13/01/2017, 15:19
El joven médico de Amegakure no pudo disimular su sorpresa ante la reacción de la kunoichi de Uzushiogakure. No demoraron mucho en enfocarse en el rubio que no paraba de hablar a los gritos en cuanto intentó dárselas del dios y amo del universo mientras su compañera empezaba a sentir los efectos de haber tocado al sapo aquel.
El puñetazo que intentaría acertarle el loco ese no lo tomó tan por sorpresa como seguramente hubiese querido. Si tan solo no hubiese salteado tantas clases de la academia sabría como proseguir ante aquella agresión contra su persona, lamentablemente lo único que logro fue evitar recibir el puñetazo ese desviándolo con ambas manos hacia un lado.
Demonios...
Pensó para si mismo al verse apresado de los ropajes por el shinobi de Uzushiogakure.
¡¿Qué le has hecho?! ¡¿Qué demonios es esa rana?! Como no la cures vas a tener que hacer los sellos con los pies.
Parecía un buen momento para empezar a comentar lo que había sucedido y que venía a hacer a aquel lugar pero prontamente la muchacha que había intentado atrapar al sapo con las manos desnudas tomó la voz.
¡No quiero quedarme así!
Y junto a eso un reclamo más hacía el bicho despiadado que se iba insertando nuevamente en el bosque, probablemente para hacerle la misma broma a un confiado depredador de aquellos lares.
Voy a necesitar mis manos para curar a su compañera...
Dijo Mogura, relativamente calmado y mirando a los ojos al sujeto cuyo nombre no conocía pero que sin duda se había vuelto cercano en poco tiempo, lo suficiente como para tener el derecho a tocarlo. No estaba seguro de que tan peligroso podía ser aquel sujeto pero considerando que había al menos otro shinobi de su misma aldea junto a él, mejor no tentar su suerte.
No podré hacerlo si no me sueltas... ¿No te parece?
Consultó esperando que la salud de una aliada fuese más importante que la necesidad de demostrar que era quien estaba al mando.
El puñetazo que intentaría acertarle el loco ese no lo tomó tan por sorpresa como seguramente hubiese querido. Si tan solo no hubiese salteado tantas clases de la academia sabría como proseguir ante aquella agresión contra su persona, lamentablemente lo único que logro fue evitar recibir el puñetazo ese desviándolo con ambas manos hacia un lado.
Demonios...
Pensó para si mismo al verse apresado de los ropajes por el shinobi de Uzushiogakure.
¡¿Qué le has hecho?! ¡¿Qué demonios es esa rana?! Como no la cures vas a tener que hacer los sellos con los pies.
Parecía un buen momento para empezar a comentar lo que había sucedido y que venía a hacer a aquel lugar pero prontamente la muchacha que había intentado atrapar al sapo con las manos desnudas tomó la voz.
¡No quiero quedarme así!
Y junto a eso un reclamo más hacía el bicho despiadado que se iba insertando nuevamente en el bosque, probablemente para hacerle la misma broma a un confiado depredador de aquellos lares.
Voy a necesitar mis manos para curar a su compañera...
Dijo Mogura, relativamente calmado y mirando a los ojos al sujeto cuyo nombre no conocía pero que sin duda se había vuelto cercano en poco tiempo, lo suficiente como para tener el derecho a tocarlo. No estaba seguro de que tan peligroso podía ser aquel sujeto pero considerando que había al menos otro shinobi de su misma aldea junto a él, mejor no tentar su suerte.
No podré hacerlo si no me sueltas... ¿No te parece?
Consultó esperando que la salud de una aliada fuese más importante que la necesidad de demostrar que era quien estaba al mando.
Hablo - Pienso