13/01/2017, 16:12
Riko vio en primer plano como Eri pasaba de la ternura al agarrar al sapo y tratar de cuidarlo al pánico al ver que sus brazos no reaccionaban a las órdenes que de seguro les estaba mandado su cerebro, y este pánico se veía reflejado en su rostro y en sus palabras.
— No, no me puedo mover...
Como era de esperar de la situación en la que se encontraban, el tercer integrante de Uzushiogakure perdió los nervios y se lanzó a por el genin de Ame, lanzándole un puñetazo que éste pudo esquivar, y agarrándole del cuello de la camiseta para zarandearlo mientras le exigía que hiciera algo.
— ¡¿Qué le has hecho?! ¡¿Qué demonios es esa rana?! Como no la cures vas a tener que hacer los sellos con los pies.
Toda aquella escena parecía surrealista, desde el primer momento en el que se había visto envuelto en ella. De fondo se podía escuchar a Eri quejándose e increpando al sapo por lo que acababa de sucederla, y todo cada vez se veía peor, ¿y si Eri se quedaba así para siempre? Acabaría su vida de shinobi nada más graduarse y eso era muy triste, pero, para alivio de todos, el muchacho que estaba persiguiendo al sapo parecía saber qué hacer.
Voy a necesitar mis manos para curar a su compañera... No podré hacerlo si no me sueltas... ¿No te parece?
En su interior algo pareció relajarse, aunque tampoco las tenía todas consigo sobre fiarse o no de aquel chico pero, en definitiva, era la única opción que tenían.
— Suéltale Nabi, parece que es el único que sabe como hacer que Eri vuelva a mover los brazos... — Riko conocía un poco a Nabi, y sabía que depender de un shinobi de otra aldea no era muy de su estilo, pero era lo único que podían hacer.
— No, no me puedo mover...
Como era de esperar de la situación en la que se encontraban, el tercer integrante de Uzushiogakure perdió los nervios y se lanzó a por el genin de Ame, lanzándole un puñetazo que éste pudo esquivar, y agarrándole del cuello de la camiseta para zarandearlo mientras le exigía que hiciera algo.
— ¡¿Qué le has hecho?! ¡¿Qué demonios es esa rana?! Como no la cures vas a tener que hacer los sellos con los pies.
Toda aquella escena parecía surrealista, desde el primer momento en el que se había visto envuelto en ella. De fondo se podía escuchar a Eri quejándose e increpando al sapo por lo que acababa de sucederla, y todo cada vez se veía peor, ¿y si Eri se quedaba así para siempre? Acabaría su vida de shinobi nada más graduarse y eso era muy triste, pero, para alivio de todos, el muchacho que estaba persiguiendo al sapo parecía saber qué hacer.
Voy a necesitar mis manos para curar a su compañera... No podré hacerlo si no me sueltas... ¿No te parece?
En su interior algo pareció relajarse, aunque tampoco las tenía todas consigo sobre fiarse o no de aquel chico pero, en definitiva, era la única opción que tenían.
— Suéltale Nabi, parece que es el único que sabe como hacer que Eri vuelva a mover los brazos... — Riko conocía un poco a Nabi, y sabía que depender de un shinobi de otra aldea no era muy de su estilo, pero era lo único que podían hacer.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»