26/09/2016, 21:38
Antes de que Juro pudiese acabar la frase, el tendero contrataco con otra sarta de buenas palabras:
— ¡No te preocupes, hijo! — Exclamó, con la sonrisa de un depredador a punto de cazar a su presa. — Contigo podemos hacer una excepción, ¡nada de huevo! Además, tenemos unos fideos especiales para eso. — Alegó mientras viajaba su mirada sobre los tres. — Entonces, ¿os pongo tres?
"Mierda..."
Aunque el hombre parecía muy amable, y todo parecía a su favor, Juro no podía evitar quitarse esa sensación de que andaban dando saltos sobre terreno quebradizo.
— ¡Claro! Yo por mí me apunto, y si no podemos, pago yo, a la próxima ya pagará Riko. — Juro suspiró. Aquí cada loco iba con su tema— Venga, que podemos hacerlo.
Eri trató de animarles con su habitual buen humor, que no inspiro demasiado en Juro en esta ocasión. Riko también le miró, notando quizás sus dudas. En ocasiones él mismo se consideraba el más prudente de sus compañeros, él que no hacía ninguna locura. De hecho, su hermana se había burlado más de una vez por esa actitud, que lejos de hacerle parecer maduro solo le hacía aburrido.
Dio otro suspiro. Que problemático era todo.
— Vale, vale, estoy dentro — dijo, sin mirar al tendero directamente. No iba a darle esa satisfacción.
Juro acompañó a sus compañeros y ocupó los taburetes vacíos, al tiempo que el resto de clientes terminaban sus platos y desaparecían del lugar.
— ¡Si incluso tenéis el local para vosotros solos! — Añadió el dueño con una sonrisa.
No es que a Juro le hiciese una especial ilusión, pero no podían negarse ya, con sus dos amigos tan emocionados. Tal y como la mosca espera a la araña, atrapada ya en su tela, Juro esperó a que la situación siguiese su curso.
— Venga chicos, que podemos con ello, ¿eh? — dijo Riko, sin siquiera adivinar los funestos pensamientos de Juro — Cuanto más rápido comáis, más comida os entra en el estómago.
— Si... — Forzó una sonrisa —. Lo conseguiremos, seguro. Solo necesitamos un poco de determinación...
— ¡No te preocupes, hijo! — Exclamó, con la sonrisa de un depredador a punto de cazar a su presa. — Contigo podemos hacer una excepción, ¡nada de huevo! Además, tenemos unos fideos especiales para eso. — Alegó mientras viajaba su mirada sobre los tres. — Entonces, ¿os pongo tres?
"Mierda..."
Aunque el hombre parecía muy amable, y todo parecía a su favor, Juro no podía evitar quitarse esa sensación de que andaban dando saltos sobre terreno quebradizo.
— ¡Claro! Yo por mí me apunto, y si no podemos, pago yo, a la próxima ya pagará Riko. — Juro suspiró. Aquí cada loco iba con su tema— Venga, que podemos hacerlo.
Eri trató de animarles con su habitual buen humor, que no inspiro demasiado en Juro en esta ocasión. Riko también le miró, notando quizás sus dudas. En ocasiones él mismo se consideraba el más prudente de sus compañeros, él que no hacía ninguna locura. De hecho, su hermana se había burlado más de una vez por esa actitud, que lejos de hacerle parecer maduro solo le hacía aburrido.
Dio otro suspiro. Que problemático era todo.
— Vale, vale, estoy dentro — dijo, sin mirar al tendero directamente. No iba a darle esa satisfacción.
Juro acompañó a sus compañeros y ocupó los taburetes vacíos, al tiempo que el resto de clientes terminaban sus platos y desaparecían del lugar.
— ¡Si incluso tenéis el local para vosotros solos! — Añadió el dueño con una sonrisa.
No es que a Juro le hiciese una especial ilusión, pero no podían negarse ya, con sus dos amigos tan emocionados. Tal y como la mosca espera a la araña, atrapada ya en su tela, Juro esperó a que la situación siguiese su curso.
— Venga chicos, que podemos con ello, ¿eh? — dijo Riko, sin siquiera adivinar los funestos pensamientos de Juro — Cuanto más rápido comáis, más comida os entra en el estómago.
— Si... — Forzó una sonrisa —. Lo conseguiremos, seguro. Solo necesitamos un poco de determinación...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60