, mientras la segunda la cogió al vuelo en perfecta sincronia, casi parecia que debia estar en ese lugar y debia cogerla, tras ello, habló con un tono de seriedad irreconocible para aquellos que conocen al pequeño y problematico bello joven de cabellos claros.
— La niebla puede llegar a hacerse mas densa; no deberiamos separarnos mucho. — Mogura se acerco a una de las casas, con la intención de tocar a la puerta. No parecia ni dudoso ni temeroso; al contrario que Len. Notaba una horrible tensión en el ambiente, el inquietante silencio que solo se veia interrumpido por las ventanas y puertas, la densa niebla que casi parecia innundar aquel lugar, como si tuviera la intención de tragarselo.
Tres breves golpes fueron los que dió su compañero en la puerta; en los que tenia el corazón a mil, con miedo a que cualquier cosas pudiera llegar a ocurrir. Como fan de novelas negras y sobretodo de cierto autor en concreto, y mas aún despues de su incidente que no es que confirmara que el mundo era en mayor o menor medida como se ve en esos libros, si no que mas bien fue como una advertencia, de que no es solo fantasia escrita con tinta en un papel; temia cualquier cosa. Tras un breve momentó, la puerta hizo un estridente sonido de oxido, para finalmente desplomarse al suelo con un fuerte golpetazo. Tragó algo de saliva a la vez que una gota de sudor recorria el lateral de su rostro, soltó un breve suspiro que le tranquilizó brevemente. Nada. Vacía. Una casa completamente vacía y destartalada como las otras.
— Este seria el momento, en el que unos grosos y grandes tentáculos agarran al primero y lo arrastran hasta desaparecer; y aunque lo siguieramos, desapareciera en la nada sin dejar rastro. — Pero por suerte, no. No llego a pasar ni un minuto, pero para el fue completamente tranquilizador. Se giró dando de espaldas donde estaban, y volviendo a mirar a los alrededores.
— ¿Ahora es cuando nos agarran de los pies unos zombies y nos arrastran hasta las profundidades? — Comentó con la cabeza hacía atras mirandoles, soltando despues una breve carcajada que ocultaba un miedo y un nerviosismo irracional.
— Vaa... Manten la calma... No es ni la mitad de por lo que te hicierón pasar...
— Que mal rollo da este lugar, solo va empeorando; parece sacado de una serie o juego de terror. — Afirmaba interiormente, sin cesar de mirar por todos los lugares de brazos cruzados, como buscando algo. Los graznidos de un cuervo se alejaron en la profundidad del camino por el que vinieron, mientras algunas plumas caian lentamente al suelo. Caminó hacia delante, buscando acercarse un poco a sus compañeros; la primera negra pluma la pisó mientras caminaba, mientras la segunda la cogió al vuelo en perfecta sincronia, casi parecia que debia estar en ese lugar y debia cogerla, tras ello, habló con un tono de seriedad irreconocible para aquellos que conocen al pequeño y problematico bello joven de cabellos claros.
— La niebla puede llegar a hacerse mas densa; no deberiamos separarnos mucho. — Mogura se acerco a una de las casas, con la intención de tocar a la puerta. No parecia ni dudoso ni temeroso; al contrario que Len. Notaba una horrible tensión en el ambiente, el inquietante silencio que solo se veia interrumpido por las ventanas y puertas, la densa niebla que casi parecia innundar aquel lugar, como si tuviera la intención de tragarselo.
Tres breves golpes fueron los que dió su compañero en la puerta; en los que tenia el corazón a mil, con miedo a que cualquier cosas pudiera llegar a ocurrir. Como fan de novelas negras y sobretodo de cierto autor en concreto, y mas aún despues de su incidente que no es que confirmara que el mundo era en mayor o menor medida como se ve en esos libros, si no que mas bien fue como una advertencia, de que no es solo fantasia escrita con tinta en un papel; temia cualquier cosa. Tras un breve momentó, la puerta hizo un estridente sonido de oxido, para finalmente desplomarse al suelo con un fuerte golpetazo. Tragó algo de saliva a la vez que una gota de sudor recorria el lateral de su rostro, soltó un breve suspiro que le tranquilizó brevemente. Nada. Vacía. Una casa completamente vacía y destartalada como las otras.
— Este seria el momento, en el que unos grosos y grandes tentáculos agarran al primero y lo arrastran hasta desaparecer; y aunque lo siguieramos, desapareciera en la nada sin dejar rastro. — Pero por suerte, no. No llego a pasar ni un minuto, pero para el fue completamente tranquilizador. Se giró dando de espaldas donde estaban, y volviendo a mirar a los alrededores.
— ¿Ahora es cuando nos agarran de los pies unos zombies y nos arrastran hasta las profundidades? — Comentó con la cabeza hacía atras mirandoles, soltando despues una breve carcajada que ocultaba un miedo y un nerviosismo irracional.
— Vaa... Manten la calma... No es ni la mitad de por lo que te hicierón pasar...