8/01/2017, 17:55
Mientras Nabi y Juro saludaban cortesmente a su sensei, Kazuma decidió dar una breve versión de lo ocurrido, sin omitir detalle:
—La limpieza de las tres casas fue llevada a cabo, sin problemas y con el debido permiso de sus dueños Esto… Viendo los dibujos, puedo saber que no eran simples grafitis artísticos, sino que tenían toda la intención de burlarse de quienes habitaban en aquellos hogares, pues todos eran simples caricaturas burlonas hechas por la misma persona. Según la descripción de los testigos, el criminal era alguien bajito y totalmente vestido de negro, y muy posiblemente se trataba de una mujer, según uno de los afectados.
— Bien — asintió la mujer. Por unos momentos, la más leve de las sonrisas se curvó en sus labios. ¿Satisfacción, quizá? — Veo que habéis cumplido los objetivos correctamente. Espero no recibir ninguna queja ni versión contraria a esta.
Antes de terminar y que la mujer les despidiese, Kazuma se adelantó otra vez, con voz dudosa. Parecía debatirse en un conflicto interno entre decirlo o no decirlo.
—Hay algo más sensei… Se trata de una mujer llamada Megumi, que nos estuvo siguiendo e incordiando durante todo el transcurso de la misión. Al principio se acercó con la intención de ayudar, pero era demasiado extraña y excéntrica como para tomarla en serio, a pesar de que aseguraba tener la información concerniente a testigos, nombres, residencias, direcciones y sobre como tratar a los huéspedes de las casas para que nos soltaran información. Tratamos de ignorarla, pero siempre estaba allí donde íbamos con aquel teatro detectivesco… Creo que solo era una fanática de los detectives con demasiado tiempo libre.
Shiori escuchó a su alumno atentamente. Antes de poder decir más, el Uchiha intervino.
— Me gustaria añadir que la señora Megumi nos asaltó poco despues de empezar la misión con la intención de unirse a nosotros. A lo cual le respondimos que eramos shinobi y que ella como civil no podia venir con nosotros aunque le agradeceriamos cualquier información que nos proporcionara. Y se negó. No nos dio ninguna información y nos persiguió durante todo el rato, a pesar de que le habiamos advertido que obstaculizar a la justicia es un delito.
La mirada de la mujer pasó de Kazuma a Nabi. Luego se posó en Juro, como esperando una confirmación. Hasta el momento, era el único que no había hablado del tema.
— Tienen razón. Nos la encontramos en más de una casa y entorpeció nuestro trabajo. No sabemos mucho más de ella, no nos detuvimos a obtener datos. Solo nos enfocamos en el trabajo — se justificó, antes de añadir —. Aun así, recuerdo que mencionó que ya había tratado de hablar con el kage. Quizá la secretaria o los de información tengan aún memoria sobre ella. Una persona así no pasa desapercibida.
Shiori evaluó la mirada de los tres chicos. Después, asintió.
— Desconozco quien era esa mujer. Pero tal y como decís, este tipo de cosas pueden ocurrir. Los civiles pueden llegar a entorpecer la misión. Tendréis que valeros por vosotros mismos para arreglar la situación y no llevar a nadie por delante, como espero que hayáis hecho. — Su mirada no fue tan mordaz como otras veces, pero aún tenía fuerza —. Estoy satisfecha con vuestro desempeño. Daré parte de todo esto, no os preocupéis.
Juro sonrió levemente. Parecía que hubiese pasado una eternidad desde la mañana, cuando había comenzado esa horrible misión. Ahora solo tenía sueño, cansancio, ganas de dinero, y un mapa mental de las calles de Uzu por las que nunca más volvería a transitar, y de las personas que no quería volver a ver en su vida.
Shiori se mantuvo en silencio durante unos segundos. Al final, añadió algo.
— Misión cumplida, chicos. Buen trabajo — soltó por fin, aflojando un poco su rostro . Aun así, su seriedad seguía siendo imperturbable —. No os confiéis. Esta ha sido probablemente una de las misiones más fáciles que vayáis a hacer nunca. Esos rostros cansados no son justificables. Tomad, he preparado esto.
Shiori les entregó tres sobres perfectamente rectangulares de un color marrón claro. Juro no tuvo que mirarlo, ya imaginaba que el dinero que les debían estaba ahí.
— Vuestra recompensa por un trabajo bien hecho. Ahora, dejad esos utensilios y marchaos a casa. Ya ha sido suficiente por hoy — espetó Shiori —. Recibireis noticias de nuestra proxima reunión. Hasta entonces, seguid trabajando por vuestra cuenta.
Dicho esto, la mujer se marchó, directa hacia el edificio del Kage, dejando solos a los tres ninjas, con un peso menos y un pequeño sobre extra.
Lo habían logrado.
—La limpieza de las tres casas fue llevada a cabo, sin problemas y con el debido permiso de sus dueños Esto… Viendo los dibujos, puedo saber que no eran simples grafitis artísticos, sino que tenían toda la intención de burlarse de quienes habitaban en aquellos hogares, pues todos eran simples caricaturas burlonas hechas por la misma persona. Según la descripción de los testigos, el criminal era alguien bajito y totalmente vestido de negro, y muy posiblemente se trataba de una mujer, según uno de los afectados.
— Bien — asintió la mujer. Por unos momentos, la más leve de las sonrisas se curvó en sus labios. ¿Satisfacción, quizá? — Veo que habéis cumplido los objetivos correctamente. Espero no recibir ninguna queja ni versión contraria a esta.
Antes de terminar y que la mujer les despidiese, Kazuma se adelantó otra vez, con voz dudosa. Parecía debatirse en un conflicto interno entre decirlo o no decirlo.
—Hay algo más sensei… Se trata de una mujer llamada Megumi, que nos estuvo siguiendo e incordiando durante todo el transcurso de la misión. Al principio se acercó con la intención de ayudar, pero era demasiado extraña y excéntrica como para tomarla en serio, a pesar de que aseguraba tener la información concerniente a testigos, nombres, residencias, direcciones y sobre como tratar a los huéspedes de las casas para que nos soltaran información. Tratamos de ignorarla, pero siempre estaba allí donde íbamos con aquel teatro detectivesco… Creo que solo era una fanática de los detectives con demasiado tiempo libre.
Shiori escuchó a su alumno atentamente. Antes de poder decir más, el Uchiha intervino.
— Me gustaria añadir que la señora Megumi nos asaltó poco despues de empezar la misión con la intención de unirse a nosotros. A lo cual le respondimos que eramos shinobi y que ella como civil no podia venir con nosotros aunque le agradeceriamos cualquier información que nos proporcionara. Y se negó. No nos dio ninguna información y nos persiguió durante todo el rato, a pesar de que le habiamos advertido que obstaculizar a la justicia es un delito.
La mirada de la mujer pasó de Kazuma a Nabi. Luego se posó en Juro, como esperando una confirmación. Hasta el momento, era el único que no había hablado del tema.
— Tienen razón. Nos la encontramos en más de una casa y entorpeció nuestro trabajo. No sabemos mucho más de ella, no nos detuvimos a obtener datos. Solo nos enfocamos en el trabajo — se justificó, antes de añadir —. Aun así, recuerdo que mencionó que ya había tratado de hablar con el kage. Quizá la secretaria o los de información tengan aún memoria sobre ella. Una persona así no pasa desapercibida.
Shiori evaluó la mirada de los tres chicos. Después, asintió.
— Desconozco quien era esa mujer. Pero tal y como decís, este tipo de cosas pueden ocurrir. Los civiles pueden llegar a entorpecer la misión. Tendréis que valeros por vosotros mismos para arreglar la situación y no llevar a nadie por delante, como espero que hayáis hecho. — Su mirada no fue tan mordaz como otras veces, pero aún tenía fuerza —. Estoy satisfecha con vuestro desempeño. Daré parte de todo esto, no os preocupéis.
Juro sonrió levemente. Parecía que hubiese pasado una eternidad desde la mañana, cuando había comenzado esa horrible misión. Ahora solo tenía sueño, cansancio, ganas de dinero, y un mapa mental de las calles de Uzu por las que nunca más volvería a transitar, y de las personas que no quería volver a ver en su vida.
Shiori se mantuvo en silencio durante unos segundos. Al final, añadió algo.
— Misión cumplida, chicos. Buen trabajo — soltó por fin, aflojando un poco su rostro . Aun así, su seriedad seguía siendo imperturbable —. No os confiéis. Esta ha sido probablemente una de las misiones más fáciles que vayáis a hacer nunca. Esos rostros cansados no son justificables. Tomad, he preparado esto.
Shiori les entregó tres sobres perfectamente rectangulares de un color marrón claro. Juro no tuvo que mirarlo, ya imaginaba que el dinero que les debían estaba ahí.
— Vuestra recompensa por un trabajo bien hecho. Ahora, dejad esos utensilios y marchaos a casa. Ya ha sido suficiente por hoy — espetó Shiori —. Recibireis noticias de nuestra proxima reunión. Hasta entonces, seguid trabajando por vuestra cuenta.
Dicho esto, la mujer se marchó, directa hacia el edificio del Kage, dejando solos a los tres ninjas, con un peso menos y un pequeño sobre extra.
Lo habían logrado.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60