16/01/2017, 14:59
Para la buena suerte de todos, parecía que los presentes tenían al menos dos dedos de frente y nadie intentaría algo estúpido en aquel momento de tensión. El joven médico podría extraer de su kit médico, sin que le corten el cuello, un frasquito con fluido indispensable para la técnica que planeaba ejecutar.
Formó un pequeño pozo con una palma y vertió el liquido con la otra. Seguidamente comenzaría a manipularlo por medio de su chakra, detalle apreciable por el color ligeramente verdoso que adoptaría y porque parecía estar levitando en torno a su palma.
No había caso en reparar en los otros dos que acompañaban a la kunoichi en aquel momento, precisaba toda la concentración de la que disponía en realizar aquella tarea.
Si tan solo fuese un poco más hábil...
Se lamentaba interiormente el joven médico reflejando una expresión ligeramente triste. Después de todo, él venía en búsqueda de la toxina de aquel sapo.
A medida que iba pasando la palma por las partes del cuerpo de la pelimorada, aquella baba azulada iba siendo absorbida por la masa de liquido verdoso del shinobi de Amegakure. Poco a poco Eri comenzaría a tener control nuevamente sobre su propio cuerpo hasta que, al cabo de unos minutos, toda la sustancia se encontraría aprisionada en el fluido médico.
Una verdadera lástima...
Pensó mientras sacudía su mano hacía la tierra, despojándose del veneno y el material empleado para extraerlo.
Formó un pequeño pozo con una palma y vertió el liquido con la otra. Seguidamente comenzaría a manipularlo por medio de su chakra, detalle apreciable por el color ligeramente verdoso que adoptaría y porque parecía estar levitando en torno a su palma.
No había caso en reparar en los otros dos que acompañaban a la kunoichi en aquel momento, precisaba toda la concentración de la que disponía en realizar aquella tarea.
Si tan solo fuese un poco más hábil...
Se lamentaba interiormente el joven médico reflejando una expresión ligeramente triste. Después de todo, él venía en búsqueda de la toxina de aquel sapo.
A medida que iba pasando la palma por las partes del cuerpo de la pelimorada, aquella baba azulada iba siendo absorbida por la masa de liquido verdoso del shinobi de Amegakure. Poco a poco Eri comenzaría a tener control nuevamente sobre su propio cuerpo hasta que, al cabo de unos minutos, toda la sustancia se encontraría aprisionada en el fluido médico.
Una verdadera lástima...
Pensó mientras sacudía su mano hacía la tierra, despojándose del veneno y el material empleado para extraerlo.
Hablo - Pienso