1/08/2016, 16:14
(Última modificación: 1/08/2016, 16:17 por Himura Ren.)
La extraña silueta que aparecio entre la niebla, se les dirigio a ellos pidiendo que no entraran en aquel lugar; de la misma manera que apareció y tras ello, desaparecio entre la densa niebla. Len que era el que mas cerca estaba en aquel momento del grupo, no movio si quiera un dedo, se mantuvo como una torre de vigilancia observando de brazos cruzados y escuchando lo que la tenue voz les advertia. Las historias de terror y fantasia que no dejaba de leer, parecian haberle sido utiles, pues no parecio verse ni si quiera amedentrado un poco. Estaba paralizado del miedo y casi sudando.
— Ge-ni-al. Simplemente, genial. Me cago en todo ¿que puto mal rollo de misión es esta? Un pueblo abandonado, ahora nos habla lo que parece un fantasma. Santa mierda, tengo unas ganas de volver a casa que no son normales.
Su compañero Mogura se acerco a el, lo que le resulto tranquilizador, es decir, si tenia que huir, podia cortarle el tendon del pie en un rapido gesto y dejar que las criaturas de la oscuridad que parecian residir aquel lugar, se lo merendasen mientras el huia a gran velocidad. Ojala fuera tan sencillo, facil y sin escrupulos, pero su propio codigo moral y honor, le impedian hacer tal traición, no a su villa, lo cual casi se tambaleaba en un hilo por defender el nombre de esta, si no por el de abandonar a un compañero en cualquier situación. Giró la cabeza brevemente, mirando a Katomi, para encogerse de hombros, despues chistar y ladear la cabeza, como queriendole decir solo con su intenso color de ojos azules "¿Y ahora que? ¿Que hacemos".
Sin importar la respuesta ni lo que fuera a ocurrir, resoplo por los nervios que estaba comenzando a acumular en aquel dantesco lugar, el cual parecia uno de los tres infiernos de las villas. Se froto sus propias manos y despues se tapo la boca con una de estas. Los arboles, o lo que quedaba de ellos, en aquel lugar, arqueaban extrañas y aterradoras figuras con las que nadie se agradaria encontrar en la oscuridad de la noche. Estaba casi desesperado por encontrar respuestas.
— Katomi. ¿Que hacemos? No podemos quedarnos aqui de brazos cruzados. Somos shinobis, debemos cumplir esta misión y largarnos de aqui. Cuanto antes lo hagamos mejor, cada minuto que paso aquí dentro, siento la sensación de miles de ojos que me observan y me juzgan... Me pone de los nervios. — Su mirada se entrecerró llena de seriedad y determinación, aparto las manos de su fino rostro y se dirigio andando lentamente a Katomi con paso firme pero delicado. — Desearia largarme de aquí, que alguien de mayor rango o lo que sea, se ocupara de investigar lo que esta pasando. — Se detuvo un instante a su lado para despues retomar el paso — Pero eso no va a suceder, debemos acabar esta misión. Asi que ya estamos tardando en movilizarnos. — De manera improvisada y sin querer, habia dejado caer casi todo el peso de la misión sobre Katomi, casi nombrandola lider del grupo; no queria dejarle caer tal peso sobre sus hombros a su compañera de cabellos canosos, pero espera poder estar ayudarla en la medida de lo que fuera posible por evitar cualquier mal mayor.
— Ge-ni-al. Simplemente, genial. Me cago en todo ¿que puto mal rollo de misión es esta? Un pueblo abandonado, ahora nos habla lo que parece un fantasma. Santa mierda, tengo unas ganas de volver a casa que no son normales.
Su compañero Mogura se acerco a el, lo que le resulto tranquilizador, es decir, si tenia que huir, podia cortarle el tendon del pie en un rapido gesto y dejar que las criaturas de la oscuridad que parecian residir aquel lugar, se lo merendasen mientras el huia a gran velocidad. Ojala fuera tan sencillo, facil y sin escrupulos, pero su propio codigo moral y honor, le impedian hacer tal traición, no a su villa, lo cual casi se tambaleaba en un hilo por defender el nombre de esta, si no por el de abandonar a un compañero en cualquier situación. Giró la cabeza brevemente, mirando a Katomi, para encogerse de hombros, despues chistar y ladear la cabeza, como queriendole decir solo con su intenso color de ojos azules "¿Y ahora que? ¿Que hacemos".
Sin importar la respuesta ni lo que fuera a ocurrir, resoplo por los nervios que estaba comenzando a acumular en aquel dantesco lugar, el cual parecia uno de los tres infiernos de las villas. Se froto sus propias manos y despues se tapo la boca con una de estas. Los arboles, o lo que quedaba de ellos, en aquel lugar, arqueaban extrañas y aterradoras figuras con las que nadie se agradaria encontrar en la oscuridad de la noche. Estaba casi desesperado por encontrar respuestas.
— Katomi. ¿Que hacemos? No podemos quedarnos aqui de brazos cruzados. Somos shinobis, debemos cumplir esta misión y largarnos de aqui. Cuanto antes lo hagamos mejor, cada minuto que paso aquí dentro, siento la sensación de miles de ojos que me observan y me juzgan... Me pone de los nervios. — Su mirada se entrecerró llena de seriedad y determinación, aparto las manos de su fino rostro y se dirigio andando lentamente a Katomi con paso firme pero delicado. — Desearia largarme de aquí, que alguien de mayor rango o lo que sea, se ocupara de investigar lo que esta pasando. — Se detuvo un instante a su lado para despues retomar el paso — Pero eso no va a suceder, debemos acabar esta misión. Asi que ya estamos tardando en movilizarnos. — De manera improvisada y sin querer, habia dejado caer casi todo el peso de la misión sobre Katomi, casi nombrandola lider del grupo; no queria dejarle caer tal peso sobre sus hombros a su compañera de cabellos canosos, pero espera poder estar ayudarla en la medida de lo que fuera posible por evitar cualquier mal mayor.