11/01/2017, 20:01
La escena en un principio parecía del todo normal, Riko se acercaba a la pareja que se encontraba junta, mientras la otra persona se acercaba a ellos corriendo persiguiendo algo que no podía podía llegar a vislumbrar desde su posición, pero, de repente, el rubio se giró, y le dirigió unas palabras al que corría.
— ¿Qué le estas haciendo a ese pobre animal? ¿Experimentos biologicos? ¿Quereis invadirnos con sapos mutantes? ¿Por qué tiene esos colores tan raros?
Riko se apresuró y, para su sorpresa, los dos jóvenes eran conocidos suyos, no en vano, se habían graduado juntos hacía relativamente poco y se limitó a saludar, algo que quedó en el olvido rápidamente.
— ¡Riko, cuidado! ¡Intercepta esa rana!
En ese momento Riko miró al suelo en busca de la rana que Nabi había mencionado, y no le costó enccontrarla, al fin y al cabo, sus colores eran de lo más extraño, y, los animales, cuanto más vistosos, más peligrosos, por lo que, por si acaso, el joven no pensaba tocarla directamente y se puso a buscar algo con lo que atraparla, pero no fue suficientemente rápido.
— ¡ES MÍA!
Y efectivamente, era suya, y no contenta con tocarla un poco, la acunó como si de un bebé se tratara.
— Esto... Eri, no se si es del todo buena idea que toques a la rana... — Dijo el peliblanco, tratando de ser un poco comedido a la par que escuchaba como el último integrante de la escena, el no Uzugakureño, soltaba una especie de lamento, que confirmó en gran medida las sospechas del de ojos violáceos.
Y, al cabo de unos momentos, el animal se zafó de los brazos de su captora con suma facilidad, como si los brazos de ésta no fueran capaces de sujetar al animal.
— E... Eri, ¿estás bien?
Por la otra parte, el shinobi de Ame se había quedado parado, quizás ayudado por la intención de Nabi de clavarle un shuriken incluso antes de preguntarle nada.
— ¿Qué le estas haciendo a ese pobre animal? ¿Experimentos biologicos? ¿Quereis invadirnos con sapos mutantes? ¿Por qué tiene esos colores tan raros?
Riko se apresuró y, para su sorpresa, los dos jóvenes eran conocidos suyos, no en vano, se habían graduado juntos hacía relativamente poco y se limitó a saludar, algo que quedó en el olvido rápidamente.
— ¡Riko, cuidado! ¡Intercepta esa rana!
En ese momento Riko miró al suelo en busca de la rana que Nabi había mencionado, y no le costó enccontrarla, al fin y al cabo, sus colores eran de lo más extraño, y, los animales, cuanto más vistosos, más peligrosos, por lo que, por si acaso, el joven no pensaba tocarla directamente y se puso a buscar algo con lo que atraparla, pero no fue suficientemente rápido.
— ¡ES MÍA!
Y efectivamente, era suya, y no contenta con tocarla un poco, la acunó como si de un bebé se tratara.
— Esto... Eri, no se si es del todo buena idea que toques a la rana... — Dijo el peliblanco, tratando de ser un poco comedido a la par que escuchaba como el último integrante de la escena, el no Uzugakureño, soltaba una especie de lamento, que confirmó en gran medida las sospechas del de ojos violáceos.
Y, al cabo de unos momentos, el animal se zafó de los brazos de su captora con suma facilidad, como si los brazos de ésta no fueran capaces de sujetar al animal.
— E... Eri, ¿estás bien?
Por la otra parte, el shinobi de Ame se había quedado parado, quizás ayudado por la intención de Nabi de clavarle un shuriken incluso antes de preguntarle nada.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»